La octava mujer de Barba Azul
Sinopsis de la película
Michael Brandon (Gary Cooper) es un millonario malcriado y mujeriego que ha tenido siete esposas, todas atraídas por su fortuna. En una tienda de la Riviera conoce a Nicole de Loiselle (Claudette Colbert), pero en un principio ella le rechaza. El caso es que Nicole, hija de una familia de nobles franceses venidos a menos, decide, a instancias de su padre, aceptar finalmente la proposición de matrimonio de Brandon, pero deja claro que lo hace sólo por su dinero…
Detalles de la película
- Titulo Original: Bluebeards Eighth Wife
- Año: 1938
- Duración: 80
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Opinión de la crítica
Película
7.4
65 valoraciones en total
Remake de una película de 1923 (que ya veremos si algún día consigo ver) destinado a mayor gloria de Claudette Colbert, pero que destaca actualmente por ser el primer encuentro Lubitsch/Wilder.
Con la apariencia de la típica comedia romántica de los 30 (sofisticada, elegante, intérpretes maravillosos… ) pero con la habilidad inconfundible del director para introducir ingeniosos gags y situaciones, emplear la elegancia visual y la técnica (planos y movimientos de cámara que sirven perfectamente a las necesidades narrativas y humorísticas de la película), para hacer avanzar la historia (narrativamente la película es perfecta), para introducir un argumento adelantado a su época que Lubistch emplea con su aspereza e ironía habituales (pero siempre al servicio de la comedia). Y luego la abundancia de gags configurados con tremenda precisión, el juego con los equívocos, unos diálogos incisivos…
Algunos críticos americanos, sobre todo, la tachan de poco elegante. Imagino que están excesivamente condicionados por los clichés de la comedia de Hollywood años 30, ya que esta película rezuma un tremendo glamour más allá de que sea algo explícita en su manera de tratar el tema de los celos, las relaciones hombre-mujer, la tensión sexual…
Muy divertida aunque se agota (la historia y los gags se van volviendo predecibles y van perdiendo encanto) a medida que nos aproximamos a la conclusión y por ello el 7 (me reservo el derecho de modificar la nota). Aunque tiene algunas décimas más.
C-H-E-C-O-S-L-O-V-Z-Z-ZZZ-ZZZZZZZzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz-zzzz-zzzzz-z-z-z-z-z ¿uh?¿eh?¡coño un dinosaurio!
Producida y dirigida por Ernst Lubitsch y escrita por Charles Brackett y Billy Wilder, la película se inspira en la comedia teatral Le huitième femme de Barbe-Bleu (1921), de Alfred Savoir. Se rodó en los Paramount Studios (CA) y se estrenó el 25-III-1938 (EEUU).
La acción tiene lugar en la Costa Azul (Francia), a lo largo de varias semanas del verano de 1937. El relato focaliza la atención en 4 personajes. Michael Brandon (Gary Cooper) es un multimillonario americano, joven, alto, presumido, enamoradizo, débil con las mujeres y con un sentido extremado del honor. Cada vez que se enamora de una mujer, se siente obligado a casarse con ella, aunque por experiencia sabe que sus enamoramientos son efímeros. Se ha casado 7 veces y paga a cada una de sus antiguas parejas una pensión anual exagerada (50.000 dólares). Nicole de Loiselle (Claudette Colbert) es francesa, joven, atractiva, perspicaz y sumamente lista. Se encuentra en una situación económica muy apurada a causa de las deudas del padre, el marqués de Loiselle (Edward Everett Horton), sumido en la perplejidad y el aturdimiento. Albert de Regnier (David Niven) es un joven francés, modesto empleado de banca, amigo de Nicole, oportunista, servil y poco competente.
