La historia de Marie y Julien
Sinopsis de la película
Julien, un relojero de unos cuarenta años, dominado por impulsos destructivos, decide chantajear a Madame X, una rica y atractiva mujer que trafica con antigüedades robadas. Lo que Julien no sabe es que Madame X guarda un secreto aún más peligroso, que lo llevará hasta Marie, la mujer de la que Julien se enamoró hace un año y que ha reaparecido misteriosamente. Marie tiene un comportamiento enigmático y, a pesar de que el amor entre ambos no deja de crecer parece incapaz de cualquier sentimiento físico. Julien, que ha recuperado la alegría de vivir, está dispuesto a desvelar el misterio y a ayudar a Marie a liberarse. Juntos irán todo lo lejos que un hombre y una mujer pueden ir, a un lugar donde las preguntas sobre la vida y la muerte, sobre el miedo y la esperanza, ya no existen. Un lugar regido por el amor sin límites.
Detalles de la película
- Titulo Original: Histoire de Marie et Julien
- Año: 2003
- Duración: 145
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Opinión de la crítica
6.9
24 valoraciones en total
No tenia ni idea de la existencia de esta película ni de su director hasta la recomendación de un buen amigo, que me animó a verla como una buena muestra de cruce de géneros y desautomatización de tópicos de esos mismos géneros. Una vez vista, le doy la razón a mi amigo, pero también se la quito cuando me decía que era una película sumamente interesante.
Vamos por partes. En cuanto al cruce de géneros, es cierto que Historia de Marie y Julien parece un drama romántico y va poco a poco convirtiéndose en una especie de thriller con toques eróticos y, cerca del final, se mete de lleno en otro género bien diferente que no quiero desvelar. Por cierto, un giro final sorprendente, aunque puede que deje ciertas dudas en el espectador.
Uno de los problemas de esta película es su excesivo metraje: 140 minutos son demasiados para contar esta historia, que perfectamente podría recortarse en media hora larga. Rivette se demora mucho en presentar a los personajes, hace mucho hincapié en la soledad del protagonista y en el misterioso halo que rodea a los personajes femeninos. La historia que se nos cuenta es muy sugerente, pero pierde fuerza e interés al demorarse tanto.
Eso sí, Rivette juega una baza infalible: Emmanuelle Béart. El misterio, la vulnerabilidad y la sexualidad que desprende esta mujer es absolutamente irresistible. Es el contrapunto perfecto para el personaje gris interpretado por Jerzy Radziwilowicz. Entiendo muy bien a su personaje cuando no puede desprenderse de ella, cuando deja de entender la vida si no es con ella, a pesar de su desconcertante comportamiento y sus inquietantes silencios. Una femme fatale en toda regla que nos depara más de una sorpresa.
Historia de Marie y Julien me ha permitido de nuevo acercarme al cine francés, al que me gusa visitar periódicamente. Si bien esta película es un tanto irregular, seguro que muchos espectadores la apreciarán más por lo que sugiere que por lo que muestra. Tal vez un segundo visionado la enriquezca. Ya veremos.
Proyecto iniciado en agosto de 1975 e interrumpido pocos días después. Retomado de nuevo 27 años más tarde, el rodaje de la obra se prolonga a lo largo de octubre y noviembre de 2002 y el film se estrena en noviembre de 2003. Película dirigida y coescrita por Jacques Rivette.
Narra la historia de Julien (Jerzy Radziwilowicz), relojero especializado en la reparación de antiguos relojes de péndulo, sueña en un bar un encuentro con una antigua amiga, Marie (Emmanuelle Béart) y, al despertar y salir a la calle, se encuentra casualmente con ella. Se citan para el día siguiente en el Bar Cruz Roja a las tres de la tarde. Tras diversos encuentros, Marie se traslada a vivir con Julien. La trama amorosa se entrecruza con una trama oscura de chantaje, que Julien hace a una mujer misteriosa, Madame X (Anne Brochet), al haber caído en sus manos pruebas documentales de que se dedica a la venta de antigüedades falsas certificadas y se halla involucrada en una extraña muerte. La convivencia de Marie y Julien ha de afrontar las dificultades derivadas de la conducta inestable de Marie y de las incidencias del chantaje que Julien comparte con ella. Las dos tramas, la amorosa y la extorsionadora, se hallan relacionadas en un contexto en el que se funden realidad y ficción, sueño y vida.
