Humanoides del abismo
Sinopsis de la película
Varios sucesos extraños se suceden en una pequeña y tranquila localidad pesquera. Primero, un barco de pesca explota provocando la muerte de sus tripulantes. Los perros del puerto aparecen descuartizados, excepto el del indio Hank. Los pescadores creen que él ha sido el autor de la matanza, y hacen lo propio con el perro del nativo. Pero cuando varios bañistas son asesinados, y algunas chicas violadas, algunos empiezan a comprender que detrás de todo lo que ocurre hay algo más…
Detalles de la película
- Titulo Original: Humanoids from the Deep aka
- Año: 1980
- Duración: 80
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Opinión de la crítica
Película
4.7
82 valoraciones en total
A este tipo de películas hay que acercarse con la mente abierta. Sabemos que es serie B, quizás hasta Z si me apuras pero…es entretenida. A pesar de la modestia de la producción, los efectos especiales son bastante dignos, cosa que no puede decirse de otras películas más recientes. La interpretación de los actores sabemos que no ha de ser de oscar y cumplen con su propósito.Entre ellos está Doug McClure, todo un clásico de este tipo de producciones (La tierra olvidada por el tiempo, Los conquistadores de Atlantis).
Ya había visto esta película en mi juventud (¡ah,glorioso VHS!) y temía no verla con los mismos ojos que entonces pero he de reconocer que me sigue gustando. Seguramente si esta película se hubiera rodado en los 50´s sería un clásico, pero al ser de los 80´s,claro,es una cutrez.Y nada más lejos de la realidad. La acción no decae y no aburre en ningún momento. La inclusión de un ligero erotismo en muchas escenas la aleja de producciones más políticamente correctas, como las que estamos acostumbrándonos a ver de un tiempo a esta parte. Pero claro, ya no vivimos en los 80´s.
Película de serie B sorprendentemente entretenida, a medio camino entre Tiburón y La mujer y el monstruo , que trata sobre estos monstruos marinos humanoides que salen del mar para… matar a los hombres y violar a las mujeres… Los monstruos aparecen en pantalla y mucho, se les ve bastante bien y están bastante conseguidos. Eso, los desnudos y algunas escenas sangrientas que hace que te los tomes un poco más en serio hacen que la película sea la mar de entretenida. Eso si, las escenas de los monstruos siguiendo a las chicas desnudas tienen algo de delirantes, de absurdo. Por cierto, la banda sonora recuerda un montón a la de La Isla del Doctor Moreau de Burt Lancaster, Michael York y Barbara Carrera.
Pues eso, da lo que promete, no se esperen una obra maestra del séptimo arte pero si diversión y sentido del humor. ¿El argumento? Monstruos, tetas y sangre… ¿Qué más se puede pedir? ideal para fans de la serie B.
Simpático ejercicio de retroalimentación camp y puritita producción Corman, Humanoides del abismo viene a recuperar añejos sabores del género (La mujer y el monstruo) junto a éxitos más recientes (Tiburón) para ofrecernos un producto última temporada sin otra pretensión que la de entretener y divertir al respetable. Más inclinada al gore de lo que me esperaba, el film de la señorita Barbara Peters se hace querer por su asumida falta de complejos, su reparto trash (un fondón Doug McLure al mando) y lo delirante de su guión (hombres-salmón carnívoros y… ¡¡violadores de jovencitas!!). Aunque atada a los patrones clásicos del género, sorprende por su autoironía y velocidad, pero también por su insólita negrura y su tosco erotismo, que Peters filma con mente de zanguango calenturiento (no sé si por ser homosexual o porque practica un feminismo guerrillero realmente sutil).
