Frostbitten: 30 días de noche
Sinopsis de la película
Después de divorciarse, Annika y su hija de 17 años Saga se mudan a Upland, un pueblo cercano al ártico donde Annika ha conseguido un trabajo de enfermera en el hospital de la ciudad. En un lugar donde la noche polar parece no tener fin, hay pocas cosas que le puedan interesar a una adolescente como Saga. Afortunadamente, en su nuevo instituto pronto se hace amiga de Vega, una chica gótica que actúa como si la conociera desde hace varios años, Más extraños resultan las muertes, desapariciones y accidentes que suceden alrededor del hospital. Mientras tanto, extrañas criaturas sedientas de sangre rondan en la oscuridad de la noche que nunca termina. Es difícil escapar de los vampiros cuando el sol no sale en 30 días…
Detalles de la película
- Titulo Original: Frostbite aka
- Año: 2006
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
4.2
97 valoraciones en total
Frostbite aka 30 bodrios de noche
¡Qué duras son las puertas suecas! ¡Qué duras!: las mesas y muebles del IKEA, las capas de hielo que se forman allí en invierno por sus temperaturas (de -4 a 2 °C de promedio), las cajas de los dvd’s de la filmografía de Ingmar Bergman también son más duras y resistentes allí (en serio), las tapas de los libros de los bestsellers de Stieg Larsson para que se note que la literatura popular también tiene peso de alguna manera, el cerebro de los suecos —más pesado que el de la media internacional—, el cerebro sobre todo de Anders Banke (¡qué miedo me da Newsmakers!), pero imposible superar en dureza el cerebro y los genitales de los jurados de Fantasporto y Screamfest por premiar este engendro (en este último festival sólo premiaron la música). Algo incompresible teniendo en cuenta que las últimas premiadas en Fantasporto eran películas como Nothing, El laberinto del fauno o [Rec]….
Aborrecible y suspenso en guión. El montaje es extraordinariamente mediocre (tres tramas mal montadas y conducidas peor que si lo hiciese Tamara Falcó Preysler borracha y con su cuerpo 0% en grasas y requetemoreno lleno de drogas).
Recordar las patas argu-mentales del tipo donde los vampiros se reflejan en el espejo cuando interesa, los perros hablan o esa parodia a Los padres de ella son hirientes.
Me gusta el cine cutre cuando me hace reir. Frostboddrien no lo consiguió en ningún momento.
En fin, ¡qué duras son las puertas suecas!
Resulta inevitable comparar esta producción sueca con la película de terror estadounidense que da título a la crítica (cinta posterior, por cierto, lo que dio lugar a comentarios sobre plagio, aunque cualquiera que haya visto ambos largometrajes verá que no hay fundamentos para ello), aunque sólo sea por la similitud de títulos. Y ahí termina todo parecido, pues ni siquiera comparten género, sí, ambas son películas de vampiros, pero, mientras la de David Slade se puede definir como de horror y acción, la que ahora nos ocupa es una comedia para adolescentes con tintes de terror.
Lo mejor que se puede decir de Frostbitten… es que es original. Esa es su principal (y casi su única) baza. Y eso que la película empieza de forma muy prometedora, con un prólogo impactante y muy interesante. Pero, conforme transcurre el metraje, todo se va diluyendo lentamente, va ganando fuerza la comedia (¿así es el humor sueco?) y termina en una auténtica orgía de sangre e insensatez sólo apta para encefalogramas planos. En fin, una pena.
Mi primer acercamiento al cine sueco ha sido con una película independiente premiada en bastantes festivales de cine fantástico. Frostbitten parte de una premisa bastante utilizada, pero aún así se hace especialmente llevadera por su aceptable forma de narrarnos, a modo de prólogo, como unos soldados llegan a una casa y se topan con un vampiro. Tras este flashback , se nos lleva a la actualidad, centralizando el guión en una familia recién llegada a Suecia, en plena estación en la que la noche dura nada menos que 30 días.
Así, toda la trama se desarrolla poco a poco hasta llegar a un final con referencias a películas teen como casi todas las de terror ochentero donde todos los adolescentes montan una fiesta y se lía alguna cosa. Sin dar detalles de este final, por supuesto, podemos decir que esta historia fragmentada en varios personajes -todos hilvanados por un eje- es relativamente entretenida, pero de nuevo, especialmente tópica, sin interesarse lo más mínimo en implantar nuevas fórmulas o aprovechar las conocidas lo suficiente.
