Funerarias S.A.
Sinopsis de la película
Comedia de humor negro ambientada en un pueblo galés. Cuando era un tímido joven, Boris Plotz (Alfred Molina) soñaba con el baile y con Betty (Brenda Blethyn). Betty también lo amaba, pero, incapaz de contradecir los deseos de sus padres, se casó con el cazafortunas Hugh Rhys Jones (Robert Pugh). Boris se hizo cargo entonces del negocio familiar de pompas fúnebres. Desde entonces el tedio y la rutina presidió la vida de ambos. Pero, cuando se reunieron para organizar el funeral de la suegra de ella, se reavivó la pasión de su juventud.
Detalles de la película
- Titulo Original: Plots with a View aka
- Año: 2002
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
5.5
66 valoraciones en total
Es una película tierna y divertida, de la que tampoco se puede esperar demasiado porque contiene unas cuantas escenas disparatadas.
Lo que más me gusta de ella son sus dos protagonistas: Boris Plotz (Alfred Molina) y Betty (la genial Brenda Blethyn) y la moraleja: Nunca es tarde si el baile merece la pena. Nadie pierde a ese niño lleno de magia, sueños e ilusiones, se tapa porque todos crecemos y maduramos, porque todos somos seres sociales. Hay quien incluso intenta cortarlo como quien se deshace de la mala yerba -metáfora del niño vecino intentando acabar con la maleza- pero si se mira bien para nada es algo negativo sino todo lo contrario, disfrutar como un niño, menudo privilegio para quien lo consiga .
Funerarias S.A. comienza de manera aceptable con algún toque de humor que otro. Pero antes de llegar a la mitad se ha vuelto chabacana e infantil debido a un guión pésimamente escrito regalándonos un desenlace de lo más burdo que he tenido la oportunidad de ver últimamente. Alfred Molina lo hace estupendamente al igual que Christopher Walken, pero hasta ahí. Intenta hacer reír pero no lo consigue, aspecto imperdonable cuando se trata de un film inglés.
La vida es una comedia. Cualquier cosa es digna de tomarse a risa, incluso la más funesta. Humor negro, lo llaman. Así pues, muertes, funerales, amores ingratos, espionaje industrial, seres vengativos del más allá, todo puede ser una fiesta. Viva el humor inglés.
Últimamente, esta, nuestra FA, me ha brindado, amablemente, la posibilidad de asistir a fiestas varias: todo empezó con la muerte y el entierro de un amigo, y derivó en los distintos grados de discapacidad que empezamos a mostrar sus allegados, así como en robos perpetrados hacia nuestros conocidos y desconocidos, los cuales nunca guardaron relación alguna con el finado. Todo tronchante.
La peli, afortunadamente, ni roba ni mata ni insulta. No da asco. Es un divertimento liviano, algo tontorrón por la espontánea simpatía de su argumento sin sentido, y francamente disfrutable, aunque sólo sea por el fantástico Sr. Molina emulando a Fred Astaire.
También nos regala la opción de aprender de la sabiduría, innata e incorrupta, de cierto niño jardinero, el cual se niega a arrancar las malas hierbas cuando así se lo ordenan, alegando que, para él, no son tal cosa, ya que ninguna hierba que produzca flores puede ser mala.
Estimado equipo funerario FA: cuando llegue mi hora, a mí que me incineren.
Una comedia que tiene grandes tintes ochenteros, protagonizada por una pareja adulta pero que no por eso está dirigida al público mayor, es más, la película tiene situaciones que matan a carcajadas a cualquiera y la personalidad de los protagonistas es más inocente que la de cualquier niño.
El reparto es de lujo, empezando por el siempre infravalorado Molina que me parece merecería más roles protagónicos, el siempre avasallador Walken que está genial con ese rol de funerario medio loco, Blethyn está excelente y por último cabe destacar que Watts cumple más que bien con su personaje secundario.
El guión es casi original, digo casi porque ya conocemmos comedias ambientadas en funerales y velorios que contienen algunas escenas similares.
Lo mejor: ese final (*SPÓILER) pasadísimo de rosca que le da a la película un tinte paródico.
Lo peor: posee muchos momentos cursis.
Simpática comedia en la que los personajes son dibujados con precisión milimétrica.
Excelente Alfred Molina (que gran actor), y nada desdeñable el papel de un Christopher Walken en estado de gracia para la comedia. Para echarse unas cuantas risas con unos entierros totalmente fuera de lo normal.