El diseño de los monstruos, fundamental, está sorprendetemente conseguido dado su risible presupuesto: una especie de mezcla entre el Yeti, los marcianos cabezudos de Mars Attacks! y una lechuga con patas. Así y todo, los guionistas no se pueden contener y nos acaban colando una apología bienintencionada de la convivencia intercultural que no viene mucho a cuento, tontería esta que al menos se suple con un buen gusto por el plagio descarado de carácter insultantemente comercial (el final a lo Alien) y un frikismo inclasificable (el intervalo erótico con el ventrílocuo en la tienda de campaña) que uno hubiera echado en falta en mayor parte del metraje. Resumiendo: mola, aún con sus muchos defectos. Mola por su sinceridad, porque no es demasiado cutre (eso de de tan mala es buena no tiene mucho sentido aquí), por sus tetas y su sangre, por sus monstruos y su humor a lo Russ Meyer (rebajado de testosterona) y porque es muy Lovecraft. Un Lovecraft de derribo, pero Lovecraft al fin y al cabo.
Lo mejor: tetas y sangre, una combinación que siempre funciona.
Lo peor: el mensaje buen rollito que nos calzan.
Hubo una época, allá por los años 70 y 80, en que la sola visión del agua podía causarnos, a los más tiernos aficionados al cine, un terror insuperable: tiburones, orcas, tintoreras, barracudas, pulpos, pirañas y demás bichos que pueblan ríos, mares, lagos, embalses, pantanos y acequias se apropiaron de la pantalla y desde allí se dedicaron a conspirar, los muy cabritos, contra los torpes e indefensos seres humanos. Fue entonces cuando aprendimos que meter un pie en el charco equivocado podía pagarse muy caro.
Sólo faltaba que a alguien se le ocurriera añadir a la larga lista de criaturas acuáticas con instinto asesino a la nueva especie animal que protagoniza esta peli, surgida de una mutación debida al consumo de salmón manipulado genéticamente en una fábrica de conservas (!!!) para acabar de acojonarnos definitivamente. Cualquiera se va de vacaciones a Salou con estos humanoides anfibios cubiertos de algas, líquenes y mocos rondando por la playa y dispuestos a arrancarte de cuajo el careto con sus enormes zarpas y su afilada dentadura . Eso si eres un tío, claro, porque se ve que estos machotes se aburren tanto, tan solitos en el fondo del mar, que en cuanto huelen a una rubia macizorra tratan, los muy marranos, de perpetuar su especie con ella, dando pie a sugerentes escenas de amor sobre la arena que levantarían las iras de la picajosa Ministra de Igualdad. Feos, cachondos y repudiados: unos incomprendidos. No es extraño que los cafres marinos les cojan tirria a los humanos y les dé por sabotear las fiestas del pueblo de la manera más bestia posible.
Como en todas las pelis de este estilo, la cosa empieza con una serie de acontecimientos extraños a los que nadie, salvo algún lúcido lugareño, presta atención, hasta que se desata el desastre, que el señor Ya-os-lo-avisé será el encargado de atajar. Un Doug McClure más tripón de lo habitual será el pescador juicioso que, con la ayuda de un indio ecologista y de una doctora que ejerce, según sus propias palabras, de científica profesional, trate de acabar con estos libidinosos bicharracos. Mucha cámara subjetiva, mucha toma subacuática, bastantes disparos y explosiones y sustos y golpes de efecto, casquería a discreción, una pizca de mensaje políticamente correcto (paz entre razas, el respeto a la naturaleza frente al progreso), los adolescentes en celo de turno y muchas, muchas rubias (en salto de cama, en bikini o a dominga limpia), en una peli que, pese a sus evidentes limitaciones de todo tipo, no deja de tener su gracia, más que nada porque es más bruta y lerda de lo que suele ser habitual en este tipo de productos. Tal vez se deba a que fue producida por el mismísimo Roger Corman, que ideó, al parecer, una de las escenas más sanguinolentas de la peli, a medio camino entre Alien y V.
No dejéis, en cualquier caso, que la vean los niños. No por el sexo, ni por la sangre. A ver quién es el guapo, después de ver esta peli, que les convence de que hay que comerse el pescado.