La llave de cristal
Sinopsis de la película
Un capo de la mafia decide apoyar en las elecciones a un candidato reformista. Su hombre de confianza piensa que ha tomado esta decisión porque se siente atraído por la hija del político. Todo se complica cuando el hijo del candidato es asesinado y todas las sospechas recaen sobre el gángster.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Glass Key
- Año: 1942
- Duración: 85
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes descargarte una copia de esta película en formato 4K y HD. Seguidamente te añadimos un listado de opciones de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
6.4
63 valoraciones en total
Me interesé por este film a raíz de leer que los Coen se habían inspirado en la novela en de Dashiel Hammett, ‘The Glass Key’ (1931) para ‘Muerte Entre Las Flores’, en que se basa, recuerda el relato muy vagamente, es un irregular esbozo de la Obra Maestra de los hermanos. Me ha resultado un thriller de cine negro mal estructurado, con situaciones chirriantes, que supongo vendrán dadas por un mal montaje o un mal guión. No es que no me haya gustado es que me ha sido superficial, trivial en su propuesta. En 1935 ya se hizo otra versión. Akira Kurosawa dijo que se inspiró en la novela para su clásico ‘Yojimbo’.
El escenario es una ciudad cualquiera en los años 40, Ed Beaumont (insípido Alan ladd) es la fiel mano derecha de de Paul Madvig (buen Brian Donlevy), el corrupto jefe de la Liga de Votantes Locales, ante las nuevas elecciones a Gobernador decide apoyar a un líder reformista, Ralph Henry (correcto Moroni Olsen), Ed piensa que se equivoca pues Paul solo le da su soporte porque está enamorada de su hija Janet (bella Veronica Lake) y obvia que Ralph luchará contra los negocios ilegales como el alcohol y el juego, por ello se enfrenta a un mafioso, Nick Varna (correcto Jseph Calleia), que si gana este político dejará de tener protección policial. Las cosas se complican pues la hermana de Paul, Opal (correcta Bonita Granville) se ve con un bala perdida hermano de Janet, Taylor (Richard Denning), este es encontrado asesinado y el máximo sospechoso es Paul, Ed decide poner todo su ingenio en pos de salvar a su amigo de la fatal acusación, por ello se verá envuelto en unos cuantos problemas que incluyen una brutal paliza que le sacude un sádico Jeff (buen William Bendix ), ello a pesar de que Ed ese siente atraído por una maquiavélica Janet, Nick Varna utilizará todo su poder, incluida la prensa local por medio del editor Clyde Matthews (Arthur Loft) para destruirlo y de paso hundir a su candidato Ralph Henry.
No he leído el libro, pero lo que es la cinta discurre a trompicones, como si le faltaran elementos narrativos necesarios para comprender situaciones que se suceden sin lógica de continuidad, ello disminuye la capacidad de emoción, la capacidad de empatía, y es que el comportamiento de los personajes es errático, dan tumbos sin sentido, son buenas escenas mal cohesionadas. Los personajes son más planos que una mesa, Alan Ladd demuestra por enésima vez lo mediocre actor que es, un blandito sin carisma, no valdría ni para sostener el sombrero de Bogart, un ser inane que resta siempre puntos con su banal presencia. El ritmo narrativo es demasiado trepidante para dejar lugar al desarrollo mínimo de los personajes, que nos quedan como esbozos cuasi-caricaturescos.
El guión de Jonathan Latimer (‘El Reloj Asesino’) es un desbarajuste a la hora de evolucionar el relato, solo parece estar cómodo a la hora de colocar buenos diálogos propios del cine negro pero al estar al servicio de una historia tan desestructurada carecen de la mínima fuerza. Botón de muestra es el tramo que sucede en la casa del editor periodístico, donde acontece un adulterio de lo más surrealista por lo naif que resulta todo. Tampoco ayuda a su hondura que se cambiara el final del libro para dulcificarlo quedando una conclusión chapucera que roza el insulto a la inteligencia (spoiler). Pretende criticar las connivencias entre mafia, política y prensa pero lo hace de una forma torticera, y de una ambigüedad malsana al elogiar subrepticiamente a unos corruptos. Asimismo se tratan temas como la amistad, la traición, la lealtad, el sentido del deber. Del relato rezuma la misoginia típica del cine negro, con un puñado de femme fatales.
Una de las bazas de los productores fue aprovechar el tirón comercial que tenía una pareja de moda Veronica Lake y Alan Ladd que en el año 1942 estrenaron con mucho éxito ‘El Cuervo’, ella si llena la pantalla con ese look tan singular y una belleza cuasi felina que fascina, pero él fue un pasmarote sin gracia ni carácter, una estrellita plúmbea que cayó en gracia, todavía harían otras dos películas más juntos, ‘La Dalia Azul’ y ‘Saigon’. Tampoco ayuda su nada creíble historia de amor, la química entre ellos es nula.
