Instinto Básico 2: adicción al riesgo
Sinopsis de la película
El doctor Michael Glass (David Morrissey), un reputado psiquiatra criminalista de Londres, es invitado por el detective de Scotland Yark Roy Washburn (David Thewlis) para que evalue a la novelista Catherine Tramell (Sharon Stone), una polémica y atractiva escritora de éxito que se se ha visto de nuevo envuelta en otro turbio asesinato.
Detalles de la película
- Titulo Original: Basic Instinct 2: Risk Addiction aka
- Año: 2006
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
Película
3.8
96 valoraciones en total
Tremenda decepción la que sentí al ver este vacío . La película está hueca, es una especie de remake paródico de la anterior sin ningún acontecimiento memorable. Instinto Básico es un gran thriller pero su secuela es insulsa y no aporta nada.
La trama es una lenta tontería: No pasa nada nunca, se hace larga y no tiene el misterio de la anterior, aquí no hay dudas ni incertidumbres.
El enigmático personaje de Catherine Tramell (Sharon Stone) ya no es un enigma, el actor que interpreta al Doctor Michael Glass (David Morrisey) es un fantasmoide sin expresión alguna (¿de verdad siente alguna cosa a lo largo de la película?). Supongo que han elegido a un actor inexpresivo para que no eclipse a la Stone, pero la gracia está en que haya un equilibro esntre seductora y seducido, aquí no lo hay.
Y para colmo las escenas de sexo son descaifeinadas, supongo que para no herir la sensibilidad de cierto público .
En definitiva han querido hacer un thriller erótico que ni es thriller ni es erótico. Para escenas de sexo, mejor ver porno y para ver un thriller de verdad, mejor una de Hitchcock. Pero Instinto Básico 2, por querer abarcarlo todo, se ha quedado sin nada.
Lo mejor: Ah, ¿pero hay algo bueno?. Comprobar que Sharon Stone se conserva bien.
Lo peor: todo lo demás.
Instinto básico levantó una nube de escándalo y una red mediática en los cuales hasta el mismísimo festival de Cannes cayó encantado.
Al contrario que otros casos polémicos que eran simples bluffs inflados por la prensa, en Instinto básico había una combinación de acertado cine negro visceral de telefilme, sexo tórrido, violencia y diálogos muy rastreros.
Pero lo mejor fue el descubrimiento de una actriz destinada a la serie z y a producciones infames. Hablamos de Sharon Stone aka Charito Piedras y su cruce de piernas que ya forma parte de la historia del cine.
Resultado: taquillazo en todo el mundo, críticas horribles y carne de secuela. Se ha hecho esperar mucho.
Y es que las múltiples elecciones para el actor principal y la lluvia de directores para encargarse del proyecto han dilatado la espera hasta finalizar con un casting repleto de caras desconocidas, donde Sharon Stone se erige como la star sytem indiscutible.
Porque sin ella y cuando desparece de la historia el filme se hunde irremediablemente.
No disimula tampoco que se trata de una copia de su antecesora introduciendo guiños. Pero la copia es mala, más cercana a un episodio alargado de Melrose place o un telefilme erótico inflado. Carne de videoclub vamos.
Tampoco resulta demasiado escandalosa: el sexo comedido para conseguir la aprobación de los censores no hay funcionado. El filme ha sido un sonado fracaso en el box office y sus nefastas críticas la acercan a ser la candidata de los Razzies.
No ayudan nada las continuas trampas que acompañan a los giros en el guión que finalizan en un desenlace digno de culebrón sado. Eso de los baños de señoras vacíos en una discoteca llena a reventar no se lo cree nadie.
Lo mejor es el cuerpazo que exhibe la Stone donde pocos dirían que han pasado los años. Aun así no creo que salve de una nominación a la peor actriz del año.
Sharon Stone se encontraba en el momento idóneo para rodar la secuela. David Morrissey interpreta al terapeuta con estilo y credibilidad mientras está vestido, en el momento que debe desprenderse de la ropa, toda su buena imagen desaparece mostrando a un actor rudimentario y poco versado en las artes de la seducción interpretativa.
La primera parte resulta entretenida, aún sospechando como van a desarrollarse los hechos en muy poco tiempo. A medida que avanza se aleja de una mínima coherencia, siempre imprescindible para que nos creamos lo que allí se cuenta, por muy irreal que nos parezca.
Charlotte Rampling en un papel discreto, que la veterana actriz ha sabido componer con elegancia y buen hacer.
