La desaparición de Eleanor Rigby: Ellos
Sinopsis de la película
Eleanor y Conor son un matrimonio neoyorquino al que, un día, un terrible golpe del destino en forma de tragedia hace añicos sus vidas y su relación. Ella desaparece de la vida de Conor y vuelve a casa de sus padres. Él quiere ponerse en contacto con ella, pero ésta se niega. Ambos tendrán entonces que esforzarse en sobrellevar la desgracia y, quizá sólo así, recuperar su amor.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Disappearance of Eleanor Rigby: Them aka
- Año: 2014
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
Película
5.8
51 valoraciones en total
Eleanor Rigby era un díptico subjetivo: His y Her. Hoy llega la versión Them.
Un montaje recortado y adaptado a los tiempos de Twitter. Más corto. Más fugaz. Más efímero. Más frágil y más mutilado. Confiemos dé más dinero, más fortuna y más gloria a quién obligó a Ned Benson a realizar tal estrategia comercial.
El caso, tras la amputación fílmica, nos encontramos con la construcción de la ruptura entre Eleanor y Conor. Lejos de ser una contradicción, aquí se construye con cenizas, con tacto y mucha paciencia. Aunque al principio existe un elemento trágico que se va haciendo evidente a medida que pasa la película, la cámara no se centra en ese detalle desencadenador y tremendamente insoportable. Sino que persigue la búsqueda de la joven pareja del nosotros-en-drama.
¿Cómo romper, de la mejor manera, siete años de relación?
En toda pareja que se ama existen ciertos códigos internos. Toda una gramática emocional basada en las cosa buenas y malas de la vida en común. Escribir encima de los buenos tiempos es lo que hacen, por lo general, las comedias románticas. Escribir encharcados en los peores tiempos es lo que hace Ned Benson en esta desaparición. La pregunta es ¿cómo separarse de alguien a quién amas? Lejos de ser una cuestión trivial y ligera, lo cierto es que oculta una constante emocional, ciertamente contradictoria, que palpita lenta y silenciosamente en el corazón de muchas relaciones. Ellos se lanzan al vacío y lo que vemos es la lenta afinación armónica de los instrumentos corporales del dúo. La construcción del them. En un momento de la película ella pregunta a su padre, ¿cuál es el secreto para mantener una relación con otra persona durante tanto tiempo? La respuesta nos la dirán con un final solvente.
La película se sustenta sobre el trabajo interpretativo de Jessica Chastain, primero, y de James McAvoy, después. Ella carga de luz y de oscuridad toda la cinta. Él responde y persigue a la pelirroja como puede. McAvoy consigue construir un chico transparente, contradictorio, algo lento, temperamental y sincero, pero Chastain no construye un personaje. Urbaniza una figura emocional. Es una bomba contenida durante toda la película. Elegante, alocada, firme, insegura, absorta, triste, fantasiosa o tímida según convenga. Salta de un registro a otro sin que se le escape el centro. Un trabajo que hacía tiempo no veía.
Cuando uno escucho el tema Eleanor Rigby de los legendarios The Beatles, se deja llevar por esa violencia melancólica de las cuerdas que acompañan a la voz de McCartney en un tema donde la tristeza y la soledad consiguen anclarse en el subconsciente entre los estacatos de las estrofas y la delicadeza de sus estribillos. Un canto a la tristeza y al abandono convertido en himno a la desilusión.
Esa sensación de mezcolanza, se encuentra también en los fotogramas de La desaparición de Eleanor Rigby , película escrita y dirigida por Ned Benson que llega a nuestras pantallas corrompida por los todopoderosos hermanos Weinstein en un, ya conocido por muchos, ejercicio despótico de edición del metraje que aleja el resultado final de esta obra de la concepción original de su autor. Una propuesta que se desdibuja en el resultado final que ha llegado a nuestras pantallas, dejando por el camino el potencial emotivo de un relato que, por otra parte, conserva intactas muchas virtudes que han conseguido sobrevivir a la sala de montaje.
Porque La desaparición de Eleanor Rigby encierra tras ese enigmático título, un doloroso puzzle que busca integrar las piezas de los mecanismos del amor en un relato marcado por la tragedia de sus protagonistas y su búsqueda constante de algo que consiga desenmarañar los complicados mecanismos de ese sentimiento necesario y universal que es el amor. Una compleja interconexión de emociones que escapa al control de los seres humanos, obligados a verse sepultados por la gigantesca dimensión de un sentimiento tan poderoso y grandioso, como peligroso y destructivo. Con un marcado carácter intimista, Ned Benson persigue con su cámara a sus dos protagonistas, ofreciéndonos de manera desnuda sus pensamientos y sensaciones ante lo que se podría definir como un desacoplamiento de sus mundos. Partiendo de un suceso que les lleva a ver sus vidas discurrir por caminos distintos, ambos personajes indagan en el desamor, el fracaso, la muerte o el futuro a través de un guión que encierra más de una idea y planteamiento interesante con excelentes diálogos, como los que comparten Jessica Chastain y Viola Davis, o James McAvoy y Bill Hader.
