La piel suave
Sinopsis de la película
Pierre Lachenay, un famoso escritor, casado con Franca y con una hija de 10 años, abandona el hogar conyugal tras iniciar una relación con Nicole, una azafata de vuelo. Pero, a pesar de su decisión, tiene constantes dudas acerca de sus sentimientos…
Detalles de la película
- Titulo Original: La Peau douce
- Año: 1964
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
Película
7.5
26 valoraciones en total
Por qué, aunque no lo parezca, cosas que puedan asemejarse tan nimias como un plano corto sobre un objeto o una rápida secuencia mostrando un par de sutiles acciones puede sugerir mucho más que cualquiera de las 1000 escenas burdas que podemos encontrar hoy en día en un drama. Y así era el cine de Truffaut, repleto de esas pequeñas cosas que dan sentido a todo lo que puedas llegar a ver en pantalla, reportando así sinuosidad, fragilidad, sensibilidad y un gran elenco de adjetivos a cada cual más bello y preciso.
Y aunque en esta, el cineasta galo se aleje de su particular y embriagadora narrativa, llena la cinta de momentos verdaderamente magníficos, que sugieren y aportan muy buenas sensaciones, consiguiendo que la historia se torne más sentimental y humana y logrando así que el público pueda conectar mejor con ella.
Mención a parte también para el trabajo de los intérpretes, llevando sus papeles con enorme seriedad y acompañando esta historia del mejor modo posible. También ayudan algunos de los diálogos con que nos introducen en determinados momentos y algún que otro instante que aporta fragilidad y muestra las grandes dotes del realizador.
El final es, además, sumamente sorprendente y de una garra y elocuencia estupefacientes.
Quizá, en esta, no encontremos la mejor obra de este grandioso narrador y atento intérprete de la naturaleza humana pero, sin lugar a dudas, hallamos un grato ejercicio cinematográfico que, ante todo, sugiere y cautiva, que es una de las cualidades más grandes que un espectador pueda llegar a encontrar ante una pantalla.
Quería trasladar un trozo de vida al celuloide. Empecé con un estilo documental y el resultado no era bueno. Al final decidí conservar el aspecto inmediato y fresco de las imágenes al vuelo y las monté a lo Hitchcock. El éxito fue total. El resultado era fluido, natural y al mismo tiempo preciso, el distanciamiento emocional desapareció y verdaderamente la sensación era la de la misma existencia. Sin embargo de ahí surgió la duda, y mientras veía la película y respiraba la continuación de un día normalmente extraordinario, con sus miedos reales y su intensidad cotidiana, con su tan igual palpitar, tan igual, me pregunté si la idea inicial mereció la pena, si el esfuerzo nada fácil de esa traducción me llevó verdaderamente algún lugar.
Cuarto largometraje de François Truffaut. Se basa en un hecho real que el realizador conoce por la prensa y que adapta con la asistencia de Jean-Louis Richard, en el primer guión firmado por ambos. Se rueda en Orly, Lisboa, Paris y Reims. Nominado a la Palma de oro, gana el Bodil (mejor film europeo). Se estrena el 20-IV-1964 (Francia).
La acción tiene lugar en Orly, Lisboa, Paris y Reims, en 1963/64, a lo largo de poco más de un mes. La película desarrolla un drama romántico que aborda el tema predilecto del realizador, el amor, desde una perspectiva nueva dentro de su filmografía. Explora las relaciones de un triángulo amoroso formado por un hombre de unos 40 años y dos mujeres. Una encarna la seguridad de la madurez y la otra simboliza la fascinación de la juventud. Enfrenta el amor, desinteresado y generoso, con conductas egoistas y egocéntricas que buscan el amor sin entrega, sin dar nada a cambio y exigiendo renuncias y sacrificios ajenos. La voracidad del egoismo tiende a generar deseos de abarcar más de lo humanamente posible y a utilizar el engaño y la mentira como escudo de defensa. El egoismo impone decisiones precipitadas, tomadas fuera de tiempo, que no satisfacen y que disgustan. Por ello crea situaciones irritantes que enardecen los ánimos y pueden desbordarlos.
