La noche más oscura (Zero Dark Thirty)
Sinopsis de la película
Tras varios años de investigación de la CIA, que incluyó torturas a prisioneros en Afganistán, y gracias sobre todo a la perserverancia y decisión de la agente especial Maya (Jessica Chastain), por fin el presidente Obama dio el visto bueno a la operación militar que acabó con la vida de Osama Bin Laden, líder de Al-Qaeda. El título, Zero Dark Thirty , se refiere a la hora: las 00:30 de la madrugada del 2 de mayo de 2011, momento en que el comando SEAL de los marines penetró en la residencia de Bin Laden en Abbottabad, en Pakistán, para dar caza al hombre más buscado de la historia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Zero Dark Thirty
- Año: 2012
- Duración: 157
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes conseguir una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te citamos un listado de fuentes de descarga activas:
Opinión de la crítica
6.8
41 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Alexander Karim
- Callan Mulvey
- Chris Pratt
- Edgar Ramirez
- Fares Fares
- Frank Grillo
- Fredric Lehne
- Harold Perrineau
- Henry Garrett
- Homayoun Ershadi
- James Gandolfini
- Jason Clarke
- Jennifer Ehle
- Jessica Chastain
- Joel Edgerton
- John Barrowman
- Kyle Chandler
- Lee Asquith-Coe
- Mark Duplass
- Mark Strong
- Mike Colter
- Reda Kateb
- Scott Adkins
- Stephen Dillane
- Taylor Kinney
Recordar el 11 de septiembre de 2001, supone rememorar uno de los días más negros de nuestra historia reciente. Una fecha que conmocionó al mundo y sumió a una nación entera en una obsesión que se mantuvo vigente durante bastante tiempo, hasta el 1 de mayo de 2011. El tiempo transcurrido entre esos dos acontecimientos, fue una búsqueda constante de venganza disfrazada de redención por el pueblo estadounidense. Kathryn Bigelow transforma el colectivo de un pueblo en una persona, Maya, y convierte su odisea por encontrar a Bin Laden en una búsqueda de la catarsis por el daño sufrido.
El objetivo, como es bien sabido por todos, se logró. Sin embargo, la directora de la soberbia En tierra hostil , mira el camino recorrido en todo ese tiempo, y descubre un sendero plagado de trampas y secretos inconfesables. Empleando un lenguaje cercano al documental, Bigelow dramatiza la obsesiva persecución llevada a cabo por la CIA, mientras arroja dardos al espectador en forma de conflictos morales y éticos. Zero Dark Thirty no es cine para mantenerse impasible. Se trata de una obra que obliga al espectador a involucrarse y tomar partido ante las barbaridades cometidas, justificándolas o denunciándolas, comprendiéndolas o renegando de ellas. Sin embargo, no nos llevemos a engaños: no vamos a encontrar un relato antipatriótico disfrazado de thriller. Los dardos lanzados por Kathryn duelen pero no hieren de gravedad, por momentos busca lavar sus manos de sangre, y en el camino salen ilesos varios títeres cuya cabeza debería haber rodado. Pero aún así, es de agradecer la valentía de esta mujer por contar de manera tan cruda una historia que pese a medias tintas, golpea a muchos donde más duele.
Por si fuera poco, el relato late con pulso propio y mantiene al espectador en vilo durante todo el metraje, en especial en un último tercio que se convierte en una lección magistral de cómo dirigir un thriller de acción sin abandonar el realismo y la veracidad. Ahí reside otro de los puntos fuertes de Bigelow: en su capacidad para convertir relatos de acción en un disfrute para las neuronas, algo poco usual dentro del género.
La brutalidad del relato, esta cimentada además en la interpretación sublime de Jessica Chastain. Su personaje, no solo tiene la complejidad de representar la obsesión de una mujer, sino también la paranoia de una nación. Pero sus recursos son inagotables y su interpretación se convierte en una de las más asombrosas del año. Acompañada por una galería de secundarios que en lugar de buscar eclipsar a la gran estrella de la cinta, la arropan para elevar su actuación.
Con la última lágrima derramada, el espectador comprende varias certezas: Kathryn y Jessica son dos mujeres que tienen mucho que decir dentro del séptimo arte, durante 150 minutos se ha asistido a una obra de gran calidad, y la eterna pregunta que Maquiavelo formulo resuena en el subconsciente estimulando la conciencia colectiva.
