Gallos de pelea
Sinopsis de la película
Frank, un hombre al que le apasionan las peleas de gallos, recorre con sus animales el sur de los Estados Unidos para participar en esta clase de competiciones. Es un mundo duro en el que muchos hombres preparan sus gallos para matar mientras que otros buscan recuperar el honor perdido.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cockfighter
- Año: 1974
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
6.6
25 valoraciones en total
Tono crepuscular al más puro estilo peckinpah, perdedores entrañables como el personaje de Harry Dean Stanton, granjas perdidas en la América profunda, alguna recuerda a la Matanza de Texas, hogares que cambian de un dia para otro dependiendo de la suerte, y un largo etcétera de tópicos que deberían haberme hecho disfrutar más. Desde luego el guión es flojísimo y mostrar un mundo tan cruel con esa frialdad no ayuda. Tienes la sensación de estar viendo un docu-drama sobre las peleas de gallo y hoy en día no creo que haya muchos aficionados a este vil espectáculo. En el año 1974 ya habían asociaciones por los derechos de los animales, por lo menos en Estados Unidos y parte de Europa, así lo refleja el film aunque de manera fugaz y condescendiente. Seguro que ningún responsable de la programación de una televisión pública se plantea emitirla y por parte de las privadas, quizas hay un par que aprovechando el alboroto creado en Cataluña por la prohibición taurina…
Mediocre película que retrata el submundo de las peleas de gallos y los pendencieros que apuestan fortunas allí.
Quien tenga un especial interés en ver a estas pobres aves descarnarse a picotazos que la vean, porque la verdad es que hay combates muy bien filmados, pero como no es mi caso, así como tampoco el guión me pareció el colmo del interés, quedé bastante frío.
La puesta en escena tiene un cierto encanto serie B, y un ligero toque crudo a lo Peckimpah, así que el club de fans liderado por Susicú intuyo que la gozará bastante, pero yo a ese tren no me subo, lo siento.
No me irritó especialmente, pero la olvidé al medio minuto.
Gallos de pelea es una controvertida película de Monte Hellman que adapta la novela homónima de Charles Willeford y nos cuenta la historia de un hombre errante que se gana la vida criando gallos y apostando en peleas. Frank, el protagonista, es un tipo sobrio y taciturno, que no parece tener nada más en mente que este estilo de vida. Mudo por voluntad propia y con tendencia a descuidar sus relaciones, el suyo es un viaje en solitario encaminado hacia su única obsesión.
Hay algo en el retrato psicológico de Frank, y por extensión en la cinta al completo, que resulta inherentemente desasosegante. Las motivaciones vacías, la falta de ataduras con todo lo que le rodea y la sensación de que avanza por inercia están presentes durante todo su recorrido. No sabría si calificarla como una película nihilista, pero lo que sí veo, y además en sintonía con Carretera asfaltada en dos direcciones , la anterior del director, es una oda constante al vacío existencial. No hay un propósito en nada, sólo seguir tirando con una visión de la vida en la que sólo el corto plazo adquiere relevancia.
Gallos de pelea es de hecho un filme en el que todo resulta sobrio y desapasionado, tanto en su estética como en una historia que nos muestra las peleas con una frialdad que hiela la sangre y que nos introduce en un entorno rural tosco, poco amigable y lleno de violencia. No es demasiado gráfico, con todo, pero esto tal vez obedece, de nuevo, a la falta de implicación emocional que pretende reflejar y transmitir. Sea como sea, su guión es bien simple y funcional, no por ello menos eficaz. La sensación que logra evocar Hellman a lo largo de esta cinta es prueba de ello.
La película es por otro lado conocida por su violencia explícita frente a los animales. Cualquiera que esté mínimamente concienciado con el tema del maltrato animal en el cine va a encontrar en ella mucho que criticar y despreciar. A su autor, desde luego, no parece importarle en absoluto, y la observación detallada que realiza, casi documental, de las peleas de gallos puede resultar muy perturbadora y es desde luego inaceptable a día de hoy. La propia cinta hace referencia en un punto al surgimiento de organizaciones por los derechos de los animales. La justificación artística que se pueda realizar de esta decisión es, desde luego, amplia. Al fin y al cabo esta historia es un retrato crepuscular de una práctica condenada a desaparecer, un producto de otro tiempo que cada vez tiene menos cabida en la sociedad que se nos presenta. Pero en modo alguno la exime de responsabilidad al respecto y considero necesario advertir de esto al espectador que decida verla.
Dejando aparte esta consideración ética, lo cierto es que como experiencia estrictamente ficcional funciona. Me gusta menos que la anterior de Hellman, tal vez por el tema que trata, el cual me resulta bastante más difícil de entender y asumir, pero comparte varios de sus méritos y sin duda merece la pena verla. Por otra parte su estilo tan austero y la búsqueda constante de esa sobriedad emocional suponen un obvio doble filo y por momentos me cuesta mantener el interés en lo que estoy viendo. Pero su mensaje cala, y en último término logra llevarlo a buen puerto. Gallos de pelea no será una obra maestra, pero sí es un referente del cine independiente americano que incide a su modo en los cambios a los que se enfrentaba su sociedad en la época, y que refleja esta transición de manera muy sugerente en forma de vacío existencial de personajes sin grandes propósitos ni motivaciones, que ven con pasividad cómo su mundo se reduce cada vez más.
Texto escrito para http://www.cinemaldito.com.