Guerra de vinos
Sinopsis de la película
Steven Spurrier, un británico expatriado que vive en París y propietario de una tienda de vinos, pone en marcha un plan para demostrar a los parisienses la calidad de los vinos provenientes de otras partes del mundo. Pullman y Rickman dan vida a una historia real en la que dos soñadores consiguen que en 1976 un vino criado en el Valle de Napa triunfe en un concurso en Francia y sitúe para siempre a la localidad de Calistoga en el mapa de los amantes del buen beber.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bottle Shock
- Año: 2008
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
5.7
55 valoraciones en total
Antes de ser estudioso del cine y sus técnicas, soy espectador, del mismo modo en que, antes de ser escritor de novelas, soy lector. Filmaffinitty es un punto de referencia para el espectador, y todo aficionado al cine que desea saber si un filme merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena, buenísima, a mala, malísima, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: INTERESANTE.
Existen ciertos reparos a la hora de elegir esta película. Todo dependerá de lo que pueda atraernos el tema de la viticultura. Que nos guste beber vino no es suficiente motivo. Partiendo de esta base, la película se demora en su comienzo, y no se hace amena hasta pasada su mitad. Desde mi punto de vista, le falla un tanto el ritmo, algo usual en una gran parte del cine independiente, que demora el desarrollo de la historia, en favor de las densas interpretaciones y los planos bucólicos, ansiando trascendencia. Personalmente, me encanta Rickman, aunque resulta pretencioso decir que es el mejor papel de su carrera, sin embargo, tal vez lo sea el de Pullman. En fin, si eres abstemio, mejor pasa de la cinta.
No repetiré la trama ya que está perfectamente descrita en otra críticas. Ésta es una película fácil de ver, que destila orgullo patrio por los cuatro costados por esta victoria sobre los franceses en su propio terreno.
Sin embargo, tras verla, tengo la sensación de que podrían haber aprovechado su reparto y los personajes mucho más. Enologías aparte, toda la trama gira alrededor de la difícil relación entre el padre, que dejó un buen trabajo y una buena vida en San Francisco para perseguir su sueño (más bien obsesión) de hacer un vino de alta calidad, y el hijo, que es un bala perdida que aun no sabe qué quiere de su vida (más allá de beber y divertirse). El resto de personajes apenas es desarrollado, siendo tan solo comparsas de estos caracteres centrales. Y es una lástima, porque personajes como el hijo de emigrantes mejicanos que lucha en cuerpo y alma para conseguir su propia bodega, o la joven enóloga que llega de becaria, podrían haber dado mucho más juego (al final, justo antes de los créditos, sabremos qué fue de ellos gracias a los típicos títulos finales).
Recomendable para pasar un buen rato mientras nos cuentan una historia sencilla, y si es con una copa de buen vino, la experiencia sensorial ya será completa (como se ha dicho, el vino es omnipresente a lo largo de toda la cinta, así que abstemios mejor abstenerse).
Coincidiendo con el 200 aniversario de la independencia de los EEUU, un británico propietario de una pequeña pero muy bien surtida tienda de vinos, sita en Paris, (Alan Richman), tras comentarle, su amigo y compañero en la degustación de caldos, (Dennis Farina), que había leído un artículo, según el cual California estaba en camino de conseguir un vino a la altura de los mejores vinos franceses, decide comprobarlo in situ y se traslada a California.
En el valle de Napa de California tenemos al propietario, (Bill Pullman), de una gran bodega, (Chateau Montelena), la cual lleva en compañía de su algo alocado y vividor, aunque sumamente profesional hijo, (Chris Pine), ayudado por un mejicano dotado de un extraordinario paladar e instinto para los vinos, (Freddy Rodríguez), los cuales están detrás de conseguir un gran caldo, conviertendose para el padre aparte de obsesión, en una necesidad, ya que está a punto de caer en manos de los bancos, debido a su precaria situación económica.
A partir de aquí, se nos cuenta de forma muy entretenida y emotiva, sin caer en ningún momento en el chiste fácil, ni en la chabacanería, lo que podríamos llamar el enfrentamiento cultural de un estirado y cosmopolita británico, con los campechanos viticultores de California y el laberinto de pasiones que se desatan, entre padre, hijo y amigo anteriormente citados, ante la acuciante presión de los bancos, la incursión en sus vidas del ingles de marras y de una atractiva ayudante recién llegada al viñedo.
