La guerra de los mundos
Sinopsis de la película
Adaptación de la novela homónima de H.G. Wells. La invasión de la Tierra por los marcianos y la terrible batalla que tiene que librar la humanidad para sobrevivir se centra en una familia americana. Ray Ferrier (Tom Cruise) es un estibador divorciado y un padre nada modélico. Estando sus hijos de visita en su casa, estalla una tremenda e inesperada tormenta eléctrica. Unos momentos después, Ray es testigo de un acontecimiento extraordinario que cambiará su vida y la de los suyos para siempre: una enorme máquina de tres patas emerge del suelo y lo arrasa todo.
Detalles de la película
- Titulo Original: War of the Worlds
- Año: 2005
- Duración: 116
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Opinión de la crítica
5.7
73 valoraciones en total
A juzgar por la recaudación y las benévolas críticas que ha recibido La guerra de los mundos, todo parece indicar que el empeño mediático y de marketing radical que sufrimos cada pocos meses por parte de Hollywood funciona. Mejor dicho, funciona si eres Steven Spielberg, si tu actor principal es Tom Cruise y si te has gastado una millonada en efectos visuales y extras acompañada de una campaña de marketing a la altura de las circunstancias.
No hay que decir que la nueva adaptación de La guerra de los mundos no pasará a la historia del cine más allá de la sección los más alquilados de un videoclub de barrio y sólo será recordada por los ingresos multimillonarios que tendrán sus productores.
Leí una entrevista de Spielberg diciendo que la película estaba más cerca de Mars Attacks que Independence Day, si los personajes tuvieran algo más de diálogo mucho me temo que estaríamos ante la nueva Independence Day o lo que es lo mismo: uno de los mayores y más esperpénticos bodrios de la década.
El día que vi Minority Report (casualidades de la vida, también de Tom Cruise) pensé que nunca vería una película de ciencia ficción más estúpida. Pues bien, estaba equivocado, porque en lo que a gilipolleces respecta, La guerra de los mundos gana por goleada. Es tan mala, taaan mala que, a su lado, auténticas abominaciones de su género, como Independence day o la mismísima La guerra de los mundos de los años 50, son El Quijote del cine moderno, el Mesías de Haendel de la Era Contemporánea.
Debo insistir en lo de la estupidez, porque el vocablo adquiere con esta obra una dimensión hasta ahora desconocida por la ciencia, sea ésta de origen humano o alienígena. Francamente, a mí si fuera Spielberg me daría vergüenza llevar esta película a cualquier festival, sala de cine o cadena de televisión. Es más, me daría vergüenza llevarla incluso a la sala de montaje.
Yo lo siento mucho pero no puedo ser menos categórico con películas tan mediocres como ésta. Para mí las críticas y notas tan positivas que algunos usuarios le otorgan son un misterio comparable al de la Santísima Trinidad o la vida más allá de la tumba. Mención especial a la crítica de Pablo Curt, que dice que La Guerra de los Mundos «contiene una sucesión de escenas deslumbrantes, una tras otra, estudiables todas en las escuelas de cine». Como diría Chiquito de la Calzada, ¡¿Jaaarl?!
Para empezar, el 98% del metraje de la película es INNECESARIO argumentalmente. La voz en off de la introducción y del epílogo condensa la totalidad de la trama, siendo el resto de la película una sucesión de escenas de Cruise coqueteando con la muerte para llevar a los niños con su ex y así demostrarle lo buen padre que es (claro que pierde un hijo por el camino…).
Pero lo que la invalida como obra apta para seres de inteligencia superior a la de un ficus no es la ausencia de argumento, ni mucho menos, sino el goteo continuo de mamarrachadas.
Haciendo crítica a esta americanada de película quiero aprovechar para contar más o menos mi postura sobre este tema (una vez más. De verdad que siento ser repetitivo).
Cada vez que entro en esta página leo comentarios de usuarios y en algunos de ellos se ve una cierta repulsión contra otros por aludir a escritos de terceras personas en modo de crítica. No es que me sienta directamente aludido porque sinceramente no conozco a nadie en particular, por lo tanto mi nombre pasa bastante desapercibido. Sólo que bueno, yo por aclarar, señalo que mis escritos no van atacando a nadie, ni mucho menos insultando a ninguna persona. Sólo que como esta es una página de opinión, pues tiene el mismo derecho los anti-americanadas a infravalorarlas, que los simpatizantes a defenderlas. Y las defiendo siendo consciente de que se va a castigar severamente mi escrito, pero ya ves, ni que fueran los puntos del carnet de conducir.
Si en el cine vale de todo, lo normal es que cada país barra para casa en sus películas. Y no lo veo malo. ¿Por qué una película Belga tendría que poner de salvadores del mundo a los Checos?
