La gran seducción
Sinopsis de la película
Los habitantes del pueblecito costero de Sainte-Marie-La-Mauderne, antaño orgullosos pescadores, se ven obligados a vivir de subsidios gubernamentales. Con el tiempo, el orgullo deja paso a la melancolía, la apatía y la desesperación. Cuando el alcalde se muda a la ciudad, Germain lo sustituye. Una empresa está dispuesta a instalar una pequeña fábrica en el término municipal, pero una de las condiciones es que el pueblo tenga médico, cosa que no parece posible, a pesar de que se ha solicitado reiteradamente. Surge, sin embargo, una cierta esperanza cuando se enteran de que un joven médico va a pasar un mes en el pueblo. Esa es la razón por la que Germain, con la colaboración de los vecinos, decide hacer todo lo posible para que el atractivo del lugar le resulte irresistible al visitante.
Detalles de la película
- Titulo Original: La grande séduction
- Año: 2003
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
7
22 valoraciones en total
Hacía tiempo que no veia una película tan simpática, agradable, humana, a ratos muy divertida, sensible…. Ah sin una sola americanada, algo que Hollywood hubiera metido con calzador si el film fuera norteamericano y no francocanadiense, porque el tema se presta a ello. Buenos actores y sobre todo un guión muy acertado porque evita las moralinas baratas y construye la historia evitando las incongruencias y lo absurdo. Canto a la vida, al amor y a la dignidad humana. Deberían obligar a todos los políticos a verla, a ver si se enteran. Pelicula muy, pero que muy recomendable. Ah, se me olvidaba, te deja un estupendo sabor de boca.
Mucho he tardado en hablar de La gran seducción. Junto con Despertando a Ned, mi película rural favorita. Sí, ese pequeño subgénero de pueblo minúsculo que se une ante las adversidades -ahí están los ejemplos de Ned, Tocando al viento, El inglés que subió una colina y bajó una montaña y compañía- tiene en esta película uno de sus exponentes más alegres y entrañables. Y el cine español. Como se nota que a Jean-François Pouliot le gusta Berlanga. Junta Calabuch con Bienvenido Mister Marshall y añádele un extravagante toque francés, y obtendremos La gran seducción. Están locos estos canadienses.
Opera prima de Pouliot, fotografiada por Allen Smith, musicalizada por Jean-Marie Benoît, escrita por Ken Scott, cómico, escritor y guionista, y protagonizada por él mismo, La gran seducción consiguió el premio Genie del cine canadiense al mejor director de fotografía, clausuró la Quincena de Realizadores de Cannes del 2003, y se presentó en Sundance el 2004, dentro de la sección World Cinema, donde consiguió el premio del público. Y no me extraña.
Y es que es una película encantadora. Desde ese comienzo tan a lo Amelié pasamos por todo el proceso de seducción, recopilando información del médico para construir un nuevo pueblo a su medida: el estilo de las mujeres, la comida, aficiones, deportes… Tampoco faltan las enfermedades imaginarias, para que el sorprendido doctor no tenga tiempo de echar de menos su hogar. Y no sabe que este minúsculo pueblecito quiere convertirse en su casa.
Divertidísima y llena de gags desternillantes, poco a poco el patetismo de muchas situaciones va dejando al descubierto el dolor de un pueblo olvidado. La desgracia y la vergüenza que supone el vivir del subsidio social no da pie a situaciones violentas. Mejor combatir los problemas con el esfuerzo de todos, que así sí se puede vivir con dignidad. Eso es lo que importa. Aun cuando Germain y los demás tendrán que escoger entre la fábrica y su integridad cara al médico.
Y resulta tan real… Montar una partida de criquet sin tener ni idea del juego. Aguantar la música de jazz. Descalzar tobillos, aunque haga un frío que pela. Una sesión de pesca . Intentar convencer a los patrones de que tienen el doble de habitantes. Hasta el amor se puede encontrar entre los escasos habitantes de Sainte Marie La Mauderne. Podría ser tu pueblo.
Como dice Rafael Pucela, Como es la condición humana. Llega a crear mayor motivación el miedo al rechazo que sensación de sentirse deseado . Hay días en que necesitas una película llena de ternura y esperanza. Una que esté llena de magia y de humor. Siempre hay una luz al final del túnel.
