Heaven Knows What
Sinopsis de la película
De las calles de Nueva York fue de donde los hermanos Safdie sacaron, literalmente, a Arielle Holmes, una heroinómana sin techo de 19 años que protagoniza esta ficción basada en sus propios diarios (en el film se hace llamar Harley). El frenesí de su día a día –ciclo imparable de apaños: conseguir dónde dormir, qué comer y cómo obtener el chute de rigor– entrecruzado con la obsesiva relación de Harley con el indiferente Ilya (Caleb Landry Jones), también yonqui como ella y del que está completamente enamorada.
Detalles de la película
- Titulo Original: Heaven Knows What
- Año: 2014
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
6.5
24 valoraciones en total
Descubrí a los hermanos Safdie hace poco con Good Time, su largo más reciente protagonizado por Pattinson, el cual (sorprendentemente) me dejó un muy buen sabor de boca. Para los que conocemos el submundo urbano (no lo voy a llamar cultura ni tribu urbana porque lo veo una estupidez preciosista necesaria solo para quienes precisamente no conocen este submundo y van de hipersensibles por la vida), ergo el mundo del delinquir, del callejear, de las drogas y las peleas, del parque, de trampear por poco y vivir al día, es difícil encontrar una buena película que refleje ese mundo de un modo creíble y realista: los personajes callejeros, su personalidad y su modo de hablar, suelen estar excesivamente estereotipados (y mira que en la vida real son personas estereotipadas en muchos casos…) y las historias… simplemente, no crees que nadie pueda haber llegado a vivirlas. Es un submundo loco y enfermo, pero dentro de unos márgenes… no hay tanto pistoleteo ni tanto flipe con según qué cosas… la ilusión que te inducen es otra, mucho menos barroca y más profunda. Sin embargo, tanto en Heaven Knows What como en Good Time, cada escena, cada personaje, cada línea de diálogo es creíble: precisamente por eso abusan de los primeros planos con la cámara siempre balanceándose, como si alguien la llevara en mano y lo grabara todo desde el otro lado de la calle, y por eso la mayor parte de los actores no son actores, sino personas interpretándose a sí mismas, yonkis y criminales haciendo de yonkis y criminales (al menos en Heaven Knows What).
Sin ir más lejos, para reflejar ese realismo del que hablo, contaré la historia de cómo surgió este proyecto: Josh Safdie conoció a Arielle Holmes (protagonista del film) cuando ésta tenía 19 años: era una hermosa joven sin techo, adicta a la heroína que trabajaba algunas noches como dominatrix. Josh estaba en Diamond District de Nueva York, recabando información para un proyecto que pretendía escribir y dirigir junto a su hermano, llamado Uncut Gems, en la parada del metro se cruzó con Arielle, y se acercó a ella creyendóse que sería alguna rusa con información de cara al proyecto y, tal vez, disposición a interpretar un personaje secundario. Pero se encontró a una chica de Jersey, más joven de lo que aparentaba, yendo al mediodía a la clínica del Diamond District a por una dosis de metadona. Entablaron conversación y Josh la invitó a comer algo.
Josh, un autoproclamado adicto al drama, quiso saber más y más de su vida… y quiso volver a quedar para saber todavía más. Empezaron a comer juntos cada semana. Arielle le habló de Ilya con adoración, de los claroscuros extremos de su relación. Josh le contó que había hecho un par de películas con su hermano Ben y que estaba embarcándose en otra. Le planteó la posibilidad de hacer una película con su historia (tal vez, en un futuro) interpretándose a sí misma. A ella le encantó la idea. Y un día, el teléfono de Arielle dejó de funcionar y desapareció. Al cabo de un par de semanas, llamó a Josh desde un número nuevo y le contó el porqué de su ausencia… el cual es el comienzo de la película (hasta ahí voy a leer).
Fue entonces cuando Josh la urgió a dejar a Ilya, dejar la droga, escribir sus memorias y, en un arrebato, apartar Uncut Gems y hacer un largometraje basado en las memorias de Arielle, provisionalmente titulado Mad love in New York … Todo se cumplió a rajatabla (excepto por el título). Arielle escribió sus memorias en locutorios, se las mandó a Josh y se embarcaron en el proyecto, valiéndose de un solo actor profesional (Caleb Laundry Jones, interpretando a Ilya), todos los demás eran los colegas del parque donde solía parar Arielle. Después de terminar el rodaje, Arielle se metió en rehabilitación y sigue desintoxicada, vive en LA y está haciendo películas. En cambio, Ilya murió de sobredosis unos meses después del estreno del film.