Virtudes tiene algunas como la notable fotografía en glorioso blanco y negro de Theodor Sparkuhl (‘Beau Geste’), que juega ingeniosamente con los contraluces y los claroscuros, y regalándonos una pionera secuencia cenital de un tipo cayendo por una ventana al vacio y atravesando un techo de cristal. Como escenas sobresale una sádica escena en que Jeff atiza una brutal paliza a Ed que está amarrado.
En conjunto queda en una pasable muestra de cine negro. Fuerza y honor!!!
Paul Madvig (Brian Donlevy), un tipo influyente cercano al mundo de la mafia, decide apoyar en las próximas elecciones a un candidato reformista. Su hombre de confianza Bed (Alan Ladd), no comparte esta opinión y piensa que su jefe se deja arrastrar por el amor que siente por la hija del político Janet (Veronica Lake). Todo se complica cuando el hijo del candidato es asesinado y Nick Varna, rival acérrimo de Paul, intenta inculparlo utilizando a la prensa.
Convincente adaptación de la célebre novela de Dashiell Hammett, obra sutil que escarba en los mecanismos corruptos del poder y remake de una película de los años 30, aunque esta segunda adaptación la considero seguramente más fiel al universo del escritor. Vitalista y sórdida a un tiempo, todavía sorprende que algunas escenas y ciertos diálogos superaran la prueba de la censura. Akira Kurosawa afirmó que esta película le inspiró para rodar Yojimbo.
El trío protagonista resulta excepcional. Título emblemático de Alan Ladd que está perfecto en su papel de hombre duro incorruptible. La compañera de Alan Ladd en la película es Verónica Lake que hace muy creíble su personaje de inocente y a la vez perversa hija del candidato progresista. Por último tenemos a Brian Donlevy (Paul Madvig), el sospechoso del asesinato del hijo del candidato, con una interpretación muy natural y relajada. También está extraordinario William Bendix como enérgico guardaespaldas.
Una película muy entretenida y muy digna de verse. Evidentemente no es una de las grandes del cine negro, pero que sí es un buen ejemplo de cine negro americano de los años 40 y además contiene todos los ingredientes típicos del género: mafia, personajes marginales, corrupción política, personajes poderosos con lados oscuros…
En los años de la Segunda Guerra Mundial se produce en Estados Unidos el auge de ese fascinante género llamado Cine negro . Dicho género se convierte rápidamente en vehículo de lucimiento para la pareja Alan Ladd-Veronica Lake, cuya química, ambigüedad y cierto halo misterioso combinaban a la perfección con tugurios de mala muerte, matones de barrio y calles húmedas. Ellos fueron los primeros. Luego llegaron Bogart y Bacall.
La llave de cristal es la segunda de las cuatro películas que protagonizaron juntos Ladd y Lake. Es una gran película. No tan redonda ni tan nítida como las magníficas El cuervo y La Dalia azul pero mantiene un nivel elevado. Seguramente la trama pierde en naturalidad y fluidez al circunscribirla en el ámbito de la política (mundo éste más farragoso, sibilino y con una moralidad mucho más negra que el del negro). Por lo demás, nada que objetar. Stuart Heisler dirige la función con brío y agilidad, apoyándose en la obra de Dashiell Hammett y creando una magnífica puesta en escena en cuya ambientación destaca la fotografía de Theodor Sparkuhl. Si ha leído algo de Dashiell Hammett enseguida se dará cuenta de que sus diálogos ágiles, directos y cortantes parecen estar escritos para el cara a cara entre Ladd y Lake y, posteriormente, entre Bogart y Bacall. Pero, en La llave de cristal sería injusto ensalzar sólo a la mítica pareja, sin loar, a su vez, la extraordinaria interpretación de Brian Donlevy (bordando un personaje parecido al político corrupto de la inolvidable El gran McGinty ) y de William Bendix (con más mérito si cabe pues hacía su debut en la gran pantalla).
Aunque Paul Madvig (Brian Donlevy) no es un político en el estricto sentido de la palabra, es un hombre que influye en la política: un gánster que, manipulando al fiscal del distrito, recurriendo al juego sucio para apoyar la candidatura reformista, tiene una importancia decisiva en las elecciones del Estado. En realidad, esta película basada en la novela homónima de Dashiell Hammett, no deja de ser una historia de amistad y corrupción política que sirve de fondo al relato, la película de Stuart Heisler ha quedado en la memoria de los aficionados como la consolidación de dos actores característicos del cine negro de los años cuarenta, Alan Ladd y Veronica Lake.
