Hernán (Serie de TV)
Sinopsis de la película
La conquista de México. Cada episodio está contado por alguien que conoció de cerca al conquistador Hernán Cortés. ¿Cómo pudo un hombre, con unos cuantos cientos de soldados, someter a un imperio de guerreros en la cima de su gloria? Hernán es la respuesta.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hernán
- Año: 2019
- Duración: 48
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Opinión de la crítica
Película
6.2
24 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Abdelatif Hwidar
- Almagro San Miguel
- Antonio Coronado
- Antonio Trejo Sánchez
- Archie Lafranco
- Aura Garrido
- Carlos Licea
- César Vicente
- Clemente Beltrán
- Cristian Gamero
- Dagoberto Gama
- Daniel Diges
- Gabriel Come
- Gabriela Cartol
- Ishbel Bautista
- Ivan Varela
- Jano Sanvicente
- Jorge Antonio Guerrero
- Jose Casasús
- Mabel Cadena
- Manuel Poncelis
- Mateo González
- Michel Brown
- Miguel Ángel Amor
- Miguel Uribe
- Milene Mayer
- Millán de Benito
- Mina El Hammani
- Moreno Borja
- Óscar Jaenada
- Oscar Villalobos
- Pablo Derqui
- Rubén Fulgencio
- Said Sandoval
- Silverio Palacios
- Víctor Clavijo
- Victor Oliveira
La conquista de México es una de las grandes aventuras que sigue sin un relato en el cine a la altura de su terrible grandeza. En 1519 la América española estaba compuesta por las cuatro grandes islas antillanas (Cuba, Jamaica, Puerto Rico y la Española), muy escasamente pobladas y que -ajustadamente- podían ya autoabastecerse. Desde ellas, algunos aventureros habían recorrido la costa norteamericana y brasileña y habían llegado al Pacífico. Pero en tierra firme no se habían fundado ciudades y muchos pensaban que el plan seguía siendo encontrar la ruta a las verdaderas Indias de las especias.
En dos años, Cortés y sus 800 hombres habían conquistado Tenochtitlan, una asombrosa ciudad de 250.000 habitantes construida sobre un lago, con canales y puentes y un mercado en el que cada día comerciaban unas 40.000 personas de toda la región. En cuatro años más se crearía el Virreinato de la Nueva España, que ocupaba casi toda Centroamérica, el actual México y parte del sur de los actuales EEUU. Después Pizarro se lanzaría al Perú y el resto es bien conocido. Cortés lo cambió todo.
Me senté a ver la serie con esperanzas. Y durante 3 ó 4 capítulos no terminaron de derrumbarse. Las cosas parecían más equilibradas que de costumbre. Las motivaciones de los españoles no son solo las de siempre: oro, sexo y violento fanatismo religioso. Algunos parecen interesados en servir a su rey o a su religión y tratan de hacer lo que les parece correcto. Por otra parte, la brutalidad de los sacrificios humanos y de la dictadura de los mexicas sobre sus vecinos queda también muy clara. También se reflejan detalles históricos interesantes y poco habituales, como el modo en que Cortés reafirma jurídicamente su mando y su autonomía en la expedición. Además, algunos valores de producción están a la altura. La ciudad de Tenochtitlan es impresionante. Moctazuma tiene algo de sentido. Y el Cortés de Óscar Jaenada no me pareció muy mal, aunque no terminara de convencerme.
Pero todo se ha desmontado cuando los guionistas han perdido la fe en el potencial de la aventura y se han despeñado por la vía de los tópicos y la corrección político-afectiva contemporánea. Y no me refiero a la leyenda negra, que está aquí bastante contenida. Casi todos los capítulos de la segunda mitad son patéticos y -lo que es peor- muy aburridos. No entiendo la necesidad de inventar escenas de amor o sexo, tormentos psicológicos, empoderamientos femeninos o traumas juveniles que no son históricos y atascan la narración dejándola sin tiempo para desarrollar la épica.
En fin, una pena. Y me duele más que otras veces, porque creo que la intención era buena y que había mimbres para haber hecho algo memorable. Habrá que seguir esperando.
Salvo honrosas, muy contadas excepciones, no sé qué limitación o bloqueo o complejo impiden a la industria patria la realización de reconstrucciones históricas si no de la brillantez de su homóloga británica, sí al menos de un nivel aceptable, o que no provoquen unos sonrojos rayanos en la apoplejía. La decepción causada por esta presunta superproducción ahonda en dicho interrogante, agravándolo incluso, pues durante los últimos años sobran los ejemplos foráneos de todo lo contrario, y agraciados con presupuestos no tan generosos. En efecto, lo primero que en Hernán llama —negativamente— la atención es el desperdicio de unos mimbres que, a todas luces, daban para mucho más. Casi puede oírse crujir el cartón-piedra de los decorados, y la recreación digital de Tenochtitlán goza de la credibilidad de un render amateur o del Age of Empires —el original, el de 1997—. Queda la desoladora sensación de que buena parte de los recursos se hubieran destinado a satisfacer los honorarios de estrellas como Aura Garrido, cuya fugaz e innecesaria participación se antoja un carísimo brindis al sol. Eso, o que sus responsables gustan de caterings premium.
