La calle del terror. Parte 2: 1978
Sinopsis de la película
En 1978, Camp Nightwing está dividido en campistas que vinieron del pueblo oprimido de Shadyside y consejeros que vinieron del próspero pueblo de Sunnyvale. Cuando los horrores del pasado de ambos pueblos cogen fuerza, estos dos grupos deberán unirse para resolver un misterio terrorífico.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fear Street Part Two: 1978
- Año: 2021
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
6
67 valoraciones en total
Una segunda parte que toma el relevo de 1994, situando la trama en un campamento de verano durante los años 70s. En general, esta película cuenta con los puntos fuertes de la anterior, la estética, la buena selección musical, y un buen reparto joven.
Aquí la historia bebe casi enteramente de Viernes 13 y el hombre del hacha (McCabe Slye) hace lo que cabe esperar, mientras dos hermanas, Ziggy (Sadie Sink) y su hermana mayor (Emily Rudd) arreglan sus diferencias y descubren un poco más sobre la maldicion que existe entre Shadyside y Sunnyvale que lleva ya 300 años de historia, así como las diferencias del pasado con su amiga (Ryan Simpkins).
Sin descubrir nada nuevo, logra ser efectiva y bastante entretenida, posiblemente la que mejor funcione de las tres partes.
Una segunda parte igual de potente que la primera, en este caso haciendo homenaje a los horrores que esconden los campamentos de verano. Aunque éste es un episodio más básico que el primero -en el que la directora deleitaba a los fans con una mezcla de tributos a los noventa y a tres de sus slasher más aplaudidos desde los setenta (Scream, Halloween y Viernes 13)- aquí se centra toda la acción en un único asesino, tipo Jason, aunque bastante más guapo. Los colores de la primera dejan paso a los tonos oscuros y a la noche, abandonamos casas, centros comerciales, hospitales o comisarias para adentrarnos en la naturaleza, con sus bosques y cuevas, con la luz de las antorchas o las linternas como única iluminación de la acción. Janiak sigue dirigiendo de forma excelente y nos recuerda que las letrinas también son peligrosas. Entre las nuevas caras que aparecen destaca Emily Rudd en el papel de Cindy y sin duda es la que más fuerza tiene, aunque todos trabajan bien. La banda sonora es mucho mejor que la que se solía utilizar en los setenta en este tipo de films, donde no era nada extraño que la música estropease los momentos de clímax con partituras –en muchos casos- ridículas, sobre todo en la serie B.
Sin embargo y a pesar de que le pongo la misma nota –simplemente por amor a los buenos slasher y a las buenas persecuciones- me quedo con la primera. Para empezar, aunque hay menos muertes son mucho más espectaculares en la de 1995. La química entre actores es mayor también en la primera y el guion está mejor enlazado. Algunos han comentado que en ésta hay muchas sorpresas, como experta en slasher no he observado ninguna, pero ese detalle no me molesta en absoluto, Janiak sigue respetando las normas de Craven y eso está bien. Lo que me parece que sí está presente es una mejora de calidad sobre las originales de época, especialmente hablando del trabajo de los actores, porque salvo Halloween y alguna más, el resto de slasher tipo Viernes 13 daban vergüenza ajena en materia de actuaciones, como si formase parte de la cultura de ese subgénero. Con respecto a los efectos especiales, soy una firme defensora de los hechos de forma artesanal, pero en este caso, al no hacerse un alarde evidente del uso del ordenador me han convencido.
Puede que en el tercer metraje sí haya alguna sorpresa, pero no podemos esperar encontrar sentido a muchas preguntas que se hace el espectador. Exceptuando cintas como Pesadilla en Elm Street o Candyman no solemos obtener datos lógicos sobre la mortalidad o inmortalidad de los asesinos, sus motivaciones, las armas que eligen para matar o sus debilidades, pero es parte del encanto, si hay mucha racionalización no existirían las secuelas infinitas que nos encantan y que no tienen sentido.
En conjunto Janiak está haciendo un buen trabajo y como ya demostró en la serie Scream sabe mezclar perfectamente y con equilibrio lo viejo y lo nuevo y esto le suma muchos puntos para el futuro.
Segunda entrega de la fugaz saga iniciada con la entretenida Parte 1: 1994 (Leigh Janiak, 2021), que repite con su director, y algunos de sus protagonistas como Kiana Madeira (She Never Died, 2019), además de incorporar caras nuevas, como Sadie Sink (serie Stranger Things), o Emily Rudd (Sea Change, 2017).
