Fuerzas invisibles
Sinopsis de la película
Desde niños, Clyde y Miriam (una chica con poderes mediúmnicos) se sienten atraídos el uno por el otro, y tras muchos años sin verse, cuando él regresa observa que ella conserva el reloj que le regaló en prueba de que nunca le ha olvidado… pero, cuando piensan en casarse, un malentendido los separa y él tomará una decisión de la que quizás va a arrepentirse.
Detalles de la película
- Titulo Original: Unseen Forces
- Año: 1920
- Duración: 60
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Así se anunció esta película que, para 1920, rompía con lo establecido, se oponía al decir de las iglesias que, respaldadas en La Biblia, sostienen que los muertos permanecerán en un largo silencio hasta lo que ellos llaman ‘el día de la resurrección’, y mostraba que realmente existen fuerzas invisibles que hacen posible las premoniciones, la mediumnidad y demás potenciales esotéricos. Por supuesto, la película impactó… y como era de esperarse, tampoco le faltaron los detractores de turno, de aquellos que no están dispuestos a que se crea más en lo que, con mayor ciencia, experiencia y probada espiritualidad, pregonan las iglesias orientales.
El escritor Robert W. Chambers (1865-1933), fue uno de los autores más exitosos de las primeras décadas del siglo XX en los Estados Unidos de Norteamérica. Escribió innumerables artículos en revistas y periódicos, y publicó 72 novelas, numerosas historias cortas y varias obras teatrales… ¿sus principales preferencias? Las historias de amor enmarcadas en situaciones sobrenaturales como las que, seguramente, también él había experimentado.
El director, Sidney Franklin, quien ya había demostrado su simpatía con esta suerte de asuntos cuando hizo la película, The Forbidden City (1918), no tardó en sentir el más serio interés por las historias de Chambers, y tras leer la novela Athalie, se la dio a Bennett Cohen para que la adaptara… y así surgió la película, FUERZAS INVISIBLES, la cual se convirtió en la que, quizás, sea la primera obra cinematográfica en ocuparse del esoterismo con absoluto respeto y seriedad.
Desde pequeña, Miriam Holt, el personaje central, da numerosas pruebas de que puede adivinar quien llegará de visita, quien va a lastimarse o a morir… y ya sus vecinos la llamaban, la chica capaz de ver a la vuelta de las esquinas, por sus capacidades clarividentes y premonitorias. A la edad de 8 años, Miriam se siente bastante atraída por un chico llamado, Clyde Brunton, quien le corresponde… pero, no volverán a verse hasta muchos años después cuando ya ambos son dos adultos. Como prueba de que nunca le ha olvidado, en su siguiente encuentro ella le enseñará el reloj que él le diera y que todavía lleva en su brazo, pero, cuando piensan en casarse, Clyde malinterpreta una expresión afectiva con un pariente cercano… y la relación se rompe tomando un rumbo insospechado.
Lo que se aviene, es bien interesante y de fuerte significado, y doy fe de que son cosas que suceden con más frecuencia de la que muchos consiguen imaginar. Franklin se arriesga en una época de fuerte escepticismo, pero la rigurosidad, la discreción y la altura con la que maneja las especiales situaciones, hacen que su película se vea con respeto y que incluso conquiste simpatías.
Infortunadamente, la copia que circula presenta un serio deterioro en unos cuantos momentos y hasta algún notable corte, y esto empaña, de manera inevitable, la apreciación de una obra cinematográfica que, sin lugar a dudas, puedo decir que es bien digna de verse.
Sylvia Breamer, Conrad Nagel, Edward Martinel y Rosemary Theby son los protagonistas… y no sería esta la última vez que, Sidney Franklin, se ocuparía de temas espirituales y de las que él llama fuerzas invisibles.