La mujer de la montaña
Sinopsis de la película
A sus cincuenta años, Halla, profesora de canto, declara la guerra a la industria local del aluminio, que está contaminando su país. Para ello, toma todo tipo de riesgos con el fin de proteger el medio ambiente en Islandia. Pero su situación podría cambiar con la llegada inesperada de una carta.
Detalles de la película
- Titulo Original: Kona fer í stríð aka
- Año: 2018
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
6.8
39 valoraciones en total
La mujer de las montañas me ha traído a la memoria los inolvidables libros de Thoreau La desobediencia civil y Walden, en que defiende que todo ciudadano tiene el derecho de oponerse a un gobierno o una ley que considera injusta y la importancia de restablecer el vínculo del ser humano con la Naturaleza.
El Estado comienza donde comienza la obediencia, mientras que la democracia comienza donde comienza la desobediencia.(Desobediencia civil, p.37)
Halla es la personificación de lo que plantea Thoreau, su acto de resistencia frente a las empresas transnacionales de minería, que explotan las minas de aluminio que contribuye con la polución de los ríos y del suelo, que aumenta el abismo que existe en la relación entre la naturaleza y el ser humano, que corrobora con los valores superfluos de progreso basado en la economía y el consumo, que sitúa la naturaleza en una pirámide jerárquica que la condiciona como subordinada del hombre permisible a la defraudación para el beneficio de pocos, al envés de vislumbrar el ser humano como parte de la naturaleza.
La indescriptible inocencia y beneficencia de la Naturaleza, del sol, del viento, de la lluvia, del verano y del invierno. ¡Qué salud, qué alegría proporcionan siempre! Y es tal la simpatía que vuelca sobre nuestra raza, que la Naturaleza toda se afectaría se empeñaría el sol, suspirarían los vientos con voz humana, las nubes precipitarían lágrimas y los bosques desecharían su follaje para ponerse de luto en pleno verano, si algún hombre sufriera alguna vez por una causa justa. ¿Acaso no debo yo comulgar con la Naturaleza? No soy en parte hojas y mantillo (Walden, p.154)
Más allá de la proximidad con los libros, la película aborda un tema actual y necesario que es al mismo tiempo una pregunta hacia nosotros ¿Qué responsabilidad tenemos frente al colapso ambiental y de las relaciones sociales? ¿Qué postura y/o actitudes deberíamos adoptar sobre estos cambios?
La película puede ser observada de múltiples formas, como por la excesiva vigilancia por parte del Estado, bajo la retórica de la seguridad pública, la maternidad, la complicidad entre las hermanas, el racismo hacia lo extranjero, el avance tecnológico a servicio del capital, la incoherencia del hombre, la rebeldía, la amistad, la función manipuladora y/o legitimadora de los medios de comunicación, la independencia y la determinación de una mujer. No obstante, su mayor clamor es dirigido a la necesidad de reaccionar frente a los cambios climáticos y la explotación del ecosistema, y la importancia de cambiar la mentalidad de consumo y comprender nuestra inherente interdependencia con la naturaleza y con los demás seres humanos.
Benedikt Erlingssones ha logrado un bello manifiesto sobre las problemáticas actuales y describe la realidad con su complejidad, a la vez con la sencillez que debería ser la vida. Consigue transmitir todas las sensaciones, olores y emociones a través de una banda sonora activa y participativa, e imágenes acogedoras del día a día, de la exuberante belleza natural de Islandia y hasta la devastadora explotación de la minería.
No dan puntadas sin hilo los directores islandeses y queda demostrado de nuevo en esta simpática y entretenida lucha de guerrilla que mantiene de forma individual Halla, una dulce e independiente profesora de canto, dispuesta a plantar cara a los matones de una contaminante multinacional del aluminio instalada en su hábitat, en el lugar en que vivirá la hija que ha decidido adoptar.
Y remarco la habilidad para incorporar elementos extraños (en este caso la banda sonora) sin que afecte al relato, y también un guión impecable que, si bien es cierto que demanda complicidad, no deja ni una grieta por la que pudiera colarse la falta de confianza en una superheroína cincuentona.
Es, Benedikt Erlingsson, el mismo que hace cinco años escribió y dirigió una original e impactante ópera prima, que llamó: De caballos y hombres, y que ha vuelto a sorprender en su estreno en Valladolid (63 Seminci), siendo su obra muy bien acogida por el público y conquistando el Premio de Mejor Actriz (Halldóra Geirharösdóttir).
La facilidad con la que el poder endosa la etiqueta de terroristas a quienes no comulgan con un sistema implantado por desaprensivos señores feudales, debiera hacer que nos enrocáramos en los principios naturales y nos apoyáramos, en lugar de tragarnos el anzuelo de lo políticamente correcto y correr a chivarnos a las autoridades, esas que la mayoría de las veces están ahí impuestas por las puertas giratorias de la política, para practicar lo que mejor se les da: el abuso.
