Im Not There
Sinopsis de la película
Retrato del legendario músico Bob Dylan. Seis intérpretes encarnan diferentes momentos de la vida personal y profesional del cantante norteamericano que revolucionó la música popular en los años 60 y 70. Desde entonces, su influencia sobre músicos, escritores, poetas y sobre la cultura en general ha sido permanente. El filme consta de varias historias cuyos protagonistas son de lo más heterogéneo: Woody (Marcus Carl Franklin) es un niño negro de once años que siempre está huyendo. Robbie (Heath Ledger), un artista mujeriego que vive en la carretera. Jude (Cate Blanchett), un joven andrógino, es estrella del rock. John (Christian Bale), un ídolo folk que se convierte en evangelista. Y Billy (Richard Gere) es un famoso fugitivo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Im Not There
- Año: 2007
- Duración: 129
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Opinión de la crítica
6.4
74 valoraciones en total
Todd Haynes es una de las perlas del cine americano actual, y ya demostró en Velvet Goldmine que era capaz de afrontar el cine desde una lógica más musical que narrativa. Y lo hace en esta obra, inspirada en la música y las múltiples vidas de Bob Dylan, como confiesa al principio, a través de seis personajes distintos, interpretados por tantos actores, que cubren las personalidades y épocas más representativas del genio de Minnesota. Es, como dicen por ahí, un lienzo, pero puramente abstracto, en el que Haynes vierte todas sus influencias experimentales para contar la historia de una forma desordenada, sin linealidad temporal, con cambios a veces bruscos entre personajes y tonos, narrando hechos reales pero también leyendas y fragmentos inventados sobre Dylan para dar forma no sólo a su historia, sino para reflexionar sobre el arte y el propio artista, palabra para la que el señor Zimmerman es probablemente el mejor representante del siglo XX. Haynes juega a despersonalizar a la persona, a universalizarla, a mostrar el conflicto y el compromiso del artista con su gente, que muchas veces se acaba oponiendo a la propia innovación artística a la vez que compromete su vida personal.
Pero no pretendo asustar con lo anterior. Con todo el caos narrativo, I’m Not There no es una película difícil. Es divertida, emocional y brillante en estilo, con una dirección sobria y elegante, y una fotografía adaptada a cada capítulo aportando un contraste entre sus diferentes vidas que lleva al principal problema del film, su irregularidad. Abarcando tanto es obvio que haya pasajes algo menos interesantes y que palidecen al lado de los mejores, sobre lo que hay que destacar obviamente el de Cate Blanchett, por su enorme interpretación y sobre todo porque se centra en la época más fascinante, creativa y polémica de Dylan, la segunda mitad de los sesenta, aunque personalmente también me ha cautivado el Dylan forajido de Richard Gere, sin duda el capítulo más extraño y abstracto pero también encantador y mágico de la obra, con el actor americano encontrando el punto exacto al tono del fragmento con su interpretación lacónica y la imaginativa dirección artística.
Puede que esta película no sea el biopic que los fans de Dylan esperaban, pero eso no quita el mérito a un film al que hay que alabar su ansia de innovación y su innegable calidad artística. Ahora le doy un 8, pero probablemente acabe subiendo su nota, porque es una de esas películas que ganará mucho con el tiempo. Haynes lo ha vuelto a conseguir
Realmente después de ver este biopic de mi artista favorito, puedo decir que estoy satisfecho, casi al igual que lo estuve con el de Ian Curtis (un poco más con este último). Pero también puedo decir lo que opinará quien no tenga ni idea de la vida o de las canciones de Dylan: Menudo desorden! Que desastre, no me entero de nada. Me aburro…
Las secuencias no son calcadas a las que pasaron realmente pero sí algunas muy fidedignas. En ocasiones con diálogos completamente idénticos a los que salieron por la boca del ausente protagonista.
Las partes más divertidas son, por supuesto, las del Dylan por la mitad de los años 60 con su visita a Inglaterra, etc. Interpretadas por una más que sobresaliente Cate Blanchett. ¿Las más aburridas? Pues hombre, las de Richard Gere diría yo, pero en fin qué se podía hacer en ese contexto tan sosete.
Uno es fan de Dylan y puede pensar: Bah, muy bonito esto pero ya tenemos las películas Dont look back y No direction home, que ahí sí que sale el auténtico y es lo bueno, o me pongo sus discos. No he de escuchar a nadie suplantando a su voz en sus canciones y destrozándolas… . En fin las malas notas que vengan de ahí son respetables, yo en algún momento también lo he pensado.
Pero la película está hecha con un tono de humor, sarcástico, misterioso, simpático. Muy original para ser un biopic. Y es una visión ligeramente diferente a la que ya tenemos, ¿y por qué no disfrutar con ella también y dejarse llevar por las imágenes y la música?
El que quiera disfrutar al máximo de lo que ha dejado esta persona a su paso por el mundo, bien. El que se enfade porque Dylan se vende, y que estas cosas sobran, bien, aunque ya sabemos lo mucho que le importa a Dylan que la gente se enfade por considerarle un traidor, sabemos que él te diria How does it feel?. Cada uno hace lo que quiere y es respetable en unos márgenes y lo demás es envidia. Y el que no le interese para nada este hombre, bien, que pase de largo.
Yo no puedo estarle más agradecido por sus canciones (por Desolation Row en especial).
¿Cree alguien que una película presentada como una pieza de arte y ensayo sobre Bob Dylan podría no contar con la pleitesía de la crítica? Por supuesto que no, y el snobismo más recalcitrante está de enhorabuena. El principal requisito para disfrutar de Im Not There no es pues ser fanático del músico, sino poseer una elevada capacidad de autoengaño.
