La perla
Sinopsis de la película
El pescador Quino (Pedro Armendáriz) y su esposa Juana (María Elena Marqués) son muy pobres y están desesperados porque el médico extranjero del pueblo (Charles Rooner) se niega a atender a su hijo Coyotito, que ha sufrido la picadura de un alacrán. Cuando, inesperadamente, Quino encuentra en el mar una magnífica perla, Juana intuye que el hallazgo sólo les traerá desgracias y trata de convencer a su marido para que la devuelva al mar. Pero él no la escucha, sólo piensa que ha llegado el momento de salir de la miseria. Así que va a ver a los comerciantes del pueblo, pero sus ofertas son tan ridículas que decide ir a venderla a la ciudad.
Detalles de la película
- Titulo Original: La perla
- Año: 1947
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
7.1
35 valoraciones en total
Cuando a cualquier transeúnte se le pregunta ¿Usted qué prefiere: ser pobre o rico? La respuesta exigida repentinamente no se hace esperar: ¡Ser Rico! Suena a verdad de Perogrullo.
Sin embargo, tenida la ocasión de investigar un poco y según hayan sido las experiencias de algunas personas, uno descubre opiniones encontradas que podrían llevar a que la respuesta no sea tan espontánea ni tan decidida.
La Biblia, libro guía de todos los que se dicen católicos, cristianos o judíos, reza de esta manera: Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de los cielos (Mateo 19:24). Quienes crean, sin profundizar y a fe plena, en estas palabras, fácilmente pensarán que ser pobre es, entonces, mejor que ser rico.
Pero entonces, aparece un gran pensador, el filósofo Arthur Schopenhauer, quien así escribe: El dinero es la cosa más importante del mundo. Representa: salud, fuerza, honra, generosidad y belleza. Del mismo modo, la falta de él significa: dolencia, flaqueza, desgracia, maldad y fealdad. Y esto también suena cierto, inexacto pero cierto.
¿Cuál es, entonces, la verdad?
La riqueza es buena por todo lo que representa y por las oportunidades que ofrece, y vivida con equilibrio y generosidad, hace grandes a las personas que la poseen. Es el hombre el que se hace indigno cuando acude a medios deshonestos para alcanzarla o cuando, al obtenerla, la usa para degradarse, o quizás actúa avariciosamente o de manera mezquina con aquellos que poco o nada tienen.
También la pobreza destruye al hombre cuando, por afán de salir de ella, se vuelve ladrón y criminal, pero lo hace grande cuando éste la asume como escuela para un gran plan futuro, y con dignidad y respeto por los demás, subsiste con esfuerzo, con fe y perseverancia.
Por tanto, ni la riqueza ni la pobreza son malas por sí mismas, son las maneras que asume el hombre para vivir, una u otra, en la luz o en la oscuridad, en forma sucia y corrompida o de manera limpia y generosa.
LA PERLA, película dirigida por Emilio Fernández, con un guion de él mismo, coescrito con Jack Wagner y John Steinbeck, autor este último del cuento homónimo publicado en 1947, es una película que, como es común en la obra de este gran escritor, de nuevo se ocupa del sufrimiento y de las enormes dificultades por las que pasa la gente del pueblo en su ansiada búsqueda de la felicidad. Al comienzo hay esperanza, sueños, deseos de los mejores… pero luego, la envidia, la avaricia y la maldad se harán presentes para oscurecer las nubes.
Con una impecable fotografía del maestro Gabriel Figueroa y una apropiada ambientación con aroma a grandes carencias, Fernández consigue una historia que muestra la riqueza repentina en una de esas ocasiones en que la suerte del hombre pareciera claramente definida… porque, sólo algunos, que no todos, suelen estar preparados para ella.
Muy buenas actuaciones de Pedro Armendáriz y María Elena Marqués, quienes, como Kino y Juana, consiguen recrear, significativamente, los grandes anhelos y las decisiones encontradas conque solemos trazar nuestro particular destino. Y con todo lo comentado hasta ahora, ¿Pudieron haber tomado ellos una decisión distinta?