En 1978, Camp Nightwing está dividido en campistas que vinieron del pueblo oprimido de Shadyside y consejeros que vinieron del próspero pueblo de Sunnyvale. Cuando los horrores del pasado de ambos pueblos cogen fuerza, estos dos grupos deberán unirse para resolver un misterio terrorífico.
Si bien la película comparte con la primera entrega muchas de sus características, como ese extraño tono a mitad camino entre juvenil y terrorífico con ciertas escenas gore, y una historia que mezcla slasher y terror sobrenatural, nos encontramos con una trama más oscura que la película original. Una vez vistas dos de las tres películas previstas, se puede atisbar que el director pretende, mediante un hilo conductor, narrar una historia que pase por muchos de los sitios típicos en el cine de terror. Esta entrega en concreto, tiene gran similitud con slashers ochenteros, especialmente con Viernes 13 (Sean S. Cunningham, 1980), de la que hereda hasta muchos de sus clichés. Las actuaciones resultan en un gran pilar de la cinta, junto a un ritmo muy divertido que no da tregua al espectador, y que suple el gran defecto que va a tener toda la saga, la falta de originalidad.
1978 es algo mejor que la ya de por sí entretenida primera parte, ofreciendo un entretenimiento de terror que gustará tanto a aquellos que puedan ver sus películas favoritas de antaño referenciadas, como a un público más juvenil que será atraído por su mezcla de juventud y sangre, pero el agradar a todo el mundo causa en la saga una falta de personalidad que la hace olvidable pese a lo muy recomendable de la propuesta.
Nota personal 6/10
Una segunda parte mucho más dinámica que la primera, dónde la introducción se mezcla perfectamente con la trama de la historia que se cuenta de 1978.
Irremediablemente huele a Viernes 13 como gran referente slasher de la época, con más muertes que en la primera parte, dónde algunas son bastante llamativas. Lo predominante es el ritmo que lleva la trama y lo bien que se desarrolla hasta su final dónde enlazan las tres películas.
Película bien ambientada de la época, bien interpretada y a pesar de durar casi las 2 horas, no se hace pesada para nada gracias al dinamismo de la misma.
Esperando ya a la tercera y última parte que se desarrollará en 1666 para conocer el origen de la bruja protagonista de la trilogía.
Segunda parte de la trilogía La calle del terror impulsada por Netflix y basada en las novelas de R.L. Stine, uno de los escritores juveniles de terror más conocidos de los 90. Estamos ante una continuación directa de la anterior, por lo que es vital habérsela visto para comprender todo lo que vemos aquí. Si bien aquella homenajeaba, en cierta manera, a los slasher de los 90 como Scream o Sé lo que hicisteis el último verano, aquí se acerca totalmente a la mítica Viernes 13. Por ahí van los tiros.
Adentrarse en una cinta sin conocer la anterior no tiene sentido, aunque sí funciona si solo buscas pasar el rato, o distraerte sin más. Arranca justo donde lo dejase la primera parte y, mediante una transición a modo de gran flashback, la cinta se aventura en 1978, como auguraba la anterior. Todo ello acompañado por varios grupos y temas musicales muy acordes a la época. Centra toda su acción en un campamento de verano, típico de las películas, que recuerda a Viernes 13, pero sin llegar a su nivel.
Los personajes funcionan. Son los arquetipos clásicos de este tipo de género. Adolescentes que actúan sin pensar demasiado, que acaban metidos en jaleos perfectamente evitables y cosas del estilo. Hay que saber a lo que se viene. Las interpretaciones están bien, sin más, pero las olvidaréis en cuanto acabe la película. Hay algunos estereotipos muy vistos, pero que pegan bien en el marco que ocupan.
Si la anterior era bastante clara en cuanto a los asesinatos se refiere, bastante explícita, ésta lo es todavía más. Mucho más cruel y despiadada, con algunas escenas en primer plano bastante sorprendentes. Los detalles técnicos aprueban. Pese a sus limitaciones la cinta saca pecho y ofrece unas muertes más que correctas. Tampoco es gore ni Saw, eso tampoco.
En resumen La calle del terror, Parte 2: 1978 es una continuación directa de su predecesora, que mantiene el tono y el estilo, pero bastante superior, a mi parecer. Si os gustó 1994 os gustará 1978. Sirve para echarse un rato distraído y para desconectar, pero siempre sabiendo a lo que se viene. Ahora toca esperar a 1666 para ver cómo termina todo. La recomendaría si os gusta el género.
Lo mejor: Es entretenida, más y mejores muertes, la banda sonora y supera a la primera parte.
Lo peor: Nada importante.
* Un 6 *