La mujer pirata
Sinopsis de la película
El capitán Providence, el último de los grandes piratas es, en realidad, una mujer, Anne, que siente un profundo odio hacia los ingleses porque mataron a su hermano. Tras el abordaje de un navío inglés, Anne libera a un francés que dice ser corsario y es enrolado en el barco de la mujer pirata, el Reina de Saba.
Detalles de la película
- Titulo Original: Anne of the Indies
- Año: 1951
- Duración: 78
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Opinión de la crítica
Película
7
27 valoraciones en total
Película de aventuras, del subgénero de piratas, dirigida por Jacques Tourneur, que combina acción, romance y drama.
El relato cuentas las aventuras del capitán Providence, una mujer llamada Anne Bonney (Jean Peters), que comanda un barco de bucaneros, movida por el afán de vengar la muerte de su hermano a manos de los ingleses. La importancia de las pérdidas sufridas por éstos, les llevan a concebir un plan para destruir a Providence con engaños, ya que con la fuerza no han podido hacerlo. Embarcan en un mercante que ha de cruzar las aguas dominadas por Providence a un espía francés, Pierre LaRochelle, que se ha de hacer pasar por cautivo de los ingleses. Apresado por los hombres de Anne, ésta se enamora perdidamente del misterioso y a la vez atractivo francés. Cuando descubre la trama que se ha urdido contra ella, no duda en afrontar elevados riesgos para vengarse cruelmente, sin contar que algo más fuerte que la habilidad de su espada y el poder de su astucia puede cruzarse en su camino.
La dirección de Tourneur crea ambientes cargados de emoción y de credibilidad: batallas navales, tabernas repletas de bucaneros, luchas a espada, etc. El enfrentamiento de Jean Peters y Debra Paget (en el papel de esposa de LaRochelle), dos actrices en estado de gracia en aquellos momentos, permite poner de manifiesto la fuerza interpretativa de ambas. El complejo personaje de Pierre, con cometidos tan diversos como seducir, simular, engañar, luchar, salvar a la esposa, defenderla en situaciones desesperadas, etc., está descrito con sutileza, elegancia y calculada ambigüedad. La figura del capitán pirata está resuelta con desenvoltura, gracia y acierto por la atractiva Jean Peters, en uno de los papeles más defíciles de su carrera. La música es de Franz Waxman, que ganó en dos ocasiones el Oscar a la mejor banda sonora.
La película, pletórica de acción, lances imprevistos, buenas interpretaciones y emoción, es una pequeña joya para recordar y comentar.
Sólo Jacques Tourneur puede crear enseñaciones cinematográficas de este calibre. La mujer pirata es la historia de una mujer ruda, monstruosa, creada por su padre adoptivo Barbanegra que se verá herida por el falso amor de un marinero francés. Ha vivido siempre entre marineros y un día descubre el amor, entregándose a él con toda su alma, para ser traicionada.
Este drama de un ser puro pero monstruoso que se enamora para ser traicionado se emparenta por su trasfondo con filmes como King Kong o La mujer pantera ( esta última del mismo autor que el que nos ocupa ).
Esta sorprendente obra maestra contiene una depurada y maravillosa fotografía en color que en determinados momentos alcanza imágenes oníricas ( el color pastel del cielo y el mar a través de la ventana, la pintoresca Taberna en la que se encuentra el capitán Barbanegra, la isla desértica que parece sacada de una pintura abstracta, las maravillosas batallas entre barcos…la labor del fotógrafo y el delicado gusto visual de Tourneur queda patente una vez más ). Jean Peters, Herbert Marshall ( portentoso actor ) y Thomas Gomez realizan un excelente trabajo, no siendo tan afortunada la actuación de Louis Jordan como marinero francés ( el protagonista masculino en algunas obras del director es terriblemente mediocre ). La dirección de Tourneur es directa, precisa, poética, dinámica e intensa: el director es un maravilloso creador de relatos inmortales en lo que la psicología de los personajes cobra un significado descomunal.El guión de Philip Dunne es acertadísimo como casi siempre y la banda sonora de Franz Waxman es maravillosa como de costumbre, centrándose en realzar la sensación de aventura marítima y de pasión desnfrenada interior de la protagonista.
Pero para descubrir esta historia de aventuras, seductora, bucólica, sensual, con personajes oscuros y parajes pictóricos no pueden continuar con la lectura de esta crítica: compren el Dvd ( la versión es de Suevia en su colección de clásicos de oro y está magistralmente restaurada ) y vean como la dura, inexcrutable loba de mar se adentra en límpidos mares, paraísos y como la pasión le corroe. Vean al capitán Barbanegra, cruel pero noble, horrorizado ante los dramáticos acontecimientos finales. Observen un ejemplo de cómo el cine clásico era capaz de contar historias inimaginables creando personajes que permanecerán en la memoria colectiva para siempre. Observen lo que hoy en día es improbable observar: una obra de arte.