Todo conforma un amargo relato interpretado de manera soberbia por un reparto inmaculado en el que se erigen por méritos propios las figuras de Chastain y McAvoy. Ella se desnuda en una interpretación cargada de matices psicológicos que dotan a su personaje de una luz particular en el total del conjunto. Él, desarma al espectador con un trabajo donde la naturalidad hace que nos veamos arrastrados a un nivel de empatía que nos hace sentir su dolor en nuestra propia piel.
Grandes virtudes para una película desdibujada por un montaje que discurre errático por la intención absurda de transformar una historia compleja en un relato común. Una obra, que se deja en el camino el calificativo de maestra por la aspiraciones absurdas de la comercialidad en un relato que busca más el corazón que el dinero.
Es curiosa la trayectoria -por problemática- de un debutante como Ned Benson: consiguió financiación para hacer dos películas complementarias, que se enfocarían desde puntos de vista opuestos de una pareja para así mostrar un retrato fidenigno y sólido de esta unión, y tras filmarlos con dos nombres tan importantes como Jessica Chastain y James McAvoy consiguieron estrenarse el año pasado en el Festival de Toronto. Sin embargo, llegó cierto personaje llamado Harvey Weinstein y decidió que aquello no podía estrenarse, ordenando a Benson remontar la película en una sola. De 190 minutos -95 por cada película individual- pasamos a un largometraje de algo menos de dos horas. Y no sé si es porque conocemos la situación que hay detrás del proyecto, que es posible que ya -al menos en mi caso- impida aceptar cualquier otra opción, pero el resultado de lo que vemos en pantalla deja entrever esos cortes. El montaje, llamado Them (Ellos), tiene fisuras.
La desaparición de Eleanor Rigby funciona no obstante porque su material es bueno, porque Benson sabe lo que hacer con una cámara y porque su materia prima en tema actoral es dinamita pura. Chastain, como siempre, está espectacular, y McAvoy demuestra que cuando le saben llevar puede dar mucho de sí, algo que ya hacía falta porque sus últimas elecciones en según qué películas habían debilitado considerablemente su imagen. El éxito del film es evitar los lugares comunes del 90% del cine romántico internacional, de esta forma, se toman atajos y apenas se cae en el sentimentalismo, funcionando un poco en la línea de Boyhood de Richard Linklater no tanto en la construcción de la vida a través del tiempo como en la selección de los momentos determinantes en una relación que nace, se rompe y reconstruye a medida que progresa el tiempo. Sabemos que hay un problema pero se va dejando entrever poco a poco y en realidad el tono es moderadamente tranquilo, sin grandes excesos. Hay un buen trabajo de contención por las partes implicadas, en definitiva.
Sin ser una gran película, eso por descontado, tengo claro que La desaparición de Eleanor Rigby ofrece suficientes estímulos como para recomendarla muy por encima del 95% del cine romántico norteamericano, independiente o comercial. Es una película de atajos, bien de forma forzada -ese montaje impuesto desde la producción- o buscada -elipsis bien construidas-, que explota el material que tiene entre manos y que podría evitarse según qué cosas, peor la perfección no existe. Y eso es algo que ni el rostro de Chastain puede hacernos olvidar mientras observamos una película como la presente, con un final -ya puestos- magnífico.
Ned Benson decidió que su debut como director de largometrajes se llevara a cabo, no con una, sino con dos películas. Por ello, filmó la misma historia de amor desde ambas perspectivas, la del chico y la de la chica. Y así fue como se estrenaron en Estados Unidos The Disappearance of Eleanor Rigby: Him y The Disappearance of Eleanor Rigby: Her. Sin embargo, la complicación de tener que ver dos cintas diferentes para poder apreciar la creatividad del cineasta y obtener una visión completa del relato, animó a los responsables de su distribución a realizar un tercer film que aglutinase los puntos de vista masculino y femenino.
Por esa razón, The Disappearance of Eleanor Rigby: Them llegó a las salas de proyección, provocando que el estreno de Benson en la pantalla grande haya sido triple. No obstante, mientras en el mercado anglosajón sí han podido disfrutar de los tres títulos, en España sólo se estrenará el tercero, seguramente por las reticencias de los exhibidores y de la distribuidora a que un experimento de esta envergadura funcione a nivel de taquilla. Lo cierto es que, tanto en el Festival de Cannes como en el de Toronto, la obra de este realizador ha cosechado buenas críticas y aplausos generalizados. Argumentos a favor no le faltan, entre ellos que, como sucede en el resto de las artes, lograr ser original e imaginativo en el campo cinematográfico es difícil pero Ned Benson lo ha conseguido.
