Joel
Sinopsis de la película
Cecilia y Diego no pueden tener hijos. Un día, reciben una llamada de la agencia de adopción a la que se registraron hace algún tiempo. La llegada repentina de Joel, un niño de 9 años con una historia de fondo muy dura, cambiará el curso de sus vidas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Joel
- Año: 2018
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
7.1
36 valoraciones en total
Después de 6 años de silencio cinematográfico, tras su filme de 2012 Días de pesca , Joel significa el regreso a las salas el prestigioso cineasta argentino Carlos Sorín, realizador de películas como Historias mínimas , La película del Rey , El gato desaparece y El camino de San Diego , por mencionar las que quizás sean las más relevantes. No hay duda alguna de que cuando hablamos de Carlos Sorín, estamos refiriéndonos a uno de los directores claves del cine argentino, y esta nueva producción suya será un claro ejemplo de ello.
Joel trata sobre la historia de Cecilia (Victoria Almeida) y Diego (Diego Gentile), una pareja que no puede tener hijos y decide adoptar. Tras un tiempo corto de espera, reciben una llamada para una posible adopción, con una contrariedad inicial, el niño tiene 9 años, cuando la edad aproximada que habían requerido la pareja para tal caso, sea de 4 o 5. No obstante deciden dar un paso adelante y optan por ir a conocer y posteriormente aceptar la llegada de Joel (Joel Noguera), del cual tampoco saben mucho de su pasado, exceptuando una madre desaparecida, una abuela fallecida hace un tiempo y un tío que está en prisión. Ya embarcados en la decisión, se percibirá desde el comienzo las diferencias claramente palpables, entre el mundo del cual proviene Joel, más de tinte marginal, y el de la joven pareja, que tratará de tomar con total naturalidad lo que el devenir les ofrece, intentando brindar amor y confort al nuevo integrante. Será ya cuando el chico comience a ir al colegio del barrio, donde progresivamente irán surgiendo inconvenientes más complicados de sobrellevar, quedando a flote elementos como la discriminación, la hipocresía y el egoísmo.
Parece que valió la pena esperar tanto, porque después de seis años Carlos Sorín se despacha con una de las mejores películas de su nada despreciable filmografía. La sensibilidad está al caer, con elementos más bien tradicionales, que evocan a su concepción misma de hacer cine, logra una historia perfectamente delineada, con todo en su lugar, y que inevitablemente nos toca, porque la discriminación es un elemento visible de nuestra sociedad, así como el querer tapar situaciones que nos atraviesan, y que más de una vez se evaden, sin buscarle una solución real a los problemas. Sin duda Sorín hace foco sobre elementos de índole social que siempre están presentes, pero a la vez con un tacto sobre la actualidad misma que vivimos, dejando en claro un férreo trabajo desde el armado del guión. Vale aclarar que la intención del director no trata en contar una historia de buenos y malos, de víctimas y victimarios, sino de reflejar los problemas que transitan cada una de las familias, como grupos sociales y sus temores varios, el duro escenario que presenta el colegio de trasfondo, las limitaciones del mismo sistema, y desde ya, la exclusión.
Otro punto a resaltar, es la idea de reflejar una pareja que toma una decisión que representa un bien general, más aún que personal, porque la duda latente de adoptar a un niño que dobla la edad estipulada se percibe desde el comienzo tanto en la madre, como el padre, termina siendo desfavorable, ante la presión de los padres de los chicos que asisten al colegio. Quizás la palabra no sea denuncia, pero Sorín resalta de esta manera otra realidad, ya que generalmente los chicos que tienen edades avanzadas, no son tomados en adopción, dejándolos a la deriva, con un futuro poco prometedor. Las actuaciones sin duda refuerzan a la historia, no solo Victoria Almeida y Diego Gentile, y en los momentos que aparece Ana Katz, sino también Joel Noguera, cumpliendo con creces cada uno con sus roles, también dejando en claro una notable construcción de los personajes. En cuanto a lo demás, referido a fotografía, trabajo de cámara, tiempos narrativos y demás elementos, todo está donde tiene que estar, dejando en evidencia un trabajo sin asperezas, que vale la pena en sus poco más de 95 minutos de duración.
Y entonces aparece Joel, el personaje que da nombre a la película. Sorín edifica un discurso incómodo sobre el deseo de formar una familia, ese proceso para cumplir los anhelos profundos, se vuelves turbios cuando la sociedad misma se encuentra llena de prejuicios en un ambiente frío, seco y rodeado de desconfianza, esa molestia se prolonga en toda la película, no hay momento para respirar y cuando lo hay, el respiro acabó con todo. Magnifica.
Cobertura del Festival de La Habana 2018.
http://cinema2puntocero.blogspot.com/2018/12/festival-de-la-habana-2018-dia-3-rojo.html
Joel llega en un buen momento en el cual se están discutiendo temas socialmente importantes. El tema de la niñez desamparada, tangencialmente se relaciona con el abandono de niños, y ello no es ajeno a la discusión que tiene lugar en el Congreso de la Nación sobre la ley del aborto legal en Argentina.
La niñez desamparada también es un problema en Argentina. Los nosocomios que reciben a estos niños no siempre están preparados para este fin y además, aparecen problemas relacionados con la propia marginalidad social que padecen estos niños. En casos de niños que han superado la edad de la lactancia, y más aún cuando esos niños han sufrido situación de calle, tanto la instrumentación de soluciones como las decisiones y las condiciones de adopción se hacen difíciles de resolver.
Sorín asume la forma de un western clásico para narrar la aventura de esta adopción. La llegada del niño es la de un extraño que terminará provocando una gran agitación en el pueblo. Se trata del elemento hostil que hay que educar y someter a las leyes del pueblo antes que su prédica se vuelva subversiva. Es la llegada del forastero, el desconocido sin nombre, un enigma a resolver que en la realidad de nuestros días comienza en el burocrático proceso de adopción y termina en el difícil proceso de aceptación social por parte de la misma población, e incluso de los demás niños.
No carente de suspenso, Sorín maneja este material con la maestría y la sensibilidad que lo caracteriza planteando todas las dificultades de adaptación que este ser casi anónimo debe atravesar. Primero en la casa, luego en la escuela, y en el pueblo mismo. El film termina donde deberían comenzar las respuestas. Con mucho tino, deja planteada una serie de interrogantes que si bien tienen respuesta, están en su mayoría enquistadas en los prejuicios que tiene el propio espectador, la sociedad en su conjunto.
Estamos ante uno de los film más agudos, intensos, inteligente e incluso atrapante de un director que nunca subestima al espectador. Es también un gran retrato de una problemática social y particularmente de los problemas de inclusión que se sufren en nuestro país. Una hermosa narración que no solo tiene que ver con la adaptabilidad de un ser sino con el miedo que ese ser genera en el otro. Una parábola sobre el ser diferente. Esa cuestión que divide y produce grieta. Un film necesario de ver por su gran vigencia.
Una historia simple pero con un drama tenso y a fuego lento, nos muestra una obra sobria de Sorin pero a mi gusto le falto algo mas para que sea una película destacada, las actuaciones son buenas de todo el elenco en especial la del niño, el drama es bien llevado a cabo con puntos altos y otros discretos en cuanto al argumento, el guion correcto y un final correcto conforman Joel .