La buena estrella
Sinopsis de la película
Rafael es un carnicero estéril que lleva una vida triste y solitaria. Un día auxilia a Marina, una muchacha tuerta a la que su novio estaba apaleando. Además, la aloja en su casa, aun sabiendo que está embarazada. Muy pronto, ambos se plantean cumplir un sueño que hasta entonces les parecía imposible: formar una familia.
Detalles de la película
- Titulo Original: La buena estrella
- Año: 1997
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
7
82 valoraciones en total
No puedo separar las buenas impresiones que me ha dejado, de las malas. Me ha provocado un gran aluvión de sentimientos encontrados y no sabría decir hasta qué punto me gusta o me disgusta.
No es una película ideada para la evasión del espectador. Porque hay mucho dolor. Para los protagonistas de esta historia, la vida tiene un horizonte muy negro en el que apenas caben la dignidad o la esperanza. Una cosa sí es cierta: los personajes pudieron elegir un horizonte más luminoso y algunos se empeñaron en continuar aferrados al más oscuro.
No me cuadraría que en esta película se pretenda dar justificación a los malos tratos, si es que hay alguna intención de ello. Probablemente lo único que hace es mostrar los hechos, pero yo me vuelvo muy suspicaz. El personaje del novio maltratador de la chica perdió toda posibilidad de conectar conmigo desde el instante en que le dio el primer golpe. Por más que luego se mostrara en toda su amplitud, incluyendo momentos conmovedores, yo no podía perdonarlo, y sigo sin hacerlo. Sus actos no están justificados por el hecho de que fuese abandonado al nacer. Me da pena, pero eso no justifica que maltratara y menospreciara a la única persona que lo quería y que daría su vida por él. Entiendo que alguien que ha tenido una vida muy dura no sepa muy bien cómo amar a alguien que se le arrima, no sé. Pero yo no puedo llamar amor al que se manifiesta con violencia y con vejaciones.
Él tuvo la oportunidad de elegir ser mejor y lo que hizo fue regodearse en su maldad. Se merecía que ella lo dejara tirado y no encuentro grandeza, sino masoquismo, en el empeño de ella por seguir sufriendo a su lado.
Más cosas: el papel de Antonio Resines. Su personaje a ratos despertó mi admiración y otros me hacía pensar que era un idiota integral. Pensaba: ¿Un tío real aguantaría todo lo que él aguanta? Su papel traspasa el límite de lo creíble. A veces yo pensaba lo perjudicial que resulta ser demasiado bueno, porque él, por ello, estaba cometiendo un grave error que podía afectar seriamente a terceras personas: las niñas. También se puede pecar por omisión y exceso de permisividad.
También, además, mi instinto maternal entró en rebelión cuando ella en más de una ocasión dejó tirada a su familia para largarse con el otro.
Ni un solo momento tuvo pausa mi torrente de emociones encontradas y contradictorias, y me quedé con el alma desgarrada porque esta película no puede dejar indiferente.
El DOLOR llevado hasta el último extremo.
El cine español es, ante todo, un cine de actores. Por lo tanto, cuando esto falla en una película, hay pocas posibilidades de que la cinta remonte el vuelo. En La buena estrella esto no pasa. El trabajo de los actores es simplemente magnífico, destacando un poco sobre sus compañeros Jordi Mollà, con un personaje que le viene como anillo al dedo y que nos permite a los espectadores disfrutar de una interpretación fabulosa.
La historia comienza cuando Antonio Resines encuentra a una apaleada Maribel Verdú en la calle, y tras ahuyentar a su atacante (Jordi Mollà), se la lleva a su casa. Lo que empieza como un gesto de ayuda y de humanidad se convierte en una relación entre ambos, más de agradecimiento que de amor verdadero, pues nos damos cuenta conforme avanza la pelicula de que el personaje de Maribel Verdú sólo puede querer realmente al de Mollà, es una relación de necesidad y de amor mutua.
Con uno de los finales más humanos que nos ha dado el cine español, esta cinta se erige como una pequeña maravilla, apta para todos aquellos que de verdad tengan esperanza en el ser humano, esa raza que tanto dolor puede provocar en las personas que más quiere, y en su buena estrella.
Los títulos iniciales me predisponen un poco contra la película (asumo que de forma un tanto injusta) al enterarme de que una de los coguionistas es la que atesora el dudoso honor de dar nombre a una ley de general contestación en los últimos años: Sinde. Tiene además la esforzada Ministra un pequeño cameo de funcionaria en el registro civil, quizá premonitoria de su posterior vocación para la gestión de la cosa pública.