Todos están perfectos en sus papeles, se nota que muchas escenas son improvisadas, y que aunque nadie sea profesional, todo el mundo está cómodo y metido en lo que hace (y nunca mejor dicho, jeje). Es una película sin efectismos ni momentos videocliperos, sin moraleja ni hipersensiblería, es un escupitajo en la cara, un puñetazo en el estómago, sangre sobre piel pálida… Es lo que es, sin más, aunque cierto es que los Safdie han eludido partes del manuscrito que les entregó Holmes que eran más positivas, bonitas y románticas con Ilya. Pero no han añadido apenas nada (obviamente se trata de una película, no de un documental de autor). Desde que empiezas a verla te agarra las tripas y, sacudiéndolas levemente solo en momentos puntuales, las mantiene bien agarradas y no las suelta hasta unos minutos después de finalizar los créditos finales. Poco más que añadir.
Es una película con la marca Safdie a pesar de no tratarse de una ficción inventada por ellos, sino de un pedazo arrancado de una vida jodida y llevada a la pantalla con un estilo y nivel técnico capaz de hacerte olvidar que ese pedazo ha sido arrancado y procesado, Heaven Knows What es casi mirar a través de los ojos de un observador cualquiera que pasa por la calle y se detiene a observar el percal, o de una vieja que pasea al perro por el parque y oye a los yonkis contar esta historia o aquella, horrorizándose seguramente… Sólo digo que Scorsese va a producir su próximo proyecto. La gente oirá hablar de Ben y Josh Safdie, os lo digo yo…
Impresionante retrato del universo heroinómano juvenil, a través del seguimiento hiper realista de una adicta de 19 años en situación de calle. Ojo, esto no es un documental ni mucho menos reality show. Esto es cine independiente con ritmo de Hollywood y destreza autoral. La cámara espía, y aún así, todo lo que nos cuentan importa, todo construye, todo es significativo. Me hizo acordar a películas como Husbands de John Cassavetes, pero con una temática completamente distinta. También a la nueva Tangerine.
La situación de indefensión de la prota, empujada hacia el error constante por sus vicios (a saber, la heroína y el amor por otro yonqui), aumentan la volatilidad del suspenso: desde el minuto uno pasan cosas terribles, y aún así, esperamos algo más terrible que está por pasar.
Los secundarios de esta historia, además, son magistrales. Se destaca una especie de amigo enorme que sigue constantemente a la protagonista, esperando que ésta se desmaye. Monstruo moderno muy frecuente en la calle, pero escasamente retratado en el cine.
Si bien esto es cine realidad (el libro y la mayoría de los actores son reales), que nos recuerda las veces que nos cruzamos con adictos perdidos divagando en la calle, los directores ficcionalizan con agudeza. Esto no es morbo voayeurista, esto es una ficción que avanza sobre la realidad, dejando muy atrás la mayoría de los relatos sobre drogadictos.
Heaven Knows What retrata un submundo marginal, extremo, en el que la precariedad y la droga se convierten en mordazas que aprisionan a todos sus protagonistas, dejados de la mano de Dios y flotando según los vaivenes del instante y de la necesidad.
La ventaja de esta película sobre otras que tratan el mismo tema es su imbatible realismo. Los personajes no tienen ni pasado ni futuro, viven en el presente, pendientes tan solo de como apañárselas para meterse el próximo chute. Sus decisiones son tan espontáneas como insensatas, han perdido el espíritu y cualquier tipo de voluntad. Además, parecen -de hecho, creo que son- yonkis de verdad: sucios, desastrados, de rasgos afilados y piel morada. Hay mucho de verdad en esta película.
La fotografía y la estética no se apartan de lo gris, lo cutre, lo feo. Es una manera bastante precisa de subrayar el universo en el que esta película nos sumerge sin compasión durante hora y media. Un realismo sucio -pero vibrante- en el que se narra, sin aspavientos ni hipocresías, la dictadura de la heroína y la ceguera voluntaria del resto de la sociedad hacia este problema.