P.D: Al final, vamos a tener que agradecer a la CIA que quiera lavar su imagen, pues gracias a ello, este año cinematográfico hemos podido gozar con dos títulos enormes por méritos propios: Argo y Zero Dark Thirty
Tratemos de abstraernos por momentos de toda la vorágine de datos, rumores, sospechas, medias verdades, informaciones oficiales, conspiraciones, odios y demás asuntos relacionados con los atentados del 11 de septiembre de 2001, la posterior guerra contra el terror y la figura de Osama Bin Laden. Intentemos desterrar por espacio de 160 minutos los prejuicios que todos tenemos al respecto y tratemos de ofrecer a la película en cuestión una mirada libre de recelo. Tampoco se trata de apelar a la ausencia de sentido crítico, simplemente démonos la oportunidad de ver qué es lo que se nos propone en pantalla.
Lo que La noche más oscura (Kathryn Bigelow, 2012) nos ofrece es la posibilidad de atisbar, a grandes rasgos, un esbozo realista – no necesariamente real – de la política internacional americana en torno a la caza de ese fantasma difuso del que conocemos tanto y tan poco. Si algo no es esta cinta es un cuento complaciente, simplista y patriotero sobre el asunto. Bigelow no se adentra en suspicacias, no recorre vacíos, ni hace preguntas grandilocuentes. Articula la narración – con un marcado estilo documental – en torno al material del que dispone. No cuestiona pero tampoco asevera. No tiene pretensión de verdad absoluta ni aspira a dar carpetazo al episodio. La cinta es, sobre todo, la representación de una obsesión nacional – y lo que ello ha supuesto durante una década – en lugar de un mero relato oficializante.
No en vano, la película ya estaba concebida antes de la muerte del líder de Al Qaeda como la historia de la búsqueda infructuosa de un espectro escurridizo y de los métodos empleados para lograrlo. El posterior acontecimiento obligó a modificar parte de la trama, pero la película es por encima de todo, proceso y consecuencias.
La historia se construye alrededor de la figura de Maya – maravillosa Jessica Chastain – una agente de la CIA perteneciente a la nueva camada de cachorros reclutados por la Agencia directamente de la Universidad y adiestrados exclusivamente para la lucha antiterrorista. Su soledad y aridez original se va diluyendo con el paso de los años, y su búsqueda inicial se va convirtiendo cada vez más en una empresa personal – alentada por el recuerdo de los compañeros que se quedaron en el camino – que tiene que ser concluida para poder seguir adelante. La de Maya es otra de las jóvenes vidas – como la de tantos marines, civiles de toda índole, supuestos terroristas, etc. – que la absurda persecución se ha llevado por delante.
En La noche más oscura no vemos superagentes de incógnito capaces de matar a diez malos malísimos mientras hacen piruetas por los tejados, no vemos inteligencia sobrenatural cuasiadivinatoria, no vemos – en definitiva – idealización. Por contra podemos hacernos una idea de cómo funcionan los servicios de inteligencia, qué métodos utilizan, cómo buscan los puntos muertos del sistema y cómo se sirven de la tortura física y psicológica a la hora de lograr sus objetivos. La cinta deja bien claro que la tortura no es una excepción lamentable sino una norma aceptada, y por si esto fuera poco incriminatorio, la directora californiana le reserva un fantástico contraplano al presidente Obama – Nobel de la Paz, dicho sea de paso – en el que éste se afana por desmentir este tipo de prácticas. Se hacen referencias explícitas a Abu Ghraib, Guantánamo y al asunto de las Armas de Destrucción Masiva en Irak.
También tiene sus peros , pues se hace difícil sortear ciertos clichés sobre el mundo musulmán, no tirar de mezquita y llamada a la oración, si bien no hay abuso y el resultado no es zahiriente. Cierto que no se muestra la motivación del islamismo radical, no se ahonda en las causas que lo generan, es una mirada occidental que no se esconde. Pone de manifiesto de manera estupenda la situación americana en términos geopolíticos y su condición viral en contextos ajenos que lo rechazan. La película huye constantemente de interpretaciones maniqueas, centrándose en los tonos grises, lo cual es de agradecer especialmente en géneros como éste. Bigelow esquiva con resultado sobresaliente el handicap de una muerte anunciada, a través de una magnífica puesta en escena y un excelente sentido del ritmo. La última media hora representa el asalto a la guarida del lobo con todo lujo de detalles, sin exaltación, sin florituras, manteniendo magistralmente la tensión, sin subrayados musicales y sin muestras de artificiosidad. Ni siquiera vemos la cara del gran hombre – como de hecho así ha ocurrido -, a penas unos cuantos fotogramas difuminados. El último plano de la película es antes percepción que discurso, juega más con la atmósfera de una época que con la verdad. Exalta el valor de la pregunta, renegando de la respuesta. Es un silencio a gritos.
