La música más triste del mundo
Sinopsis de la película
Durante la época de la Gran Depresión, Lady Port-Huntly (Isabella Rossellini), la reina de la cerveza de Winnipeg, para aumentar sus ventas anuncia una competición para decidir cuál es la música más triste del mundo. El concurso atrae a músicos de todos los países. En nombre de América se presenta el músico canadiense Chester Kent (Mark McKinney), acompañado de Narcissa (Maria de Medeiros), una ninfómana amnésica.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Saddest Music in the World
- Año: 2003
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
6.8
92 valoraciones en total
Quería hacer un especial sobre este filme que volví a ver nuevamente hace poco. La primera vez que vi el filme fue hace unos años. Precisamente fue el primer filme que vi de Maddin, y la verdad no me gustó, me aburrió un poco. En el segundo visionado, ya la aprecié mucho más. Y con el último visionado puedo decir que me encanta.
Este filme dirigido por Guy Maddin, con un guión de Maddin y del escritor Kazuo Ishiguro, narra una historia ambientada en la época de la Gran Depresión, en esa crisis económica mundial. Lady Port-Huntly (Isabella Rossellini), la reina de la cerveza de Winnipeg, para aumentar las ventas de la cerveza, anuncia una competición para decidir cuál es la música más triste del mundo. El concurso llama la atención de muchos músicos de todo el mundo. Pero el concurso pronto toma un nuevo curso, al ser dos de los grandes favoritos hermanos, uno de ellos representando a Serbia y el otro a América. Quienes llegaran hasta al final, a demostrar cuál es la música más triste del mundo.
El señor Maddin sabe mezclar varios géneros de forma magistral, y recorrer extremos desde lo extravagante hasta lo relativamente normal y racional. Al final, en realidad ¿Qué diferencia hay en cada una?
La película es excelente, con una gran dirección, con la mayoría de las escenas en blanco y negro, una ambientación gris, fría y triste bastante acorde. Pasando por el musical, el drama y la comedia negra, Maddin recrea en sus curiosos personajes distintas emociones de las personas, mezclándolas con realismo y un surrealismo bastante marcado y explícito.
Las actuaciones son excelentes, desde Isabella Rossellini, María de Madeiros, que interpreta a una ninfómana que tiene una solitaria con la que habla. Mark McKinney y David Fox, y absolutamente todos están excelentes.
Hay varias escenas destacables, una de ellas, esa gran escena final en donde el señor Chester Kent, toca con su alma las últimas notas de piano, mientras el establecimiento se incendia, luego de ser apuñaleado por Lady Port-Huntly.
En síntesis, un experimento notable y un clásico de este gran director.
http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2012/06/saddest-music-in-world-guy-maddin.html
Nueva espléndida película de este gran director, en mi opinión de los mas interesantes de los últimos años, por saber conjugar experimentación y un estilo audaz, con narraciones coherentes, e historias y personajes de lo mas interesantes.
Aquí vuelve a repetir parte de la fórmula, y algunos elementos, de los que usó en Drácula o Cowards Bend the Knee: cine en blanco y negro (sonoro esta vez) con alguna escena en color, puesta en escena espectral, bizarra, que recuerda a algunas obras expresionistas, pero con una atmósfera más densa, flashbacks, un aroma a cine clásico rejuvenecido, surrealismo total.
Me encanta la historia. Me impresiona como articula un relato fiel a los esquemas del melodrama más clásico, y lo puebla de los personajes más extravagantes, lo que unido a lo rocambolesco de toda la propuesta, estética y estilísticamente, da un bien tejido monstruo bizarro de una coherencia narrativa de órdago.
En líneas generales, estaríamos ante una tragicomedia, aunque lo cómico parte más del estilo visual, el ritmo, y lo grotesco de los personajes, que de un ánimo explícito de confeccionar situaciones cómicas. El tono general de la historia en sí es melancólico, triste y oscuro, bastante macabro y sombrío. Una historia de amor, rencores y venganzas, de pasados ocultos, misteriosa, de vidas truncadas y personajes perdidos y desorientados, con gran protagonismo de la música como pantalla de la vida y desventuras de los personajes… Lo que impresiona es como se consigue fusionar ese ambiente circense y caricaturesco, con un tono dramático, emocional y lúgubre, en un relato cargado de detalles y certero, … una obra sólida y arriesgada. Un una palabra: La osti… Es difícil conseguir mantener, entre tanta parafernalia, un ritmo narrativo eficaz que enganche al espectador, porque engancha de verdad.
