La muchacha que sabía demasiado
Sinopsis de la película
La joven americana Nora Davis (Leticia Roman) va a visitar a su tía enferma en Roma. La misma noche de su llegada la anciana muere y, al no funcionar el teléfono, decide ir a buscar ayuda a la calle, donde un hombre la atraca y la hace perder el conocimiento. Nora recobra el conocimiento durante varios segundos, suficientes para ver cómo una mujer es asesinada a pocos metros. Al día siguiente nadie creerá a Nora, aunque ella, ayudada por el médico de su tía, decidirá encajar las piezas de todo lo que ocurrió esa noche…
Detalles de la película
- Titulo Original: La ragazza che sapeva troppo
- Año: 1962
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
6.3
44 valoraciones en total
Excelente cinta de suspense con toques de humor que supuso una gran revolución. Y es que más allá de su grato homenaje a Hitchcock, Mario Bava estableció muy inteligentemente una vertiente que se haría muy popular y que se convertiría en la cuna del estilo de muchos realizadores posteriores (no solo italianos, también americanos). Por ello creo que el valor de la película aumenta aún más. El film es de lo más entretenido, porque aparte de ser cortito de duración, va directo al grano y juega inteligentemente con las ilusiones y paranoias de la joven protagonista para confundirnos. Hay quien ha visto en esto una chapucera técnica que hace la película ridícula e insostenible. Yo sinceramente lo veo más como una treta para confundirnos y desestabilizarnos hasta la resolución final. Con una excelente fotografía deudora de los neorrealistas más puros y duros (véase Visconti, Fellini, Rosellini) y una ejemplar dirección de Mario Bava, creo que dentro de su simpleza (sobre todo argumentativa) La muchacha que sabía demasiado es una discreta joya digna de recuperar y visionar. EXCELENTE.
Hay un consenso casi unánime dentro de la historiografía por encumbrar el filme de Mario Bava, La Ragazza che sapeva troppo (La chica que sabía demasiado, 1962) como el iniciador del subgénero conocido como Giallo. Esta palabra, que literalmente significa amarillo en italiano, y que hace referencia al color del papel en el que se editaban muchas de estas novelas policiacas tiene su propia aparición en la película, en dos momentos claves del filme. Uno de ellos en la secuencia inicial, que tiene lugar en el avión donde viaja nuestra protagonista, interpretada por Leticia Román, donde la voz en off nos indica que el libro que lee la joven (titulado sintomáticamente como The Knife) se trata de un giallo, uno de aquellos libros que cuentan historias truculentas de asesinatos e investigaciones criminales. La segunda vez que oímos la palabra es después de los diez minutos iniciales (que son auténtico tour de force), cuando nuestra protagonista es ingresada en el hospital, asegurando haber visto un asesinato y uno de los médicos le aconseja que no vuelva a leer novelas como los giallo, porque el resultado puede ser el de crear alucinaciones.
Ahora bien, la película que inicia el subgénero tiene bastantes diferencias con las películas que se harían en Italia posteriormente, como pudiera ser uno de los filmes que cimentan el Giallo, L’Ucello dalle piume di cristalio (El pájaro de las plumas de cristal, 1969), dirigida por Dario Argento, aprendiz directo de Mario Bava. Básicamente por dos cuestiones.
En primer lugar, la violencia de La Chica que sabía demasiado no es igual de truculenta que otras películas posteriores, incluidas del propio director como pudiera ser sei donne per l’Assesino (Seis mujeres para el asesino, 1964, donde Bava se pasa gran parte del metraje mostrando los asesinatos más escabrosos posibles). En nuestra película, la mayoría de los asesinatos ocurren fuera de campo (forman parte de una ola de crímenes que tuvo lugar en los mismos lugares pero diez años antes de nuestra historia) y los que suceden no llaman especial atención por su virulencia. Algo, que incluso puede sorprender hablando de un director como Bava.
Pero además, la carga violenta de la película queda tamizada por un humor irónico que desmitifica gran parte de lo que el espectador está contemplando en la película. Humor que puede venir desde la voz en off (que a pesar de que es un recurso que el director utiliza pocas veces, siempre que entra en acción es para utilizar un lenguaje anecdótico y sarcástico) o de algunas secuencias como el propio final de la película, donde vemos a un cura recoger un paquete de tabaco que en realidad contiene marihuana.
La Chica que sabía demasiado empieza con un ya comentado Tour de force que resulta imparable. Nuestra protagonista es una extranjera (recordemos que muchas de las películas italianas de serie B de estos años tenían una repercusión comercial importante fuera de las fronteras, motivo por el cual en muchas ocasiones Mario Bava contó con interpretes extranjeros en sus películas) que pretende realizar un viaje idílico por Italia, aunque rápidamente empezará a darse cuenta de que nada es lo que parece…
A las primeras de cambio se da cuenta de que el hombre que parecía tan ideal sentado a su lado durante el viaje en avión es en realidad un traficante de droga, la mujer que debía hospedarla muere de un ataque al corazón, la roban nada más llegar y lo más importante de todo, es testigo de un asesinato. Sin duda la película nos muestra la cara de una Italia oculta pero real. Si en multitud de películas, como Roman Holiday (Vacaciones en Roma, 1953) de William Wyler habíamos visto la cara más postalera y amable de la ciudad, la película de Bava se ocupa de buscar en el alcantarillado de Roma para descubrir lo que la mayoría de italianos no querían ver (aunque no olvidemos la intencionalidad comercial del filme).