Personalmente me niego a caer en la trampa de negar a Bin Laden tres veces y perderme en elucubraciones sobre su identidad y su rol en el tablero, pues la obsesión con el monstruo nos distrae de la apreciación sobre la implacable realidad que subyace, de sus consecuencias, de sus víctimas y de sus verdugos. Mientras ponemos el foco en el demonio, aquí abajo siguen ocurriendo cosas reales.
Siempre es un handicap ir a cine a ver una historia de la que se conoce el final. Saber que la directora de la cinta es Khathryn Bigelow puede parecer a priori un buen seguro. La directora Estadounidense viene de triunfar con su En tierra hostil , con los Oscar y con la Taquilla. Pasar de la guerra de Iraq a la caza de Osama Bin Laden parece un paso nada arriesgado. Por otro lado en la filmografía de Khathryn hay obras cómo Le llamaban Bodhi o Días Extraños . Es una directora que se adentra en una tipología de películas que normalmente sólo dirigen los hombres.
Los hechos que la cinta nos presenta parten del atentado del 11-S (en los títulos iniciales). Arranca la trama dos años después, con la incorporación a la delegación de la CIA en Pakistán de Maya, una joven agente de la CIA.
Maya (Jessica Chastain) es la auténtica protagonista de la historia: Una mujer inteligente y apasionada por su trabajo. Es inevitable recordar al personaje de Carrie en la aclamada serie de TV Homeland . Conforme las investigaciones avanzan, la tensión y la responsabilidad se apoderan de la joven agente.
El problema de La noche más oscura es que nada acaba de engancharnos. Los diálogos son demasiado técnicos. La cantidad de información nos va abrumando y, lo que es todavía peor, acaba por aburrir. Se hecha en falta un guión con menos vocación de Documental . De hecho, hay un documental sobre el mismo tema mucho más entretenido: The Hunt for Bin Laden.
Las escenas de acción apenas existen, salvo las recreaciones de los atentados que se van produciendo a lo largo de la investigación y, por supuesto, la escena final con el asalto de los SEAL al cuartel general de Osama. Están filmadas con pulcritud, pero no atrapa al espectador. Al igual que las escenas de torturas a los terroristas en las diferentes cárceles secretas de la CIA. De nuevo un referente televisivo resulta más impactante: El agente de la UAT Jack Bauer en la serie 24 .
Por otro lado las dos horas y media de metraje resultan excesivas. Es cierto que puede parecer complicado resumir 8 años de investigación en la duración típica de un largometraje, pero si se ha de alargar el tiempo, al menos que la historia sea entretenida.
Para los que gusten de una historia muy pegada a la realidad, muy fidedigna, La noche más oscura puede resultar entretenida, pero para el público en general es difícil de digerir.
Antes de nada, me encanta Homeland… pero os recuerdo una cosilla chicos y chicas: ES CIENCIA FICCIÓN o SE DESARROLLA EN UNA REALIDAD ALTERNATIVA A LA NUESTRA. Por si a alguien no le ha quedado claro… que al parecer y por lo que estoy leyendo creo que no.
Hundir el filme de Kathryn Bigelow, la película con mejores críticas en EEUU del 2012, es tan fácil como ejercer la demagogia… Algo con lo que ya tuvo que lidiar la cinta que catapultó a la cineasta a premios dorados y un universal reconocimiento —que sirvió a algunos para etiquetarla a convicción ideológica y personal—. Se ha llegado a decir incluso que la directora de Días extraños es la nueva Leni Riefenstahl y que está en la nómina de la CIA cuando el nacimiento de sus proyectos parte de «suplir la falta de información que existe sobre la guerra de Irak en los medios de comunicación estadounidenses». De hecho, los libretos de Mark Boal pueden ser leídos más como un ejercicio de periodismo de investigación. La manipulación informativa es obvia dentro de cualquier democracia, pero Bigelow no se considera en poder de la absoluta verdad. Simplemente propone iluminar los rincones más oscuros de la que es presuntamente la más ejemplar nación en libertad con hechos, para que el espectador pueda resolver sus propias inquietudes.