Una película de sobresaliente, para mi gusto. Tiene una historia muy humana. Una atmósfera que te envuelve desde el principio hasta el fin. Te partes de reír, porque los personajes están muy bien conseguidos. Unas imágenes que te embaucan, como también el ropaje musical, que es muy acertado. Las escuchas telefónicas son geniales.
Se podría dividir en los siguientes puntos la gran seducción:
1. Problemática del pueblo y sus habitantes
2. Búsqueda de solución
3. Inicio de seducción
4. Desarrollo del médico y sus habitantes
5. Problemática de seguir mintiendo o perderlo todo
6. Final muy consecuente
Sin llegar a los extremos hilarantes de El Gran Lebowski , estamos ante una muy buena comedia con una fotografía soberbia, unas panorámicas fabulosas y una historia bastante peculiar (lo bastante como para enganchar al espectador).
Creo que es una comedia sin medias tintas y sin los famosos y académicos cinco minutos de lagrimilla, y eso es siempre de agradecer, al menos por este humilde espectador que siempre está a la caza sin cuartel de comedias lejos de los bodrios infernales de Jennifer López, Cameron Díaz y CIA., que no hacen más que confirmar que la comedia romántica es un género que llegó a su cúspide en los años sesenta y que poca cosa queda por hacer en nuestros días.
El reparto es sobresaliente por lo acertadas de sus actuaciones.
Escrita por el humorista Ken Scott, fue dirigida por Jean-François Pouliot. Se rodó en Harrington Harbour (Quebec/Canadá). Producida por Studio Max-Film, obtuvo 14 premios y 11 nominaciones.
La acción tiene lugar durante algo más de un mes en Sainte-Marie-la Mauderne, antiguo puerto pesquero, que desde hace 8 años vive de los subsidios de paro de la Administración. El desánimo y la desmoralización que anidan en la población, sumida en el paro forzoso, mueve a los líderes locales a buscar una salida satisfactoria. Una pequeña empresa industrial está dispuesta a montar una planta en la isla, pero su Aseguradora le exige que la localidad tenga un médico residente. La condición es difícil de cumplir ya que llevan 15 años buscandolo sin éxito. El alcalde, Réal Fournier (Jean-Pierre Gonthier), emigra a la ciudad, donde trabaja como policía de tráfico. Germain (Raymond Bouchard), con la ayuda del corresponsal de banca Henri Giroux (Benoit Brière), el melómano e informático Richard (Ken Scott) y el amigo Yvon Brunet (Pierre Collin), moviliza al pueblo para aprovechar una ocasión de oro: la estancia durante un mes en la isla del cirujano Christopher Lewis (David Boutin), sorprendido in fraganti por un policía de tráfico.
La película explica la vergüenza que siente una población condenada al paro a causa de los planes gubernamentales de reducción de la producción pesquera. Un pueblo antaño orgulloso de sus aventuras en el mar, vive ahora desolado y humillado por unos subsidios que no llegan a fin de mes. Los deseos de tener trabajo, sin perder el arraigo en su tierra, les llevan a concebir y poner en práctica una operación colectiva de seducción de un médico para que acepte residir en la localidad durante 5 años. La seducción se mueve entre los límites del halago y la mentira, pero se les va de las manos y cae en el engaño, la intromisión en la intimidad y la manipulación. La lucha por la dignidad no permite estos abusos y la coherencia impone abandonar el empeño. La obra contrapone las virtudes de la vida aislada, sencilla y natural del campo y del mar con el caos y los vicios de la gran ciudad. Exalta la cohesión social y la diligencia de una población cuando es llamada a luchar por la autoestima y el derecho al trabajo.
La música gira en torno a un tema central, melancólico y pegadizo. Sobresalen los solos de acordeón, contrabajo, piano y clarinete. La fotografía, luminosa y colorista, se recrea en el paisaje costero quebequés y resalta la comicidad visual de la acción (pesca de pescados congelados, audiciones de jazz-fusión, etc.). El guión cuenta a modo de comedia irónica y satírica una situación dramática ante la que la población reacciona y actúa. En la interpretación sobresalen Raymond Bouchard y Ken Scott. La dirección mantiene dentro de los límites de la comicidad una acción que no llega a desbordarse.
Película entretenida, de comicidad fresca y directa, construída con la sencillez y el encanto de las viejas fábulas.