Juan Soldado (TV)
Sinopsis de la película
Después de veinticuatro años sirviendo al Rey, Juan Soldado sólo ha ganado un pan y seis maravedíes, bienes que comparte caritativamente con Cristo y San Pedro cuando se le acercan para pedirle limosna. Para recompensar su generosidad, le conceden un don: todo lo que desee quedará inmediatamente encerrado en su zurrón. Sirviéndose de ese don, Juan Soldado consigue derrotar a las fuerzas del Mal (Lucifer y la Diablesa). Finamente, llega incluso a encerrar en el zurrón al mismísimo San Pedro, que intentaba cerrarle las estrechas puertas del cielo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Juan Soldado (TV)
- Año: 1973
- Duración: 45
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Opinión de la crítica
6.3
91 valoraciones en total
144/05(06/11/18) Curioso, sugerente y arriesgado mediometraje cuasi-arte y ensayo, realizado y protagonizado por Fernando Fernán Gómez para la RTVE y su serie Narraciones. Gómez interpreta a Juan Soldado que ni debe ni teme (uno de sus mantras), ha trabajado como militar para el rey 24 años y que le ha obsequiado tras licenciarse con un pan y seis maravedíes como recompensa, recorriendo los caminos se encuentra con diferentes personaje, una comedia surrealista que seguro que José Luis Cuerda disfruto y le influencio. Guionizada por Lola Salvador, bajo una historia de Fernán Gómez a partir de la obra de Fernando Caballero (pseudónimo de Cecilia Böhl de Faber), a su vez inspirada en el cuento de Juan Sin Miedo . Ganó el premio del Festival de Praga de 1973. Fue la primera creación para televisión de Fernán Gómez, que después de esta experiencia grabaría la famosa serie El Pícaro. En esta versión se reinterpretan en clave histórica los símbolos religiosos presentes en la versión de Fernán Caballero, y se establece un paralelismo entre ciertos elementos de la historia y la situación social (tardo-franquista) del momento, sumando diálogos y situaciones ricas en sustancia. La película se realizó en color, a pesar de que en aquella época la mayoría de los televisores españoles eran en blanco y negro.
Mediante el surrealismo seguimos a un protagonista al que vemos evolucionar desde la bondad y el altruismo desprendido, hacia especie de líder revolucionario ácrata. Como gracias a su solidaridad consigue un gran poder (el morral mágico) y este es utilizado de modo sibilino para conseguir sus arteros objetivos (vituallas, acabar con diablesas, o intentar entrar en el cielo). En una odisea en base a varias elipsis que devienen en un puñado de set pieces, con algunos efluvios a la kafkiana El proceso, por el modo de desenvolverse la burocracia, ello en un desarrollo donde se hace un retrato sardónico de la naturaleza humana, siendo el epítome este sufridor y maltratado soldado, tipo con sus propios códigos éticos, como va evolucionando de cuando tiene casi nada (los manidos 6 maravedíes y una hogaza de pan), hasta que llega a poseer un morral mágico y una olla de monedas de oro. Hace una visión singular de la antesala del cielo, cual sala de espera de un aeropuerto, con gente de diferentes épocas esperando a que San Pedro seleccione a la gente para abrir las puertas y los deje entrar al Paraíso, desembocando todo en un acto de Revolución clímax que puede dar con varias sublecturas sociales.
De las actuaciones destacar por supuesto al gran Fernando Fernán Gómez, tipo carismático que desborda con su poderosa personalidad la pantalla, emitiendo mundo interior, entre los secundarios alabar a Francisco Camoiras como el cínico divertido fantasma Asombro.
Parece una película atea y roja, y seguramente lo sea, aunque por otro lado no es una película (sólo dura 45 minutos) ni atea porque no niega al dios ni roja que se vea. Lo que sí parece ser es película, atea y roja, pero lo primero apenas, lo segundo por el choteo, y lo tercero porque lo canta Fernán Gómez así que suponemos que lo sea.
El mensaje es directo e inmisericorde, cierto. Claro que es un cuento clásico infantil, y los cuentos clásicos infantiles son, de hecho, mucho más explícitos, claros e inmisericordes que este. Aunque quizá no lo sean tanto con dios y sus secuaces. Aunque espera, de hecho las propias hagiografías oficiales son igualmente claras, explícitas e inmisericordes. Vaya, recuerdo algunos bonitos poemas de Prudencio al respecto, y la Legenda Aurea no le andará muy a la zaga.
Será lo que sea, ellos sabrían, pero siempre demasiado poco de todo.