La misión
Sinopsis de la película
Hispanoamérica, siglo XVIII. En plena jungla tropical junto a las cataratas de Iguazú un misionero jesuita, el padre Gabriel (Jeremy Irons), sigue el ejemplo de un jesuita crucificado, sin más armas que su fe y un oboe. Al ser aceptado por los indios guaraníes, Gabriel crea la misión de San Carlos. Entre sus seguidores está Rodrigo Mendoza (Robert De Niro), ex-traficante de esclavos, mercenario y asesino, que buscando el perdón se hace jesuita y encuentra la redención entre sus antiguas víctimas. Después de luchar juntos durante años, se enfrentan a causa de la independencia de los nativos: Gabriel confía en el poder de la oración, Rodrigo, en la fuerza de la espada.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Mission
- Año: 1986
- Duración: 125
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Opinión de la crítica
7.6
69 valoraciones en total
¿Hacer una crítica desde el punto de vista de la mirada del director? Sí, por qué no, una dirección impecable y seguramente un lujo mutuo entre Joffé y los tres monstruos De Niro, Irons y Neeson.
Me identifico plenamente con la mirada del director sobre el tema por eso no podría ser muy objetiva en este punto. Sin embargo quiero decir algo que la película me hizo sentir y recordar siempre que la ví. Hasta quien no es creyente sabe que nunca la Iglesia como institución, oficialmente representó lo que Cristo quiso para su iglesia. Y en este film eso se ve con enorme claridad. La historia nos muestra que eso fue verdad. Las misiones fueron desmanteladas, arrasadas, atacadas y destruidas totalmente.
La escenografía natural, la fotografía son gloriosas. Uno llega a sentir que está allí en medio de esa selva exhuberante llena de sonidos que solo traen paz al espíritu.
Momentos para enojarse, momentos para derramar una lágrima. Una escena inolvidable: De Niro llorando entre medio de los indios, consolado por el padre Gabriel, es para ver y rebobinar y volver a ver, De Niro sos un grande de la pantalla!
Sin palabras para la música, para la interpretación de la Filarmónica de Londres que acompañan las escenas en una sintonía perfecta. Los coros parecen venir del Cielo.
Una Joya más como decía. Para tener en casa y deleitarse todas las veces que uno quiera.
Y un aplauso de pie para este señor de la actuación, el Sr. Jeremy Irons.
¿Cómo puede decir un crítico de cine, como he leído por ahí, que la historia es tediosa? Que me disculpe, pero La Misión es, en su conjunto, una de las películas más bellas que ha realizado el cine. Lo tiene todo considerando la fotografía, las soberbias interpretaciones de Irons y De Niro, el argumento (de una gran fidelidad a lo que sucedió con los jesuitas por culpa de los intereses de las Coronas de España y Portugal), los paisajes selváticos y, sobre todo, esa inigualable banda sonora – del nunca recompensado por Hollywood – Ennio Morricone, una música capaz de llenar el espíritu con melodías muy sencillas, pero genialmente compuesta y orquestada. El oboe te hace simplemente alcanzar el paraíso, mientras contemplas las imágenes simultáneamente, sin perjuicio de fragmentos más apropiados a los momentos duros y beligerantes del film.
Además, en la película aparecen testimonialmente otros actores que hoy en día se han consagrado, como Aidan Quinn y Liam Neeson.
La misión es una de las películas de mayor belleza de la historia del cine. Creo que habría que programar su emisión como terapia a personas con problemas de autoestima y que han perdido el sentido y las ganas por la vida.
Cada uno de sus planos, son al cine lo que Velázquez a la pintura del siglo XVII. Nunca se filmarán con mayor maestría y elegancia las cataratas de Iguazú. Su banda sonora, ha sido considerada siempre por ese maestro de maestros que es Morricone, como su mejor trabajo.
Todo ese torrente de arte que desprende toda la película, sumerge a los actores de una forma profunda en la historia, y los lleva a sentirse Rodrigo de Mendoza, el Padre Gabriel… y no Robert De Niro o Jeremy Irons.
Pero es en este complicado punto cuando debemos de volver hacernos la siguiente pregunta: ¿El arte más allá de su belleza carece de mensaje ideológico? ¿Debemos creer que es secundario a la mera obra artística?
