La herencia
Sinopsis de la película
Christoffer (Ulrich Thomsen) pertenece a la cuarta generación de la familia propietaria de la prestigiosa Planta Siderúrgica Borch Møller, pero él ha abandonado el negocio familiar para abrir un restaurante en Estocolmo. Allí está felizmente casado con una actriz sueca, Maria (Lisa Werlinder), pero cuando su padre se suicida, la madre de Christoffer (Ghita Nørby) le exige que vuelva a casa para asumir el puesto de director ejecutivo de la compañía. A regañadientes, regresa para hacerse cargo de la Dinastía familiar. Esto pilla de sorpresa a su esposa, a su hermana Benedikte (Karina Skands), y al marido de ésta, Ulrik (Lars Brygmann), que hasta entonces era considerado como el candidato más obvio al puesto. Christoffer se ve forzado a adoptar medidas drásticas para salvar a la compañía de la amenaza de ruina, y esto le crea tensiones con su familia y con Maria. La herencia tiene un precio personal que él se ve obligado a pagar al completo…
Detalles de la película
- Titulo Original: Arven
- Año: 2002
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
6.8
50 valoraciones en total
En el cine danés reciente, uno de los campos temáticos más trabajados es el ámbito familiar, sus larvados conflictos que explotan de pronto (se ve en Celebración, Mifune, y varios films de Susanne Bier, entre otros).
En La herencia, la transmisión del patrimonio, con enormes responsabilidades aparejadas, repercute bruscamente en los parientes uno a uno, y en las relaciones entre ellos, pero también en su entorno social. No es una familia cualquiera: buena parte del patrimonio consiste en una importante fábrica con miles de empleados y conexiones financieras internacionales.
A través de esta compleja situación, que se ramifica en varios niveles, el hijo varón, el principal implicado en la herencia, se ve atrapado en férreos compromisos con su clan de origen: los lazos del grupo ancestral se traban con los que le unen a la pequeña familia creada por él en otra ciudad.
La actual generación de actores daneses exhibe una calidad media excepcional: buena parte de la identidad de esta película se debe a Ulrich Thomsen, a su formidable interpretación introspectiva. Es difícil imaginar la obra con otro actor. Tal vez no sería mejor ni peor, pero sin duda sería muy distinta.
Otro fuerte rasgo de la película lo marca el estilo escogido por el director, Per Fly: impasible, desapegado. No invita a acompañar a los personajes en sus penas y alegrías, ni a simpatizar con ellos o compadecerles.
Muestra cómo el poder y el dinero amenazan con su ley, con barrer como un bulldozer los ideales de juventud, acaso no muy arraigados. Cómo los vínculos de sangre pueden sacudir la vida de alguien y plagarla de encrucijadas angustiosas, volviendo a ese alguien irreconocible para quienes antes eran los suyos.
Y lo expone evitando cargar emocionalmente lo narrado, más bien considerándolo con una mirada antropológica que se fija en la burguesía industrial danesa, y de vez en cuando enfoca un horizonte nublado por el destino, sin contemplaciones.
Interesante propuesta de Per Fly sobre como convivir entre un mundo laboral y un mundo sentimental. Aunque puede ser que en determinados momentos baje la tensión, la verdad es que durante todo el metraje su director consigue sobrellevar la historia con un buen pulso, debido en parte a un gran Ulrich Thomsen. ¿Existe otro actor danés que no sea Ulrich Thomsen? Este hombre, está presente en casi todas las películas danesas que llegan a nuestras pantallas en el último lustro con un trabajo sobresaliente. Per Fly, continúa su trilogía de la sociedad danesa en esta segunda parte centrada en la burguesía y poder industrial. Tema completamente distinto al usado para la primera parte, El banco (2000) que trata sobre los indigentes.
Falta de escrúpulos, mentiras, amores distanciados, fusiones, engaños o relaciones familiares son algunos de los temas que Fly analiza muy fríamente en esta interesante Arven.
La conciliación de la vida laboral y familiar puede verse dañada cuando tu trabajo te absorbe y no puedes renunciar a él por imposición familiar. Es entonces cuando debes mantener un equilibrio entre la familia con la que te criaste y la familia que estás intentando crear. Es precisamente ese equilibrio el que te demuestra que el dinero no lo compra todo. Uno de los puntos fuertes a destacar es la representación de la evolución del poder adquisitivo de la familia y el desgaste de las relaciones entre los personajes y es que… al fin y al cabo todo es equilibrio.
Arven (La herencia), que al parecer forma parte de una trilogía sobre la sociedad danesa y que en esta segunda entrega se centra en la burguesía industrial, narra la odisea de un joven que se hace cargo de la empresa familiar a la muerte de su padre, y que debe enfrentarse al dilema que separa el éxito profesional del sentimental. Al parecer en este caso tan extremo resultan incompatibles. Tiene alguna bajada de ritmo e interés en algunos momentos, pero el conjunto es una película que cuenta lo que quiere contar con convicción.
Me encanta el cine europeo de calidad, aquí tenemos un reflejo evidente. No quiero enfatizar en el desarrollo de la película, esta muy bien explicada ya. Unicamente desearía añadir que se trata de una historia rota por el protagonista, le puede más la raíz de su madre que cualquier otra cosa, por ello poco a poco se va cargando todos los baluartes de su vida. Fiel a sí mismo es la última escena en donde visita a su mujer y a su hijo y le puede más su situación actual a la ternura que desgarra su ex-mujer. Esa frialdad se va construyendo poco a poco en el paso de las escenas.
Merece la pena.