G men contra el imperio del crimen
Sinopsis de la película
Un abogado abandona su profesión para convertirse en agente del gobierno con la intención de descubrir al asesino de su mejor amigo. Las primeras investigaciones le conducen hasta un gángster que fue compañero suyo de la infancia. Mientras resuelve el caso, en escena aparece la hermana de su jefe, de la que se enamora locamente.
Detalles de la película
- Titulo Original: G Men aka
- Año: 1935
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
6.8
27 valoraciones en total
Reivindicable obra de cine negro a cargo del siempre competente William Keighley y protagonizada por el nunca suficientemente alabado James Cagney, un grande de entre los grandes. Su mera presencia ya llena la pantalla mucho más que cualquier gran puesta en escena o cualquier labor de dirección, por muy virtuosa que ésta sea. Pero en este caso en concreto, a la poderosa interpretación de Cagney hay que sumarle una historia atractiva, unos personajes bien definidos y ricos en matices y un montaje absolutamente trepidante con unas escenas de acción verdaderamente arrolladores que, por su enorme poderío visual, harán las delicias del personal sin demasiado dificultad.
La historia sigue los pasos de Brick Davis, un incorruptible abogado que se ha rehecho como persona gracias a la ayuda de su mentor, el capo de la mafia McCord. Éste, para evitar que el joven Davis siguiera sus turbios pasos, decidió gastarse una fortuna en formarle intelectualmente con el objetivo de convertirle en un hombre de bien. Sin embargo, cuando un buen amigo de Davis es asesinado por la mafia, y toda vez que su carrera en el mundo de la abogacía no va precisamente por el buen camino, Brick siente un irrefrenable impulso por hacerse agente del FBI para combatir contra los gánsteres que campan a sus anchas por América…
Creo que esta obra de cine negro posee las suficientes virtudes como para sobresalir de entre el resto de sus coetáneas por méritos propios. El aspecto que más me ha llamado la atención es la dureza y violencia de las escenas de acción. Hay pocas a lo largo del metraje, y son cortas, pero poseen una intensidad realmente avasalladora. Repasando detalles como éstos (y muchos otros), no puedo evitar pensar que el cine de acción actual ha perdido completamente el norte en todos los sentidos posibles. Ya no tenemos ni grandes escenas de acción, ni personajes carismáticos, ni historia atractivas, ni tan siquiera diálogos decentes… Tenemos la mierda que probablemente nos merezcamos… Con perdón, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid…
James Cagney es un abogado que se retira de su profesión para incorporarse en el FBI tras la muerte de un amigo a mano de unos gangsters.
William Keighley, un veterano con mucho oficio se adentra esta vez en el mundo del FBI y el resultado es mucho más que efectivo.
Como era habitual en el crea unas escenas de acción muy realistas, como los míticos tiroteos en los coches y con la thompson.
Ese pequeño actor pero de inmenso talento llamado James Cagney otra vez más vuelve a exhibirse.
Nos hallamos ante una muy buena película sobre el sindicato del crimen y el FBI, y una de las mejores del director, animo a que la vean.
Soy el tipo de espectador que disfruta viendo en pantalla a James Cagney, su carisma es impresionante. Su sola presencia vale el precio de una entrada, o el tiempo que le dediques a ver una de sus películas.
En la historia que nos trae a cuento, lo vemos al otro lado de esa línea al que nos tiene acostumbrados, el lado oscuro, los malos, los problemáticos y los mafiosos. Aquí su personaje Davis, es un abogado con muchos o incluso me atrevería a decir demasiados escrúpulos, el cual no quiere defender a la escoria de la sociedad, sino a gente que sea realmente inocente. Esto lo lleva a que sus libros de leyes acumulen polvo de forma constante debido a la falta de trabajo. Sin embargo, un hecho fortuito a un amigo de la infancia, lo llevará a encaminar su futuro hacia otra vertiente de la ley. La policía. Es allí donde intentará labrarse un futuro acorde a sus principios.
La historia me ha gustado por muchos aspectos, a pesar de que el guión no es una gran maravilla. Ese continuo afán de mejorar del protagonista, para entre otras cosas convencer a su superior que está allí por algo más que por lo económico y la reputación de trabajar para el estado. Al principio no harán buenas migas. Que esté los gángsteres por medio es un acierto, si tu adversario es peligroso, más nivel tendrás que exigirte. Esa incertidumbre entre el bien y el mal de varios compañeros de infancia, las dos chicas de la historia, me quedo con la bellísima Ann Dvorak y ese número musical típico de las películas de antaño me han recordado mucho a mi niñez, cuando disfrutaba del programa cine club.
Película muy recomendable en especial para los seguidores de Cagney.
No tenía ni zorra idea que a los del FBI se les llamará G-Men porque eran los Goverment Men. ¿El grupo musical Hombres G también viene de esto?
Bueno, al grano. Lo que más extraña de la película es el inicio. Sabes que es de 1935 y de repente sale un tío vestido como los años 50. Resulta que es un agente del FBI, o un actor que hace de tal, que te presenta la película. Por lo visto es un pequeño prólogo que aañadieron más tarde, como propaganda para que se apunte la gente, supongo.
Es un buen film de gángster visto desde las perspectiva policial. Asistimos a la formación de un agente, James Cagney, que porque nos muestran que viene criado en el otro bando, porque con esa pinta le pega más ser gangster, pero bueno.
Lo mejor es que las escenas de matanzas y violencia están muy bien hechas, y nos demuestra que es mucho más efectivo la elegancia que el traqueteo de cámara que se estila actualmente.
James Brick Davis (James Gagney) hace un alto en su pobre carrera como abogado y se convierte en agente del FBI (Federal Bureau of Investigation) con el propósito de esclarecer el asesinato de un amigo suyo, pero lo que no sabe Brick es que combatirá con antiguos conocidos y amigos de la infancia.
Un film de un alto contenido de violencia, donde se muestra claramente el menosprecio por la vida en los tumultuosos años 30s de la Gran Depresión por parte de los criminales de la época. James Gagney fue muy versátil con su personaje, fue humorista cuando estaba con Margaret Lindsay y duro cuando combatía a los malosos. Robert Armstrong recordado por los filmes King Kong (1930) y The Son of Kong (1933), también estuvo certero en su interpretación del jefe del FBI en Chicago.
Desde su creación, el 26 de julio de 1908, el FBI ha pasado de una pequeña decena de investigadores a más de 30.000 agentes. El FBI comenzó a llamar la atención en la década de los 30s, durante el periodo de los famosos criminales John Dillinger y Machine Gun Kelly, cuando los agentes del FBI comenzaron a ser llamados los G-Men (Government Men), un sobrenombre que todavía se utiliza.