Película notablemente inverosímil aunque el consabido rotulo final certifique que se basa en hechos reales. No tenemos noticia del grado de adaptación o desafección con la realidad de lo narrado, pero intuyo que los guionistas se han concedido generosas licencias.
Empecemos por la caracterización del guapo de cara Jordi Mollá, muy lejos de dibujar de forma creíble el tipo de delincuente. ¿Cuándo dejará nuestro cine de retratar a los presuntos delincuentes -que en el cine español son doblemente presuntos pues no se los cree nadie- con esa acostumbrada voz ronca, áspera de cazallero que emite aquí Mollá y también Tosar en la también sobrevalorada Celda 211?. Las risotadas de Mollá son mas falsas que las que expelía Mozart en Amadeus.
El personaje interpretado por Resines, no es que sea manso, no, es que directamente es bobo, pues las putadas que le infligen de todo orden las digiere con una entereza beatífica que ni se justifica ni por cierta bonhomía derivada de una – apenas apuntada- religiosidad ni por su veneración hacia la tuerta que, al contrario de lo que aseguraba el bolero de Machín, ama a dos personas a la vez y no esta loca. Todo tiene un límite, incluido para el enamorado más febril. Breve memorial de afrentas se indican en el spoiler.
El numero de situaciones improbables es fecundo, desde la chocante que resulta desde el punto de vista sociológico la casa do mora el carnicero (el guión justifica que, en realidad, es la casa de los padres a los que sin duda el espectador alabará su buen gusto) hasta las prórrogas sine die de la estancia en la casa del gorrón Mollá, pasando por la (literal) bajada de calzoncillos de Mollá, fuchinga al aire para la cura de sus heridas por su atenta novia(operación realizada con notoria publicidad y alevosía, cuidando que la puerta del baño quede abierta en ángulo directo de visión del canonizable mansurrón para su mayor mortificación), la conversión de la ordinaria tuerta en un remedo pijo de Carmen Lomana en breve espacio de tiempo, etc…
Como remate, un clásico en nuestro cine: los abundantes diálogos apenas musitados e inaudibles, problema sin embargo soluble gracias a la TDT que nos permite ahora seguir las películas españolas con subtítulos.
Para quien haya visto Jules et Jim reconocerá una idea y estructura similar en La buena estrella . Los que hayan visto la de Trauffot os pondré una explicación más detallada en el spoiler, aparte de lo puesto en la propia crítica en la que confirmo que sin la primera quizá no existiría la segunda pero que sin ninguna duda a conseguido mejorar y trasladar a nuestros tiempos una de las historias de amor más sinceras que se han hecho.
Basada en una historia real, este film nos muestra un trío de amores y dependencias en la que se desmitifica el sentido habitual del amor y la fidelidad. Es especialmente significativa ya que en la sociedad española la sola idea de amar tan sinceramente se escapa de casi toda comprensión. Donde empieza el amor, donde la dependencia, donde termina o si se pueden amar a dos personas a la vez serán preguntas que te estés haciendo constantemente a lo largo del film.
Los actores están magníficos especialmente Resines que aunque no se prodiga en los papeles dramáticos cuando lo hace se ve todo lo buen actor que es. También está muy logrado el papel de Dani, el guapo de cara, que perece un verdadero macarra e incluso siendo un capullo integral conseguirá que te apiades de él. Maribel Verdú ya daba lecciones de buena actriz demostrando que no es simplemente una cara bonita.
Con una dirección más que correcta, un guión compacto y sin fisuras La buena estrella actualiza una historia hasta llevarla a cotas en principio insuperables. Pocas historias de tríos amorosas he visto en la que se muestre de una forma tan normal la posibilidad de amar de una manera altruista y sincera donde los pequeños rencores de dejarán de lado por el bien de la persona amada.
Recomendación personal mía a cualquiera que le guste el cine.
Aviso, si no has visto Jules et Jim no leas el spoiler.
El amor puede llevar a un hombre a rebajarse, a consentir lo inconsentible, a perdonar y morderse la lengua… a mirar hacia otro lado para no ver lo evidente.
El amor puede llevar a una mujer a romperse en dos, a no querer deshacerse de lo que le da estabilidad, cariño y bondad, pero no por ello renunciar a la auténtica pasión que ande por otros lados.
Hay quien se aprovecha del amor de un hombre, y el amor de una mujer.
Ésto es La buena estrella.