Hacía mucho tiempo que no veía un montaje tan pero tan bien logrado como el de esta peli. Hay dos tipos de montajes, el que se piensa con el guión técnico y se finaliza durante la edición, y después el que sucede al momento de filmar, que puede ser más impredecible. Amé el que sucede en escena, donde en este caso se pone en función de lo justamente impredecible de la historia, de los personajes, y se logran cosas hermosas. Los trenes, los autos y los movimientos de cámara son Nueva York, en una coreografía frenética con los personajes del film. Cuando esa magia ocurre, significa que el vínculo del realizador para con el entorno es fuerte, y cine consecuente hay poco, aunque no sólo por eso me parece altamente valorable este film.
Resulta que en la vertiginosa vida de Harley (la protagonista) pasa todo tan rápido, que los escasos momentos en que la cámara nos regala un primer plano de ella, un auténtico retrato, se le escapa toda la verdad, todo ese amor y ternura que la carcome. Son las pasiones, las pasiones destruyen a Harley. La relación que tiene con las drogas es tan intensa como la que tiene con Illya, e igualmente autodestructiva. Encuentro admirable ese tipo de compromiso, que aunque puede ser inevitable, sale desde las entrañas y nuestro querido personaje no titubea a la hora de liberarlo.
No tan querido, es desde el principio Illya (una basura es lo que es). Por eso siento cierta repulsión por el actor, que me caía bien hasta leer una nota en la que dijo haber forjado una amistad con el verdadero Illya (esta película esta basada en hechos reales). Pero eso es subjetivo y quienes logren miradas más limpias de prejuicios seguramente le pasen por alto. En fin ¿No les parece fantástico que la mitad de los actores sean los mismos que protagonizaron la historia real, y que los que no, hayan tenido la oportunidad de conocer a quienes personifican?
La música que compone la BSO guarda cierta reminiscencia a la de Trainspotting, me fue inevitable pensarlo con tedio. En la película de Boyle se critica al sistema, busca el escándalo de cierta generación y la identificación de cierta otra, en cambio acá todos esos problemas entre la sociedad y las drogas duras están normalizados. Nadie hace nada, no hay un aprendizaje ni una moraleja. Al terminar de verla sólo nos queda todo ese desamor, plasmado en una rutina y una vida injusta que nunca para.
Harley (Arielle Holmes) es una joven drogadicta que vive en New York, tiene una relación amorosa destructiva con su pareja Ilya (Caleb Landry Jones), un patán de igual forma con problemas de drogas, como prácticamente cada personaje que aparece en pantalla. El film relata el día a día de esta mujer, pidiendo dinero, buscando drogas y donde dormir, conviviendo con sus amigos.
La película es una adaptación de un libro titulado Mad Love in New York City, escrito por la propia actriz protagonista, basada en sus experiencias personales. Ella se conoció con uno de los hermanos Safdie en el metro de la ciudad neoyorkina, momento que le cambió la vida, escribió un libro y protagonizó su propia historia, ahora ha filmado un par de proyectos más que se encuentran en postproducción.
Heaven Knows What es un film que muestra una juventud perdida, hundida en el vicio, donde las drogas y el alcohol son las constantes, seres desahuciados que viven (o intentan subsistir) el día a día. Quienes buscan alcanzar cierta cantidad de dinero en el día para tener donde dormir, comer y, obviamente, drogarse. No les importa nada, están perdidos en una existencia corrompida.
El largometraje estrenado en el Festival de Cine de Venecia del año 2014, está filmado con un realismo apabullante e hiriente, la cámara en ocasiones se posiciona lejos de los actores, muchas veces estos se pierden en pantalla, se cruzan carros, peatones u otros objetos. En otros momentos los primeros planos y los planos detalle aparecen, la cámara se mueve constantemente producto del devenir emocional de los personajes.
Esta forma en como los hermanos Safdie transmiten las emociones de estos personajes es vital para el buen funcionamiento de la trama. Este es su segundo largometraje de ficción, cuentan eso sí con varios cortos, un documental, y Joshua tiene otro largo realizado en solitario. Cineastas independientes pertenecientes a la corriente Mumblecore, este film sin pertenecer a tal subgénero bebe de su fuente.
Otro punto a destacar es la música a cargo de Paul Grimstad y Ariel Pink, un soundtrack pequeño y minimalista, que no está presente a lo largo del metraje, basada prácticamente en sonidos electrónicos para crear una atmósfera, muchas veces incluso distorsionados. Heaven Knows What es una muy buena película, una historia que cuenta la realidad de muchas personas, sumamente realista y nada artificiosa.