Retoma los temas de la mujer fuerte que domina al varón, del amor que exige sacrificios y genera dolor, de la naturalidad de los sentimientos intensos, del egoismo que niega el amor y arruina a las personas. El humor, casi omnipresente, alcanza niveles culimantes en torno a los desastres de Reims, el abandono del autoinvitado en la puerta del hotel, etc. La obra contiene escenas de elegante sensualidad: los pies de Nicole tras la cortinilla del avión, cambio de pantalones por falda, caricias en las piernas y en torno a la boca, baile sin pareja de Nicole en el bar del hotel, etc. El aire de cotidianeidad y naturalidad se apoya en inserciones de imágenes tomadas de las incidencias imprevistas de la vida: bandeja del desayuno a los pies de la puerta del bungalow, resguardo de revelado de fotografías, etc. Añade dos citas cinéfilas de peso: Avec André Gide (1952), de Marc Allegret, sobrino de Gide, y El testamento de Orfeo (1959), de Jean Cocteau. Muestra un cuadro de Foujita y un cartel de Picasso ( Ofreo y la lira ).
La música, de Georges Delerue, ofrece piezas breves y muy breves, de refuerzo puntual de emociones y sentimientos, con temas como Pierre y Nicole , Franca , En Lisboa y Reposo en el hotel . Añade un fragmento de la Sinfonía de los juguetes , de Haydn. La fotografía, en B/N, realizada mayoritariamente en interiores, evoca la intensidad del drama, que explica con imágenes directas y naturales, que respiran espontaneidad. Truffaut extrae de Françoise Dorléac una interpretación notable, acompañada con sobriedad por Dessailly. La película, recibida con polémica, es hoy una pieza valorada sin discusiones.
Siempre será buena opción tratar en clave de intriga cualquier relato, ya sea un drama, un policíaco o, como es el caso, un romance. Truffaut aportó su granito de arena a éste último género, el romántico, francés por excelencia, y aplicó las enseñanzas de su admirado Hitchcock. Se nota, de hecho, en los primeros planos detalle y en la música de algunas escenas que parecen, curiosamente, sacadas directamente de Con la muerte en los talones —la contrarreloj del principio hasta el aeropuerto es sólo un ejemplo—. Pero la película va por otros derroteros y, en realidad, no se aleja demasiado de la fórmula romántica francesa —ya por esos años habían presentado sus credenciales Resnais, Malle y Chabrol, entre otros—: ambiente aburguesado en el que el hastío del matrimonio desemboca en una infidelidad donde el amante suele ser mucho más joven, un punto de vista serio y desde un intimismo apasionado, con dilema moral o no de por medio, según el director, necesariamente con unos actores soberbios y con una historia totalmente creíble.
La delicadeza de escenas como la del ascensor habla por sí sola. Tal y como se nos presenta todo, ¿puede haber alguien que no se crea que una chica joven y atractiva como esa azafata no pueda llegar a sentirse atraída por la atenta presencia de un escritor maduro admirado y respetado como es ése?
Como inconvenientes, un par de ligeros bajones en el ritmo, quizás debido a que se estira un pelín, la ausencia de una mayor profundización en el personaje de la esposa, y un final desacorde, que puedo llegar a creerme haciendo tan sólo un pequeño esfuerzo, pero haciéndolo.
La piel suave es, sin lugar a dudas, una peli construida con suma exquisitez y elegancia. El ritmo cadencioso, la música, los detalles y ese tono entre melancólico y tristón hacen de ella una cinta que cala hondo por su cruda verosimilitud y que —pese a su archicotidiana trama— es capaz de mantener el interés del espectador durante todo el metraje. En algunos momentos, incluso, merced a elaboradas secuencias de suspense que bien las pudiera haber firmado el mismísimo Hitchcock.
Ocurre, sin embargo, que los personajes no acaban de convencerme. Sobre todo, él. Un brillante y acomodado escritor —casado y con una hija pequeña, para más datos— que, de golpe y porrazo, sucumbe ante los encantos de una joven y bella azafata. Una chica, por cierto, que —sin ser una buscona— se lo pone excesivamente fácil al pomposo juntaletras y cuyas verdaderas intenciones (amor, admiración, interés, capricho, complejo de Electra…) no quedan claras en ningún momento.
Nos encontramos, pues, ante un flechazo a medias. Ante un sí, pero no. Tanto por parte de él, como de ella. Y eso es lo que, precisamente, desvirtúa esta historia de amor y la convierte en la forzada prolongación de un polvete sin compromiso. Algo que, a mi juicio, le resta dramatismo a los acontecimientos y que no casa, para nada, con el drástico final de la peli.
Siete afrancesadas estrellitas, pues, para una peli muy correcta y refinada a la que —para mi gusto— le falta algo más de sal gruesa. Un flechazo es un flechazo, señores. Y cuando sucede, cualquier cosa es posible. Menos para estos dos, por supuesto. Una de las parejas con menos feeling que he visto en mi vida.