Lo que acontece después, tras la gestión del británico, y que esta película nos muestra de forma amable y bien contada, a la par que sumamente instructiva, consiguiendo involucrarte emocionalmente con los bien dibujados personajes, pertenece a la historia reciente de la viticultura, puesto que todo lo que aquí se relata, sucedió realmente.
Absolutamente recomendable para los amantes de las historias bien contadas y con buenos actores, en papeles adecuados para ellos y cita ineludible para los amantes del buen vino, que o mucho me equivoco, o al igual que yo, tomaran nota del Chateau Montelena, para degustarlo en la primera ocasión que se les presente.
Mediocre película de tratamiento tontaina y convencional que, basada o no en hechos reales, lo cual me la trae al pairo, no aporta absolutamente nada nuevo al inmenso mundo de la banalidad cinematográfica. Es posible que fanáticos enólogos vean en ella un punto de referencia, pues su temática les incumbe directamente, mas si no dejan que la sangre o el vino se les suba a la cabeza y sus mentes poseen un mínimo de sentido crítico, no deberían sentirse muy contentos con ella.
La mayor parte de los personajes son de teleserie de las penosas, la aparición de la tía rubiales solo es apta para ser vista a cuatro patas, al hijo guaperas del Bill Pullman solo le falta hacerse unas olas con una tabla de surf en una piscina artificial rellena de Chateau Montelena , lo del bareto del pueblo en el que una panda de orangutanes aceptan apuestas por adivinar año, marca y tipo de vino de cualquiera que pase por allí, se lo va a creer el insigne Jimmy Cliff, el catador inglés y toda la camarilla de degustadores del concurso son, sin duda, personajes de la T.I.A mortadeliana (reverencia).
Para alguien como yo, que guardo un enorme respeto por el festival de Sundance, es decepcionante la información de que esta medianía obtuvo allí buenas críticas.
Seré yo, que hace tiempo que dejé de ser vino y cada día doy un paso más hacia el vinagre.
Película de sabor vinícola, con agradables tonos ya blanco dorado ya tinto garnacha y sabores a roble, durazno, melón, en definitiva una gozada para el paladar y más en concreto en este caso para la vista y el oído.
A quienes gustará sin lugar a dudas mucho esta película es a degustadores prestigiosos de buenos caldos de uvas, tales como Paco Benciano o Fej Delvahe, ellos fliplan con filmes sobre el vino, sus campos de cultivos y los vinicultores.
La película es un homenaje a los sabrosos vinos franceses y a sus hermanos californianos del valle del Nepa, unos y otros casi indistinguibles en su sabor y muy alta calidad.
Debían aprender del mensaje de esta película sobre vinos viejos y jóvenes, los afamados productores de vinos de Rioja o de Jumilla, entre otros españoles, a los que les está pasando como dice el refrán: Cria fama y échate a dormir , tanto que se están durmiendo en los laures y echando al mercado cada día peores caldos, imbebibles, un insulto al paladar en la tradición de esas firmas. Esto puede comprobarse actualmente con numerosos vinos con denominación Rioja que entre los dos y tres euros la botella, son una auténtica porquería para el gusto y la boca. E igualmente puede decirse de los vinos Jumilla, por ejemplo del tinto Caño Viejo (crianza del 2004) a precio de 130 euros y embotellado con un pseudocorcho de plástico negro, horroroso y asqueante. En resumidas cuentas, marcas famosas que aprovechándose de su prestigio y notable historia nos está vendiendo unos vinos tan malísimos y perrunos que en cuanto caen en el paladar no hay quien los resista y se vomitan de asco, aparte de que son tan artificializados y desnaturalizados que provocan gastritis y molestias de diversa índole al aparato digestivo.
¡¡¡Aprendan los amantes del buen vino de esta interesante película para ver si pueden reconducirse feliz y éticamente!!! Y si no, al menos tengan en consideración la sabiduría popular en dichos como:
+ Bienaventurados sean los borrachos de vinos, porque ellos verán a Dios dos veces.
+ Si al mundo vino y no toma vino, entonces ¿a qué vino?
+ Gástate en vino lo que has de dar a los sobrinos.
+ Beber en Jerez cerveza, no cabe mayor simpleza.
+ Santo Tomás de Aquino dejó escrito en sus memorias que El hombre que bebe vino va derechito a la gloria .
+ ¿A qué vino Dios al mundo? Vino a tomar vino.
+ Cuando Dios llamó a Gabino no dijo Gabino ven , dijo ¡Venga vino!
+ Fiesta sin vino no vale un comino.