No usa ceñidas y elásticas prendas de licra, diseñadas para cincelar un cuerpo artificial, más apropiadas para la seducción que para el combate. Viste más bien de Decathlon, las botas altas con tacones valen para una pasarela, pero no son apropiadas para huir campo a través. No lanza rayos láser por los ojos, ni viene de otro planeta. No es de la Márvel, ni de la DC, y se agradece, porque empezamos a estar ya un poco hasta los kriptones de tanta supermana…pero es una superhéroe. Lucha sola contra un enemigo despiadado y poderoso que quiere destruir a la humanidad, y la propia Tierra, a la que defiende y ama, es la que le cede parte de su fuerza, dándole poder y protección. Es la Mujer de la Montaña.
Como le ocurre a la mujer actual, le resulta difícil conciliar su vocación profesional con su otra pasión, que es ser madre. El egocéntrico bátman, el narcisista superman o el pedante spiderman se enfrentarán continuamente a poderosos y maléficos archienemigos, pero nunca a una decisión que, por otra parte, es la que afrontan nuestras mujeres de a pie en su día a día. Es difícil conciliar la vida familiar y la laboral cuando quieres salvar la tierra.
No confiaba mucho en el entretenimiento que me pudiera proporcionar esta mujer en guerra, contra la industria del aluminio en su país: Islandia.
Supero en un poquito mis expectativas, porque yo siempre me he sentido cerca de quien se encuentra al otro lado, el mismo que tiene un concepto diferente a la mayoría, y actúa en consecuencia. Aunque una cosa es mi posición y otra soportar que me cuenten una historia a la que sobra fantasía (banda de música) carente de elementos que la conviertan en apetecible.
Considero que la nota cercana al 7 viene dada por la guerra abierta, el ecologismo, y todo eso que está de moda defender, aunque la coherencia quede muy lejos de nuestro posicionamiento externo.
Le daré un aprobado porque me ha gustado ver como luchaba por evitar ser atrapada, y algunos de los medios que utilizó en su huida de las autoridades.
Para pasar el rato, excepto que seas un ecologista de carácter marcadamente reivindicativo.
Ante tanto remake, o sagas inútiles extendidas hasta el aburrimiento, puede que el futuro del cine esté en pequeñas producciones independientes, sin importar su nacionalidad, con reducido presupuesto, pocas pretensiones y contando historias que, si bien juegan con elementos conocidos, están barajados con eficacia a través de una historia, que en resumidas, está bien narrada. Quizás esto parezca poco, pero teniendo en cuenta los tiempos que corren en el que el espectador (y muchos críticos) parece que se conforman con cualquier basura, es un gran logro.
Este podría ser el caso de La mujer de la montaña, película islandesa que ha tenido buena acogida en festivales, sea en el de Sevilla, obteniendo el premio del público, o en Valladolid, donde su protagonista obtuvo el premio a la mejor actriz. Para mí, sin duda, la mayor virtud del film es contar con una actriz estupenda para un cometido más difícil de lo que a priori pudiera parecer, como es el caso de Halldóra Geirharösdóttir. Su trabajo es notable, aunque se quedara finalmente nominada pero sin galardón en los premios europeos de cine, eso sí, muy bien secundada por el resto del reparto.
En esta ocasión, Benedikt Erlingsson, su director, se ha desenvuelto con eficacia, más que con el guión que ha elaborado junto a Ólafur Egilsson, donde hay algunas preguntas que se nos quedan sin respuestas. Nada importante, pero creo que hubiera podido ayudar a redondear más la película. Lo plantearemos en el spoiler.
Sin ánimos de destripar nada, la ejecución de su banda sonora, adquiere más importancia que en muchas producciones, que es quizás uno de sus puntos que más podrían despistar al espectador medio. En cambio, su hermosa fotografía es de lo más esperable y aprovecha el entorno islandés, en su gran mayoría, para mostrarnos hermosos parajes, ya que también su guión se centra en el ecologismo y en el respeto medio ambiental de sus tierras.
La mujer de la montaña, intenta combinar el cine denuncia, el thriller, el drama y el cine intimista. Los ingredientes no es que estén bien dosificados, pero en ningún momento estropean la propuesta y Erlingsson consigue que en ningún momento se le venga abajo. Incluso en ella hay varias secuencias de poderosa belleza o en el que el espectador consigue identificarse con lo que se nos cuenta, lo cual, en definitiva, ayuda, a que una vez finalizada, la sensación que nos queda sea de satisfacción. En su contra pues lo que les pasa a muchas películas modestas, que su permanencia en cartelera tiene los días contados, y que por muchos será descubiertas a lo largo del tiempo, mientras otras bazofias del mainstream disfruten de inmerecidos privilegios al estar más tiempo en exhibición, sin que eso a muchos les importe, ya que se tratan de producciones que rayan en la estafa y cuya única intención es robarle el dinero al espectador con menos gusto o más idiota.