La isla de la muerte (La isla de los muertos)
Sinopsis de la película
Un variopinto grupo de personas queda aislado en una pequeña isla griega, al declararse una cuarentena debido a una epidemia de septicemia, enfermedad mortal cuyos síntomas son escalofríos, náuseas, etc.
Detalles de la película
- Titulo Original: Isle of the Dead aka
- Año: 1945
- Duración: 71
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Opinión de la crítica
Película
6
37 valoraciones en total
Un reducido grupo de personas se ve sorprendido por una epidemia de septicémia mientras se encuentran en una pequeña isla griega. La enfermedad hace estragos y los infortunados van cayendo uno a uno. Además, una supersticiosa mujer está convencida que entre ellos se encuentra una vorvolaka, especie de ser diabólico causante de todos los males que les acechan. La película es muy atmosférica y ofrece buenas interpretaciones destacando, cómo no, a Boris Karloff, cuyo personaje va sufriendo una degradación mental según avanza el metraje. Un pequeño clásico de Mark Robson producido por Val Lewton, una pareja artística que nos ofreció otros títulos igualmente estimulantes.
Arnold Böcklin (1827-1901) es un pintor poco conocido en nuestro país a pesar de que fueron muchos los que cayeron subyugados por este artista, entre los más conocidos, un personaje muy relacionado con la muerte, en especial la de otros, Adolf Hitler, el genocida sintió pasión por este autor, que a su juicio simbolizaba la esencia de lo alemán, junto al músico Wagner y al filósofo Nietzsche, este amor es una de las razones por las que Böcklin ha sido injustamente tratado con posterioridad, en la convicción de que si gustaba a alguien tan perverso debería ser sepultado bajo toneladas de amnesia intencionada. Su figura ha quedado unida para siempre a La isla de los muertos, en 1880, año de la muerte de su padre, su amiga Maria Berna, futura condesa de Oriola, le pidió un cuadro para soñar , y surgió La isla de los muertos, de la que Böcklin pintó cinco versiones, algunas más luminosas que otras, pero todas con la figura blanca que parece ser el alma del difunto conducida en la barca hacia su morada final. El maestro de la atmósfera intrigante, siniestra, turbadora, el gran productor Val Lewton, se inspiró en esta pintura para rodar este subestimado título RKO con dirección de Mark Robson, fotografía de Jack MacKenzie, dirección artística de Walter Keller y Albert S. D’Agostino, y guión de Ardel Wray, con quien Lewton ya había colaborado en dos absolutas obras maestras, Yo Anduve Con Un Zombie y El Hombre Leopardo.
El film, conocido también como La Isla De La Muerte, dura poco más de 70 minutos, y narra con un excelente empleo atmosférico del sonido y la fotografía de raíz expresionista, una sugestiva historia de vampiros, mitología… con un aspecto visual admirable. Robson mezcla diversos ingredientes en esta cinta de terror y suspense, una cuarentena, una plaga, supersticiones ancestrales…, adquiriendo en su parte final un tono más fantástico, con la resurrección de la señora de la casa. Esa desviación en la historia tarda, quizá, demasiado en llegar y acaba dotando de verdadero interés a la cinta, las escenas del ataúd son escalofriantes y las escenas por la isla con las apariciones fantasmagóricas de la Vorvolaka son espectaculares, desde la ambientación a la fotografía, desde el sonido de las gotas de agua que suenan en la cueva donde está el ataúd al del viento que sopla por la isla en la noche, desde las sombras y apariciones a los sonidos y quejidos lejanos, es decir, una parte final sensacional y bastante estremecedora, con toques de genialidad.
Pequeña gran película a revalorizar, como casi todos los títulos producidos por Val Lewton en los años 40, antes de su temprana muerte a los 46 años en el año 1951. Por cierto, una de las películas favoritas de Scorsese.
Me gustaría recomendar esta película, ya que junto a la otra que interpretó B. Karloff este mismo año, El ladrón de cadáveres , forman uno de los mejores años en la carrera de este actor que entró en la gran pantalla realizando en los años treinta, películas de terror para la Universal, y que poco a poco se fue abriendo paso en el mundo del cine.
Me ha parecido una película un poco lenta, pero que capta perfectamente la atmósfera de terror que se forja en una casa griega, a raíz de una enfermedad contagiosa y una leyenda de terror típica de principios del s XX entre campesinos griegos. ¿Y quién mejor que Boris Karloff iba a interpretar un papel en esta trama de infectados dentro de una isla?Jejeje. Es una película entretenida, y que recomiendo a todos los amantes del cine de terror, de Bela Lugosi y Boris Karloff, y principalmente a aquellos que se quedaron con ganas de ver más minutos en la gran pantalla a Boris karloff tras haberle visto actuar majestuosamente, en la película de R. Wisse, como enterrador.
Juan Manuel Dguez. Balasera. Mayo 2010
El pintor suizo Arnold Böcklin hizo hasta cinco versiones de un cuadro que llamaron La isla de los muertos . Una de ellas era propiedad (si no fue un robo) de Hitler. Era uno de sus pintores favoritos, a pesar de esta mala fama la pintura es digna de admiración. En esta película se recrea la atmósfera de esta pintura lo que le da un plus de interés en mi opinión.
Es cierto que la película en el año de su estreno estaba orientada a hacer miedo de verdad y que hoy sólo con buena voluntad los muy condescendientes la aprobamos (eso por no negar el miedo directamente). Se trata de una década en la que el cine de terror ya se atrevía a ir más allá de los ambientes y las atmósferas y se explicitaban en la pantalla monstruos, extraterrestres y todo tipo de artefactos. Pues bien, La isla de la muerte se coloca por detrás de esa vanguardia y vive anclada en el diálogo, la interpretación y la atmósfera. A su favor tiene la presencia de Boris Karloff, que el mismo año protagonizó la muy superior (y más recomendable) El ladrón de cadáveres , interpretando con gran poder de convicción a un general del ejército que sin quererlo acaba en la isla del título de la película. Karloff es la cara más visible de un grupo de personas que sufren un aislamiento involuntario y que se enfrentan a la rareza de un guión que en algunos momentos navega errante y que a mí a veces me ha llevado al aburrimiento.
No es un desperdicio absoluto, tiene picos de intriga (más que de terror) que la hacen atractiva y a su favor, eso nunca falla en estas películas, está la brevedad del largometraje. Con sus gustos personales cada uno valorará mejor o peor una mezcla de elementos que no acaban de definir el problema de la trama, esa enfermedad poco descrita, la enajenación de Karloff, las idas y venidas de los personajes y sus actos. Pero sobre todo, y ahí es donde yo me rindo, por encima de todo permanecerá esa santa fotografía en B/N que queda para el recuerdo.