Godzilla contra Biollante
Sinopsis de la película
A través de un experimento científico se pretende manipular material genético de Godzilla. Un comando terrorista islámico pretende utilizar dichas células para sus propios intereses, pero un científico renegado las termina combinando con los genes de una rosa y de su propia hija fallecida. El resultado es Biorante, una gigantesca criatura biológica que amenaza destruir Japón. Para detenerla regresará Godzilla, desde el interior de su sepulcro volcánico…
Detalles de la película
- Titulo Original: Gojira vs. Biorante
- Año: 1989
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.1
29 valoraciones en total
El que escribe estas líneas no puede evitar fascinarse permanentemente por la longeva vida que han tenido algunas propiedades intelectuales que siempre han tenido muy poco que dar de sí. El caso del Kaiju Eiga me deja especialmente desconcertado, y las reflexiones sobre este subgénero son más pertinentes que nunca considerando el éxito comercial que está suponiendo el estreno en salas de Godzilla vs Kong. Si bien el imaginario fílmico del simio de Isla Calavera es más contenido y además escasamente variado en sus escasas iteraciones, el radioactivo dinosaurio (acepción sin duda vergonzante) cuenta a sus espaldas con varias decenas de títulos, repartidos durante varias décadas. Servidor tuvo claro que era este subgénero demente el que debía escudriñar para este dossier sobre el género monstruoso. De entre las tres eras cinematográficas de Godzilla, me detuve en uno de los títulos más aplaudidos de la era Heisei: Godzilla contra Biollante, dirigida por Kazuki Omori. Una desprejuiciada extravagancia que, sin embargo, encuentra en su macedonia tonal una coherencia intachable.
Al encarar un filme de estas características lo que cabría esperar es que no ofrezca más que un espectáculo ligero y carente de ambiciones de fanfarria, tortas y megalomanía monstruosa. Y durante varias secuencias de su metraje, muy logradas en su ejecución, sin duda Godzilla contra Biollante lo da. Pero ante todo lo que nos encontramos es un drama cargado de tragedia. Tragedia familiar compungida acompañada de un delicado lirismo. Y lo es, para asombro mayúsculo, sin resultar ridícula por el camino. Más aún considerando los elementos narrativos sobre los que construye la obra.
Que Godzilla contra Biollante surgiese con la intención de hacer realidad la historia de uno de sus aficionados (que logro dicho reconocimiento gracias a un concurso) marca irreversiblemente la estrafalaria y genuina naturaleza de esta entrega de la longeva franquicia, segunda tras una nueva versión del clásico fundacional estrenada años después de los últimos episodios de la era Showa. Observando ese título, cabría esperar que la nueva criatura, Biollante (de diseño tan disparatado como atractivo), fuese el núcleo del filme. Sin embargo, apenas dispone de unos minutos de metraje para su lucimiento. El foco está en otro elemento, el cuál solo podemos apreciar a través de un microscopio.
Paradójicamente, aquello que tan a menudo se critica como una de las mayores flaquezas de este tipo de películas es el corazón de Godzilla contra Biollante: la verborrea humana entre burócratas, militares y científicos. Gran parte de la historia se centra en las diatribas de lo que no dejan de ser maniquíes con bata, y su extensa y por lo general indiferente conversión científica recoge la mayor carga dramática de la película. La tragedia desgarradora que marca a los protagonistas, no en vano, está relacionada con unas células. Células de Godzilla mezcladas con las de una planta y, motivo principal del conflicto, lágrimas de una hija fallecida.
Esta conexión personal entre el padre doctor y la temible criatura llamada a enfrentarse con Godzilla se encuentra presente de manera tonal en los momentos climáticos del filme, bañando atmosféricamente las secuencias militares en las que los tanques y demás arsenal bélico se dispone a prevenir la aparición de los kaijus. Instantes que, al contrario que en sus homólogos americanos, nos implican por su sensible lirismo, puntuado a través de una elegante banda sonora. Un tono, por lo tanto, solemne para una narración cargada de elementos camp y que, además, no se resigna a agradar al fan con convincentes dosis de batalla. Diversión, disparate, suspense y drama. Y todo ello encajado de manera sorprendentemente orgánica. El entramado tonal y la integración de la banda sonora permite que una etapa derive a la otra sin estridencias, y el rigor con el que se lleva a cabo cada faceta del largometraje logra obtener como resultado una experiencia audiovisual sin duda limitada pero satisfactoria.
La reflexión que podemos sustraer del visionado de Godzilla contra Biollante es sin duda interesante para los estudios americanos: no son los elementos de sus películas de monstruos los que las hacen naufragar, sino la ejecución atmosférica con la que se llevan a cabo. Con la sensibilidad, estilo y detalle adecuados, se pueden obtener con los mismos ingredientes resultados cinematográficos mucho más estimulantes.