En fin, un tétrico, fantasmal, y rocambolesco drama, fantasioso, con toques del musical y cierto tonillo cómico agrio, personalísimo, con una historia de lo más interesante y original, y unos personajes de lo más atrayentes. Espléndida. Maravillosa en todos los sentidos.
Se podría considerar a Maddin como uno de los cineastas más interesantes, sugestivos y sorprendentes del mundo cinematográfico actual, y no por qué los temas o argumentos que trate en sus cintas sean tan originales como curiosos, sino por qué en sus formas, se encuentra uno de los realizadores más espléndidos de estos últimos años ya que, tras dichas formas que, a priori, pueden parecer clásicas, se esconden verdaderos arranques de genio, jugando con todos los elementos en pantalla de modo sublime, lanzando guiños a directores de los inicios de este gran arte como Murnau o Chaplin, logrando que la iluminación sea un elemento tan efectivo como clave o que la narrativa llegue a ser peculiar y a la vez eficaz.
De este modo ya me sorprendió con Dracula: Pages from a virgins diary, donde todo encajaba a la perfección. Sin embargo, esta obra ya tiene más defectos (aun y conteniendo grandiosas virtudes), como son un argumento un tanto disperso, algunos momentos que pueden llegar a ser extravagantes y extraños o determinados fallos en el transcurso descriptivo de las situaciones. Pero, aun y conteniendo imperfecciones, posee también enormes virtudes, como la melancolía que saben desentrañar sus personajes en distintos puntos (pese a instantes de sobreactuación), el mensaje transmitido por el director, sobre la búsqueda de la armonía, aunque sea lejos de las propias tierras o la crítica leve pero atinada a los EEUU mediante algunos de sus protagonistas.
Está claro que Maddin no se ha podido superar, pues su anterior hito era bastante difícil de alcanzar, aunque haya conseguido conformar una película verdaderamente cautivadora, con la que ofrecer al espectador los diversos valores que pueden surgir a través de las tan distintas culturas del mundo entero, ya que su proyecto alcanza más allá de muchas otras cintas que simplemente intentan mostrar: Él, además, sugiere. Y lo hace de modo espléndido, entregando a los espectadores las dudas y los pensamientos de sus distintos personajes y dejando que, mediante palabras, gestos y otros menesteres, puedan imprimir unos rasgos inolvidables, que motivarán al público a ver más allá de lo que verdaderamente otorga el realizador canadiense.
Eso sí, pese a las piernas de cristal, diversas situaciones que se me antojan demasiado bruscas para un trabajo de estas características, y algún que otro individuo que hubiese requerido un análisis más denso sobre sus propósitos e ideas, se agradece ver una película que da tanto en tan poco tiempo y que obliga a uno mismo a examinar más allá de lo que el director presenta, haciendo que sea una cinta altamente evocadora. Ojalá siga así la cosa.
A nivel estético la película de Maddin funciona perfectamente. El uso que hace de texturas, desenfoques y tonalidades confiere al film una gracia no muy común entre las producciones actuales. Lo que no termina de convencerme es el tono. Parece no querer apostar por uno concreto y se mueve (muy a gusto, todo hay que decirlo) entre el teatro del absurdo y el melodrama con pinceladas surrealistas, con un punto intermedio frío y distante. Aún así, las virtudes del film son las suficientes como para lograr un resultado más que decente.
The Saddest Music in the World es una película brillante, con un apartado visual maravilloso, recreando ser una película de los años 20 pero con artificios técnicos muy modernos. Curioso que los recuerdos sean en color y la realidad en blanco y negro. En el apartado actoral hay que destacar el conjunto, están todos esplendidos, pero la Rossellini se come la pantalla. Reconozco que no había visto nada de Maddin antes del festival y que tampoco estaba entre mis prioridades, pero después de ver dos de sus películas no tardaré en ver más. Por último me gustaría, sin animo de repetirme ni hacerme cansino, pero que tras ver la película de Maddin me lo pone a huevo, decir que este señor demuestra que ser autor y cineasta independiente no esta reñido con contar una historia entretenida, no hace falta hacer la misma película de largos planos contemplativos para ser considerado un buen autor.