La máquina de bailar
Sinopsis de la película
Una pandilla de barrio se reúne en un salón recreativo del centro para divertirse con su videojuego favorito: la máquina de bailar. Pero esta afición se convierte en algo muy peligroso cuando se ven obligados a jugarse la vida, enfrentándose, en un disparatado torneo, a los mejores jugadores del mundo.
Detalles de la película
- Titulo Original: La máquina de bailar
- Año: 2006
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
3.1
55 valoraciones en total
Santiago Segura siempre ha hecho gala de un sello personal, un toque característico que le identifica: Es un amante de lo zafio, lo escatológico, el más gusto y del populismo mediocre. La escena en la que aparece frente a un sol en ocaso, como su decadente carrera, le define perfectamente: las peliclulas baratas son una fuente de sabiduria para la gente incapaz. Esta película absurda, llena de tópicos, carente de humor y llena de actores mediocres, vuelve a ser un fiel reflejo del alma mater que la sustenta, del anti-heroe patético que siempre ha sido Santiago Segura, ahora eso si… subvencionada por el Minsiterio de Cultura.
Lo titulo así porque en este país de frykys (diferentes) el freak (anormal) va de listo por la vida.
Ante todo, debo decir que esta película va destinada, o eso creo yo, a los jóvenes. Ser joven implica muchas cosas, aunque la principal es buscarse un sitio en la vida para seguir creciendo y aprendiendo. Hay muchos mensajes en esta película para la juventud dichos medio en broma, no obstante hay que destacar una cosa: en un mundo que ya tiene escritas sus normas y aceptadas sus pautas, ser diferente no es un delito. Es mas yo diría que ser fryky es enriquecedor para un joven, ya tendrá tiempo con los años de volverse conservador, realista y en el grado sumo de su locura, Freak.
No es un film americano, no va destinado a la juventud americana. Es una película española, con todos sus defectos y alguna que otra virtud. He visto películas peores, con menos mensaje y menos graciosas.
A mi no me ha disgustado tanto, creo que aun no me he convertido en un freak, y por un momento me sentí como un fryky. La juventud baila, bailó y espero que siga bailando por los siglos de los siglos.
Sin euforias y sin prejuicios le doy un 6, porque el cine y la televisión debería pensar mas en los Chiripitiflauticos, La juventud baila… y menos en si el novio de la hermana del novio de la hija del padre de su padre se le vio abrazado y tiene un rollo con la hermana del novio de la prima del marido de la madre de su madre. Esto último si es motivo de escándalo, esta película solo entretiene, nada más.
Confirmado: Amiguetes Entertainment ya se ha especializado, con bodrios de la talla de El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo, Una de zombis o los últimos Torrente, en cometer los mayores crímenes y atrocidades contra la humanidad cinéfila.
Este tipo de engendros los puedes llevar a buen puerto de dos maneras:
1ª) Con estrellas habituales en este tipo de bodrietes cómicos: Ben Stiller, Will Ferrell y compañía para recuperar la inversión en taquilla. Ahora intente buscar en nuestras tierras actores equiparables: ¿Carmen de Mairena? ¿Ana Obregón? ¿Fernando Tejero? ¿Paco León? ¿¡Bisbal!?
2ª) Transformándolos en algo bizarro y llevando a extremos humillantes para captar adeptos friquis. Se necesitan personajes estrambóticos y carismáticos. Ejemplos: Superstar, Mystery Men, Kung Fu Sion, las películas de Trey Parker y Matt Stone y algunas de los hermanos Farrrely.
La máquina de bailar no hace ni lo uno ni lo otro. Segura será toda una estrella cuando se pone a zampar bollos y se coloca esas gafas de sol cafres para encarnar a Torrente, pero emulando a John Travolta en Fiebre del sábado noche simplemente es una ridícula caricatura. Bastante mala por cierto, como todo el resto de personajes sacados de una mala teleserie.
Tampoco la parodia de películas americanas de competiciones conjugada con otros filmes conocidos llega a los límites mínimos de entretenimiento. La máquina de bailar apuesta directamente por lo zafio, por el cliché sin gracia, por el esperpento patrio en forma de una nada insólita españolada americanizada.
En vez de gastarse dinero comprando la entrada o alquilando este bodrio, es preferible echarse unos vicios al Dancing Stage o invertir en la alfombrilla archiconocida para consolas. Le hará un favor a su lorza, aunque mucho me temo que también se pierdan neuronas entre cada salto y movimiento. Como las que perdieron todos aquellos que han colaborado en este señor engendro con aroma a cloaca yanki-hollywood (con o sin mirada de tigre).
