Héroes
Sinopsis de la película
Un joven publicista, con una exitosa carrera profesional y una vida personal vacía, se dirige a la carrera a una importante reunión de negocios. Durante el trayecto conoce a una chica que viaja sólo con una mochila, y con la que, a pesar de sus opuestas maneras de vivir, conecta y juntos rememoran la época más mítica y emotiva de su infancia: sus sueños y deseos infantiles, el último verano que pasaron con la pandilla, cómo vivieron su primer amor, su primera aventura… Este viaje al pasado hará que el publicista se replantee de la noche a la mañana su modo de vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Herois (Héroes)
- Año: 2010
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
6.7
29 valoraciones en total
Hubo un tiempo en el que mi prima y yo imitábamos a Europe en el salón de casa con raquetas. The final countdown nunca sonó mejor.
Hubo un tiempo en el que la cancela de mi puerta se convertía en un improvisado colegio donde los pupitres eran mesas plegables de playa.
Hubo un tiempo en el que jugábamos al elástico, al piso (o rayuela o mil nombres diferentes), a la comba, al escondite, al pilla pilla, a olla, al hula hop, a carreras con bicis, a las casitas.
Hubo un tiempo en el que por las tardes sólo se escuchaban gritos de chiquillos en el barrio, sólo interrumpidos por el bocata de la tarde y por los avisos de mamá para que nos ducháramos y cenáramos que mañana había cole.
Hubo un tiempo en el que se coleccionaron cromos, que se guardaban en cajas de galletas. Los podías intercambiar y los más guays eran los de brillantinas…
Hubo un tiempo en el que mis trece barbies y la caja de sus vestidos eran mi mayor tesoro. Todas mis vecinas querían jugar conmigo porque era capaz de inventarme una historia completa en cuestión de minutos. Nunca he vuelto a gozar de semejante arranque de improvisación.
Hubo un tiempo en el que planeábamos las vacaciones con meses de antelación. Y en los quince días de veraneo en Benalmádena, no podíamos pasar de gastar 10.000 pesetas diarias. Era nuestro presupuesto y si un día nos comíamos un pijama en la heladería, al día siguiente tocaba un sandwich de Avidesa.
Hubo un tiempo en el que soñaba con un complejo hotelero con 8 piscinas. Y el día que mi padre logró llevarnos (alquiló un mini estudio en el que un fin de semana dormimos 8 personas, dos de ellas en hamacas) lo recordaré siempre. Puede que vaya alguna vez al Caribe pero estoy segura que no me hará ni la mitad de ilusión.
Hubo un tiempo en el que la muerte del director del colegio significaba una mañana entera de juegos. Y aunque nos daba un poco de pena, no dejaban de ser vacaciones inesperadas, en las que las mañanas del barrio de llenaban de niñas con uniformes.
Hubo un tiempo en el que me disfrazaba y me ponía (de forma voluntaria) los tacones de mi madre. Ahí, en mi habitación, que era todo mi mundo. Donde juegan, a veces, los hijos únicos y son capaces de vivir mil aventuras en una tarde.
Hubo un tiempo en el que pensaba que el chico de los hoyuelos de la Escuela de Idiomas acabaría por fijarse en mí… cosa que no ha ocurrido…de momento.
Hay películas, especialmente en un género como el melodrama, en las que o bien uno entra de lleno y se deja empapar por sus emociones, o se queda al margen y aguanta como puede un chaparrón de sensibilidad que le resulta ajena. Héroes de Pau Freixas es en ese sentido paradigmática.
Todo ese baño en nostalgia y sentimientos (ese valor que como ya he dicho otras veces, cotiza últimamente a la baja) que el filme ofrece sin disimulo, es tan arriesgado como legítimo. De la misma manera que en la reciente y magnífica La red social David Fincher extirpa de raíz cualquier componente emocional, creo igualmente respetable que Freixas y Albert Espinosa opten aquí por disparar directos a la fibra sensible y al lacrimal del espectador, más aún cuando lo hacen con mayor pudor y elegancia de lo que se ha dicho por algunos mentideros.
