La cicatriz
Sinopsis de la película
Polonia, años setenta. El régimen comunista gobierna el país. El antihéroe de La cicatriz es Bednarz, director de una empresa situada en medio de un bosque, forzado a volver a su tierra natal, vencido, víctima de sus contradicciones y de una realidad que escapa a su control. Muestra paralelamente la vida privada del empresario, el alejamiento de su mujer, el desafío de su hija y sus recuerdos personales.
Detalles de la película
- Titulo Original: Blizna
- Año: 1976
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
6.3
84 valoraciones en total
El autor de nacionalidad polaca Krzysztof Kieslowski expone en su primer largo una temática reincidente en sus obras inmediatamente posteriores, que apartaría de forma relativa al emprender su famosa trilogía, ‘Rojo’, ‘Blanco’ y ‘Azul’, a principios de la década de los noventa. ‘La cicatriz’, al igual que ‘Camera Buff’ (1979) o ‘Sin final’ (1985), se desarrolla en contextos imbuidos por el régimen comunista, donde la conciencia política, las creencias personales, adquieren un acentuado protagonismo. La cuestión ideológica es, por tanto, un factor que determina, de manera inexorable, la supervivencia individual, a menudo coartada por la rigidez del orden establecido.
El protagonista, Bednarz, representa la figura de un empresario cuyas convicciones entran en contradicción con las pautas laborales, estructurales, impuestas por unos gobernantes que han olvidado la esencia del sistema al que representan. Bednarz surge aquí como pilar incomprendido en un entorno que no fomenta precisamente la diversidad comportamental.
La situación del trabajador es objeto de análisis en un contexto histórico en el que el comunismo empieza a dar señales de debilidad.
Un montaje excelente para mostrar como se colaba el sistema de la clase dirigente barriendo todos los derechos y las libertades de los camaradas. Montones de promesas sobre escuelas, hospitales, campos de golf,etc.. Todo para crear una enorme fábrica que empobrece el entorno. Ensucia y destruye el medio ambiente y pasa el tiempo sin llegar las maravillas de bienestar social prometidas. Momento apropiado para cambiar a los que hicieron tales promesas y poner a nuevos dirigentes que no saben nada de nada.
Polonia años setentas, el país tiene treinta años de estar bajo un régimen comunista, régimen que ya comienza a mostrar señales de debilidad, bajo un sistema donde claramente se muestra una diferenciación muy marcada entre los altos estratos políticos y el grueso de la población, los trabajadores.
En ese contexto, la película se mueve entorno a la construcción de una fábrica química en una zona rural del país del oriente de Europa Central, desde las inspecciones del terreno, hasta el levantamiento de la obra y su posterior funcionamiento, además de la significancia (para bien o para mal) que llegan a tener los pobladores de esa región.
El film se enfoca en Stefan Bednarz (Franciszek Pieczka), quien es elegido por la junta administrativa como director de la empresa, por lo cual debe hacer frente a todo lo que conlleva dirigirla, con los problemas o situaciones que se le vayan apareciendo, por otro lado, deberá intentar restablecer lazos afectivos con su ex pareja y su hija.
Luego de 10 años de experimentar realizando cortos y documentales, Kieslowski presenta en 1976 su ópera prima (también en este año apareció la película para televisión Personnel), un film que sin ser una obra excelsa y que le cuesta agarrar ritmo, deja entrever el potencial del maestro polaco.
Blizna parte de una premisa interesante, que se puede ver de cómo un hombre se deja consumir por la ambición dejando de lado sus ideales (el hombre es comunista empedernido, o era), entrando en un mundo áspero, casi sin sentimientos y donde no importa pasarle por encima a los demás. Un lugar que le hace perder el norte y las cosas más sencillas, cómo pasar tiempo con su familia ¿Cómo caminar?
Reconozco que esta película no es ciertamente entretenida, pero vale la pena destinar su tiempo a verla, ya que rejunta una serie de grandes momentos y una historia más que interesante, comandada por Krzystof Kieslowski, un hombre que yo al menos no he visto fallar a lo largo de su filmografía. A tener en cuenta.
Como en todas las películas de la época en la que situamos La cicatriz , Kieslowski examina con lupa el contexto sociopolítico de una Polonia comunista, ciertamente en crisis, ante la cada vez más manifiesta distancia entre los estratos dominantes (partido, sindicatos) y amplias capas de las bases sociales, incluidos los propios trabajadores. Posiblemente, el principal desencadenante de esta crisis sea la cada vez más manifiesta falta de coherencia entre los principios teóricos sobre los que se basa el régimen político y la puesta práctica en escena de los mismos. En este contexto, Kieslowski examina con lucidez la Polonia del momento.
Pero igualmente como en las mismas películas de esta etapa, Kieslowski disecciona brillantemente al protagonista. Así, nos muestra una segunda crisis, la de un tecnócrata eficaz, que va siendo cada vez más consciente de su incoherencia personal en la puesta en marcha de un proyecto, comenzado con la certidumbre de su bondad para la sociedad (en su objetivo de proporcionarle un mayor bienestar) y los errores cometidos y daños colaterales en su ejecución. Paralelamente, el alejamiento afectivo que se ha ido acumulando con sus seres queridos (su mujer y su hija) le ahonda todavís más en su crisis personal. ¿Llega nuestro personaje a superar su situación? La escena final nos da la respuesta.