La perla, como su nombre lo indica, es una verdadera joya. Una fotografía maravillosa a cargo de Gabriel Figueroa (probablemente la mejor cámara que ha tenido el cine mexicano). Nominada a seis premios Ariel (el Oscar o Goya mexicano) y ganadora de cuatro, entre ellos mejor director (Emilio El indio Fernandez), mejor actor (Pedro Armendáriz) y evidentemente mejor fotografía. La película es un despliegue de luces y sombras, paisajes majestuosos, primeros planos y secuencias dramáticas de primer nivel. Un guión inteligente, de pocos diálogos pero contundentes, además de una actuación bien lograda. Por otra parte es un buen retrato de la pobreza humana, tanto material como existencial, y a su vez una apología de la lucha por la igualdad de oportunidades y la esperanza de los de abajo de poder vivir una vida plena. En resumen, el contraste entre los sueños y la dura realidad.
Reconocida como una de las mejores películas del Indio Fernández. Basada en la novela de Steinbeck, destaca sobre todo por la estética lograda a través de la imponente fotografía del maestro Gabriel Figueroa. Es un potente melodrama que tiene fuerza, sangre, intensidad, con una calmada y sobria puesta en escena.
Estamos ante una narración creíble, entre el folletín y el drama, que trata sobre la codicia inabarcable del ser humano, de la desgracia existencial de ser pobres, de esa perla como ilusión, libertad, de igualdad de oportunidades.
De gran pureza estética, acusa algo de envaramiento/afectación en las interpretaciones, estando mucho mejor Elena Marqués que Armendáriz. Es un clásico del cine mexicano.
La perla es una obra impactante, una historia muy humanista, fiel al estilo del Indio Fernández, cuenta con un trabajo actoral excelso tanto de Pedro Armendáriz como de María Elena Marqués. Además de una fotografía en blanco y negro realmente preciosa, una obra imprescindible de la Época de Oro del cine mexicano.
La trama gira entorno a una perla que encuentra Quino en el mar, a partir de ese momento, la vida de su familia cambia radicalmente. Ellos son sumamente pobres, viven en un pequeño rancho, apenas tienen que comer, andan descalzos. Se muestra una pobreza tremenda, no solo de ellos sino de la gran mayoría de vecinos, excepto algunos ricos en especial extranjeros.
Esa perla se convierte en una ilusión, para conseguir objetos que en la actualidad nos son tan banales, una cama o un par de zapatos, además de buscar un mejor futuro para su hijo, que aprenda a leer. Personalmente me metí totalmente en la historia y me afectó un poco ver ese deseo de superación de personajes tan humildes. Nada alejado de una realidad actual para ciertos sectores de la sociedad.
No hay que dejar de prestarle atención al mar, sin duda alguna un personaje más del film, se escucha el ir y venir de las olas durante casi todo el metraje, la fuerza con lo que lo hace, no es un mar tranquilo, es un mar que angustia, donde se presiente una tragedia, aunque fue también el lugar donde encontraron la ilusión por un mejor futuro y es el lugar donde la película tiene su estremecedor desenlace.
Finalmente, tengo que decir -para ser sincero- que en un inicio me costó seguir los diálogos, el sonido no es lo mejor pero uno llega a acostumbrar el oído con el pasar de los minutos. En términos generales una historia excelente, que hay que darle la oportunidad a pesar de lo anticuada que puede mostrarse para algunos. Recomendada.
Bendita adaptación a cargo de Emilio Indio Fernández sobre la novela corta de John Steinbeck. Para todos aquellos que hayan leído la novela y visto la película estarán de acuerdo conmigo en el gran trabajo de narración y escenografía llevado a cabo por Emilio y toda su producción elevando el espíritu de la novela al pulpito de la imagen y del cine, para quienes, sin embargo, aún no hayan sido testigos de alguna de estas dos obras de arte, huelga decir que si tienen en una mínima consideración la representación artísitica (desde las miserias humanas hasta la grandeza del hombre) esta oportunidad le viene de perlas .
Un saludo.