La mudanza (C)
Sinopsis de la película
A través de una serie de identidades equivocadas, Buster acaba con un cargamento de muebles en mitad de un regimiento de policías. La bomba de un anarquista aterriza en su carruaje. Buster lo lanza entre las filas de los policías, que le persiguen por toda la ciudad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cops (S)
- Año: 1922
- Duración: 18
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Opinión de la crítica
Película
7.2
48 valoraciones en total
Famosa o recordada quizás por el principio y simular que Keaton está detrás de unos barrotes de la cárcel, y luego es la verja de una casa.
Sigue en la linea de persecuciones, equivocaciones, parecidos, etc… y sobre todo persecucción policial que aquí lo lleva al máximo al meterse en un desfile policial. No sorprende, pero tampoco aburre, ya que sigue en su linea que nos tiene acostumbrado Keaton con otros cortos de años anteriores.
Quizás, donde más he padecido, ha sido con el caballo, le he visto hacer cosas raras y no sé si el pobre animal padeció algo… ya que quizás soportar tanto peso, no era lo que él podía aguantar.
El empiece es igual que El hombre mosca. Aquí al señor Lloyd se le fueron los ojos tras Keaton. Vemos a Buster detrás de unos barrotes con la novia. La novia le dice que no se casará hasta que sea un hombre de provecho. El único provecho que sacará el pobre son las patadas de la vida. Se mete a la mudanza por un timo. Y de la noche a la mañana se ve con un carromato lleno de muebles. Dicho carromato lleno de muebles pasa por delante de un desfile de policías. Dichos policías no quieren terroristas y le persiguen por toda la ciudad. Dicha ciudad la dejan patas arriba para encontrar al de la mudanza. Y mientras tanto el pobre hombre ya tiene un traje. Pero a la novia no le gusta el corte y se va a por otro modelo. The Cops pasa por ser una de las cumbres del cine cómico.
La mudanza comienza, y vemos que Keaton se encuentra confinado tras los barrotes de una celda. Un plano después, ya no. Era la verja de una propiedad privada.
Admito y confieso, vaya por delante, mi derrotismo: ¿acaso no parece que el Cine haya sido, tras esto, una lentísima pero paulatina caída en picado hacia lo obvio y lo ramplón? ¿Hay en la televisión actual, casi 100 años después, algún programa de nuevo cuño o show humorístico de alguna cadena que se acerque en inventiva, audacia y ocurrencia a esta humilde y habilidosa muestra de cómo basta y sobra el mero montaje?
¡Hasta que no seas un gran hombre, no me casaré contigo!
…
El punto final de La mudanza, en lo personal, me mete de lleno en el bolsillo.
Keaton, tras protagonizar mil y una peripecias tan puramente físicas como el sudor en Le trou y burlar a sus incansables captores con los métodos más disparatados, es rechazado por su amante, ya completamente fría y altiva. Recibido el desplante, él se entrega. Alguien podrá decir que apesto a romanticismo antiguo, o que da un poco de risa, en pleno siglo XXI y de boca de un muchacho de 27 años, tal vulnerabilidad a la tragedia romántica, pero lo admito, posiblemente no tenga un sentido tan moderno del desamor. Me rindo ante el dulce fatalismo de ese Keaton luchador y saltimbanqui que no duda en anular todo su esfuerzo por no alcanzar lo que, en primer momento, anhelaba. Con Chaplin, especulo, la cosa podría haber terminado de otra manera. Es esa resignación, entre lo irónico y lo sabio, lo que da la medida del Arte de Keaton.
Veo, en este gesto final, mucho de lo que vino después. Ahí ya vive algo de Carlitos way, The killing, The set-up, Rififi o, quizás exagero, Pickpocket.
Gracias.