Es cierto que hacer demagogia es tan simplista como enriquecedor para la conciencia del ser que la promulga. No es la primera vez que Bin Laden ha sido dado por muerto. Sobre todo después de la que fue Primera Ministra de Pakistán, poco tiempo antes de su asesinato en 2007, declarase en una entrevista televisada con David Frost que Bin Laden fue asesinado ese mismo año por un agente del servicio de inteligencia paquistaní… pese a que existan evidencias de apariciones del presunto muerto posteriores. Para otras mentes paranoicas, Bin Laden siempre fue un invento del ejecutivo norteamericano para poder invadir países y destruir políticas protectoras sobre la privacidad ciudadana. Por opinar que no quede, pero no estamos ante una película desde el punto de vista del invadido/vencido/etiquetado-como-terrorista sino de la focalización ficcional de la CIA, desde la versión oficial, que propicia el personaje que interpreta sólidamente Jessica Chastain. Maya, que en sánscrito significa ‘Ilusión-irrealidad’ y en hebreo ‘agua’, es ese catalizador y lucha de la joven captada por la CIA en el instituto para ser parte de esa nueva hornada de jóvenes en esa llamada ‘Guerra contra el terror’. La noche más oscura (Zero dark thirty) no es ajena a los tópicos de la cultura árabe y la representación del terrorismo, pero nuevamente Bigelow muestra sus armas cinematográficas y deja a merced del espectador las conclusiones morales.
El perfecto estilo documental, con una absoluta crudeza en la puesta en escena y el aséptico punto de vista, son claros indicativos de un estupendo filme de terrorismo y espionaje que no necesita apuntalarse sobre cimientos dramáticos más allá de los perfectos mecanismos de tensión que propone. La lucha en solitario de un personaje sin relaciones emocionales, familiares y apenas extra laborales, pretende aclarar el precio que ha pagado EEUU para saciar su sed de venganza post 11-S: torturas brutales para conseguir información al ser esta vez su enemigo insobornable al contrario que la Guerra Fría, cárceles invisibles fuera de Guantánamo y diseminadas por todo el mundo, mentiras gubernamentales en contra-plano, la absoluta expropiación de la libertad de la ciudadanía u operaciones al margen de la legalidad… Bigelow, incluso se permite añadidos ácidos como incluir a James Gandolfini como director de la CIA, que los torturadores, cansados de su oficio, se vistan de traje para sentarse en despachos o que la burocracia y la política absorban completamente cualquier fin y se convierten en confusas, contradictorias y sombrías. El arco histórico desde el 11-S hasta la muerte de Bin Laden, casi una década después, nos muestra la lucha de EEUU en esa guerra contra el terror desvelando sus rincones oscuros y elementos insidiosos que utilizó para colocarse a la altura de sus supuestos verdugos. Porque La noche más oscura (Zero dark thirty) se resume en la ambigüedad de su plano final, que aparte de poder dar a Jessica Chastain un Oscar, deja al espectador en esa mezcla de confusión, liberación, escepticismo y convulsión en la que se encuentra el mundo actual.
Es una película bien manufacturada, bien ambientada, buenos intérpretes, etc.. Puede que haya bastante barullo de datos, nombres y siglas, pero lo que cuenta lo requiere. La directora sabe lo que quiere contar y lo hace con mano firme. La media hora final (casi parece en tiempo real) está muy lograda. En definitiva, a mí me parece una buena pelicula, solamente tiene un pero , y a mí modo de ver es un pero muy grande.
Nada más empezar nos dicen que está basada en hechos reales, y yo estos hechos no me los creo. Si hubieran dicho que era ficción, nada que objetar.
La película se estrena un año después de la supuesta muerte de Bin Laden. Hace un par de semanas se ¿suicidó? el único SEAL que quedaba vivo de los que mataron a Bin Laden, el resto murió a los pocos meses cuando viajaban en un helicóptero en Afganistan. Existen multitud de incógnitas acerca del 11 de septiembre y sobre la muerte de Osama Bin Laden. Lo que nos cuentan en la película es la versión oficial, una versión que se cae por su propio peso.
También me ha parecido bastante blanda a la hora de retratar el conflicto. Solo muestra lo que los americanos quieren mostrar, parece que el guión lo hayan escrito en la Casa Blanca. Los buenos son ellos y los malos son unos terroristas que matan a la gente poniendo bombas. En lo único que se mojan un poco es con el asunto de las torturas, eso sí, de forma limpia sin llamar mucho la atención. En fin, sería una pelicula bastante recomendable siempre y cuando nos digan de antemano que es un cuento americano.