Lo cierto es que lo que salva la película de la quema es el tratamiento de la misma, si bien intentando infundar algo de terror o pegar sustos, todo desde un prisma humorístico. Su homenaje a la serie B también le da algo de fuerzas a una cinta que de otra forma se habría caído por sus propios excesos: personajes planos, esterotipados, efectos especiales de risa -el vampiro jefe parece sacado de un videojuego de hace 10 años-, etcétera. Aún con todo, entretiene y si bien no consigue uno de sus objetivos -dar miedo-, si que logra hacernos pasar un rato agradable.
En un periodo de tan sólo dos años el cine sueco nos ha brindando con un par de historias de vampiros, La popular Déjame entrar (la cual no necesita presentación) y la prácticamente desconocida de manera injusta Frostbitten, 30 días de noche . Gracias a estos dos títulos el pueblo escandinavo ha confirmado que si a partir de ahora se prodiga más a menudo en este subgénero terrorífico, el mundo vampírico ganará una barbaridad en lo que se refiere a la calidad de su catálogo. Hay que reconocer, que no sólo no se les da nada mal, sino que se podría afirmar que se les da bastante bien.
Si en 2008 desde Suecia se contempló al chupasangre de manera poética en el film de Tomas Alfredson, en 2006, que es la película que aquí tratamos, lo hicieron llevando el sentido del humor y la guasa por bandera, pero ojo, sin ridiculizarlo en ningún momento y sabiendo separar los momentos en los que se ha de reír de en los que hay que ponerse serio.
Y es que parece mentira que gente tan fría como lo debe de ser los nórdica, han entendido mucho mejor que el humor no tiene necesariamente que ir ligado a la gilipollez, algo que en el cine ibérico, por ejemplo, aún no han terminado de comprender.
En Frostbitten, 30 días de noche no hay un sólo protagonista reconocido. La cámara va y viene picoteando en distintos puntos y aborda y centra la trama en un hospital, una casa en donde se organiza una fiesta de estudiantes, un parque, una comisaría… y que cada palo aguante su vela. Nosotros, por supuesto, estaremos ahí para verlo.
Una historia conocida: Madre e hija se mudan a un pueblo cerca del Ártico, por ello, hay tantos días de noche, y mientras la madre trabaja en el hospital, su hija deberá conocer a los nuevos compañeros de instituto, unos pirados de cuidado y… mientras tanto… vampiros, pastillas vampíricas… y perros que hablan.
Los monstruitos se internacionalizan. Después de una curiosa experiencia serie z con los zombies irlandeses (Carne muerta, 2004), esta vez le toca el turno a los vampiros suecos. Coproducida por Paramount, Frostbitten, o 30 días de noche (inspirándose en el cómic del mismo nombre de Steve Niles) ganó el premio a mejor película en el festival Fantasporto y se ha visto en España en el festival de Sitges y en la Muestra de Cine Fantástico Sci Fi de Madrid del correspondiente año.
Frostbitten (2006) es la curiosa opera prima del realizador Anders Banke, con un frío comienzo, previsible desarrollo y desternillante orgía final. Los escasos medios con los que ha sido rodada son suplidos con una gran ambientación y unos más que aceptables efectos especiales, amén de la justa dosis de gore y mucho humor macabro. Una pequeña ciudad sueca en vez de Alaska, ciudad desoladora, completamente nevada y en la que nunca vemos el sol, es el paraje perfecto para que los vampiros, muchos de ellos creados genéticamente, hagan de las suyas. ¿Por qué a nadie se le había ocurrido antes?
Banke nos cuenta varias historias cruzadas que irremediablemente se cruzan en un destino fatal. Además, consigue mantener el espíritu del mejor cine vampírico pese a tomarse ciertas licencias narrativas y puntos descabellados. Sin embargo, Frostbitten tarda mucho en entrar en materia, y cuando lo hace, se precipita demasiado. Entre el terror puro y la comedia macabra, nos quedamos entre la carcajada contenida y algunos momentos de tensión. Y al final, con la sensación de que se ha quedado en tierra de nadie sin haber alcanzado ni lo uno ni lo otro.
Lo peor, unos actores bastante descafeinados, algunas perlas del guión y la secuencia del vampiro rey, desternillante. Lo mejor, la espectacular banda sonora de Anthony Lledo. También cabe destacar algunos planos secuencia bien filmados, así como los efectos especiales y de maquillaje. Máxime teniendo en cuenta el escaso presupuesto de la obra.
Aunque lo más original de Frostbitten sea su nacionalidad, estos vampirillos tienen momentos imaginativos y brillantes, y que nunca habíamos visto en una película de vampiros. Además, gracias a un final poco rematado y a la buena acogida que ha tenido por todo el mundo, quizá sepamos algo de una segunda parte. Y probablemente imitadores en todo el mundo. ¿Quién se anima a hacer una de vampiros por los campos españoles?