La muerte llama a la puerta
Sinopsis de la película
Paul y Jennifer Montgomery son una pareja de coleccionistas de arte que están hastiados de la rutina de su vida. Un día, reciben la visita de una vendedora de cosméticos y la invitan a participar en sus juegos , que están relacionados con el sexo y la muerte.
Detalles de la película
- Titulo Original: Games
- Año: 1967
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.3
64 valoraciones en total
Sí, nuevamente me toca quitarme el sombrero (y, si me apuras, el cuero cabelludo) ante el maestro.
Estaba haciendo zapping, tratando de mantenerme consciente y a flote en ese mar de mierda que es la televisión española –mierda, eso sí, ahora digitalizada: los 50 euracos del descodificador son los mejor invertidos desde que compré la Torre Eiffel en el rastro- , cuando, de improviso, en uno de los doscientos canales locales clónicos de los que disfruto , me he topado con el rostro perruno de Pumares, que, por lo visto -así es esa gran casa de putas llamada España-, ha quedado tristemente relegado a hacer programitas de quinta en pseudocanales… Pero, cuidado, el hábito no hace al monje, y Pumares tiene demasiado dentro como para que nimiedades como un presupuesto nulo le impidan rebuscar en la sección de oportunidades hasta encontrar hora y media de buen Cine que brindarnos.
Vamos, que así de tontamente, y gracias al maestro, es como he tenido la oportunidad de ver esta pequeña joya, que, inexplicable y vergonzosamente, resulta absolutamente desconocida.
No, si al final la puta TDT va servir para algo…
—-
Para empezar, y ya te voy avisando, lo que tenemos aquí es una traicionera tela de araña de celuloide. Un juego de espejos en lo que nada es lo que parece.
Y es que juzgada por su primera media hora, no te engañaré, no pinta nada, pero que nada bien… Parece tratarse de otra más de las tan en boga soporíferas películas pseudofellinianas de finales de los sesenta – que tratan de imitar el punto surrealista del romano, pero perdiendo por el camino la acidez de rigor- dirigida a describir la peculiar Dolce Vita de una pareja de americanitos ricos –muy macho, él, una monada, ella- con demasiado tiempo libre y unas ideas poco sensatas de cómo invertirlo. Vamos, que el principio se te antojará (es mi caso) insufriblemente lento y naif, y, seguramente, llegado un punto, cogerás el mando a distancia con intención de finalizar tu relación con tamaño pestiño… Si lo haces, cometerás un error.
Porque la película, del mismo modo en que lo que promete ser una radiante tarde de mayo acaba desembocando a traición en tormenta, abruptamente, de un modo asombroso, se oscurece hasta convertirse en un negrísimo y pútrido relato de Terror lleno de detalles deliciosamente siniestros, un pesadilla gótica que te dejará en la boca el sabor del mejor Poe y que bebe directamente de obras como El Gato Negro y El Corazón Delator.
Pero no, eso, siendo bueno, no es todo… Porque… No me gustaría decirte demasiado… Destriparte el final sería, más que nunca, un crimen. Pero te diré que la historia, dando otro traicionero salto argumental, oscureciéndose aún más hasta la negritud total –justo la negritud que define el mejor Cine Negro-, te dejará helado con uno de los finales más cabrones y despiadados, más crueles, de la historia del Cine.
Lo dicho, una pequeña joya que debes ver.
Me sumo (humildemente) a la recomendación de ese Lic. en Físicas que sabe tanto de cine: El señor Pumares.
He de indicar que el señor Narciso Ibañez, creador y presentador de aquella serie de terror llamada Mis terrores favoritos en los años 80, la incluyó en esa serie de películas. La recuerdo vagamente, pero me dejó tan buen recuerdo, que no la he olvidado después de 30 años.
No he podido encontrarla por ningún sitio y por tanto no la he vuelto a ver.
Al afortunado que pueda no la deje, no se arrepentirá.
Saludos.
Intento pop de puesta al día de pelis como Luz que agoniza , donde James Caan está fatal (aún no había aprendido el oficio), Katherine Ross mona y poco más (como siempre) y Simone Signoret estupenda también como siempre. Desfasada, donde adivinas pronto el desenlace, sin tensión, entretenidilla y poco más.
Interesante y bien elaborado thriller de terror psicológico realizado por el injustamente infravalorado Curtis Harrington ( Ruby , ¿Qué le pasa a Helen? …), un notable artesano norteamericano especializado en este subgénero tan difícil.
El film sufre una acusada influencia de Las diabólicas , acentuada además por la presencia de Simone Signoret en el reparto. Sin embargo, Harrington sabe imprimirle cierta personalidad singular gracias, sobre todo, al buen uso de la cámara y a la excelente escenografía.
Cuenta también con unos interpretes de primer nivel, con la propia Simone Signoret a la cabeza, y se nota que el director sabe muy bien cuando y como debe introducir los elementos para generar la tensión.
Puede que hoy la película resulte algo previsible y haya perdido un tanto su efectividad, pero no por ello deja de ser un apreciable ejercicio de suspense con un estilo nada desdeñable.
Estamos ante un remake norteamericano de Las diabólicas (Les diaboliques, 1955), film francés dirigido por Henri-Georges Clouzot, hecho reforzado por la presencia de la actriz Simone Signoret, que ya participaba en la película de Clouzot. Si se hacen comparaciones, Harrington no consigue dirigir una obra mejor que la de Clouzot, pero, al menos, dirige un entretenido film de suspense, en el que la escenografía y la fotografía en color, así como la presencia de Signoret, son sus bazas más fuertes. Harrington tenía buena mano para historias como ésta, de suspense y misterio -véase su primer largometraje, Marea nocturna (Night Tide, 1961)- y trata de llevar la historia a su terreno, aunque no lo consiga del todo.
Destaca la presencia de obras de arte contemporáneas en la casa del matrimonio protagonista (interpretado por James Caan y Katharine Ross), especialmente del entonces pujante arte pop, viéndose una obra bastante graciosa en su imitación del estilo de Roy Lichtenstein.
Entre las personas de la fiesta del principio puede verse, fugazmente, a la actriz Luana Anders, que ya había trabajado con Harrington en la ya mencionada Marea nocturna .