De acuerdo que segundas partes nunca fueron buenas, pero… ¿tienen que ser tan malas?
Ingredientes de la película Instinto Básico 2:
– Planos CONSTANTES de la Stone (hay que decir que está estupenda esa mujer) tipo L`Oreal: cutis blanquísimo (mirada poderosa), pómulos iluminados (mirada porque yo lo valgo), piel retensada (mirada de superioridad) e inmaculada tez (mirada de perfección).
– Planos CONSTANTES de la Stone tipo pasarela Cibeles: con escote (mirada profunda), minifalda (mirada sensual), enseñando espalda (pequeño movimiento de cintura, mirada informal), con zapatos de tacon (avanza hasta el final de la pasarela y sonríe).
– Planos CONSTANTES de la Stone tipo Marlboro: ahora saco la pitillera (mirada de odio), ahora la guardo (mirada fulminante), ahora me enciendo un piti (mirada guarroncilla), ahora lo apago con mi super-tacón (mirada retadora)
– Planos CONSTANTES de la Stone tipo te-pongo-mogollón : cruzo las piernas (¿a que te pongo?), te miro de reojo (¿a que te pongo?), pongo voz de orgasmo continuo las 24 horas como los Seven Eleven (¿a que te pongo?)
¿El resto?… ¿A quién le importa el resto? a nadie, ¿verdad Sr. Director? Si tenemos a una super diva como Sharon en la peli, pues aprovechémonos, no importa el guión, ni el resto de actores, no importa si es verosímil lo que ocurre o no, no importa que sea un vergonzoso plagio a su predecesora haciendo una cinta infumable, no importa el espectador que en lugar de ver una película parece que está viendo un documental de los conciertos de OT, o de la vida en la carretera de concierto a concierto de las Spice Girls (sólo falta la Stone en albornoz recién salida de la ducha, comentando ante la cámara mientras se explota una espinilla en el espejo: bien, hoy tengo un día complicado, casting en L.A y almuerzo con el responsable de una marca de sujetadores para la que quieren que sea imagen. Luego peluquería, maquillaje y directa al estreno de mi última peli, espero que me acompañeis y veais mi vida paso a paso gracias a éste DVD)
VAMOS POR DIOS!!! HAY QUE SER SERIOS!!! QUE YA SOMOS MAYORES PARA COMERNOS MIERDAS COMO ÉSTA!!!
Sharon Stone retoma su personaje de Catherine Tramell, la seductora autora de novelas policiales sobre la que pesa la permanente sospecha de asesinar a los hombres o mujeres que se relacionan afectivamente con ella, eso sí, después de haberlos seducido.
Ausente Michael Douglas -su partenaire de la primera entrega- ahora el principal rol masculino está cubierto por un psiquiatra, animado por un insulso David Morrissey, quien debe evaluar la salud mental de la peligrosa mujer, luego de la muerte de un joven deportista, donde todo indica la responsabilidad de la enigmática Tramell. Como no es posible demostrar su culpabilidad, ésta visitará al doctor Glass para frenar su adicción al riesgo, hasta que paciente y terapeuta irán mucho más allá de las sesiones, intercambiando roles de víctima-victimario y de controlador-controlado.
Rodada esta vez en las locaciones más modernas de Londres, el film cuenta con una destacada fotografía e iluminación que intensifica los fríos blancos nacarados. Estos contrastan a su vez con el sugerente vestuario de Stone. Existen espacios estructuralmente tan bellos como desequilibrantes, con predominio de una luz metalizada que realza sofisticadas estructuras arquitectónicas. Hay una constante relación entre espacio y personajes, como el edificio que replica el coqueto encendedor de la protagonista, que además es fumadora compulsiva.
Mucho resulta decorativo y superficial en el buscado refinamiento estético e intelectual de la película, más allá de un paneo sobre un retrato de Freud o de una frase de Nietzche dicha al pasar. Como toda secuela, la película tiene numerosas citas de la anterior, aunque la toma en que Stone descruza las piernas es reemplazada por una menos memorable escena en un jacuzzi, más violenta que erótica, donde la bata negra de la actriz se entreabre.
Con una trama plagada de inverosimilitudes y pistas confusas, la debilidad de Bajos instintos II pasa por apoyarse casi exclusivamente en el protagonismo de Stone. Aquel inquietante personaje de la primera versión, la escritora que busca sustentar sus páginas en la experiencia de las pasiones que relata, aquí se desdibuja y queda atrapado en una rígida máscara sin matices ni variaciones, con más frialdad que erotismo.