Enamorado de mi mujer
Sinopsis de la película
En París, el veterano editor Daniel (Auteuil) se encuentra con su amigo Patrick (Gérard Depardieu) que no veía hace mucho tiempo y le invita a cenar a su casa. Su amigo Patrick llega acompañado de su nueva novia Emma (Adriana Ugarte), mucho más joven que ellos dos. Daniel empieza a fantasear sobre tener una aventura con ella, mientras que su mujer Isabelle (Sandrine Kiberlain) sospecha de sus intenciones.
Detalles de la película
- Titulo Original: Amoureux de ma femme
- Año: 2018
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
4.4
65 valoraciones en total
Vamos a ver, que a estas alturas del siglo XXI se haga una peli sobre viejos verdes babeando por jovencitas no tiene razón de ser. ¿Quién puede creerse que una chica guapísima de 34 años se puede volver loca por un Depardieu de 70 años al que le sobran otros tantos kilos, o por su amigo Auteuil de 69 años, a su vez casado con una mujer 20 años menor que él?
Verdaderamente la película no inspiraba a priori muchas expectativas pero es que es un verdadero bodrio! El machismo más trasnochado elevado a su máxima potencia!
Te has lucido Auteuil!!
P.D. Estoy deseando ver el remake americano pero al revés, no sé, por ejemplo, Diane Keaton y Candice Bergen con Chris Hemsworth
Película a mayor gloria de la comedia teatral light francesa. Cuenta los avatares del veterano editor Daniel (Auteuil), que por la calle se encuentra casualmente con su amigo Patrick (Gérard Depardieu) a quien no veía desde su divorcio. El caso es que, no sin titubeos por el temor a la respuesta de su mujer, Daniel le invita a cenar a su casa ese fin de semana. Efectivamente, el sábado su amigo Patrick llega acompañado de su nueva novia Emma (Adriana Ugarte), mucho más joven que todos los presentes. Daniel, hechizado por la belleza de la joven empieza a fantasear con la chica, mientras que su mujer Isabelle (Sandrine Kiberlain) sospecha de sus pensamientos.
En el film, la aparición de la criatura joven y sensual actúa como catalizador y provoca una tempestad en los anfitriones ya maduritos, empujando sus creencias, despertando la frustración, los celos y la amargura. Toda la mecánica del vodevil está allí, si bien en la mente del escritor de la comedia, Florian Zeller, el interés no está tanto en lo que se dice como en lo que no se dice.
El asunto es propiamente de moral pequeño-burguesa en la cual la invitación de Patrick y su nueva y joven compañera Emma a cenar, implica que ha acabado el viejo matrimonio amigo, lo cual ha puesto punto y final a la antigua y pacífica amistad de ambos maridajes. La joven y bonita Emma no se parece en nada a la esposa abandonada y la nueva vida de Patrick provoca el cuestionamiento interno de sus anfitriones que, claramente, se han instalado en su rutina pequeño burguesa, con toda tranquilidad por demás. Mas la cuestión es que Daniel queda chocado con la joven y no tarda en iniciar un rosario de imaginaciones, ensoñaciones y fabulaciones, siempre vigilado de cerca por su esposa Isabelle, que sospecha acertadamente de sus lujuriosos y románticos pensamientos.
El director (y protagonista) de esta película es el veterano actor de cine y de las tablas Daniel Auteil, que aborda con cierta gracia (sólo cierta gracia) el libreto escrito por el popular novelista y dramaturgo francés Florian Zeller, quien hace la adaptación a la pantalla de su obra teatral de título LEnvers du décor de 2016, justamente escrita para que la interpretara Auteil en París.