Al guión es cierto que le faltan algunos detalles para llegar a ser una obra más que interesante. Los personajes están desdibujados y el giro final resulta demasiado inverosímil lo que desgraciadamente corta las posibilidades del filme.
Rodada en Blanco y negro, la película demuestra una utilización preciosista de la luz, especialmente cuando esta se encuentra en las secuencias interiores. Buena muestra de ellos son las escenas de acción que tienen lugar en la casa donde se hospeda nuestra protagonista, y en las que Mario Bava emplea un lenguaje que ya había madurado a lo largo de años de trabajo en otras producciones, antes de pasarse a la dirección.
http://neokunst.wordpress.com/2014/07/09/la-chica-que-sabia-demasiado-1962/
Cuando la noche se viste de misterio y el azar señala con insistencia hacia una dirección determinada, da la impresión de que todo, irremediablemente, se dirige hacia allí.
Aunque el argumento presenta alguna situación prendida con alfileres, el espectador asiste perplejo al espectáculo que se le presenta en pantalla pero apenas es capaz de esbozar teorías o plantear hipótesis y por eso no le queda más remedio que dejarse llevar.
Y, en ese halo de intranquilidad, la sospecha se convierte en una espiral donde caben todos los indicios pero no se atisba ninguna solución.
Sólo el interés por averiguarla.
Ese es el mérito de M. Bava.
He leido en alguna parte que La muchacha que sabía demasiado podría ser/o es considerada como la película que inauguró el llamado giallo italiano, que explicado de forma sencilla y graciosa sería algo así como un thriller donde por norma general una chica es asediada por un psicópata que se dedica a asesinar a todo bicho viviente de las maneras más rocambolescas posibles. Bava seríe el precursor, luego vendrían Argento, Fulci, Soavia, etc, pero eso ya es otra historia. En cuanto al film, lo cierto es que en ningún momento llega a mostrar escenas demasiado truculentas como sí lo harían el resto de giallos y el mismo Bava en la posterior Seis mujeres para el asesino (algo que podría ser debido a que la versión que yo he visto del film estuviese censurada), se podría considerar más bien como un inteligente juego del gato y el ratón con una excelente puesta en escena de Bava y como suele ser habitual en este tipo de films buscando el shock en el desenlace cuando se descubre la identidad del asesino. El reparto no desentona, todos están bastante bien, aunque como suele ser natural Valentina Cortese deslumbra con su interpretación. Atención a la magistral secuencia que abre argumentalmente la película en la que la protagonista, inconsciente tras haber sufrido un atraco, despierta para ver como se comete un asesinato en su narices, todo una lección de puesta en escena del maestro Bava.
A medida que vas descubriendo el cine de Bava se va confirmando una de las impresiones que tienes sobre él: que significó mucho para el cine italiano, que sentó las bases del género en su país y que ha servido de inspiración para muchos otros grandes, desde Fellini hasta Tarantino.
La ragazza che sapeva troppo es considerado el primer giallo, una película que creó un subgénero que encontró prosperidad en los años 70, su década de oro. Aún así, no dio origen a todas las características que suelen tener las películas gialli. No hay asesinos de guantes negros, apenas hay un par de asesinatos y nada de gore o asesinatos escabrosos, pero sí posee ciertas características importantes.
A su vez, se trata de una película extraña, ya que el clímax se sitúa al principio y no al final. Pasados los primeros veinte minutos la película mantiene un tono bastante más pausado.
Centrándonos en cómo empieza la película, que ya lo revela la sinopsis de Filmaffinity, es espectacular.
Bava en esta película demuestra una gran maestría al saber ponernos perfectamente en la piel de Nora. Nos quedamos como ella tras ver a su tía morir de forma tan repentina, ser asaltada en la calle y poco después ver un asesinato antes de caer inconsciente. Es un comienzo raro, todo pasa tan rápido y a la vez es tan inquietante.
Sin duda mi parte favorita de la película.
Tras esa impactante toma de contacto con el asesinato y lo que ve Nora esa noche, la película sigue muy bien y el viento una vez más, como en otras películas de Bava, aparece como forma de crear inquietud, y además de una forma original.
Pero empiezas a hacerte preguntas cada minuto que pasa, porque la película te presenta varios personajes, bastante información, muchas situaciones extrañas y llegados a un punto, uno piensa: Vale, la película me está dando muchos datos y están pasando muchas cosas, pero cuanto más se enrede, más complicado será encajar el puzzle y que se entienda, ¿no?
Lo peor es que los temores se hacen realidad. El final es poco creíble, hay cosas que ves absurdas o que chirrían y desde luego que es lo que menos me gustó de la película porque la vulgariza mucho.
La película tiene toques cómicos bien encajados pero al final hay uno que deja bastante que desear…
Dejando de lado esos decepcionantes veinte minutos finales, la película tiene buen ritmo y mantiene un muy buen nivel pero aún así se merecía bastante más en su tramo final y no caer de esa manera.
6,0/10