Dándole la vuelta a la cosa, pongo un ejemplo de lo que podría ser un caso desde el otro punto de vista,
Es como si en USA se proyectara Así en el cielo como en la tierra y luego opinaran que es una mierda porque los españoles insinuamos que tenemos el cielo celestial sobre España. No, eso no es una razón para lapidar una película. Así en el cielo como en la tierra es una mierda de película porque lo es, porque aburre. Punto. No por decir que el supuesto paraíso se encuentra en nuestra parcela. En ella Dios y el resto de cuadrilla sobrevive eternamente sobre nosotros y me parece perfecto, Que se jodan las Islas Fiji si sienten que los infravaloramos, está sobre España porque el que creó el metraje es español y lo situó aquí con dos cojones.
En Argentina se dice que Dios es argentino… ¡pues también vale! A todos nos gusta echar un piropo a lo nuestro.
A mí lo que me mosquea es el mundo real. Que los yankis tengan que imponer por cojones sus ejércitos, sus ideales, y que sea la primera potencia en contaminar nuestro planeta (véase Una verdad incómoda )… pero cuando se trata de cine… que digan lo que quieran, que salven el mundo cuatrocientas mil veces, claro que sí. Que para eso se han currado ellos el guión.
Bueno, pues nada más. Decir que me encanta aportar mi granito de arena en esta página y lo paso bomba leyendo decenas de críticas cada semana con diferentes opiniones. Algunas de ellas son puro arte.
La guerra de los mundos me dejó perplejo. Hacía veinte años (El color púrpura) que el tipo este me tenía hasta el gorro con su cine efectista y vacío. A muchos les ha horrorizado esta nueva versión de la película y no entiendo el porqué. Spielberg ha logrado en dos horas lo que la mayoría de sus colegas adscritos al género de terror no saben hacer: originar tensión durante todo el metraje a la par que entretener. Desde la primera aparición del trípode no se deja descansar al espectador. Un cúmulo de sobresaltos bien encadenados mantiene tu atención sin que te importe que sea Cruise o Chuck Norris quien salga en pantalla: la secuencia del río, la del mar, el tren en llamas, el coche, el garage con Robbins, la huida de la ciudad, la salida bajo tierra, el avión… etc. etc. etc. y Spielberg aunque parezca mentira, esta vez lo encadena todo de forma notable y manteniendo la tensión. Chapeau.
La película comienza con una presentación que nos muestra al héroe egoísta que es un fracaso como padre. La chorrada tan sólo dura quince minutos, ya que el carrusel de terror da inicio cuando cae el primer rayo. A los que no les gustó la película suelen señalar la secuencia del sótano con Robbins como la mejor. Bueno, cuestión de gustos.
DESTACO la soberbia fotografía. La música de Williams se la hubiese puesto a El exorcista, tremenda!! El montaje ídem. Los efectos especiales de quitarse el sombrero. La secuencia del coche la mejor. La niña perfecta. Y por supuesto, a los dos actores intentado quebrarse como si actuaran en una película muda.
SUSPENDO el minuto final (no pudo aguantarse el chico).
Excelente proposición de Spielberg que recemos continúe en futuros trabajos. 9.5
¿Sabes quiénes son los que consiguen llegar al hospital después de un accidente? Los que mantienen los ojos abiertos.
Desde que el ser humano adquirió el talento para la fabulación, las historias que han pasado a la posteridad son las de seres excepcionales en situaciones excepcionales. Don Quijote, Hamlet, el Cid… no eran unos tipos corrientes. Su inverosimilitud, su improbabilidad, es lo que les hacía grandes y dignos de crónica. Ray Ferrier es el gran hombre de esta gran historia. Su hazaña es sobrevivir y su mérito, la fortuna. La suerte de sobrevivir es el mejor destino en un mundo en guerra.
La obra literaria original de H.G. Wells y la versión cinematográfica de Spielberg coinciden en un estilo narrativo realista que procura credibilidad a sus planteamientos fantacientíficos. Solo que cada una es hija de su tiempo. A pesar de la universalidad de la guerra, entre 1900 y 2000 han surgido diferencias cualitativas del concepto de la guerra. La guerra moderna se concibe en la ciudad y no hace distinción entre soldados y niños (si acaso, bajas y daños colaterales).
En el libro de Wells el protagonista era un hombre de ciencia que deambulaba en solitario por la desolación de la guerra. En esta película es un obrero de clase baja que huye con sus hijos, un adolescente y una niña. Ray es un padre que desea que sus hijos sobrevivan a la guerra y lo consigue, como suele decirse, de chiripa. Pero también es un adulto que conoce el horror y pretende, a toda costa, preservar la inocencia de los jóvenes. La película de Spielberg refleja la lucha denodada del protagonista por salvaguardar en la niña ese don que él ha perdido irreversiblemente: la inocencia.
Rachel, la inocencia, es invitada por su padre a contemplar el espectáculo atmosférico desde la parte trasera de la casa: Vas a alucinar, le dice. Pero cuando se hace patente que el terror absoluto ha aterrizado, Ray, blanco de miedo (y blanco por el polvo de los edificios destrozados, clara y no única referencia al 11-S) toma su mayor determinación, ocultar a Rachel la perturbadora realidad: le pide que no mire hacia atrás, le venda los ojos, le obliga a cantar una canción para que no oiga…