Johnny Mnemonic
Sinopsis de la película
Corre el año 2021 y la mitad de la población sufre de una enfermedad llamada síndrome de atenuación de los nervios . Johnny (Keanu Reeves) es un mensajero de información, una persona que lleva los datos más importantes del siglo XXI, directamente implantados en su cerebro. Su información será muy valiosa para una corporación farmaceútica.
Detalles de la película
- Titulo Original: Johnny Mnemonic
- Año: 1995
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
5
69 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Arthur Eng
- Barbara Sukowa
- Coyote Shivers
- Denis Akiyama
- Diego Chambers
- Dina Meyer
- Dolph Lundgren
- Don Francks
- Douglas OKeeffe
- Falconer Abraham
- Gene Mack
- Henry Rollins
- Ice-T
- Jamie Elman
- Keanu Reeves
- Lynne Adams
- Michael A. Miranda
- Michael Scherer
- Paul Brogren
- Sherry Miller
- Simon Sinn
- Takeshi Kitano
- Tracy Tweed
- Udo Kier
- Von Flores
No voy a insistir en lo mismo. No voy a decir lo atractivo que es Keanu Reeves, no, no voy a hacerlo. Ya está, dejémoslo.
Pero entonces, ¿de qué hablo? «Johnny Mnemonic» tiene un regusto interesante porque me recuerda, aunque posterior, a cierto anime de Sinichiro Watanabe y tiene una estética japo que me gusta. Además, sale Keanu Reeves, lo cual es un placer, y hasta Dolph Ludgren haciendo de… en fin, sin palabras me ha dejado. El planteamiento es interesante, aunque también es cierto que el pijo (sin ánimo de ofender) Johnny se queja durante toda la película de algo que él mismo se ha buscado, cosa de la que parece no acordarse.
El tono, la historia, el mundo que plantea, absolutamente todo es rarísimo, y con un aire friki que, tan pronto agrada, tan pronto harta. Lo del delfín es una de esas cosas bizarras que uno no sabe cómo tomarse. Aunque la acción es gore, en términos generales no desagrada, y en la historia termina pasando poca cosa, de hecho, el tan temido temblor negro pasa, a mi parecer, a un segundo plano en el que casi se diluye. El punto del final, antes del beso, me pareció buenísimo, tremendamente original.
Sea como sea, es cierto que básicamente entretiene, pero siendo consciente de su simpleza y sus tonterías. Fácil de ver, fácil de olvidar.
Si eres capaz de ver esta película sin dejarte llevar por Matrix o, como yo, la vistes años antes (Que es del 95…), sabrás apreciar la adaptación del mundo ciberpunk. Aquí, en mi opnión, la base es un juego de rol llamado Cyberpunk, donde implantes, armas e incluso corporaciones (como los yakuza, contrastenlo) que vemos son adaptaciones (o copias) de los libros del juego.
Es buena y entretenida si te gusta este estilo y, más aún, si como yo conociste el juego de rol del que creo ha tomado bastantes ideas.
Por ver al señor Reeves, no se me ocurrio pensar para nada en Matrix… en todo caso en la estética de la gran Blade Runner. Esta es un muy buena película con mucha accion, futurista, a la que puede achacarse una cierta flojera en la realización y en los personajes, puede que haya envejecido mal… pero en su día a mi me pareció un peliculón, y esa sensación no desaparece, aunque al verla ahora, no me entusiasme como antes
Cinta de ficción blanda, que se circunscribe más como un filme de corte frenético que una cinta con mucho desarrollo del entramado narrativo.
O sea, es una película repleta de persecuciones y de descontrol, de enredos con temática cibernética, con algunos pasajes donde la realidad virtual se entremezcla con la cotidianeidad, donde se nota que comenzaba a estar de moda el tema del Internet y las capacidades de almacenamiento de la información digitalizada.
Keanu Reeves interpreta a un traficante de datos que transporta los mismos en su cerebro, Dina Meyer coprotagoniza aportando su belleza y su saludable despliegue físico en este thriller futurista con contexto apocalíptico, Dolph Lundgren sale poco como villano trastornado el cual no convence demasiado…
No hay mucho sustento argumental desde la narración, más bien se hace hincapié en la acción, en algunos efectos especiales para dar vida a lo ficticio y en la discreta ambientación futurista ciberpunk que domina ese futuro asolado por una enfermedad que diezma a la población.
En fin, a priori parecía tener una premisa interesante y original, pero a la misma no se la desarrolla de la manera correcta como para absorber más en excites desde el guión. Un argumento desaprovechado que se torna ligero, de buen tono desde el ritmo narrativo pero sin la debida orquestación conceptual como para llegar a ser más que un apenas regular entretenimiento masivo con impronta futurista.
Jonnhy Mnemonic fue una de esas películas de ciencia ficción que cautivó mi adolescencia. Aquella puesta en escena, heredera de esa sucia tecnología tan inteligentemente concebida y proyectada en las grandes pantallas durante la transgresora década de los años ochenta –donde se predecía un futuro oscuro y marginal-, adquiría aquí nuevas cotas de minuciosidad y desarrollo en esta (novedosa por aquel entonces) historia de conspiraciones informáticas y realidades virtuales.
De Jonnhy Mnemonic ha tomado claras referencias un clásico de la ciencia ficción como lo es Matrix –también interpretada por Reeves-. Evidentemente, Matrix es mucho mejor que la cinta que aquí nos atañe. Las comparaciones son odiosas. Jonnhy conserva un inicio interesante, una trama audaz durante la primera media hora –dotada de una oscuridad electrizante- y un desarrollo posterior que redunda en multiplicidad de fallos, vacíos argumentales y escenas de acción reiterativas con diálogos forzados, aderezado con ciertos personajes histriónicos, estereotipados o directamente ridículos que no tienen razón de ser, al más puro estilo noventero. Todo ello desemboca en un final bastante pobre, donde sucede lo que cabe esperar y se descuida el guión dejando al aire algunos cabos sueltos (o bien clausurándolos precipitadamente). En definitiva, el valor de su mensaje se pierde y nos quedamos ante una de tantas películas de género de la época, aunque, a mi parecer, el hecho de que algunas ideas sean excelentes y la ambientación sea memorable hace que destaque por encima del resto.
El problema principal, por encima de los posibles fallos argumentales, es que la película ha envejecido muy mal. Yo guardaba un recuerdo magnífico de sus efectos especiales, y a día de hoy se me antojan espantosos. Años atrás, títulos como Terminator 2 o Desafío Total realizaron espléndidos FX los cuales, bien avanzado el siglo XXI, siguen conservándose en perfecto estado. No sucede así con Johnny Mnemonic. Uno se pregunta, ¿cómo pudieron fascinarme en su momento? Por esta razón los dramas pueden llegar a convertirse en logros inmortales, las comedias pueden envejecer como el buen vino y las grandes obras de ciencia ficción –por norma general- se terminan convirtiendo en entrañables recuerdos de un tiempo caduco. Salvo contadas excepciones, claro está. Y Jonnhy no es una de ellas.