La trama está protagonizada por Eleanor y Conor Rigby, una pareja que vive en Nueva York y cuya relación disfruta de unos idílicos comienzos, hasta que la vida se encarga de que no todo sea dulzura y felicidad. La parte que se centra en Eleanor nos ofrece su visión sobre esos cambios, su forma de abordarlos y el modo en que afectan a su situación conyugal. La parte que corresponde a Conor refleja el modo en que éste se vuelca en su trabajo en un restaurante para evitar afrontar los problemas, sin ser consciente del impacto que esa actitud provoca en su esposa. Ambos anhelan recuperar aquella magia del pasado, aun a sabiendas de que ya no será posible.
Los aciertos de La desaparición de Eleanor Rigby son numerosos. Para empezar, nos coloca ante una perspectiva honesta, creíble y realista de una relación de pareja. Además, su director posee una visión cinematográfica que traduce en unas buenas filmación y narración. Asimismo, los espectadores disfrutarán de unas magníficas e igualmente verosímiles interpretaciones de los protagonistas, que logran transmitir a la perfección todos los sentimientos que han ido acumulando a lo largo de sus vidas. Si hubiera que buscar (más bien, rebuscar) algún reproche, podría indicarse que la intensidad decae en algún momento de la proyección y que la desilusión de los personajes contagian puntualmente el ritmo narrativo. En ese sentido, tal vez decepcione a quienes ansiaran una edulcorada y divertida comedia romántica porque, desde luego, no lo es.
El elenco de actores es excelente y está encabezado por dos, a pesar de su juventud, grandes intérpretes: Jessica Chastain y James McAvoy. La primera ha sido doblemente nominada al Oscar por Criadas y señoras y La noche más oscura y demuestra un especial tino a la hora de escoger proyectos interesantes. En mi opinión, mereció el preciado galardón en 2013 por su actuación en la citada cinta de Kathryn Bigelow. El segundo, tras despuntar en El último rey de Escocia y encandilar en Expiación, retorna con este título a la buena senda profesional. Les acompañan algunos secundarios de lujo, como William Hurt (avalado por un Oscar y tres nominaciones), Viola Davis (dos veces candidata a la estatuilla de Hollywood) y la siempre eficiente actriz francesa Isabelle Huppert. Todos ellos sirven de perfecto acompañamiento a los protagonistas.
http://www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
No puedo ser imparcial con ninguna película de James McAvoy y es que el escocés se come la pantalla de cualquier película que le pongan enfrente y aunque me decepcionó un poco que se decantara por interpretar a Charles Xavier en los X-Man, sigo admirando su trabajo porque de pronto decide participar en una película nada comercial que quizá pocas personas vayan a ver al cine por lo poco atractivo de la premisa. Sin embargo La desaparición de Eleanor Rigby me ha gustado. No mentiré, no tuve la oportunidad de visionar las otras dos películas en las que se muestra el punto de vista de esta ruptura en la propia piel de cada uno de los protagonistas, así que solo me avocaré a realizar una crítica-reseña de Them (Ellos).
La película se avoca a mostrarnos el proceso de ruptura de una pareja tras siete años de relación después de haber perdido un hijo (y no, no es un spoiler, porque el motivo de la ruptura no es el eje de la película, el eje es la manera en que ambos afrontan este hecho), ella, como es de suponerse, tiene una crisis que la lleva a preguntarse quién es, quién es ese hombre junto al cual ha vivido los útlimos siete años y que ha decidido seguir adelante, mientras ella se queda atrapada en su dolor, lo que la lleva a una terrible depresión. Es esta separación la principal protagonista de la película. ¿Por qué dos personas que se aman no pueden estar juntas? ¿Por qué no simplemente pueden darse otra oportunidad para estar juntos? ¿Por qué hay hechos que marcan nuestras vidas y no nos permiten volver a ser quien éramos? La película me ha llevado a hacerme éstas preguntas y yo, solo tengo una respuesta… A veces el amor no es suficiente.
No es una película comercial, el ritmo es lento y pausado, McAvoy se come la pantalla cada que aparece y Jessica Chastain no se queda atrás, el elenco de la película es maravilloso y todos realizan un excelente papel. Me ha encantado Bill Hader, me ha encantado William Hurt, me ha encado Isabelle Huppert (Y su obligada copa de vino en la mano en cada escena), me ha encantado Viola Davis (grandísima como siempre).
Veanla, quizá La desaparacion de Eleanor Rigby no sea perfecta pero les hará plantearse algunas preguntas acerca del amor ¿y no es esa la mayor virtud de una película?