La pasión de Cristo
Sinopsis de la película
Año 30 de nuestra era. En la provincia romana de Judea, un misterioso carpintero llamado Jesús de Nazareth comienza a anunciar la llegada del reino de Dios y se rodea de un grupo de humildes pescadores: los Apóstoles. Durante siglos, el pueblo judío había esperado la llegada del Mesías – personaje providencial que liberaría su sagrada patria e instauraría un nuevo orden basado en la justicia-. Las enseñanzas de Jesús atraen a una gran multitud de seguidores que lo reconocen como el Mesías. Alarmado por la situación, el Sanedrín, con la ayuda de Judas Iscariote, uno de los doce Apóstoles, arresta a Jesús. Acusado de traición a Roma, Cristo es entregado a Poncio Pilato, quien, para evitar un motín, lo condena a a morir en la cruz como un vulgar criminal.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Passion of the Christ
- Año: 2004
- Duración: 126
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes obtener una copia la película en formato HD y 4K. A continuación te añadimos un listado de fuentes de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
6.4
57 valoraciones en total
Para algunos, Jesús fue el hijo de Dios. Para otros no fue más que un revolucionario. Y los hay también que creen que sólo fue un pobre iluso (con muy buenas intenciones, eso sí) que se creyó sus propias fantasías. Difícilmente se podría poner de acuerdo a toda esta gente entre sí. De lo que no hay duda, y aquí todos coinciden, es que la figura de Jesús existió.
En 2004 Gibson realiza su versión de La Pasión de Cristo, centrándose exclusivamente, como bien aclara su título, en lo que es conocido como La Pasión , las últimas 12 horas de la vida de Cristo. Como era de esperar a nadie deja indiferente. Mientras la mitad del planeta se rinde ante el aclamado film, la otra mitad lo tira por tierra dando en la mayor parte de los casos unos argumentos que a mi personalmente no me convencen. De entre todos ellos destaco el pero que más se oye: Violencia gratuita .
El correcto uso del término violencia gratuita es cuando se realiza, o expone, actos violentos que no vienen a cuento. ¿De verdad os parece que no es necesario hacer una reconstrucción violenta de unos hechos que sí fueron tremendamente violentos?. A mi me parece que es muy necesario si se quiere ser fiel a lo que se está reconstruyendo. Desagradable, aterrador, perturbador… sí. Gratuito no.
Eso es lo que siempre pedimos, ¿no?. Que las historias que nos cuenten no sean un timo. No queremos trolas inverosímiles. De hecho rajamos que da gusto de las películas con severa falta de rigor. Y resulta que viene Mel, nos pone toda la carne en el asador, y medio patio de butaca se echa las manos a la cabeza. A mi juicio, hipocresía pura y dura. Es como pedir a un pintor que nos haga un retrato pero pasando por alto nuestros defectillos. Ya estamos muy mayores para las medias tintas.
Hace unos días pasaron una serie de tv llamada María, madre de Jesús . El primer capítulo arranca y la primera imagen que muestra es la de Jesús crucificado pronunciando Mujer, he aquí a tu hijo. Hijo, he aquí a tu madre . 12 horas antes de la mítica frase se produjo la paliza que ya todos conocemos. En María, madre de Jesús nos perdemos todo eso aunque se da por sentado que sucedió horas antes. Sin embargo, aquel Cristo parece que llegó de estar toda la mañana en su casa. No sangraba, no se le veía dolor en el rostro, su voz salía firme y sólida. Y fue al ver aquello cuando pensé en aquel Mujer, he aquí a tu hijo… de Caviezel. La voz entrecortada, temblorosa y agónica, su cuerpo, nunca mejor dicho, hecho un cristo. Su rostro delatando agonía. Los asombrosos planos de su piel hecha jirones.
¿Sabéis que pensé mientras miraba al primero y recordaba al segundo?: pensé que me reafirmo en mi 10 a La Pasión de Cristo. No me creo a un Cristo que no agoniza. Me desmotiva.
Tengo una opinión que es muy personal. Gibson no cae precisamente simpático al espectador. Creo que bastante gente suspende la película, no por su falta de calidad, sino por ser él quien se esconde tras ella. Así de simple.
Estupenda dirección de Mel Gibson, sin duda esta película quedará en la historia del cine como una de las mejores a la hora de abordar la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
Sólo le veo dos peros históricos: 1º, la flagelación a que es sometido Jesús, tal como la expone Gibson es demasiado exagerada, tanto que de haber sucedido así el hombre Jesús habría muerto en la misma, y por supuesto en modo alguno podría haber cargado luego con una cruz tan pesada como la que encima le hace cargar en esta película, mucho menos aún llegar hasta el Monte Calvario por sus propios pies y subiendo la tremenda cuesta arriba que aparece en las imágenes, es decir, son los romanos o sus descendientes los que se deberían sentir molestos con la imagen que se da de ellos, mucho más que los judios actuales.