Gracias a la sonrisa del primero y a la turbia presencia de la segunda, a medio camino entre la ambigüedad criminal y la ambigüedad amorosa. El artesano Heisler ilustra dignamente un argumento convencional dentro del género negro. Una película pensada para el lucimiento de sus protagonistas. Poco importa que la sonrisa de Alan Ladd se prodigue demasiado y que no tenga diferencia alguna según las situaciones, poco importa que Veronica Lake mire con demasiada intensidad en planos medios y no sea efectiva en los planos generales. La química del reparto funciona y el cine negro cuenta con un título clave, aunque menor, comparándolo con las grandes obras maestras por todos conocidas.
Volviendo al argumento de Hammett, podemos apreciar sobre ese fondo político corrupto, una reflexión sobre el poder y sus mecanismos, el deterioro de una amistad para denunciar los extremos a los que puede llegar un hombre. La llave de cristal seduce por su estética muy clásica del cine negro, la utilización dramática de la lluvia, la fisicidad de los protagonistas, los diálogos mordaces y lacónicos, así como el matón subnormal encarnado por William Bendix, otra referencia de personaje abyecto y memorable que pueblan los villanos famosos del género: Richard Widmark, Elisha Cook, Jr., Lee J. Coob, Lee Marvin, entre otros.
Film que realiza Stuart Heisler (Dallas, ciudad fronteriza, 1950) por encargo de la Paramount. El guión, de Jonathan Latimer, adapta la novela The Glass Key (1931), del novelista norteamericano Dashiell Hammett (1894-1961). Se rueda en los Paramount Studios (Hollywood, CA) durante la IIGM. Producido por Fred Kohlmar (Picnic, Logan, 1956) para la Paramount, se estrena el 14-X-1942 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en una ciudad no especificada de la costa este de los EEUU en 1942. Ed Beaumont (Ladd) es la mano derecha y el principal asesor de Paul Madvig (Donlevy), jefe mafioso que domina la ciudad y ciudadano influyente dentro de la Junta local del Partido Reformista, movilizado ante la próxima convocatoria de elecciones, entre ellas las de Gobernador del Estado, que tiene previsto ganar. Tras pactar su apoyo al candidato Ralph Henry (Olsen), se enfrenta a Ed, que considera la decisión inoportuna y arriesgada, dado el programa de Henry contra los juegos de azar, base del negocio de varios jefes mafiosos fieles a Paul, como el temible Nick Varna (Calleia). Ed es muy inteligente, tiene una gran capacidad analítica, sabe hacer previsiones y toma las decisiones que llevan las cosas por donde quiere. Es duro, leal y profesa una amistad inquebrantable a Paul por la ayuda que le prestó hace años. Paul tiene cualidades de liderazgo y mando, confía en su capacidad de negociación, no teme a sus oponentes, incluido el sagaz y poderoso Nick Varna y está enamorado de Janet (Lake). Nick es violento, carece de escrúpulos y desea destruir a Paul, a quien envidia.
El film suma drama, crimen, cine negro, suspense, misterio y romance. Constituye la segunda adaptación al cine de la novela The Glass Key, que conoció una primera versión (Tuttle, 1935), producida por la Paramount como reacción ante el éxito de La cena de los acusados (W. S. Van Dyke, 1934), basada en la novela The Thin Man (1934), de Dashiell Hammett. Siete años más tarde la misma productora rueda una nueva adaptación (Heisler, 1942) ante el éxito de El halcón maltés (Huston, 1941), film basado en otra novela ,The Maltese Falcon (1930), del mismo autor.
Protagoniza el film la pareja de cine formada por Veronica Lake y Alan Ladd, cuya colaboración había obtenido una muy buena acogida a raíz del estreno (13-V-1942) de su primer trabajo conjunto (El cuervo, Fleischer, 1942). Veronica Lake, con su exotismo, voz grave y atractivo personal, se había convertido en una musa de primera línea tanto entre los soldados del frente y la retaguardia, como entre las mujeres jóvenes, que la imitaban en el pinado y en el vestido, hasta el punto que se tuvo que prohibir en las fábricas el uso de melenas que tapasen la visión de un ojo por los accidentes que provocaban. El film trata de aprovechar el tirón de la pareja Lake/Ladd, que protagonizaría otros dos films: La Dalia Azul (Marshall, 1946) y Saigón (Fenton, 1948).
(Sigue en el spoiler sin desvelar partes del argumento)