Mujer pirata
Entre las mejores películas de cine negro elegiría Retorno al Pasado o la desconocida o al menos que circula bastante poco Nightfall, entre las mejores películas de Gauchos elegiría Way of Gaucho, entre las mejores de terror elegiría uff…. un montón La Mujer Pantera, Yo Anduve con un Zombie o La Noche del Demonio, entre las mejores películas del oeste incluiría Start of my Crown, entre las mejores de espías Fearmakers o Belín Express y entre las mejores películas de aventura elegiría esta Anne of the Indies, claro sin olvidar también El Halcón y la Flecha. Todas ellas son de J. Tourneur.
Y es que Tourneur no tienen nada malo, claro que yo sepa. Yo creo que es de esos tipos que si se hubiera dedicado a la cocina también hubiese sido un muy buen cocinero, pues sería de los que con muy pocos ingredientes haría platos estupendos, para chuparse los dedos, aunque no sé mucho de Tourneur,( también es verdad que hay pocos libros sobre él) sólo las pelis que he visto que han sido casi todas, creo que es de esos directores que le dicen: mira tienes esto, eso, y aquello y arréglatelas para hacer una película, y le saca el máximo partido a todo ello, de lo muy poco que tiene, saca lo máximo, sin ser nada machacón o enfático como otros directores.
La primera vez q vi esta película me impacto su colorido: qué cielos qué mar,… y su protagonista: ¿Una mujer, y haciendo de bucanera ? Y nada de héroe, ¡qué mal rollo! jejeje , pensaba para mis adentros la primera vez que la vi. Los actores están superbién Jean Peters es una maravilla su mejor papel, Louis Jordan quizás un poco regular y sin olvidar Debra paget(La Tumba India y El Tigre de Esnapur) y Herbert Marshall vaya actorazo es! La composición de los planos es una maravilla, todo parece sencillo, pero desde mi punto de vista supercomplicados a la hora de elaborarlos y la conexión entre ellos también es algo … como natural, nada de planos desenfocados, transiciones nada raras , no necesita llamar la atención, es todo muy natural y directo. Me encanta el paseo de Pierre y el Capitán Providence por la ensenada con esa música de fondo…de una frescura, una espontaneidad, es un ejemplo de que Tourneur me llega a los sentimientos…
La mujer pirata se desarrolla con una velocidad (rápida, concisa, sin contemplaciones) poco común a través de Caribe, desde Maracaibo hasta Tortuga de la mano de un personaje condenado por el amor descubierto y traicionado. Anne Providence,el más temible pirata, va a sufrir en sus carnes y en su alma la condena de un amor imposible hacia un personaje que estando a lado de ley nos parecera vil y mediocre.
Aventura de tonos tristes, melancólicos, Tourneaur nos lleva a un terreno de un arrebatado romanticismo que no solo vertebra el relato sino la forma de filmarlo.
Hay clásicos del cine de aventuras que se distinguen por la importancia que la sexualidad tiene en su trama, como esta que nos ocupa, La mujer pirata. Jacques Tourneur es un cineasta que frecuentó varios géneros, poniendo siempre un toque de sensualidad infrecuente. El personaje que da título a La mujer pirata es Anne Providence (una estupenda Jean Peters) a la que en las Indias Occidentales, donde es temida por su arrojo como pirata, se conoce como Capitán Providence, y es la protegida del capitán Teach, conocido a su vez como Barbanegra, no menos temido, quien se encargó de su educación.
Desde su conducta varonil, Anne irá descubriendo la sensualidad, el amor, el engaño, los celos, la venganza y el perdón, a causa de su relación con un mediocre individuo llamado Pierre François La Rochelle (un discreto, Louis Jourdan), quien se enrola como piloto en la nave de Anne, con el objetivo de poner a la mujer pirata en manos de la justicia británica a cambio de conseguir de ésta la devolución de su propio barco. Es decir, Anne toma conciencia de su condición de mujer por medio de un hombre que actúa con doblez, pasando por encima de la amistad y el amor.
Un hombre que comete bajezas para recuperar su barco y una mujer que descubre que ha sido manipulada, enfrentan sus sentimientos a través de varias secuencias ejecutadas al modo de rituales que tienen como finalidad sumir a Anne en un profundo desamparo. Esta situación, expuesta con brillantez más que notable, es el eje de una espléndida película de aventuras que constituyó casi un punto y aparte en el género. La opacidad de los personajes, la ácida melancolía de su tono, la ambigüedad del tratamiento argumental, su hondo pesimismo, la antipatía que despierta el otro personaje femenino, Molly La Rochelle (una desdibujada Debra Paget), el despertar de Anne a la sensualidad, la decepción que le causa la conducta de Pierre, las relaciones que mantiene con los hombres que cuidan de ella (Barbanegra, el doctor y su segundo de a bordo) y la atmósfera funesta del relato distinguen a La mujer pirata de los anteriores filmes de aventuras marinas rodadas en Hollywood y hacen de él una obra singular.
Resulta curioso que el plano fijo inicial, en vez de informar de la época en que se desarrolla la acción, como era frecuente en el cine de aventuras, muestran nombres de piratas abatidos por el Poder. Como siempre en Tourneur, importa tanto lo que se ve como lo que no se ve, lo que queda expresado como lo que queda sugerido. Pocos cineastas merecen el calificativo de poeta de lo invisible, Jacques Tourneur sí.