En cuanto al cacareado reparto, no ha habido un sólo segundo en el que creeyera que alguno de ellos era realmente Dylan. En todo momento veía a Richard Gere, a Heath Ledger, a Cate Blanchett o a Christian Bale, nunca a Bob Dylan. En el caso de Blanchett, sencillamente es tan obvio que es una mujer que incluso resulta extraño que los personajes le den tratamiento masculino cuando hablan con ella, en el caso de Bale, habla con un acento de paleto tan acentuado que es difícil no reírse. Pero claro, ser una estrella y estampar tu nombre en este tipo de experimentos da tanto prestigio…
Y aún así no todo es malo amigos. Hubo unos dos minutos en los que este caos narrativo captó mi atención: el famoso momento en el que enchufó la eléctrica y traicionó a los talibanes del folk. Dos minutos de entre más de dos horas de metraje, con dos cojones…
Que la película se centre en personajes diferentes entre sí y sin ningún nexo en común, pero que todos ellos representen una etapa de la vida de Bob Dylan, es el mayor acierto de I´m not there, y al mismo tiempo, uno de sus grandes inconvenientes. Porque para los que desconocen la vida del artista les va a resultar difícil seguir el ritmo de la película sin caer en determinados momentos en el aburrimiento. Incluso para los Dylanitas la sensación, en general, no deja de ser agridulce. Me parece que a veces Todd Haynes piensa más en él mismo que en la persona objeto de la película, pecando de pretencioso en más de una ocasión, lo que hace que la película sufra de partes bastante irregulares. Como la incomprensible e innecesaria parte de Richard Gere, con el símil de fondo de Pat Garrett y Billy The Kid, o ciertas metáforas trasnochadas, como la de Dylan ametrallando al público.
No obstante, se trata de un biopic arriesgado, que rompe los cánones del género, consiguiendo muchos momentos más que notables. Es de agradecer que el director no se haya dedicado únicamente a esa imagen estereotipada que se tiene de Dylan relacionada con la canción protesta (término que él mismo aborrecía) y que se haya centrado en aspectos más atractivos de su persona, como su actitud de rebeldía permanente y a contracorriente, la etapa en que, a pesar de los insultos, enchufó la guitarra eléctrica y revolucionó el rock and roll, su lucha contra la mala prensa, o su intento de alejarse de la fama y dedicarse a su familia a finales de los sesenta.
En cuanto a las interpretaciones, destacar las de Cate Blanchett, en el papel del Dylan más identificable de la película, el del Blonde on Blonde y estrella del rock, y la de Heath Ledger, en una de sus últimas actuaciones, dando vida al Dylan de mediados de los setenta, en plena ruptura matrimonial. Ambos actores consiguen unas notables y creíbles actuaciones, y es en ellas donde más nos acercamos a la figura de Bob Dylan y donde la película se hace más interesante. En contraposición, las actuaciones de Christian Bale y Richard Gere son más frías e indiferentes.
Con todo, estamos ante una película irregular, pero a tener en cuenta, especialmente para los seguidores del músico. Es una película interesante, valiente e independiente, además de resultar ser un buen documento sobre la época. Por otro lado, el hecho de que Dylan siga vivo hace suponer que no será la película definitiva sobre el artista. También puede servir a aquél que quiera introducirse en la música del artista, pues la banda sonora de I´m not there es estupenda, con algunas versiones de temas como Tombstone Blues realmente buenas.
Tres cosas que es imprescindible saber antes de ver Im Not There (después también vale):
1. A Dylan sí le gritaron Judas en el Royal Albert Hall.
2. Después nadie se subió al escenario, él y The Band se marcaron un pedazo Like a Rolling Stone.
3. Por tanto, esta película no sirve como documento biográfico sobre Dylan. Sirve como desconstrucción de su personalidad.
Cosa como la que no funciona.
Las canciones de Bob Dylan son cojonudas, y este señor es un personaje más que interesante para centrarse en él, pero utilizar como idea central de este experimento al cantautor y acompañarlo con sus canciones es como comerse algo que está bueno, cagarlo, echarle un poco de caviar, y después pretender que alguien se lo vuelva a comer.
No sé si me se entiende la metáfora, pero creo que tiene más sentido que la película.
El envoltorio de modernidad que disfraza al retrato de Dylan estropea la película al convertirla en un todo que no funciona como un todo. Historias que se entrecruzan aleatoriamente, con un montaje llamativo pero inútil, absurdo, vacío, que le vuelve a uno loco… Una desestructura crónica que:
a) Dificulta el entendimiento de algo porque sí.
b) Intenta enmascarar de genialidad (o de algo) una carencia de ideas que bien podría haberse guardado el señor Haynes para sí mismo.
Para bien, está la notable actuación de Cate Blanchett (que interpreta a la parte más atrayente de Dylan), y algún momento interesante, como la enorme Ballad of a Thin Man. Y para de contar.
La historia de Richard Gere no está al nivel un producto ya de por sí flojo.
Poco más que decir. Irregularidad y aires de transgresión para una obra que al cuarto de hora pierde todo interés. Lío superficial aderezado con incomprensibles escenas surrealistas (una señora quemándose la cabeza, Los Beatles haciendo el subnormal, unos negros dándose un masaje que paran una canción…) que no vienen a cuento, gratuitas, que dificultan aún más la separación entre lo biográfico -o lo mínimamente real- y lo que es estúpido ingrediente para dárselas de innovador.
Película que se hunde bajo su propio peso.