La chica de París
Sinopsis de la película
Una joven informática decide abandonar su trabajo y el estilo de vida urbano para instalarse en el campo y hacerse agricultora. En su nueva vida tendrá que convivir con un viejo campesino bastante cascarrabias.
Detalles de la película
- Titulo Original: Une hirondelle a fait le printemps
- Año: 2001
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
6.1
96 valoraciones en total
Bonita historia que reúne a una joven ganadora con un viejo cascarrabias. Ella tenía todo lo que quería su madre en París, él tiene todo lo que conoce en Vercors, pero el tiempo se le acaba.
De nuevo los paisajes naturales de Francia se oponen a las luchas y las vidas superficiales de la gran urbe, aunque haciendo un poco de trampa, ya que la joven informática tiene a su disposición todas las comodidades y apenas ningún incoveniente. Resulta un poco difícil de creer que una sola persona urbanita sea capaz de sacar adelante tarea tan ardua y poder, además llevar ella sola una casa rural donde se instalan autocares llenos de niños.
Pero la historia es bonita. Y el amigo del Volvo y su perro, que se ha acostumbrado al coche de lujo antes que el amo, da un toque de humor en esta relación tan tensa.
Sin ser una gran película, consigue distraer y arrancarnos algunas sonrisas.
Amable pero nada superficial (no es bucólica: a los 10 minutos, matanza del cerdo), el film relata el encuentro entre dos personas. No es poco.
Encuentro trabajoso entre mentalidades urbana y campesina, entre generaciones, y entre hombre y mujer.
Una instructora de informática se asfixia en París y se apunta a cursos de granja. En las prácticas inicia negociaciones con un granjero huraño, duro de roer, que vende su apartada granja, por jubilación. Empieza también una temporada de estudio mutuo, aproximaciones y rechazos.
Con su físico recio, Mathilde Seigner da perfectamente el carácter independiente, luchador.
Michel Serrault, por su parte, con enorme oficio muestra a una luz digna el escepticismo hosco y sabio del agricultor. Muestra su afán de transmitir sus conocimientos a alguien capaz de recibirlos. Muestra su astucia zorruna, que no va a soltar los secretos así como así, tampoco a transparentar la devastación causada en su vida por el mal de las vacas locas…
En la estela del cine de Jean Becker ( La fortuna de vivir ), esta película está resuelta de forma económica y solvente: se ajusta con inteligencia a sus posibilidades, y por eso su discreta poesía prevalece.
Amable película costumbrista con relación paterno-filial incluida. Sandrine (interpretada por la bellísima Mathilde Seigner) es una chica de ciudad que cambia radicalmente su modo de vivir trasladándose al campo. Con la excusa de terminar sus estudios de Funcionaria Agrónoma se busca una granja en traspaso, propiedad del rígido Adrien (Michel Serrault). La ya de por sí decrépita actitud del viejo granjero se volverá más recelosa a medida que va conociendo a la chica, ansiosa por montar un pequeño albergue de turismo rural.
Dejando a un lado este último aspecto, la película se centra más en la relación entre ambos y la capacidad de afrontar cada uno sus vidas.
El argumento de la película es la de la típica mujer de ciudad que desea pasar una temporada en el campo, para así demostrar su valía en las numerosas tareas de la vida rural. Por un momento hace creer al espectador la posibilidad de alejarse de todo lo urbano para vivir tan especial experiencia.
La trama es muy sencillita, sin sobresalto alguno. Mathilde Seigner muy correcta en su papel, de persona fría y dura.
En general una película del montón tirando al suspenso, que tiene como objetivo un público de la tercera edad, perfecta si te va la experiencia de probar un éxodo rural.