La máscara del Zorro
Sinopsis de la película
México, 1821. Un enmascarado y romántico héroe popular, conocido como El Zorro, lucha valientemente contra el dominio colonial español en la Alta California. Sin embargo, la víspera de la liberación de México, el despótico gobernador don Rafael Montero descubre que el Zorro es don Diego de la Vega. Un ataque contra la casa del rebelde, se salda con su captura, la muerte de su mujer, el secuestro de su única hija Elena y la destrucción de sus propiedades. Veinte años después, Montero regresa del exilio con Elena, que ignora la identidad de su padre, y se propone comprar California al Presidente de México, el General Santa Anna. Cuando don Diego de la Vega se entera, escapa de la prisión dispuesto a vengarse de Montero. Parte del plan consiste en adiestrar y transformar a Alejandro Murrieta, un bandolero con un tortuoso pasado, en el nuevo Zorro, para que le ayude a frustrar los planes de Montero de una vez para siempre. Murrieta se hará pasar por un rico hacendado español dispuesto a ganarse la confianza de Montero.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Mask of Zorro
- Año: 1998
- Duración: 132
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Opinión de la crítica
5.8
28 valoraciones en total
Excelente film de aventuras que retoma el personaje creado para un folletín a principios del siglo XX por Johnston McCulley, que ya fuera interpretado con acierto en la pantalla por Douglas Fairbanks en la versión silente de Fred Niblo de 1920 y en su remake sonoro, por Tyrone Power, en la versión dirigida por Rouben Mamoullian en 1940.
El personaje, que también conoció una gloria efímera en la filmografía de serie B europea a mediados de la década de los 60, supone un cruce entre la tradición del bandido generoso, al estilo de las leyendas de Robin Hood y el libertador anónimo y con doble personalidad, representado por La Pimpinela Escarlata de la baronesa dOrczy.
El hábil guión de esta cinta, retoma al personaje que interpretaran Fairbanks y Power, encarnado en esta ocasión con su solvencia habitual por Anthony Hopkins, presentándolo en su última aventura, y convirtiéndolo en un trasunto de El Conde de Montecristo , encarcelado durante casi 20 años, para acometer su venganza tras una prodigiosa liberación.
Ésta se producirá mediante la adopción de la personalidad del justiciero enmascarado por parte de un nuevo personaje, Alejandro Murrieta, interpretado por Antonio Banderas, en su papel más memorable hasta la fecha de su filmografía hollywoodiense, dando lugar a un todo un proceso de iniciación, que supone uno de los puntos fuertes en los que se apoya la trama.
Si el tándem formado por Hopkins-Banderas es uno de los puntos fuertes, el segundo es el tándem formado por Antonio Banderas y Catherine Zeta Jones, cuya química en pantalla, convierte en memorables todas las escenas en que aparecen juntos, en especial, el duelo a espada en las caballerizas.
Martin Campbell compone con este atractivo material un excelente film de aventuras de resonancias clásicas, al conseguir el ritmo preciso entre escenas de acción trepidante y de hilarante comedia huyendo con acierto de la parodia, que tanto ha lastrado el cine de aventuras de los últimos años.
Me gustaría ponerla a caldo, pero lo cierto es que me lo pasé bomba y como producto palomitero (o pochoclero, como dicen nuestros primos del otro lado del charco) está hecha con todo cuidado, dosificando irreprochablemente acción, humor, romance y un poquitín de pseudodrama. A Antonio Banderas, de lo más atractivo por entonces, le sienta el personaje como un guante -y su deje autoparódico nos obliga a perdonarle por una interpretación tan hortera- y Catherine Zeta Jones le secunda con agradecible retranca. El resto ya lo hemos visto tres mil millones de veces, no se iban tampoco a romper la cabeza si tenían toda una serie de televisión de la que hacer corta y pega.
Lo cierto es que La máscara del zorro rescata con modestia y cierta honestidad el género de aventuras que de aquella llevaba bastante tiempo dejado de lado. También es verdad que es de las que olvidas a los cinco segundos de verla. Lo propio.
Realmente es la mejor película que Banderas hizo en Hollywood. De director, al entonces consagrado Martin Campbell ( Goldeneye), de actriz, a la desconocida Zeta-Jones, y tan sólo, con la destacada presencia de Anthony Hopkins, la película era un zoo de caras nuevas. Sin embargo, la película se saldó con una gran recaudación mundial, y estuvo varias semanas en el Box Office de EE UU.
La música de James Horner ( Titanic) es fantástica, y todas las interpretaciones son buenas.
