Fortuna
Sinopsis de la película
Fortuna, una niña etíope de 14 años, es recibida con otros refugiados por una comunidad de monjes católicos en un monasterio de los Alpes suizos. Allí conoce a Kabir, un joven africano de la que se enamora. Es invierno y a medida que la nieve cubre los picos, el monasterio se convierte en su refugio, pero también en escenario de acontecimientos que socavan la vida pacífica de los monjes.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fortuna
- Año: 2018
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
Película
6.1
45 valoraciones en total
Esta película está calculada para conmover a un público desprevenido, pero lo que es a mí me la trajo al pairo. De hecho no sé ni por qué me molesto en comentarla, puesto que no es más que un sobado panfleto buenista. Sus ingredientes básicos son transmitir una visión edulcorada del inmigrante (perdón, quise decir migrante, en qué estaría yo pensando) y hacer sentir culpable al espectador europeo al uso. Más o menos la misma hipocresía de siempre. Estoy seguro de que ni al director ni a ninguno de los productores les va tocar padecer desde sus chalets con piscina las consecuencias de aquello que promueven.
Y tampoco es que se hayan quedado calvos construyendo esta historia. No creo incurrir en la zona spoiler si digo que con una chica africana de catorce años embarazada de un colega de patera bastante mayor, un monasterio en las montañas suizas, un prior amigo de lanzar frases lapidarias y unos paisajes nevados ya está montada la cosa. Prácticamente no hay más. Ah, bueno, sí, me olvidaba… Una incursión nocturna y sin previo aviso de la policía –¡qué poca educación!– hace añicos su amor.
El resto son soporíferos planos del monasterio y de las montañas circundantes, que a algunos les han parecido bellísimos y a mí absolutamente pretenciosos.
Por cierto que ella es católica y él musulmán, pero se llevan de maravilla como no podía ser de otra manera, cada uno con sus rezos y muchísimo respeto. Ni tampoco pasa nada porque ella tenga catorce años y él casi treinta, tratándose de migrantes no es abuso de menores ni nada de eso, lo importante es que se quieran.
En fin, que prosigue el lavado de cerebro y el desarme moral de Europa. Esto no ha hecho más que empezar y, en ese sentido, esta obra es más bien modosita, cosa que se agradece. No como el trailer de una película española protagonizada por Luis Tossar que me tocó tragar antes del comienzo, abundando en los mismo tópicos manidos, pero ya sin ningún tipo de tapujos.
Lo más gracioso es que son los mismos poderes globales que han hecho de África un continente casi inhabitable –véase el asesinato de Gadaffi, por poner un ejemplo– los que luego crean, difunden y financian este tipo de milongas. Y lo más triste del caso es que buena parte de la población no solo ha interiorizado que no tiene derecho a defender su modo de vida, sino que encima sigue tomando a los incendiarios por bomberos.
En realidad lo único destacable de esta película es que la acción –por decir algo– transcurra en Suiza, un país que, hasta donde sé, hasta hace muy poco no tenía ningún complejo a la hora de proteger sus fronteras. Que se vayan preparando…
En cuanto a la interpretación, ni bien ni mal, pero no solo es culpa de los actores. Con semejante argumento ni siquiera el plasta de Bruno Ganz con todas sus tablas resulta convincente.
Fortuna es una niña etíope de 14 años, católica, que vive sola, junto a otros refugiados, en espera de que se resuelva a su favor su petición de asilo político, en un monasterio de monjes católicos en los Alpes suizos.
Coproducción helvético-belga, escrita y dirigida por Germinal Roux. Rodada en formato 4:3, destaca por su fotografía, de Colin Lévêque, en blanco y negro, al ser rodada en pleno invierno, con todo el paisaje nevado, el contraste entre el blanco y el negro resulta impresionante.
La película en sí resulta ser muy sencilla. La historia de esa niña, que apenas se relaciona con nadie, salvo con unas gallinas a las que echa de comer y una burra. No obstante Fortuna se encuentra enamorada de otro refugiado mayor que ella, pero algo sucede para que ese amor resulte imposible de seguir llevándose a cabo. Fortuna tiene pesadillas por su viaje a través del mar, y en última instancia le gustaría reunirse con su madre y salir de su confinamiento.
Film de cadencia pausada en el que toda su fuerza parece residir en sus bellas imágenes, no obstante quedan bien expresadas, aunque lacónicamente expuestas, las distintas situaciones de los personajes, monjes y refugiados.