2º, por otra parte, colocar a los sumos sacerdotes judíos dentro del patio interior del acuartelamiento romano, presenciando la tortura-flagelación de Jesús, está fuera de lugar, pues era la víspera del Sabbat hebreo y ni en ocasiones habituales, pero mucho menos ante fiestas tan sagradas como la del Sábado, se les ocurría a las autoridades judías, sacerdotes, fariseos o hijos de Israel, fervorosos de sus tradiciones, entrar a lugares tan contraproducentes y contaminados para ellos como el patío interno de los impuros gentiles o soldados romanos.
Por los demás es una película muy buena, de excelente transmisión religiosa y con la originalidad, nunca antes tratada en el cine, de verse y oírse al judío Jesús de Nazaret hablar en su propia lengua el arameo. Además el final esperanzador, que de por sí es característico de la historia de Jesús, Mel Gibson lo exalta con un secuencia de una calidad artística, magnífica, nunca antes vista al tratarse la resurrección.
Fej Delvahe
Parece obligatorio enseñar la patita antes de entrar: yo soy ateo, yo católico pero no practicante, yo agnóstico, yo católico de misa diaria, yo hare krishna… como si primase el deseo imperioso de justificarse o por si el carné de feligrés llenara de razones o diera más derecho a opinar (como se han atrevido a decir algunos). Y es que parece que nos olvidamos que La pasión es una película, no un dogma de fe.
Gibson me produce repelús y admiración a partes iguales. Para lo primero huelga explicación, en cuanto a lo segundo le admiro porque rueda sobre lo que le da la gana y como le da la gana. Y la libertad de creador la aplaudo siempre, además para afrontar un proyecto como éste hay que echarle un par (o ser un temerario). Pero la pasión a veces es muy mala compañera que nos lleva a excesos y a simplezas.
No voy a cargar las tintas amparándome en el gore ni en el antisemitismo, no por dármelas de original sino porque uno es inexistente y absurdo (si es antisemita también lo es la Biblia) y en cuanto a la ultraviolencia -si es necesaria o no- no tengo un criterio claro a pesar de haber discutido conmigo misma en varias ocasiones. Entiendo a los que defienden la crudeza mostrada, alegando que pocas cosas son más salvajes que la tortura sufrida por Jesús de Nazaret, y que reprimirse o dulcificarlo sería hipócrita y contrario al objetivo mismo del film. Además todos estábamos avisados de la carnicería que íbamos a presenciar mucho antes de entrar a la sala. Como también entiendo las acusaciones de sadismo y de regodeo morboso y efectista en la barbarie con el único fin de abrir las carnes y revolver los estómagos del respetable, que no se justifica en modo alguno con el así fue . La fidelidad a las sagradas escrituras no es óbice para quejarse por el cómo. Al igual que se pude contar la brutalidad de una violación sin incluir un primer plano coital también se puede filmar lo desgarrador del calvario sin inundar las retinas del espectador con la sangre caliente del mártir. Claro que para eso hay que entender el dolor como algo que trasciende lo físico y gozar de talento narrativo y conceptual para llevarlo a cabo, más allá del técnico donde el australiano demuestra con creces que va sobrado.
Mis quejas van por otro lado:
-La aplaudida interpretación de Maia Morgenstern, no me la creo. Nunca vi en ella a María, parece más hermana que madre y su trabajo, loable pero insuficiente, no me hizo obviarlo en ningún momento.
-La Belucci. Todo lo que tiene de guapa lo tiene de mediocre.
-Herodes. Es aberrante. Si se hubiera arrancado con Se me enamora el alma nadie hubiera notado diferencia alguna entre él y la Pantoja de Puerto Rico.
-Los soldados romanos. Por momentos pensé que la película mutaría al estilo Abierto hasta el amanecer . Disfrutaban como enanos, se les caía hasta la baba. Total placer orgásmico vampiresco. Además Mel es un copión, la caracterización de éstos es calcada a la de los trolls de David, el gnomo .
Pensaba hacer una crítica explicando la cantidad de simbolismos y analogías que uno puede encontrar con la misa católica. Tantos, que no sé como agradó esta película a las comunidades protestantes estadounidenses. Pero francamente, ¿vale la pena?