El regreso de Godzilla a las pantallas cinematográficas en 1984 tras 9 años de descanso resultó ser un buen éxito en la taquilla japonesa que hizo que la bestia volviera a su merecido trono. Si bien para la siguiente entrega habríamos de esperar 5 años. Para la nueva propuesta de la saga, Toho pensó una estrategia novedosa para involucrar a los fans. Se animó a que éstos enviaran sus propios guiones para escoger uno que fuera la base argumental de la nueva entrega de la saga. Para el concurso se presentaron nada más y nada menos que 5000 guiones diferentes, algunos se utilizaron para otros films que no tenían nada que ver con la saga. En uno de ellos se planteaba el enfrentamiento de Godzilla contra un superordenador, esta historia se convirtió en el film japonés Gunhed (1989). Un guión en donde se relataba una historia delicada y poética sobre un científico el cual pierde a su hija y ésta se reencarna en una especie de flor monstruosa llamó la atención a Toho. El guión fue escrito curiosamente por un dentista japonés llamado Shinichiro Kobayashi. Esta historia se convirtió en Godzilla contra Biollante (1989).
Godzilla contra Biollante fué quizás el film que acabó por modernizar al personaje a las nuevas generaciones con una propuesta que incorporaba muchas influencias del cine ochentero y norteamericano de la época. Todo se lo debemos al recién llegado a la saga, Kazuki Omori, el cual junto a ésta entrega y la siguiente, Godzilla contra King Guidorah (1991) logró renovar totalmente la saga. El film incorpora conceptos como el de la manipulación genética o el espionaje industrial. Además Biollante no tiene nada que ver con ningún enemigo al que se haya enfrentado Godzilla anteriormente. Un monstruo orgánico y tentacular que vendría a ser una mezcla entre La Cosa (1982) y la planta de La pequeña tienda de los horrores (1986), inicialmente apareciendo como una rosa desproporcionada y luego evolucionando a una enormidad monstruosa con cabeza de cocodrilo. Lo más interesante de esta bestia es (aparte de su poquísima presencia en pantalla) su origen genético/espiritual ya que el científico derrumbado por la muerte de su hija mezcla el ADN de ésta con una rosa y con células de Godzilla naciendo la criatura vegetal. Godzilla es el protagonista absoluto del film (de nuevo) así cómo las estrategias militares para derrotarlo. Otro elemento interesante es la absoluta continuidad respecto a la anterior entrega ya que el film empieza al día siguiente del final de Godzilla (1984) con la reconstrucción de Tokyo, además se respeta que Godzilla aún continúe atrapado en el volcán. Esta continuidad entre las entregas será una particularidad de esta Serie Heisei (1984-1995) hasta el punto que casi parecerá una serie de televisión. Otro que se estrena en la saga es el encargado de los efectos especiales Koichi Kawakita, el cual con esta entrega se erige como el auténtico sucesor de Eiji Tsuburaya. El trabajo que Kawakita realiza en este film y que realizará hasta el año 1995 es para quitarse el sombrero con un nivel técnico en las escenas de destrucción impresionante (con planos desde el suelo o aéreos). Además el diseño de Godzilla se remodeló a un aspecto musculoso y totalmente animal y asalvajado y que se ha convertido en el diseño más famoso y recordado de la bestia japonesa añadiendo animatronics para las escenas donde solo aparece la cabeza de la bestia de un nivel perfecto. Godzilla contra Biollante (1989) es la entrega técnicamente más perfecta hasta el momento. Las 2 batallas del film están rodadas magníficamente, atrás han quedado las luchas de sumo ridículas de los años 70, aquí los monstruos luchan como animales de verdad.
Otro punto interesante es la inclusión de la telepatía con la aparición de un personaje femenino llamado Miki Sagusa la cual tiene poderes telequinéticos capaz de saber donde está Godzilla. El personaje, carismático, aparecerá como secundario en el resto de entregas hasta 1995. Sin duda, fantástica la escena en donde todos los niños telequinéticos enseñan lo que han soñado en forma de dibujo y todos ellos son Godzilla.
Por otro lado hay ciertos aspectos del film que rechinan. No contentos con tener un Súper-X en Godzilla (1984), en ésta tenemos al Súper-X 2, más y mejor que el anterior aunque técnicamente deje mucho que desear. Además con tantas subtramas: espionaje industrial, puñaladas entre gobiernos de diferentes países, persecuciones, tramas científicas, telepatía y además los monstruos gigantes… El conjunto se haga largo y por momentos bastante poco interesante hasta que aparece Godzilla. Además, no era necesario que la banda sonora fuera tan molestamente parecida a John Williams, por momentos parece que estés viendo un film de un Spielberg japonés, aunque se quisiera acercar al cine ochentero del momento, el resultado rechina. Y sencillamente horripilante el momento final en donde aparece la cara de la hija muerta del científico flotando en los cielos.
Godzilla contra Biollante es un film que merece más atención de la que tuvo, es un film que moderniza totalmente la saga con planteamientos novedosos aunque con las ansias de querer abarcar mil conceptos diferentes el film se vuelva algo irregular y caótico en su primera mitad pero imbatible en sus momentos monstruosos. La taquilla del film en Japón fue bastante floja con únicamente 2 millones de espectadores por lo que Toho decidió recuperar a los monstruos más famosos de la saga (King Guidorah o Mothra) y dejarse de modernidades. Por cierto, Godzilla contra Biollante se estrenó en video y LaserDisc en EEUU en 1992 y fue el primer film de la saga en llegar intacto (sin remontajes ni doblajes extraños).
