La Belle Captive
Sinopsis de la película
Estando en una discoteca Walter Raim conocerá a una misteriosa y exhuberante mujer que no le dice el nombre. Justo entonces recibirá una llamada de su jefa para que entregue un mensaje al barón Henri de Corinthe. Pronto descubrirá que la misión y la misteriosa dama guardan una relación directa.
Detalles de la película
- Titulo Original: La Belle Captive
- Año: 1983
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.7
66 valoraciones en total
Hay referencias al surrealista Magritte en la estructura onírica y deformada de la realidad. Aparecen marcos sin lienzos colocados frente a paisajes (los lienzos son trozos del paisaje), y unas cortinas rojas asoman a una playa, con otro marco dentro del cual se ve un pedazo del cielo con nubes. En el cuadro original ( La bella cautiva , 1967) una pelota está en el suelo, mientras que en la película es un zapato de mujer.
No existe argumento, sino impresiones visuales, imágenes recurrentes, personajes repetitivos de identidades desconocidas o cambiantes. El ambiente de pesadilla se sucede capa tras capa, como en los sueños, sin coherencia ni lógica. Como en el cine de Lynch, hay intriga, algo siniestro en el aire, y en un momento dado renuncias a resolver el misterio porque probablemente no se puede resolver o podrías encontrar múltiples interpretaciones y cualquiera valdría.
Pero la gran pega que tiene es que NO es de Lynch, y no porque Lynch posea la exclusividad del género onírico, sino porque para mí es el máximo exponente. Mientras que en él, si te gusta su juego de espejos sucios e ilusionismo de luces frías, la atmósfera malsana y amenazante agobia de verdad (y por ello la distorsionada trama oculta no es fundamental y te metes en su lúgubre mundo pensando con alivio en que menos mal que cuando se acabe será como si te despertaras en tu tranquilizadora cama), por el contrario lo de Alain Robbe-Grillet se me antoja un poco risible. No logra ni de lejos acojonarte, más bien a lo sumo te deja en las retinas algunas escenas interesantes y sugestivas, pero, no sé si será por la estética o la técnica del rodaje o un problema de la dirección o del guión, lo cierto es que al terminar el alivio se debe no al regreso a la tranquilizadora rutina, sino a que menos mal que por fin se ha acabado el peñazo en el que lo rescatable son las ya citadas referencias a Magritte y las flojas similitudes con Lynch.