Rumores de guerra
Sinopsis de la película
El antiguo secretario de defensa durante el mandato de Kennedy y Johnson, Robert S. McNamara, concede por primera vez una entrevista: el elegido es el galardonado director Errol Morris. En ella repasa los más íntimos detalles de algunos de los sucesos más transcendentes de la historia estadounidense contemporánea. Como jefe de las fuerzas armadas durante el período más delicado por el que atravesó Estados Unidos en muchos años, McNamara revela sorprendentes datos sobre el bombardeo de Tokyo, la crisis de los misiles con Cuba y las consecuencias de la guerra de Vietnam.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Fog of War: Eleven Lessons from the Life of Robert S. McNamara
- Año: 2003
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
7.4
57 valoraciones en total
Se nos fue Robert McNamara, con 93 años y con la cabeza amueblada hasta el final. Tuvo la suerte de vivir algunos de los momentos más importantes de la Guerra Fría como Secretario de Defensa, y eso ha hecho a mi juicio, que esté magnificado como personaje político.
Realmente McNamara era un burócrata, un niño bien muy aplicado, ambicioso y con una capacidad para el trabajo y la constancia brutal. Pero decir que era un gran estadista o hablar de genialidad es gratuito.
En este documental de Errol Morris vemos quien es Mcnamara, ante todo un político, no un politólogo como Kissinger o un geopolítico como Haushofer. Muchas de sus lecciones son tan evidentes y redundantes que parecen de profesor de instituto –con todos mis respetos hacia ellos, que quede claro- pero no percibo ni de lejos, a un tipo que deslumbre en las ciencias políticas. Lo mismo pasa con las grabaciones de las cintas que se escuchan.
Además Rumores de guerra parece en demasiadas ocasiones una mera autobiografía, en el peor sentido de la palabra, que donde conoció a su mujer, que cuanto ganaba, que si inventó el cinturón de seguridad…
Si el documental recibió el Oscar fue como un homenaje a un hombre que dedicó tantos años de su vida a la administración pública, no por lo que vemos en él. Me hace gracia uno de los comentarios que aparecen en FA: Si hay una película que debería ser estudiada por los líderes civiles y militares de todo el mundo en este momento es The Fog of War. (Stephen Holden: The New York Times). No tiene que hacer otra cosa por ejemplo el señor Rober Gates, que está bastante más preparado de lo que estaba Mcnamara, que estudiar el documental. Lo que pasa es que no pasará a la historia porque no tiene una crisis de los misiles o un Vietnam, porque Irak ya no interesa a nadie, ni siquiera a los medios de comunicación tampoco.
Otro gran defecto de Rumores de guerra es que no es poliédrico, es totalmente unipolarista, como la doctrina estadounidense de cierta etapa de los Bush, y eso como tributo puede valer, pero no como documento serio. Hay que manejar más fuentes y rebatirlas.
Es curioso, pero a veces un film como Camino a la guerra de Frankenheimer nos puede –y nos dice- más cosas de ese periodo que una entrevista en exclusiva a uno de sus protagonistas. Por eso en investigación hace tiempo que el testimonio ha dejado de usarse como herramienta, porque la gente miente o cambia los hechos. Y aquí pasa mucho de eso.
Nota: 5,5.
Un interesante documental en tiempos en que este género está en decadencia. No intenta dirigirte a una visión preconcebida de los acontecimientos, logrando lo que debiera ser fundamental: no valorar una situación desde tus ojos, cosa bastante sencilla y por desgracia habitual, sino con perspectiva. Un hombre que ha vivido la toma de decisiones en una guerra total en el día a día de quienes se hayan embutidos en su engranaje… y que dirigió ese engranaje en conflictos de menor intesidad, o que por comparación así nos parecen, o se mantuvieron. Lo más recomendable de la película es ver la lectura de dicha intensidad en los conflictos, a través de un testimonio que no es imparcial ni ajeno, no exento de autocrítica y que sin embargo se descubre en su ausencia, pero que, por fín, carece del carácter maniqueo al que se está acostumbrando al género gracias a la buena labor de quienes lo han llevado cabo, y más en una figura tan polémica, sin necesidad de callar preguntas.
Quizá sea más entendible para los estadounidenses dado que se centra mucho en cómo se vieron determinadas crisis en su país, y si se conoce algo de la historia de los 40 y los 60 es cierto que se disfruta más.
Aunque eso sí, no lo recomendaría a fans de Michael Moore… invita a la reflexión.
Es muy difícil empezar a escribir sobre este documental, porque aun no sé exactamente de que trata. Se supone que de la vida de Mcnamara, secretario de Defensa de los EE.UU. durante la guerra de Vietnam, pero en realidad después de terminar de ver la película de Mcnamara sólo se sabe que es un inteligentísimo y carismático politico. Se podría decir que trata de la historia reciente de EE.UU., pero poca historia se puede sacar de este documental que va dando saltos de momento en momento y siempre bajo la visión de un sólo hombre. Quizá sea un documental que revela secretos que sólo un secretario de defensa puede saber, pero tampoco es eso, porque en la película nada nuevo sale a la luz. ¿Y entonces, merece ver el documental?