La película es una comedia de enredos, malentendidos, maquinaciones y equívocos. Incluye una intensa y prolongada lucha de sexos entre Michael y Nicole, en un enfrentamiento sin cuartel. Él se mueve por un amor que supera su capacidad de autocontrol y para defenderse se inspira en La fierecilla domada , de W. Shakespeare. Ella toca todos los hilos a su alcance para aburrir a Michael y conseguir que decida romper el compromiso matrimonial. La impulsa la necesidad de dinero rápido para salvar al padre de la prisión, pero las cosas no evolucionan como tenía previsto, en especial a partir del momento en que Michael es víctia de un episodio transitorio de enajenación mental. El film rebosa ironía, sarcasmo y mordacidad, en un contexto de fina elegancia. El arco dramático alcanza niveles de insospechada tensión. El guión juega con gags admirables y maneja con maestría las grandes pasiones humanas: celos, envidia, codicia, angustia, desesperación, amor, afán de dominio. El toque de Lubitsch hace uso de sus habituales sobreentendidos, escenas fuera de campo, exagerciones y personajes deliciosamente maliciosos. Son escenas destacadas la compra del pijama, el golpe de Nicole en la barbilla de Albert, el chantaje al detective y otras.
La música, de F. Hollander, se ajusta a la acción con composiciones juguetonas y burlescas. A ellas añade la canción Hero Comes Cookie , en boca de G. Cooper. La fotografía, de Leo Tover, resalta la expresión corporal como fuente de comicidad. El guión se apoya en unos diálogos abundantes, irónicos y agudos. La interpetación de C. Colbert delata convicción y entrega. Cooper demuestra talento, pero no se siente cómodo en su papel. La dirección crea una gran obra menor, con secuencias de alto nivel.
Obra menor de Lubitsch pues no llega a la contundencia de otras más nombradas, en ésta participó en el aspecto técnico Billy Wilder.
Gary Cooper soporta el peso de la película de principio a final con éxito.
Aunque se aprecia la sutileza, la ironía y el humor en la resolución de las escenas, en lo que Lubitsch es un auténtico experto, en otras películas la agudeza y el ingenio en los diálogos y en la acciones cómicas lograrán cotas mucho más altas. Y eso que la primera parodia con el director de los grandes almacenes saliendo de la cama sin los pantalones del pijama es de las que caben para estar entre las mejores de su obra.
Se deja ver pero sin el entusiasmo de otras más concretas y agudas.
No se puede explicar lo que se siente viendo esta película que está soberbiamente dirigida por Ernst Lubitsch y con un guión lleno de matices que hacen que el espectador permanezca en su sitio e inmerso en una inteligente serie de circunstancias que se van desarrollando con maestría. Claudette Colbert está fantástica, no creo que otra actriz hubiera desempeñado su papel igual que ella, y mucho menos mejor. Gary Cooper es sensacional y en esta película demuestra algo que siempre había intuído: que es un actor que nunca pasará de moda por su galantería soberbia y su aguante delante de la cámara. De David Niven puedo decir que hace un papel sencillamente genial, como casi todo lo que ha hecho. Pero Edward Everett Horton da el broche final a un elenco maravilloso de actores.
Es una de esas películas en la que se recuerdan casi todas sus escenas con cariño y con la satisfacción de saber que, aún viéndola en repetidas ocasiones, no has perdido el tiempo.
Una primera parte redonda (la célebre escena del pijama contentará a los paladares más estrictos). Con Lubitsch, las imágenes sustentan el hilo de la narración, sin necesidad de aclaraciones farragosas. Y qué gracia en el contar, qué pareja de protagonistas tan bien avenida. Gary y Cooper, Colbert y Claudette, los cuatro (no son sólo quienes son sino quienes pretenden ser) rayando a gran altura, plenos de encanto y elegancia. Dan ganas de llevárselos a casa para amenizar las veladas familiares con su entrañable teatrillo de amor-odio.
Hacia la mitad, después de la boda, la cinta se torna ligeramente irregular, alternando nubes y claros pero manteniendo un nivel razonable.
¿Y el final? No desvelo nada inconveniente si declaro que es perfecto.
Paladear películas como ésta nos vuelve algo más tiernos y felices, menos umbríos, menos mustios. Gracias, Ernst, por tu contribución al bienestar del auditorio.