La conquista de México es una aventura bastante documentada —las más de 1000 páginas de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo, o las Cartas de relación, del propio Hernán Cortés, entre otras fuentes—, conque no deja excesivo espacio a la especulación. Por suerte para la serie y, sobre todo, para los sufridos espectadores. Porque los pasajes dejados al albur de sus cinco guionistas —no uno ni dos: cinco— atesoran la profundidad de una conversación de ascensor, y ello en el mejor de los casos, pues lo habitual es que desaten una irresistible avalancha de vergüenza ajena. Por otra parte, habiéndose tomado la molestia de hacer hablar en maya y nahuatl a los personajes indígenas, no se comprende que, por su parte, los castellanos del siglo XVI se expresen como millennials, o casi. En cuanto a la narrativa desestructurada, se trata de una opción que, a priori, no carece de atractivo, siempre que persiga un fin estético o, si acaso, una cierta lógica mantenga cosidos los retales —el deseable orden en el caos—, cosa que no sucede aquí. Al contrario, los saltos espacio-temporales se producen al buen tuntún, amenazando seriamente la coherencia argumental, cuando no directamente arrojándola por la borda. Así, parece que entre el regreso de Cortés a Tenochtitlán tras su victoria sobre Pánfilo Narváez y la conocida como Noche triste hubieran pasado varios meses y no los cinco días escasos que en realidad transcurrieron.
Respecto al reparto, y excepto la debutante Ishbel Bautista, correcta en el difícil papel de la Malinche, todos entregan trabajos dignos de olvido. Mención especial merecen Óscar Jaenada y Michel Brown. El primero compone un Hernán Cortés alejado del estereotipo de buscavidas sin escrúpulos generalizado por la leyenda negra. Su personaje se quiere una especie de condottiero renacentista, a medio camino entre El cortesano de Castiglione y El príncipe maquiavélico. No obstante, la desgana que transmite, junto con unas líneas de diálogo más planas que un libro de Teo, dan como resultado una pálida caricatura, falta de todo carisma. Hablando de caricaturas, el Pedro de Alvarado encarnado por Brown y su rubia melena a lo Shakira sin duda lo es del Lope de Aguirre que inmortalizara Klaus Kinski en Aguirre, la cólera de Dios (Aguirre der Zorn Gottes, 1972). Tampoco cabe esperar mayores sutilezas de un actor de culebrones. La absurda presencia de Aura Garrido ya se ha señalado y el despropósito cuenta incluso con una versión discapacitada de Floki el vikingo: el tal Botello interpretado por Víctor Oliveira. En fin, mucho tienen que cambiar las cosas de cara a una posible segunda temporada si lo mejor de ésta son la banda sonora y los tableaux vivants con que se ilustran los títulos de crédito.
Antes de empezar a ver la serie, decidí leer unas cuantas críticas por varios lugares y me echaron bastante para atrás. Para mi sorpresa, la mayoría criticaban con firme dureza a esta serie y le ponían bastantes opiniones negativas. Pero por suerte, un día de aburrimiento decidí ponerme con la serie.
Sin duda alguna, las críticas hacia la serie son un reflejo de la sociedad española. El sector más progresista se queja de que retraten a Cortés como una figura inteligente, sabia y con bastante mesura, además de retratar a los indígenas con ciertas costumbres y tradiciones bastante sanguinarias. Por otro lado, el sector más de derechas se queja de que parece que la película está dirigida por Podemos, ya que retratan a los conquistadores como violentos y sanguinarios.
Creo que esto es lo que hace que la serie sea buena, ya que ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos, y eso hace que no llueva a gusto de todos. Me parece un retrato natural de lo que fue, una conquista, sí, pero también un intercambio cultural.Y es que estamos acostumbrados, por la leyenda negra, a entender el descubrimiento de américa como una violencia desmedida, donde no había piedad, donde solo se cometían genocidios, donde solo les importaba el oro, y así podríamos continuar. Pero la serie va mucho más allá. Describe a algunos personajes con propósitos más allá de la violencia y el oro, hay quienes desean conocer a los indígenas, hay quienes desean prestigio, hay quienes desean explorar y se maravillan por la maravillosa belleza del continente americano, etc.
