La casa número 322
Sinopsis de la película
A instancias de sus superiores, el policía Paul Sheridan (Fred MacMurray) consigue intimar con la atractiva novia (Kim Novak) del atracador de bancos más buscado del país. Se trata de que obtenga información para arrestarlo cuando vaya a visitarla. Pero, cuando ella averigua quién es Paul, intenta corromperlo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Pushover
- Año: 1954
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
Película
7.2
26 valoraciones en total
Excelente policiaco del muchas veces magnífico Quine, inspirado argumentalmente en la mítica Perdición de Billy Wilder (el personaje de MacMurray a la cabeza): un policía se enamora perdidamente de l amujer a la que investiga involucrándose en la trama hasta las entrañas… (spoiler)
Historia clásica de la serie negra, una trama paulatina y magníficamente embrollada con todas las claves del inagotable cine policiaco: una historia de amor que determina a los personajes y la intriga, un final trágico y fatalista lleno de romanticismo y clasicismo, una atmósfera oscura, turbia y cenagosa pero a la vez henchida de dinamismo, vida y gran planificación a todos los niveles.
Magnífica en las interpretaciones, fue además el debú de la enigmática y eterna Kim Novak, con quien Quine realizara algunas películas más ( Un extraño en mi vida , Me enamoré de una bruja ).
Un ejemplo de cómo Hollywood hacía películas magníficas como un churrero hace churros. Ahora apenas hay solo churros de olor a asquerosa fritanga.
Cine negro del bueno. Metraje ajustado, la película progresa, los personajes creíbles, un debut lleno de erotismo (Kim Novak), y un Fred McMurray que recupera el personaje de Perdición .
Es muy valorable la capacidad del director de rodar en apenas tres escenarios y darle esa autenticidad no teatral.
Pequeña pieza de orfebreria policíaca rodada por un autor que posteriormente colaboraría con Blake Edwards y se dejaría seducir dirigiendo comedias de corte negro, ¿Cómo matar a la propia esposa? (1964) y la infravalorada ¡Oh Papá! ¡Pobre Papá! Mamá te ha encerrado en el armario y a mi me da tanta pena! rodada al año siguiente. Pero una década antes Richard Quine, polifacético individuo que ha trabajado como actor, compositor y guionista, salió en escena con éste largometraje, como otros tantos de su género, que se proyectaban en los cincuenta y que tiene cierto parentesco con La Ventana Indiscreta de Alfred Hitchckok.
Un atraco violento lleva a la policía a seguir la pesquisas de su autor, Harry Wheeler (Paul Richards) que huye con un botín de más de 200. 000 $ . Una cómplice dama, Lona McLane (Kim Novak) será cortejada por el agente Sheridan (Fred MacMurray) hasta el apartamento de su casa. El equipo que dirige la caza de Wheeler se establece, cortinas abajo, en el apartamento de enfrente para vigilar sus movimientos sigilosamente a la espera que Wheeler dé señales de vida. Pero Lona, prendida en brazos del conquistador agente Sheridan, prepara un plan demasiado tentador para ella e incluso para un policía de apariencia honrada.
La Casa número 322 es el trampolín a la fama de su actriz protagonista, Kim Novak, femme fatale de su época e incluso hasta la fecha, seduciendo con su apagado carácter pero con esa enorme y viva mirada que encandilaría posteriormente en Me enamoré de una Bruja (1958), y dirigida también por Quine, o fascinando el mismo año en Vértigo de Alfred Hitchckok.
La casa número 322 responde a la composición clásica de la historia habitual del cine negro, por eso me ha gustado tanto. Las calles oscuras con el asfalto mojado, la habitación llena de humo, la imprescindible femme fatale, el embrollo esperado, policías, muertes y el infortunio desencadenado. No le echo en cara nada a Richard Quine, cuya filmografía me da igual, a mí lo que me interesa es esta película, de manera que también me da igual que la Novak debutara y que Fred MacMurray aparezca en un papel con similitudes a Perdición . Podría pedirle un poco más de ritmo, algún que otro susto heterodoxo que la hiciera singular y ya tendríamos una obra maestra, es fácil decirlo y dicho por mí es más que absurdo, como si desde aquí pudiera ofrecer la fórmula para crear obras cumbres para el cine. Sin embargo creo sinceramente que se queda más cerca de tocar el cielo de lo que cabía esperar, algo que me vuelve a parecer curioso, como en otros muchos casos, teniendo en cuenta que aquí hay mucha calidad y que se trata de un título muy poco conocido.
No me harto de mirar atrás, he llegado a ver muchísimas castañas, es cierto, antes también se hacía cine malo, pero encontrarse con una buena película como es este caso, ver cine de calidad en blanco y negro, en una película que dura menos de 90 minutos y que suceden más cosas que en la mayoría de producciones actuales que condensan píxeles y última tecnología, es para mí un pequeño triunfo, una medalla personal. Prefiero las gabardinas, los cigarros que se fuman sin complejos, las leches, los polis y los malos de las películas de los años 40 y 50, me quedo con ellos mil veces antes que cualquier producto megacomercial del actual siglo. Hay que mirar más atrás!!!
Cuando se hacen críticas basadas en las miradas a google, imdb, etc, se suele tender a la manipulación objetiva, cogemos lo que nos interesa y lo demás lo ignoramos sin saber realmente de que va la fiesta. Uno de los casos más sonrojantes es La casa número 322, viene a cuento sobre dos críticas, una dice que tiene dos alargadas sombras: Perdición y La ventana indiscreta del mismo año, de la primera no hace falta meterse en ningún sitio para saberlo y de la segunda es improbable ya que la PREMIERE en USA de La casa número 322 fue el 30-07-1954 y la de La ventana indiscreta fue el 01-08-1954, los datos están en IMDB a tu disposición. Va a resultar que no es todo oro lo que reluce en el cine del inglés. Y la segunda crítica habla de que tiene parentesco con La ventana indiscreta y no la tiene votada. De locos.
Resultará que Richard Quine robó el guión al inglés, Quine me has decepcionado, mira que ser un ladrón y robarle al pobrecito de Hich el guión en una noche de lluvia cuando estaba cenando con una rubia. Quine eso no se hace con un amigo.
Sobre La casa número 322 decir que es una obra de arte a la altura de Perdición y superior a La ventana indiscreta, pero la hizo el alumno de Blake Edwards y por eso tiene un 72. Otra de las películas que según el hermano que esté detrás de la cámara así la votan. Porca miseria.