La escapada
Sinopsis de la película
Bruno Cortona, un simpático juerguista, se encuentra casualmente con Roberto, un tímido estudiante, y lo invita a pasar con él un día de vacaciones fuera de Roma. Durante el viaje, el joven se siente cada vez más atraído por la alocada forma de vida de su compañero.
Detalles de la película
- Titulo Original: Il sorpasso
- Año: 1962
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
7.7
71 valoraciones en total
En un deportivo demencialmente guiado a golpe de claxon, el exuberante vividor Bruno (Gassman) arrastra al tímido estudiante Roberto (Trintignant) a dos días de incontenible y trepidante lío por los alrededores de Roma.
Ambos caracteres no pueden ser más opuestos:
Expansivo Bruno, retraído Roberto. Locuaz uno, callado el otro. Dominante, pasivo. Osado, tímido. Bebedor, abstemio. Temerario, prudente. Vividor, apagado. Faltón, cortado. Sátiro, reprimido. Insultante, correcto. Desenvuelto, inhibido. Juguetón, soso. Liante, apocado. Anárquico, ordenado. Caradura, modesto. Veterano, novato. Peleón, pacífico… etc.(!)
En la Italia desarrollista de los sesenta, tras los años de neorrealismo rosa, el psiquiatra Risi aprovecha su formación para trazar un certero estudio psicológico de los personajes, realzando matizadamente sus rasgos a lo largo de las innumerables situaciones que se encadenan: de un día para otro, visitan a parientes y conocidos, y a la ex mujer de Bruno, paran en restaurantes y chiringuitos, en zonas playeras abarrotadas y áreas rurales semidesiertas, fiestas de pueblo y nightclubs, peleas y borracheras, hervideros en todos los cuales Bruno se adueña de la situación.
Hay lugar para las confidencias, y para el agudo contraste dialéctico entre formas de vivir (y pensar, y sentir) totalmente dispares, produciéndose la previsible influencia.
Los actores no pueden estar mejor elegidos: para el tipo latino, Gassman da un recital imparable, casi excesivo y agotador, para el ‘escandinavo’ (frío), Trintignant es seguramente el más indicado.
Con el apoyo de Ettore Scola en el guión, Risi dirigió la obra con gran eficacia y logró tal vez su mejor película.
(7,5)
Dino Risi nos concede una comedia para la historia, en la que un inconmensurable Vittorio Gassman y un tímido Jean-Louis Trintignant encarnan el mayor contraste de la personalidad masculina que jamás se haya visto en la gran pantalla.
Gassman, un vividor, italiano de pura cepa, además de bien aprovechado y mujeriego, Trintignant, por su parte, un estudiante responsable, y retraído a más no poder.
La historia comienza con el mismo ritmo agitado y palpitante que se mantiene a lo largo de toda la cinta. Es lo que realmente hace grande a este film: que no se anda con miramientos de ningún tipo y, al mismo tiempo, sabe retratar una sociedad y un periodo de la historia muy particular con una mirada de comicidad, pero sin caer en ningún momento en lo socarrón o en lo burlesco.
Es ése tratamiento el que la hace rebosar de energía, carácter y atrevimiento.
Y como tema de fondo ése dime cuándo…, es todo aún más cautivador.
Estupenda película la que nos presenta Dino Risi, escrita por el mismo con la colaboración de un joven Ettore Scola y Ruggero Maccari, es un retrato de la vida de Italia en pleno boom económico, a través de la figura de un hombre histriónico, irresponsable, vacío, por momentos generoso y amistoso, que encarna perfectamente la sociedad italiana de los años sesenta.
Magnífica parábola social presentada en formato de comedia agridulce, contraponiendo dos personalidades muy diferentes, La escapada muestra el conflicto interno de valores existenciales debido al choque de actitudes significando con su final la estimación de la mesura en el comportamiento tras un muy entretenido y divertido desarrollo resaltado por la química extraída de las interpretaciones de Vittorio Gassman (Bruno Cortona, auténtico vividor, práctico y hedonista) y Jean-Louis Trintignant (Roberto Mariani, estudiante de derecho, responsable, neófito en muchos aspectos vitales y extremadamente tímido).