Pues claro que sí, es increíble como sólo la voz de un hombre, su narración improvisada, sus respuestas a preguntas capciosas pueden llevar un documental tan largo de forma tan perfecta y con un estilo tan literario. Es asombroso ver como un hombre de avanzada edad cuenta casi sin pestañear como su país destruyo a sabiendas casi el 50% de las ciudades grandes de Japón. Es asombroso ver como este mismo hombre llora por la muerte de Kennedy, y en definitiva es asombroso ver como este hombre que ha protagonizado la historia de EE.UU. nos cuenta como si fuera nuestro abuelo que ha aprendido él a lo largo de su vida. Imprescindible.
No le duraría dos segundos. Noam Chomsky ha hecho debates públicos con líderes políticos mundiales tipo combate y los ha ganado siempre por goleada. Está extraordinariamente bien informado (Chomsky) y sería otra historia si al lado del prota, hubiese estado Chomsky para rebatir. De hecho, no hace falta. A muchas preguntas no responde, quizás las más importantes. A otras, contesta abiertamente lo que le hubiera gustado que le preguntaran , reconociéndolo.
No hace falta ser un friki antibélico para criticar muchos de los valores expuestos en su forma de vida. Es un anciano con mucha experiencia en la vida, en la política, en la guerra, en la diplomacia, en la retórica más cínica, en el mundo corporativo, y con ese currículum a la espalda, con menos edad hace un documental de una entrevista cualquiera, sobre todo cuando hace tanto tiempo de los hechos que nadie espera un boom escandaloso, aunque para evitarlo a toda cosa, él mismo lo vuelve a reconocer: haría falta estar muy preparado para entender lo que quiero decir, así que prefiero ser criticado por callar . A mí no me hubiera importado escuchar su argumento a la pregunta ¿Se siente culpable o responsable de los errores que haya podido cometer (refiriendose a las guerras de Vietnam y 2ª guerra mundial)?.
No dejen de prestar atención a su lista de 11 lecciones que nos ofrece a lo largo de su entrevista. Cada cual más pragmatista, dando la apariencia de veterano racional, éste hombre intenta expresar ideas inconclusas en torno a unos principios para mí criticables, y también por la mayoría de humanistas que jamás conoció como también reconoce: conoció a Platón en la facultad. No sé a partir de qué edad se entra en su país, pero sé que con una buena formación humana, espiritual y moral, (cosa que subraya el mismo documental como supuesto argumento a favor) la gente podemos fomentar nuestro potencial positivo y virtuoso, y ésto no tiene edades en las culturas.
No termino de comprender la buena nota general de la cinta, creo que me he esforzado. Para todo aquél a quien le parezca buena, les recomiendo cualquier vídeo charla de Noam Chomsky, conzózcanlo antes de que fallezca, merecerá la pena.
Desde luego no es el mejor orador ni de la historia (ni siquiera contemporánea), ni si quiera en ninguna de sus facetas profesionales, ni ha contado la historia más chuli. Tolkien relatando ficción lo supera sin esfuerzo, por sólo nombrar a un hombre cualquiera.
Yo agregaría la siguiente complementación de cada lección (en spoiler).
The Fog of wares un buen documental sobre uno de los políticos americanos más importantes del siglo XX, Robert S. McNamara, secretario de defensa de los presidentes Kennedy y Johnson, pasando a la historia por ser uno de los ideólogos de la polémica guerra de Vietnam.
Por medio de once lecciones, muchas de ellas cuestionables, somos aleccionados por la experiencia teórica del político, suponiendo una enseñanza interesante para cada uno de nosotros.
Lo llamativo del documental es la llana franqueza del ex secretario en cuestiones claves como la guerra, su uso en tiempos inestables, la muerte de inocentes como algo innecesario pero inevitable. Ver a un hombre defendiendo parte de su actuación, por muy intervencionista y cruel que fuera, siempre es atractivo, porque no se ve todos los días (ni todos los años, ni todos los lustros), aún menos, si le añadimos la gran dosis autocrítica que McNamara introduce en casi todas sus decisiones polémicas.
Desde el punto de vista formal, la cinta es impecable. El montaje es propio de Hollywood, tan intenso como dinámico, con cientos de imágenes adecuadas bien introducidas. Máxime, me interesaron las conversaciones telefónicas desclasificadas de McNamara con los presidentes coetáneos, por la importancia de lo que se hablaba, por lo revelador del tono tenso, propio de la guerra fría. Igualmente, en el apartado técnico, destaco de nuevo la música de Philip Glass, uno de los mejores compositores que yo he oído en mi vida, que da un temple único a cada una de sus obras, donde es fácil moverse y disfrutar del compás. De nuevo genial, un lujo para la cinta.
En definitiva, buena e interesante película, útil para comprender cómo funciona esto de la política americana o, mejor dicho, cómo funcionaba. No me imagino a Donald Runsfeld abriendo su alma (si la tiene, esto está aún por demostrar), y mientras mira a la cámara se define como un criminal. Esto no lo veré casi seguro, una lástima.