Así que me centraré en lo que considero más importante en este Vía crucis filmado. Y que curiosamente es lo que más escandaliza a los que denigran la peli: nos muestra el Cristo sufriente. No el Cristo que predica, no el Cristo que hace milagros, no, no. Lo que nos muestra es lo escandaloso: El Cordero de Dios camino de la cruz, Dios hecho hombre dejándose matar por los hombres. Dejándose matar por ti y por mí.
Naturalmente es imperfecta porque no se puede hacer una película perfecta de un hecho perfecto. Y porque Mel Gibson, con fallos evidentes, lo cuenta a su manera, claro. Sólo se puede explicar el sufrimiento de una manera personal. Y parece que Gibson lo identifica más con lo físico que otra cosa. Bueno, es una opción. Yo la hubiese hecho menos sangrante pero más dura y humillante. Aunque supongo que explicar por ejemplo el sufrimiento de Cristo en Getsemaní, que por lo visto fue el peor, es imposible en la pantalla. ¿Cómo filmar el sufrimiento espiritual?
Pues este Cristo sufriente, del que muchos se escandalizan, es con quien se identifican más las personas que sufren más. Id a un Cottolengo, un sitio de adolescentes malformados y abandonados, y veréis a muchachos sufriendo de verdad agarrados a una cruz. Id a una casa de la Madre Teresa de Calcuta y ved a alguien, de cualquier credo o religión, desahuciado agonizar en su lecho y lo veréis asido a una imagen de Cristo sufriendo. Sin sermones, sin moralina, sólo dolor. La realidad misma, no pseudo-filosofías en boga. ¿Y quién más puede renovarles ese dolor en amor?
Así que por ser la primera vez, y por ahora única, que alguien pone todo esto en la pantalla, en mi opinión Mel Gibson desde luego no ha hecho la mejor película de la historia, pero sí la más importante.
…pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres (1 Co 1,24-25).
Jamás el cine había reflejado con tal brutalidad e hiperrealismo, la tortura, vejaciones y muerte de Jesús de Nazareth en sus últimos días.
Grandes cineastas abordaron su figura, como personaje central, desde diversas ópticas, pero siempre idealizando, edulcorando o embelleciendo las escenas correspondientes a los últimos días de su vida.
Los más destacados son Nicholas Ray que nos ofreció en su Rey de Reyes de 1961, quizá el relato más equilibrado del mensaje místico de Jesús, entremezclado con una trama que pretendía reflejar la conflictividad social de la época.
En 1964, Pier Paolo Pasolini nos brindó en su La Pasión según San Mateo un relato nihilista y esteticista que pretendía aproximarse a Jesús desde una estética social y contemporánea.
George Stevens es el responsable en 1965 del gran espectáculo hollywoodiense La Historia Más Grande Jamás Contada , film trufado de las estrellas de la época, que se inspiraba en las representaciones pictóricas más reconocidas de las escenas de la vida de Jesús.
Franco Zeffirelli pretendió decir la última palabra sobre la vida de Jesús, amalgamando en su extensa Jesús de Nazareth de 1977, misticismo, lirismo, esteticismo y gran espectáculo, arropado también por numerosas estrellas de su época.
La aproximación más controvertida hasta la fecha del estreno del film de Gibson, sobre la figura de Jesús, la realizó en 1988, Martin Scorsese, que con su La Última Tentación de Cristo , reflejó la otra cara de la pasión, el sacrificio no físico, sino existencial, de renunciar a una vida propia, a una mujer y a unos hijos y a crear su propia familia, para entregarse a un destino universal.
Los principales detractores del film de Gibson, le tachan de brutal, antisemita y reaccionario.
Y es cierto que es agresivamente brutal, pero no lo es más de lo que pudo ser el suplicio sufrido por un condenado a morir crucificado en la Palestina del siglo I d.C.
Tampoco se le puede tildar de antisemita, por reflejar los manejos de los airados sacerdotes y de la turba de fariseos, para conseguir la condena de quien consideran una amenaza para el mantenimiento de su ortodoxia religiosa y de sus privilegios.
Ni siquiera de reaccionario, por construir una historia que, aún basada en textos bíblicos, rompe con la visión, socialmente aceptada pero falsa, de un martirio blando e idílico, que parece construido para posar en un lienzo inmortal.
La visión hiperrealista del film, llevada a su último extremo al utilizar las lenguas muertas de la época, latín y arameo, no debería permitir obviar su valiente mensaje de denuncia, al reflejar una situación más actual de lo que a simple vista se puede reconocer, los poderes religiosos contaminando la opinión a través del fanatismo, el odio y el miedo, propician la intervención del poder militar para evitar la ruptura del equilibrio de poderes.