Daniel Auteil plantea una narración filmada que nada tiene de original, pero en ella usa un atrayente equívoco. Esto es, intercala numerosos flashes de montaje que convierte en imágenes -a veces hilarantes, otras tediosas- los pensamientos del protagonista quien, cada vez está más ofuscado con la hermosura de la novia de su amigo. Algunos de estos insertos duran pocos segundos, pero otros son más largos, incluyendo incluso secuencias enteras de largo recorrido. Como digo, al inicio estos flashes auténticamente oníricos son simples delirios mentales de corta duración, pero mediada la película se convierten en auténticos flashforwards cinematográficos, o sea, adelantos temporales del relato y, por tanto, cuasi reales. Es una jugarreta que puede sugestionar al espectador y a la vez confundirlo. Pero esta esta dinámica sirve a director y guionista para salir fuera del restringido escenario de la acción (el apartamento de la cena), viajar, callejear y de paso reflexionar sobre la madurez, el tedio de la burguesía, la nostalgia de los mayores por el lascivo sexo joven, o sobre el ciclo de vida en que se encuentra el protagonista, ya avanzados los sesenta. O sea, muchos subtextos de la historia que puede parecer que la enriquecen y que pretenden con poco éxito hacer cavilar al espectador sobre estos complejos asuntos. Pero no hay que negar cierta habilidad en Auteuil, pues consigue que el espectador nunca pise un terreno compacto ni sepa si lo que está viendo está o no dentro de la cabeza del protagonista, aunque la mezcla de realidad y fantasía es sin duda excesiva.
Sin duda es el reparto lo que mantiene a buen recaudo la cinta con una expresiva y magnífica Sandrine Kiberlain, Gérard Depardieu que nunca falla y está inconmensurable, Daniel Auteil genial como siempre, y la española Adriana Ugarte está resplandeciente en la triple versión que presenta de su personaje, la real, la fantaseada por Auteil y la versión de ‘femme fatale’ ideada por la esposa de éste: la Ugarte es toda una guinda para este pastel gabacho.
Yo diría para cerrar que esta comedia peca de muchas cosas, tal vez por ese proyecto de llevar el teatro a la pantalla, lo cual la hace vulnerable pues tiene una estructura frágil que en el cine se paga con aburrimiento en algunas fases de la cinta. Además, intentar abordar la crisis de la edad madura con tan simples argumentos parece un insulto a la inteligencia. Los vuelos pindáricos para mezclar ficción y realidad devienen montaje tramposo y confuso pues hace difícil entender en qué punto de la narración nos encontramos. Y para colmo la moraleja con moralina final es todo un cántico al cinismo, la hipocresía y a cierta resignación.
El argumento de hombre maduro que fantasea con chica joven hasta un patético delirio deja bastante que desear. Aunque alguna situación resulta graciosa es una película para olvidar al día siguiente de haberla visto. Bonitos escenarios y buenas interpretaciones. Sin más.
Pobre comedia francesa en donde dos amigos se encuentran después de mucho tiempo y deciden reunirse a cenar en la casa de uno de ellos. Uno esta divorciado y lleva a su actual novia, la bella Adriana Ugarte que es la encargada de hacerle fantasear un amorío al dueño de casa. El tema es que a partir de allí se comienza a confundir la realidad con la ficción y lo que en un principio es un intento de comedia comienza a tener un giro de tintes dramáticos que tampoco logra su cometido. Ni siquiera excelentes actores logran torcer el rumbo del film en donde se puede decir que a duras penas aprueba el versátil y excelente actor francés Daniel Auteuil (aquí también devenido a director), en este caso bien acompañado por Sandrine Kiberlain y en un papel mas secundario Gerard Depardieu. Regular y solo por los actores.
Es una comedia que en principio promete bastante pero que a medida que va avanzando pierde parte de su originalidad. El reencuentro de dos viejos amigos, uno de ellos acompañado por la exhuberante Adriana Ugarte será el punto de partida para una cena en la que se mezcla lo real, lo imaginario de la mujer y la ilusión del hombre ante una joven tan atractiva. Los giros continuos hacen al menos que se mantenga el interés y alguna carcajada al menos si que nos consigue sacar.