La filosofía de las películas baratas ayuda a la gente.
La pregunta es si a morir prematuramente soportando estas patochadas ultrajantes.
Siento como mis ojos se han mancillado. Han presenciado un cúmulo de despropósitos de tal magnitud que tendré que sacármelos con una cuchara para limpiarlos y volver a ponérmelos en las cuencas. Oscar Aibar merece cadena perpetua.
Los actores son simplemente penosos. Malos de verdad desde el primero hasta el último,y eso que soy fan in-con-di-cio-nal de Santiago Segura. Me parece uno de los tios con mas imaginación y, sobre todo, visión comercial de este pais. Como actor es horrible, pero no se porqué razón cuando habla o le veo la cara me da risa. En esta película me da tirria. De los demás creo que no veré nunca nada a no ser que me garantizen por escrito y ante notario que podría ser El Padrino IV.
La historia es bazofia pura. Algo tan insustancial que mas que risa da pena. Una sarta de tonterias, pero no tipo Torrente, cosas ocurrentes de mejor o peor gusto pero graciosas. No. Chorradas sin sentido, sin pies ni cabeza y con un diálogo escrito con el ojo del culo. Que frases de guión cutre, madre mia. Lo peor que he oido jamás.
Todavia no se como se les ha ocurrido hacer esta película. ¿De donde cojones sacaron la idea? No hay nada mas que ver de quienes son los productores: Amiguetes Entertainment, Ensueño Films y Chapuzas Audiovisuales. Amiguetes los que la ven, porque si no es un suicidio neuronal, En-sueño es lo que provoca y Chapuzas audiov… en fin, su propio nombre lo indica.
90 minutos de lo peor del cine español visto jamás. Sinceramente dudo mucho que Oscar Aibar pueda dormir por la noches sabiendo que esta pel… esta cosa está a la vista de seres humanos incautos como yo que pueden verla y sufrir daños irreversibles. Si me hubiesen clavado alfileres bajo las uñas habría disfrutado más.
¿Y fueron a buscar armas de destrucción masiva a Irak? Si las estaban fabricando aquí…en forma de película. Con un poco de suerte tenemos segunda parte!
Merece ser expulsada de Filmaffinitty. Voy por la cuchara, agua y lejia.
No hay que ser un elevado en doctrina cinematográfica para enumerar las insuficiencias creativas que posee el tercer film del realizador Oscar Aibar. Es más, cabría decir que La máquina de bailar es un ejercicio audiovisual en el que resulta muchísimo más simple e intrascendente el capitular sus desaciertos que diseccionar razonablemente sus notables virtudes. Procedimiento simple que demuestra la cantidad de críticos superficiales que pueblan el panorama mediatico de nuestros días a los que, claró esta, este tipo de películas les brinda el derecho casi canibal de sobrevivir y perdurar como élite dentro de la especie.
A nadie se le escapa que el film funciona atropellado en muchísimos momentos, que la construcción y la motivación de los personajes es cuanto menos dudosa e infantil y que su grueso narrativo es simple, seriado, copiado e incluso gratuito. Es obviedad -y por lo tanto no debería recordarse con insistencia al personal, puesto que lo contrario es insultar su inteligencia media- que Jordy Vilches no es un actor que, por lo menos en esta película, rebose virtuosismo ni frescura, ni que Eduardo Martinez (A.K.A Aqui no hay quien viva ) interprete una y otra vez un mismo patrón de personaje sin brios ni colores. Ni siquiera debíera recordarse que Santiago Segura, a pesar de renovar su rol cachondo por el de un perdedor anclado en el pasado, es siempre Santiago Segura.
Sin embargo, el film de Aibar posee, además de una notable dirección y un look visual de potente facturación (matiz nada desdeñable teniendo en cuenta la pobreza estética que destilan la mayoría de las producciones patrias), un sentimiento de amor profundo hacia el concepto de cine como entretenimiento, pero capaz también de traspasar las murallas de la contemplación puramente hedonista de una historia.
Quizás La máquina de bailar y otros muchos films en los que esta se inspira, sean unas malas -malísimas películas- pero es la realidad paralela que de manera natural se forma en nuestros cerebros al finalizar su visionado, lo que a muchos nos hace sentir el cine como droga perfecta para contemplar un mundo lleno de Profesores Miyaguis o Dráculas donde sólo existen presidentes como Bush o ex-dictadores como Husseim.
Y eso ya vale mucho. Más que el precio de una entrada. Más que el coste de una subvención.