La música se limita a la canción Our Day Will Come , que aparece sobre los créditos finales. Su interpretación corre a cargo de Blossom Dearie, acompañado por un cuarteto de flauta, piano, violín y percusión. El soundtrack adquiere una importancia superior y ofrece sonidos potentes de carrillones de relojes, cantos de pájaro en el jardín, cascabel del gato Nevermore , ruído del tráfico de vehículos y los que acompañan el movimiento de puertas, ventanas, cerraduras y objetos como la maleta, platos, cubiertos, etc. La fotografía, de William Lubtchansky ( Lundi matin , La bella mentirosa ), construye imágenes llenas de vida y relieve, gracias al uso de una excelente iluminación que multiplica las zonas de sombra y penumbra. Describe las escenas con parsimonia, movimientos suaves de cámara, travellings breves y encuadres estáticos. La interpretación de los dos protagonistas es excelente, tanto la del actor polaco Redziwilowicz ( Sin final , El hombre de hierro ), como la de Béart, que llena su personaje de encanto y emotividad, pese a la dificultad del papel. El guión crea en torno a un relato complejo, ambientes de intriga que sorprenden y cautivan. La dirección de Rivette brilla con luz propia en una magnífica puesta en escena y en la construcción de una narración muy visual.
Película portadora del sello personal del veterano autor. En ella se mezcalan realidad y ficción, fantasía y ensueño, como sucede en las viejas leyendas, las fábulas inmemoriales y los cuentos milenarios de la cultura de todos los pueblos.
El filme de Rivette, director contemporáneo y crítico admirador de la Nouvelle Vague francesa, es de esos que no gustan: por sus planos fijos, sus secuencias sobre la nada, sus silencios y diálogos cadentes, su complejidad narrativa… Tal vez por eso y por mi también ferviente admiración por dicha corriente francesa de la década de los 60-70, a mí me ha entusiasmado en muy buena parte este filme cuyo rodaje, en realidad, debería haber formado parte coyuntural de ella, pues se inició de forma fallida en 1975.
Fiel reflejo y heredera del estilo tan peculiar de Resnais (otro que cuesta ver, más si cabe) y con un suspense que recuerda al Hitchcock de De entre los muertos, la película nos muestra una exquisita e intemporal historia de amor, donde el protagonista es el propio sentimiento mas allá de las dolorosas soledades de los protagonistas y sus desesperanzadas (in)existencias, más allá del fracaso e incluso de la muerte. Imposible se me hace no recordar a la par la poética trascendencia de El cielo sobre Berlín, de Wenders, con quien mucho comparte también en argumento y estructura esta Historia de Marie y Julien.
El director francés demuestra un excelente sentido de las emociones humanas, regalándonos unos planos secuencia que con su pasmosa sencillez nos hacen ser parte de la escena, en medio de los protagonistas que se alejan y se acercan, rendidos y vencidos por lo que desean (especialmente Julien) o no se atreven/no pueden permitirse el lujo de desearlo (en este caso Marie, representada por una majestuosa Emmanuelle Béart).
Sería falso decir que la película no adolece de cierta discontinuidad narrativa, en parte por algunos personajes de necesaria presencia (como la hermana de una firme y arrebatadora Anne Brochet), pero de escaso feeling con el espectador, y que el final es, quizá, en exceso condescendiente con el tono melancólico y dramático del resto de la obra, pero injustamente lo prefiero, que rompa la falsa verdad lanzada por una amiga de Marie: hay que alejarse de las personas demasiado desgraciadas, es cuestión de simple supervivencia. Y un huevo.