Héroes no es contenida, ni lo pretende. Pero tampoco carga las tintas en exceso, no llega a ser cursi, ni afectada, ni a sonrojar con blandenguería modelo Nicholas Sparks, porque el guión es sensible, pero también hace gala de un sentido del humor extraordinario (confieso reírme mucho con un actor habitualmente tan serio como Alex Brendemühl, divertidísimo en su dulce duelo con una encantadora Eva Santolaria) y unos diálogos de conmovedora gracia a la que sin duda contribuye el gran acierto en la elección de unos jóvenes actores con desparpajo de sobra para dotar de vida a la entrañable pandilla protagonista.
Entre sus infravalorados activos ya he apuntado la sencillez y el encanto de su historia, una comicidad tan blanca como efectiva, la extrema sensibilidad de su guión y un reparto estupendo, a los que hay que sumar una ambientación y un ritmo envolventes, evocadores de un tiempo, un lugar y una manera de entender la vida en peligro de extinción no sólo para los adultos sino incluso para los que son niños hoy, pues Héroes apela a la exaltación de la amistad y a una visión idealizada, casi mágica, de una infancia inocente a punto de colisionar con la cruda realidad adulta, la tierna historia de un verano tan caluroso como decisivo en las vidas de los personajes, como veremos en el epílogo, marcados para siempre por su recuerdo.
Uno ha de ser muy áspero para que la propuesta no le resulte cuando menos simpática, y en cuanto a sus limitaciones (los lugares comunes, la visión totalmente idealizada de los 80, el escaso peso de algunos secundarios o el discutible golpe de efecto dramático en el último tercio, que sin embargo da un agradecible giro a una historia que hasta entonces camina por senderos tan resultones como previsibles) son evidentes, pero unos ojos empapados en lágrimas durante los últimos minutos de metraje, proporcionan una perspectiva infinitamente más tolerante hacia ellas. Y es que ese loco invento llamado cine, a veces nos hace pensar, nos provoca, nos inquieta, nos reta, nos asusta, nos incomoda, o nos enseña. Y otras, sencillamente, nos emociona. Y a algunos eso nos gusta. Mucho.
Para no llevarnos a engaño: Héroes es una película mediocre.
Interpretaciones justitas, dirección artística de manual, situaciones inverosímiles, estereotipos y vicios de las películas con niños, buscando la sensiblería, banda sonora –pese a algunos hits ochenteros bien ensamblados- con un score sencillamente horroroso, escenas dramáticas de lo más tópico,…
Dicho esto, reconocer que la cinta presenta algunas virtudes que sería mezquino no destacar. La película se ve con agrado y se recuerda, pese a ese melodramático final, con una sonrisa. Y no sólo por su mensaje bienintencionado, más bien ingenuote, sino por una acertada combinación cómico-dramática. Unos ingredientes que convierten a Héroes en la película ideal para disfrutar en familia una tarde invernal de domingo.
Pero si una agradable sorpresa es de destacar en este film es el papel interpretado por Joan Sorribes. Ya era hora de que aparezca en una película un personaje con síndrome de down y que no se le utilice para generar lástima o un falsamente progre mensaje integrador. Rot es simplemente un personaje más. Sin discursos moralistas, se nos muestra como un componente más de un simpático grupo en el que, lejos de generar empatía fundadas en su condición física, se revela –¿o se rebela?- como un elemento cómico de primer orden. Magnifico su duelo interpretativo con un grande como Lluís Homar, en el que le roba el protagonismo con un sencillo y demoledor No ¡si no te quiere! Sin duda un mérito atribuible al buen hacer de Espinosa en el guión, no le faltan tablas en este tipo de suertes al muchacho. Se lo agradecemos.