Tras un encuentro fortuito en Roma, en mitad de la canícula de agosto, los dos recorrerán parte del país trasalpino en el flamante Lancia Aurelia Sport de Bruno, visitando a los parientes de Roberto, y asimismo a la hija y también a la ex-esposa de Bruno, persiguiendo a turistas o gozando de las localidades costeras.
La moralina final y el acentuado de las características del personaje de Gassman (aunque hay que reconocer que nunca es cargante, sino todo lo contrario) impiden considerar a esta alegoría como una obra maestra. Pero las situaciones de humor que contiene, los divertidos personajes aparecidos, las altas dosis de acidez incluidas, el dibujo ambiental de la época y la alegría existencial que trasmite en casi la totalidad del metraje hacen de La escapada un título imprescindible dentro de la comedia italiana de los mencionados años sesenta.
También tenemos que mencionar el muy buen trabajo del también cineasta y gran colaborador de Michelangelo Antonioni, el magnífico director de fotografía Affio Contini, mostrándonos unos bellos planos de una Roma desierta de gente como de un Castigioncello atestado de veraneantes.
Película de las merecen la pena verse, de las que jamás se olvidan.
Presenta el encuentro entre la personificación de la introversión y la personificación de la extraversión, y a continuación (no podía ser de otra manera) cómo la mentalidad convexa camela, imanta tras sí y se impone a la cóncava, o dicho de otra manera, cómo el tipo audaz y lanzado arrastra al apocado, tímido o juicioso, de forma que aunque sea por una sóla vez en la vida le lleva agitadamente a probar la aventura, el ritmo frenético, le dinamiza la vida conduciéndolo por sendas no previstas, sorprendentes, alocadas, donde sentirse libre al estilo de quienes son dueños del mundo.
Sí, una película genial, que saca de las casillas, que te lleva en volandas y te enrolla como un tornado, con un final tan real y consecuente como la puntualización del punto sobre la i de la existencia.
Aunque sea por una vez en la vida, dese un respiro, láncese a lo impresvito, déjese llevar por la invitación del ángel de la anarquía: seguro saboreará las mieles de los que se atreven, aunque quizás haya que pagar el alto precio de osar comportarse como un rey jovial o acompañante de su majestad EL FELIZ ATREVIMIENTO.
Fej Delvahe
La escapada no solo es la mejor obra del interesante, pero muy irregular, Dino Risi, también es una de las obras maestras del cine italiano de los años 60, lo cual es decir mucho dada la gran pujanza creativa del cine transalpino en aquellos años.
Divertida y amarga a partes iguales, la cinta está perfectamente dosificada al exponer el itinerario vital de sus dos protagonistas, representativos cada uno de sendas formas de afrontar la vida. Y es que nos encontramos ante una obra de una profundidad asombrosa, que tras su aparente liviandad y su demoledor final esconde una reflexión metafisica de gran altura sobre los límites de la libertad, el libre albedrío y la incapacidad del ser humano para convertirse en dueño de su propio destino.
Asombrosamente interpretada, y con un guión soberbio (escrito por el propio Risi y el maestro Ettore Scola), La Escapada, espejo de las frustraciones que pueden acompañar no conseguir acercarse a las metas y sueños que todos nos ponemos para hacer nuestra existencia algo más soportable, supone todo un fresco de la situación italiana de su momento y demuestra con claridad el tremendo paso adelante dado por la sociedad italiana para la superación de los traumas de la guerra y del fascismo.
Una obra por lo tanto de visión casi obligada para los amantes del cine italiano de la época, sin duda uno de los momentos de oro en la historia del cine mundial, gracias, sobre todo, a pequeñas grandes películas como esta.