Punto a favor, además, en como retratan el choque cultural de ambas civilizaciones. Se demuestra a la perfección ese miedo palpable ante lo desconocido, el ver perros de guerra, caballos enormes o armas de fuego. Se ve también en ciertos momentos como los indígenas se sorprenden observando la llegada de unos humanos diferentes, con ese momento, entre otros, donde Malinche le toca la barba al soldado muerto. Otro punto a favor es el vestuario, está muy bien retratado, es sucio, es desgastado, está manchado, cosa que le da un cierto toque de realidad, pues a menudo vemos series históricas donde la ropa está impoluta, ni que vivieran en el siglo XXI.
La serie no es perfecta. por supuesto, y sí es cierto que en algunos momentos el 3D flaquea un poco (pero tampoco es tan exagerado como había leído), o que el elenco es demasiado guapo (pero vaya, Vikings tiene un 76 y seguramente los vikingos fueran más feos que…). Creo también que la figura de Alvarado está demasiado exagerada, quizá por necesidad del dramatismo del guion.
Se suele decir que la Historia de España daría para no sé cuantas veces más películas, series, novelas, que la de los Estados Unidos. Pero en este país, donde no se hace mal cine después de todo, los temas parecen limitados a la comedia o el costumbrismo y para nada la Historia, salvo la guerra civil. Por eso ésta, es una serie que va por el buen camino, como Isabel, Requiem por Granada o Cervantes, aunque no sea perfecta. Tiene muchos puntos fuertes:
-El planteamiento de centrar cada capítulo en un personaje es un acierto y termina explicando y narrando los hechos de un modo que se comprenden aún mejor que haciendo un relato lineal, y además proporciona profundidad al personaje.
-Los momentos claves de semejante choque cultural son tremendos, pero muy bien resueltos. Es brillante el guión, sostenido por la interpretación de los actores, que consigue reflejar estados difíciles de llevar a la pantalla, como la duda, el desconcierto, el remordimiento y la confusión de unos y otros.
-Las escenas de acción, y hay muchas, están realizadas con eficacia.
-Los actores que interpretan a Moctezuma, Marina y Xicohténcatl están soberbios, impresionantes. Han tenido que adaptarse a personajes difíciles y además a expresarse en náhuatl. Gran elección la de Óscar Jaenada para interpretar a Cortés. Los demás actores españoles están también a gran altura.
Por lo demás, como sabemos, los descendientes de Moctezuma viven en España, disfrutan de un título nobiliario y en los medios aparecen apoyando las iniciativas para divulgar la Historia compartida. Quizás sea a ellos a quien se refiere AMLO cuando se levanta algo populista.
Pues me he terminado la serie de marras y tengo que reconocer que me ha gustado, y me ha gustado bastante. ¿Por qué? supongo que por qué por fin se le hace justicia a la figura de Hernán Cortés, un personaje fundamental en la historia de nuestro país. Si hubiera sido anglosajón, no me cabe ni la mas mínima duda de que ya hubiera sido el protagonista de innumerables biopics con presupuestos mas que generosos.
Pero esta vez se ha hecho con financiación española y mejicana, y este hecho posiblemente es lo que le amplíe su valía, porque se ciñe a los hechos que verdaderamente ocurrieron de una manera harto destacable. Los esfuerzos en la producción están visibles en cada momento de la serie, y los actores, salvo sobre todo en el personaje del lengua Aguilar se adaptan extraordinariamente a su papel. Destacaría a Óscar Jaenada por encima del resto, ya que le da el empaque necesario a la figura de Hernán, y sabe sacar sus aspectos destacables (liderazgo y gallardía), con las connotaciones de ser un hombre de su época (fanatismo religioso, crueldad con el enemigo). Es decir, es tratado como un hombre de su tiempo, curioso con el mundo que estaba descubriendo y sabedor que la fuerza es la única arma para derribar el imperio azteca.
De resto, y para no extenderme, y aún y a pesar de los medios con los que cuenta, sigue adoleciendo de la espectacularidad de las producciones anglosajonas. No veremos batallas de cientos de soldados de Cholula, Tlaxcala o de la misma Tenochtitlán atacando a las huestes de Cortés, no veremos una Noche Triste como de verdad ocurrió, pero lo que sí transmite es que podemos imaginar como ocurrió.
Lo dicho, buena tentativa y sinceramente sobran las lecturas políticas tanto de uno como del otro lado. El personaje y los hechos ocurrieron, no se puede borrar la historia, y ésta es realmente apasionante.
Eperando una segunda temporada que necesitará algo más de presupuesto, por cuanto se centrará en como Cortés y sus hombres acometen la conquista definitiva de Tecnochtitlán.