Yo creo que no, al contrario, lo ideológico siempre es más duradero y eterno, porque ese es el alma de la obra, y ese es el problema de La misión, su mensaje.
Vayamos rápidamente con ello. Cuando un director franco-inglés –curiosa combinación- como Roland Joffé se acerca a lo que fue la América hispano-portuguesa a uno le asaltan sus dudas. Mucho más cuando el guionista es Robert Bolt, que escribió las superproducciones de David Lean. En resumidas cuentas, mientras en sus obras los oficiales británicos o americanos no disparan contra mujeres o niños, sino que son modelos éticos, cuando se habla de las naciones ibéricas, meterse con ellas es mucho más fácil.
Los británicos, norteamericanos y franceses siempre tuvieron una atroz envidia de nuestra obra iberoamericana. Sus foribundas críticas en sus sistemas de enseñanzas al modelo español, contrasta con las alabanzas a su expansión territorial. En Francia en ningún colegio se llama Napoleón dictador, pero si se refieren a Felipe II le tratan de vil asesino.
La misión recoge eso. Por un lado suelta su discurso sobre el buen salvaje –los niños juegan, ríen… no vemos ni una sola muerte por enfermedad (la esperanza de vida era de menos de 30 años entonces en la selva) ni por supuesto ninguna guerra tribal-.
En segundo lugar carga las tintas contra el modelo civilizacional, hispano-portugués, metiendo también a la Iglesia de Roma como culpable (algo lógico para la mentalidad anglosajona que nunca puedo aguantar estar bajo dominio de una institución latina). Sólo salva a los jesuitas, que no son en sí, españoles ni portugueses, sino jesuitas (la fuerza de los jesuitas en los países productores de la película son muy estimables).
La misión fue una película atípica de los 80 debido a la temática tratada. Cuando Rambo y el Suache copaban las pantallas de los cines apareció esta joya que llegó al corazón de mucha gente. Es un film estéticamente hermoso y con un reparto excelente. Las actuaciones de los actores incluyendo a secundarios como el obispo son magistrales.
La entrada del obispo en el poblado es conmovedora. Y, posiblemente, la escena final del puente con Robert de Niro, sea una de las mejor rodadas de la Historia del Cine. Pocas veces el impacto de la tragedia ha sido tratado de una forma tan romántica. Magnífico Roland Joffé. Muy recomendable. 9.3
No somos una democracia, padre. Somos una orden.
Fotografía y banda sonora espectaculares, interpretaciones excelentes, diálogos (los justos) sencillos y consistentes. Que no se espanten los ateos si se enteran de que trata sobre las misiones Jesuitas en las selvas sudamericanas: no se exprime el tema de la religiosidad. Aunque sí que ensalza la fe. No la fe en seres sobrenaturales, sino la fe en el ser humano… en algunos seres humanos. Reacciones opuestas ante un problema común: la modestia frente a la soberbia, la obediencia y la desobediencia, esperanzada pasividad y acción desesperada, la integridad vista desde dos prismas distintos… Denuncia la hipocresía y las ansias de poder de la Iglesia y reivindica la nobleza de lo único valioso que ha dado el cristianismo: la sincera caridad de determinados creyentes.
Los mejores diálogos se atesoran, sin duda, en la parte en que Su prepotente Eminencia habla con los guaraníes de la misión de San Carlos, con el Padre Gabriel (Jeremy Irons) de intérprete, como si fueran niños de teta, y estos, con sus lúcidas inquisiciones, lo dejan a la altura del betún. La escena en la que el arrepentido Rodrigo llega, por fin, a la cima de la catarata es, para mí, una de la más emotivas de la Historia del Cine, casi equiparable al final de Luces de la Ciudad. Por esto (y por los increíbles paisajes) vale la pena aguantar la larga y silenciosa ascensión por la catarata que la precede y que muchos tachan de lenta y aburrida. Es increíble cómo, sin palabras, pues tan sólo hablan los guaraníes en su idioma y sin subtítulos, se puede comunicar tanto… Esta es la oportunidad de disfrutar de los mejores instantes que nos ha regalado Robert de Niro en toda su trayectoria.
– Dicen que se equivocaron al confiar en nosotros, que van a luchar.
– ¡Entonces tiene que convencerles de que no luchen!
– No he podido ni convenceros de que luchéis por ellos…