Decir lo elaborado que se encuentra el guión, obra de uno de los mayores guionistas del actual Hollywood, como es Ted Helliot ( Piratas del Caribe).
En definitiva. Una película entretenida, con grandes dosis de humor, bonita recreación del México del siglo XIX y, tal vez, peca un poco, de no poner un excelente acento español. Aunque eso, realmente, es pasable.
Primer film sobre el Zorro del realizador Martin Campbell (Goldeneye, 1955), al que sigue un segundo trabajo (La leyenda del Zorro, 2005). El guión, de John Eskow, Ted Elliott y Terry Rossio, desarrolla un argumento de Ted Elliott, Terry Rossio y Randal Jahnson, protagonizado por el personaje creado por Johnston McCulley. Se rueda en Méjico, Orlando (EEUU) y en los estudios Churubusco Azteca (Méjico), con un presupuesto estimado de 65 M USD. Es nominado a dos Oscar (sonido y efectos sonoros). Producido por Duong Claybourne y David Foster para Amblin Entertainment y otras, se estrena el 17-VII-1998 (EEUU).
La acción tiene lugar en California en una etapa turbulenta. Comienza durante la guerra de Méjico y España (1810-21), poco después de la proclamación oficial (1813) de la independencia de Méjico. Continúa 20 años más tarde (1841), cinco antes de la separación de Méjico de California del Norte. En 1846 California del Norte deja de formar parte de Méjico y pasa a ser un estado independiente y soberano, con el nombre de California. Cuatro años después (1850), la independiente California, mediante referéndum universal, que el film visualiza, decide convertirse en el estado nº 31 de los EEUU. El último gobernador español de California, Rafael Montero (Wilson), encarna la tiranía, la arbitrariedad y la egolatría. El Zorro/Diego de la Vega (Hopkins) es generoso, valiente, astuto y experimentado. Ha pagado un alto precio por sus servicios a la libertad y la justicia. El Zorro/Alejandro Murrieta (Banderas), relevo del anterior, es joven, valiente, fuerte, idealista y enamoradizo. Tras conocer a Elena Montero (Zeta-Jones), se enamora de ella.
La película suma acción, aventuras, comedia, romance y western. Es una obra entretenida y amena, narrada con sentido de la acción y la aventura. Aborda el tema de la sucesión generacional que impone el paso del tiempo. El Zorro/Diego de la Vega, tras 20 años de dura prisión, logra escapar y decide instruir a un hombre joven, Alejandro Murrieta, para que ocupe su lugar. Le enseña a ser astuto y a mantener la moral alta en circunstancias adversas. Le instruye en el uso de la espada y los buenos modales. Le trasmite la vocación de servicio a la justicia y le compromete a defender la libertad.
Contrapone la figura del malvado Montero, que explota y esclaviza a personas inocentes en beneficio de sus turbios intereses, y la del Zorro, que corre riesgos y expone vida, integridad física y fortuna en defensa de los débiles y necesitados. Compara las condiciones de vida de los campesinos explotados y empobrecidos con las de los poderosos terratenientes. Enfrenta la honestidad con el egoísmo y la ausencia de escrúpulos. Contrasta los beneficios personales de Montero con la dureza de las pruebas que tiene que soportar El Zorro.
(Sigue en el spolier sin desvelar partes del argumento)
Sucede que cuando Banderas entra en razón y opta por papeles protagónicos pero que no exigen demasiado, la peli gana. Sucede que cuando detrás de la fotografía, los efectos especiales y demas apartados técnicos se encuentra alguien de la altura de Spielberg, la peli gana. Sucede que la historia nunca puede pasar desapercibida, es la matrix de toda peli, y en esta obra el guión es sencillamente deslumbrante. Podrá parecer, y quizás lo sea, un puntaje exagerado, pero La máscara es una peli notable desde donde se la mire.
El viejo Zorro da paso a un nuevo zorro mediante una serie de enlaces argumentativos basados en las relaciones de parentesco sanguineo o no, y esto es lo que sorprende: de fondo, La máscara es una peli de enredos afectivos similares a los culebrones novelescos que se ofrecen a media tarde, solo que el montaje y el armado de la historia es tan justo que peca de genial.
Los apartados técnicos hacen de El Zorro ese héroe enmascarado ávido de piruetas que todos querían ver y no resulta un personaje formal ni épico, más bien se ajusta a los moldes de los héroes pillos al mejor estilo Indiana Jones. La cantidad de gags, muchos de ellos muy buenos, hacen más que llevadera una peli que por más que acentúe los aspectos cómicos también agrega el compromiso y la seriedad necesaria para que su efectividad sea rotunda.