Con una estructura narrativa más cercana al cine norteamericano, el director catalán Pau Freixas aborda su segundo largometraje. Un joven publicista que va camino de una reunión es víctima de una gamberrada juvenil. Mientras trata de recomponerse, en mitad de la carretera se topa con una mochilera que no tendrá más remedio que acompañarle en su desventurado plan por volver a su rutina. Ahí surgen los recuerdos y es donde comienza la historia que quiere revelarnos Freixas: la de los continuos flashbacks que nos trasladan a la infancia de un grupo de amigos durante sus vacaciones. Unos momentos inolvidables, quizá los mejores de sus vidas, pero que desafortunadamente el tiempo acaba por enterrarlos. El mundo ochentero, bucólico e idílico al que se nos conduce está muy en sintonía (y sin tapujos) con la distinguida película Stand by me (Cuenta conmigo, 1986), de Rob Reiner. Sol, playa, pandilla estacional de amigos (con enfrentamientos entre bandas incluidos), discusiones familiares y amoríos de verano. Así pues, Pau Freixas demuestra que también puede llevarse todos esos elementos a su terreno, el del cine catalán.
Muchos encontrarán la película simpática e incluso divertida. Ello se debe en buena parte a la colaboración de Albert Espinosa en el guión. Cualquiera que haya visto No me pidas que te bese, porque te besaré, su irregular debut en la dirección, se dará cuenta perfectamente. Espinosa aporta un humor muy ligero, que no llega al gag en sí, pero que consigue arrancar la sonrisa complaciente del espectador en numerosas ocasiones. También contribuye con unos personajes que caen bien, a la vez sencillos y entrañables. Y el reparto es amplio, de peso y convincente. Se da lugar a situaciones bien reconocibles, cargadas de tanta emotividad como de ingenuidad. De ahí, que Héroes puede calificarse como una película con ventajas y desventajas. Me refiero a que tiene tantas fisuras como formas de solventarlas. El panorama de ese pasado que se vislumbra no llega a ser del todo conciso y palpable. Pero igualmente, la película cuenta con la ventaja de estar envuelta por una atmósfera más bien onírica, así como de fábula. Por eso, las aventuras de estos pequeños héroes se transmiten con una apacible inocencia que consigue transportar hacia otro mundo, aquel entorno ideal siempre añorado. Explícito además a través del I want to be forever young…, llegando a un clímax en el tramo final nada esperado aunque desaforadamente emotivo, pero aún así irremediablemente efectivo.
De esta forma, los creadores de Héroes, al proponerse una cinta sobre la nostalgia y la melancolía han dado en el clavo. Sin ser quizá la forma más redonda de llevarlo a cabo, al menos se consigue un agradable abanico de ilusiones apto para todos los públicos.
http://www.cineario.com/blog/jovenes_para_siempre
A los que ha crecido en los 80, tenía una pandilla, estaba todo el día con la bici en verano, le encantaban los Goonies o La historia interminable… a toda esa generación le va a encantar esta película. Una cinta sobre la infancia, sobre aquel héroe que alguna vez fuimos.
En héroes los absolutos protagonistas son los cinco niños, es una película para ellos. Un magnifico guión de Albert Espinosa (Planta Cuarta), un malabarista con las emociones de los espectadores, que toma como excusa el casual encuentro entre dos aparentes desconocidos un publicista y una mochilera para contar la historia de un verano cualquiera, de algún año de los 80 que marcó la vida de los 5 chavales que hemos citado. Las distintas relaciones entre los niños, así como la interpretación que hacen es asombrosa, escoltados, por si fuera poco, por unos secundarios de relumbrón como Emma Suárez o Lluís Homar.
Un disfrute ver la buena factura del film, la estética, la dirección artística o los temazos ochenteros como Forever Young . Una de las mejores películas que ha pasado por la 13ª Edición del Festival de Málaga y la que mejores sensaciones y mayor buenrollismo (en el buen sentido) ha dejado.
Nota: Está rodada en catalán, espero que las salas comerciales lo respeten y la pongan en VOS, aunque lo dudo mucho. Si la doblan (sabiendo como es este tipo de doblajes: veáse Petit indi) estarán lastrando a una película que puede tener un gran éxito de taquilla