Para hacer una película próxima a la excelencia son necesarios varios ingredientes. La claridad en el conflicto de valores que se propone a los espectadores para llevar sus conciencias hacia una reflexión determinada, el respeto por la tipología de personas que cada personaje representa para evitar caer en pobres estereotipos vacíos, un ritmo narrativo adecuado que proporcione el tiempo necesario a cada momento vital expuesto, la selección de intérpretes capaces de llenar de humanidad un guión y una dirección de fotografía que extraiga la belleza de cada gesto, parecen aspectos insoslayables. La película de Germinal Roaux contiene todos estos elementos expresados con mesura y delicadeza. La colisión de cosmovisiones que se produce entre los personajes a la hora de enfrentar el problema moral que la película nos plantea aporta riqueza a nuestros elementos de comprensión del drama humano alejándose de la pobreza interpretativa de las normas éticas actuales. Una delicia para el espectador exigente que abandona la sala fascinado por la belleza de las imágenes, por el peso interpretativo de la niña Kidist Siyum y de Bruno Ganz que dan dimensión humana a unos personajes hermosos y con la mente convencida de que es importante comprender antes de juzgar.
Una producción Suiza que paso por el pasado Festival de Berlín, esta rodada en blanco y negro y formato 4 x 3, y cuenta una parte de la vida de una niña etiope acogida provisionalmente en un convento en Los Alpes, junto a otros refugiados en espera de lo que las autoridades decidan cual es su destino.
Estos monjes tienen a su cuidado un grupo de inmigrantes en situaciones muy dispares, allí conocemos a la pequeña y melancólica Fortuna, que pasa el tiempo dando de comer a las gallinas y paseando a un burro. Pero sabremos un grave problema que la afecta (que mejor no desvelar para no fastidiar la sorpresa), es a partir de ahí cuando el film cobra interés, aunque lastra mucho un ritmo quizá demasiado lento y contemplativo.
La pequeña Kidist Siyum, logra darle a su personaje una tristeza y soledad muy autentica, mientras que el gran Bruno Ganz interpreta a uno de los monjes que están en la encrucijada de ayudar a los refugiados. Pero también entre los religiosos se cuestiona su ayuda ante continuos registros de la policía para que se cumpla la ley. Igualmente tendrán que darle una solución al problema que se le viene encima a la niña Fortuna.
La película trata un tema candente e interesante, las inquietantes miradas trasmiten bien la tristeza y la soledad de los protagonistas así como el sitio donde se encuentran rodeados de nieve ofrecen una imagen desoladora, pero su ritmo demasiado lento y las escenas excesivamente largas hacen que a veces consiga aburrirte.
Destino Arrakis.com
*Intimismo
Fortuna es una chica etíope de 14 años que se encuentra sola, desorientada y triste. Siendo acogida por unos monjes católicos en mitad de los Alpes, deberá encontrar la respuesta a su existencia y redescubrirse mediante la relación y los vínculos que irá desarrollando con varios desconocidos. Aferrándose a la nada en un ambiente frío y desolado.
Declaraciones del propio Germinal Roaux para la revista Libération años atrás describen el origen y la necesidad de narrar esta historia: Me gusta fotografiar a jóvenes que piensan que son adultos, o jóvenes a quienes se les han dado las responsabilidades de los adultos y que a sus ojos siempre son niños.
*Un viaje espiritual
Fortuna describe las diferentes etapas que atraviesa la joven desde su llegada al monasterio hasta su confrontación con Dios. Una experiencia amorosa que sin embargo se aleja de la fe, no centrándose en darle un sentido a la vida mediante la religión sino en otorgar problemas adultos a un ser aún inmaduro.
El paisaje acompaña en todo momento al relato, la nieve comienza a inundar las montañas mientras los problemas se acumulan y la esperanza se consume, los diálogos se acortan transformándose en pequeñas lecciones de vida que enmarcar.
Semejante en la forma a la asombrosa Ida (2013) de Pawel Pawlikowski. Ambas rodadas en 4:3 con una exquisita fotografía en blanco y negro, teniendo como personaje central a una joven desamparada y con la religión como trasfondo.
Más contemplativa que Ida, persigue un detenerse y requiere una atención extra del espectador, sirviendo como tiempo de meditación. No puede disfrutarse con prisa pues su lentitud necesita de paciencia, repleta de infinitos silencios de la protagonista que invitan a la reflexión. ¿En qué momento esforzarse en prestar atención se convirtió en un aspecto negativo a la hora de ver cine?
Conclusión
La metáfora con la que finaliza Fortuna está llena de vida y de muerte. La inseguridad y fragilidad con la que la chica entierra a un pájaro sintetiza en un par de escenas toda la historia, bajo la atenta mirada de quienes te fuerzan y te guían por el supuesto buen camino.
Y así, acercándose el final se cita a San Juan 3,8: El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va, así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Cuando nada posees, aferrarte a cualquier atisbo de esperanza es lo único que te consuela.
Escrito por Soraya Unión Álvarez