Hormigas en la boca
Sinopsis de la película
Cuba, 1958, en vísperas de la revolución de Fidel Castro. Martín (Eduard Fernández) ha pasado diez años en una cárcel española después de ser sorprendido por la policía en pleno asalto a un banco. Cuando recupera su libertad, viaja a La Habana en busca de Julia (Ariadna Gil), que fue su compañera de fechorías y pareja sentimental, y que consiguió escapar de la policía con el botín de aquel atraco. Encontrar a Julia diez años después no será tarea fácil para Martín. Y mucho menos recuperar el dinero desaparecido. La Habana en 1958 es una ciudad en plena convulsión política. El momento y el lugar son los idóneos para que todo tipo de gángsters, vividores y cazarecompensas se den cita en busca de su pedazo de tarta.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hormigas en la boca
- Año: 2005
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
5.3
64 valoraciones en total
Adaptación al cine de la novela Amanecer con hormigas en la boca , de Miguel Barroso. Dirigida por Mariano Barroso, tras 5 años de pausa. Se rodó en La Habana y en Barcelona, a partir del 6-IV-2004, durante 9 semanas. Dispuso de un presupuesto de 2,7 M euros. Inauguró el Festival de Cine de Málaga.
La acción principal tiene lugar en La Habana en 1958/59, en los últimos meses del régimen de Batista. Narra la historia de Martín Losada (Eduard Fernández), un joven idealista, que con dos cómplices, atraca una sucursal bancaria en Barcelona para financiar el movimiento antifranquista. Tras cumplir 8 años de prisión, embarca hacia La Habana, donde espera encontrar a Julia (Ariadna Gil), su antigua amante, que se fugó con el botín.
La película cuenta una historia de perdedores, protagonizada por Martín, un anti-héroe castigado por la vida, traicionado por los compañeros y abandonado por la amante. La peripecia que emprende en busca del dinero del botín es la de un personaje moralmente derrotado, que del idealismo radical ha venido a parar en un pragmatismo descarnado, terco y obstinado. De víctima de sus utopías juveniles pasa a ser víctima de si mismo, en un tránsito autodestructivo. De modo similar, su antigua compañera sentimental se ha convertido en cómplice de turbios manejos y en mujer fatal, que con frialdad calculada aporta a sus amantes, antiguos y nuevos, desengaños, dolor y desgarros. La película, además, centra parte de la atención en los ambientes de corrupción, crimen, extorsión y venganzas, del submundo mafioso que prosperó en los últimos años del gobierno de Batista en Cuba. La historia, en su conjunto, es profundamente triste, desesperanzadora y trágica, como corresponde a una obra de cine negro a la antigua.
La música incluye una partitura, ejecutada por la Orquesta Filarmónica de la ciudad de Praga, que combina solos de trompeta (homenaje a los clásicos del cine negro), melodías románticas y fragmentos con predominio de bajos profundos. Añade canciones populares cubanas de los 50 ( Hoy como ayer , Te escribiré con sangre y otras). La fotografía, luminosa, se basa en un dibujo excelente en el que predominan los trazos verticales, los reflejos, los colores cálidos y el colorismo caribeño. El guión aporta una narración apagada, tópica y algo dispersa. Superpone la historia de búsqueda y huída, de amor y soledad, de Martín con otra de lances mafiosos, narrados con esquematismos y precipitación. La interpretación de Eduard Fernández es espléndida y convincente la de Jorge Perugorría. Ariadna Gil se desenvuelve con hieratismo y poca expresividad. La dirección, condicionada por la debilidad del guión, crea una obra que se sitúa por debajo de sus posibilidades.
La película cuenta con una imagen y una música excelentes. Describe los escenarios de La Habana con acierto. Explica una historia con defectos de guión y de verosimilitud.
Tenía grandes aspiraciones y se quedó en el intento. El guión queda algo deslavazado, algunos personajes desdibujados y sólo la interpretación de Eduard Fernández queda a la altura de lo esperado. A pesar de ello, un final interesante hace que no te deje con mal sabor de boca.
Algo mejor nos esperábamos todos, de hecho la nueva película de Mariano Barroso decepeciona en su arranque con un guión deslabazado y lo más curioso son las motivaciones que mueven a algunos personajes de lo más absurdas.
Los actores son los mejor de esta cinta, larga en muchos momentos y tediosa en casi todos.
Una pena.
Hormigas en la boca es una película menospreciada, a pesar de todo lo que consigue, por una razón tan sencilla como elocuente: difícilmente nadie considerará que es una de las películas de su vida. ¿Y ello por qué? Pues bueno, porque de lo que aquí se trata es de relatar una historia sin brillo, de personajes desafortunados pero con asuntos pendientes, donde la maldad campa a sus anchas y donde las deudas no se perdonan.
Al frente del reparto, tres actores que rinden al máximo: Eduard Fernández, Ariadna Gil y Jorge Perugorría y se ajustan a la perfección a la gris historia que transita por las calles de la Habana prerrevolucionaria. Portentoso, entre ellos, Eduard Fernández, una vez más, quien algunos pensarán que no acaba de dar el pego como personaje principal, al olvidar que no es más que un antiheroe gris y frustrado.
Cine, pues, de calidad, tampoco sin más, pero que deja notables recuerdos en la retina del espectador, si se le abraza como la película novelada que es, como la ventana que nos muestra una historia infeliz protagonizada por infelices.
Mi opinión es que vale la pena verla. Del resto, ya he avisado.
Hormigas en la boca, es una adaptación al cine de una novela, en la que se retrata una Cuba delincuente, sin libertad y donde prima la violencia por encima de los valores humanos. Tal vez sea ésta la razón por la que Hormigas en la Boca no entretiene y no llega al espectador como debiera. Resulta complicado introducirse en las vidas de unos personajes sin afectos que nos sienten nada entre ellos. Las relaciones entre los personajes se retratan de forma superficial (véase la relación de Ariadna con Eduard), donde resulta imposible ver una historia de amor por que de ésta no se habla apenas en el film. En hormigas en la boca importan los disparos, los muertos, la violencia… de forma repetitiva durante todo el metraje. No se trata de cambiar la esencia de la novela, se trata entender unos personajes que o son buenos o malos, así sin más y de los que solo conocemos su lado siniestro y frío. Otro error de la película es su ritmo inicial donde imágenes repetitivas se suceden haciéndola lenta y aburrida.
Es una pena que actores tan buenos, se sucedan por la pantalla con personajes tan vacíos de fondo, tan caricaturescos. Destacar la labor de Eduard Fernández, que saca lo mejor de si mismo para un personaje que no le hace justicia. La gran Ariadna Gil, lleva adelante un personaje demasiado secundario quizás del que apetece saber más, ella está correcta… En cuanto a Perugorría es quizás el menos afortunado, su personaje de malo malísimo resulta chirriante y demasiado pasado de rosca. Aún así luce alguna secundaria como la mujer que contrata a Eduard al principio del film, hace una gran interpretación, así como su amigo. Mientras que secundarios como el diseñador contribuyen a esa imagen caricaturesca de la que peca el film.