(https://orientparadiso.blogspot.com/)
Lo mismo, con el mismo nombre y las mismas características, en situaciones levemente diferentes. Godzilla siempre se comporta igual, y las películas de Godzilla, por suerte para la coherencia de la saga, pero por desgracia para los que vemos sus películas son mera repetición. Esta vez, la maravillosa excusa es luchar contra un rosa cruzada con una doncella y con el propio Godzilla. El resultado de esto es un precioso mutante que para variar, asolará Japón. Ya se sabe, si es extraterrestre, ataca Estados Unidos, y si es mutante, se conforma con Japón.
¿Que es tan (o más) grande, malo, feo y mal hecho que Biollante? Pues Godzilla. Claro. ¿Y como se convence al gran lagarto de que destruya a la flor mutante? Pues despertándole de la siesta, que siempre enfada. Si a mi me pasa, ¿como no le va a pasar a un mostrenco como Godzilla? Será proporcional, digo yo.
Quien gana el combate es algo que lo dejo al sufrimiento de quién vea la película. No seré yo quién quite toda la diversión.
Y ya lo siento, pero a mi no me vale eso de que la película es vieja y que antes no tenían los medios que hay ahora, porque lo que se ve, es una parte no definitiva de todo el conjunto, si el guión es bueno, las actuaciones valen, la fotografía es curiosa, etc., entonces la película puede ser buena. Aquí falla todo. Incluso intentando verla pensando en disfrutar de la propia necedad del film, sigue siendo una hecatombe.
Pero aún así, siempre queda un consuelo, que aquellos que la hemos sufrido lo sabemos, ¡Nosotros somos los letales!
Película fantástica japonesa, no precisamente por su calidad cinematográfica, sino por volver a narrarnos las aventuras del viejo amigo Godzilla, que tanto nos hizo gozar a los niños de mi época.
Aquí, con más de veinte años de modernidad informática, se demuestra que no se ha avanzado nada, al menos en esta película. Mucho ordenador y programa con software, etc, pero los efectos especiales son deleznables, con un Godzilla y Biolante totalmente ridícullos.
Cómo será la cosa que el espectador reza por que no aparezca Godzilla, pues al hacerlo se ve que es un muñeco, mal hecho, estático y que sólo abre la boca de vez en cuando (bueno, sí, también echa fuego y quema lo que se le ponga en su camino, pero mejor no lo hiciera, de lo mal que queda en pantalla).
Respecto a Biorante, el otro monsturo…mejor no hablar. Un árbol con ramas con cabezas como de serpientes, que chilla mucho y tiene alma de ser humano, concretamente femenina. ¡Madre mía! Y no hay más remedio que soportarlo.Además, hace gracia (no es un fallo, pero hace gracia) el ver cómo subtitulan en japonés los diálogos a cargo de los criminales extranjeros, es decir, no japoneses.
En fin, que parece mentira que a finales de los años ochenta, se hiciera una película sobre Godzilla tan sumamente pobre. Creo que no nos lo merecíamos.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2006/10/godzilla-contra-biorante-gojira-tai.html
Desde que en el año 1954 Godzilla apareciera por primera vez ( Godzilla, Japón bajo el terror del monstruo ) se han realizado, japonesas, no menos de 24 películas con el monstruo atómico como protagonista. Godzilla vs Biollante (Biorante para los japoneses) no parece que sea un título que sobresalga de la media de este tipo de películas (hay que exceptuar las algunas de las primeras, de los años sesenta, que no son tan malas), que hay que ver con buena parte de los sentidos desconectados.
Forma parte la película de esa etapa de películas en las que Godzilla aparece para destruir ciudades del Japón y ya de paso enfrentarse a algún monstruo surgido de quién sabe donde (en este caso la ingeniería genética que ha mezclado células del propio Godzilla con genes humanos y de una planta, casi nada). Godzilla en esta etapa tiene pocos miramientos para con la humanidad, pero, a pesar de todo, los japoneses no van a acabar nunca definitivamente con él, que en el fondo lo quieren, que tiene que volver para enfrentar al siguiente monstruo,…. y así siempre.
La primera parte de la película se deja ver dentro del despropósito que es toda en general. La segunda parte es un aburrimiento asegurado. Los efectos son de vergüenza ajena pero esto no va en contra de las películas de Godzilla pues aquí lo que se hace es continuar con una tradición de meter a alguien en un traje para destruir edificios de corchopan a escala,…, los efectos mantienen la nostalgia de aquellas de los años sesenta.
Todo muy arquetípico dentro de la saga, casi todas las películas japonesas sobre Godzilla son iguales, una película para el montón, para disfrutar si las ves con el cuerpo lleno de sustancias psicotrópicas o, como es mi caso, por mi interés, por afan completista de ver a una, en este caso penosa, criatura fotosintética autótrofa. Que de éstas no hay tantas en el cine. Una frikada más.