Florence Foster Jenkins
Sinopsis de la película
Narra la historia real de Florence Foster Jenkins, una mujer que, al heredar la fortuna de su padre, pudo cumplir su sueño de estudiar para ser soprano. El problema era que carecía de talento, pero la gente acudía a sus recitales para comprobar si de verdad era tan mala cantante como decían los críticos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Florence Foster Jenkins
- Año: 2016
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
6.1
34 valoraciones en total
No estoy en condiciones de hacer una crítica que esté a la altura de las que acostumbran a leerse aquí en Filmaffinity. Simplemente diré que tiene una historia atractiva, excelentes actuaciones, un guión solvente, ambientación impecable… y Meryl Streep, Luego de verla actuar te queda la sensación que sin ella no podría haberse rodado esta película.
La protagonista pareciera un personaje ficticio por lo extravagante y estrafalario de su periplo. Pero existió de verdad. Florence Foster Jenkins (1868-1944) fue una mundana dama de la alta sociedad norteamericana, tan carente de talento musical como obstinada en su empeño por mostrar sus inexistentes aptitudes interpretativas en público, tan celebrada por su voz imaginaria como por su grotesco vestuario de prima dona de caricatura. En 1909, se casó en segundas nupcias con St. Clair Bayfield (1875-1967), un curioso actor de origen británico de mínimo lustre y que acabó siendo su manager y promotor, tan peculiar como atípico, por lo que no es de extrañar que sus excéntricas vidas y matrimonio hayan acabado pasto del cine. De ilusión también se vive y en ello fueron paradigmáticos. Ser memorable no es sólo cuestión de calidades o cualidades, sino de la contradicción que surge entre la realidad inapelable y la ficción cegadora que se habita.
La cinta se antoja – a primera vista – superficial y anecdótica, pero sirve de acendrado botón de muestra y prototipo instructivo de la sociedad del espectáculo en que vivimos inmersos desde hace ya décadas. Dejar una huella indeleble no es una exclusiva del mérito, sino del afán avasallador por significarse y obtener el aplauso de un público que no busca ni habilidades ni pedigrí, sino sólo un entretenimiento pintoresco al que asistir como experiencia estrambótica, por infecundo, risible o vacuo que sea dicho anhelo. No hay mejor ciego que el que no quiere ver. O como dijo Woody Allen, El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que requiere de un especialista avezado para verificar la diferencia.
Tras el inocente ropaje de una biografía fachosa se esconde agazapado un retrato fértil y minucioso de las miserias implícitas del afán de lucimiento que nos anega. Sobre todo gracias a la elegancia cálida y amorosa de una puesta en escena que busca más el retrato psicológico que no la expoliación satírica descarnada de un suceso que se presta a ello. Y por las muy atinadas interpretaciones de sus dos estrellas que saben dotar de humanidad, matices y empaque a sus ridículos personajes. La intensa y veraz química que despliegan convierte en interesante y verosímil la bufonada patética que encarnan con entrega y pasión.
La anécdota deviene así en un relato ejemplarizante que no rehúye los claroscuros ni embellece las sandeces que refleja. Y como buena cinta británica nos ofrece una crónica llena de empatía hacia las personas que retrata y que resulta cautivadora.
Por supuesto, no es una gran película. Meryl Streep tampoco será recordada por su construcción de Florence Foster, pero lo que la escasa fuerza del guión, nos niega, lo salva ella, con su brillante interpretación.
Hugh Grant, con avejentado semblante, ofrece un resorte desconocido, ya que durante años vivió de ese aspecto de joven inglés despistado que tan bien encajaba en ciertos papeles.
La dirección de Stephen Frears, resulta simplemente correcta. En su último tramo parece encontrar mayor comodidad y el resultado es más fluido.
Un 5 me parece una bien ajustada puntuación.
Stephen Frears nos ofrece una de las sorpresas del año. Una comedia deliciosa que esconde un drama real. Todo en la película encaja y da más de lo que promete. Meryl Streep está, como siempre, majestuosa y se adueña de la pantalla en cada aparición y Hug Grant la acompaña también con una actuación comedida y de lo mejor de su carrera.
Florence Foster Jenkins es un personaje excéntrico y entrañable de una inocencia mágica rayana en lo infantil pero que transmite unos valores de una época ya, tristemente, pasada.
El camino a los premios de interpretación debería estar abierto pero Meryl ya está por encima de nominaciones y de premios. A la altura de las más grandes de todos los tiempos hace grande, enorme, cada personaje.
Muy recomendable.
Vaya sorpresa, creí que sería un drama espeso y aburrido, pero entra más en el catálogo de la tragicomedia. Tiene momentos, que a mí se me han saltado las lágrimas, sobretodo con la inmensa Meryl Streep cantando (berreando) Ópera. No sé si cuando doblen la película, sabrán mantener esos divertidos momentos. Yo en la VOSE me he reído como hacía meses que no me reía con una película.
Doña Meryl Streep encarna a un personaje patético, pero entrañable en su patetismo. Sueña con ser cantante, y con todo el dinero heredado, ¿por qué no cumplir su sueño? Ayudada por Hugh Grant, como el personaje que se aprovecha de ella, de su sueño, se beneficia económicamente, pero a la vez trata de protegerla del exterior, de las risas que provoca oírla cantar. Simon Helberg (nuestro Howard Wolowitz de The big bang theory ) da vida al pianista que acompaña sus actuaciones.
Mencionar aparte que esta película y el personaje de Meryl Streep me ha recordado muchísimo a la obra maestra de Billy Wlilder El crepúsculo de los dioses y a su maravilloso personaje de Norma Desmond..
Muy recomendable la película, sencilla en su desarrollo, pero entrañable, con momentos muy divertidos y una enorme actriz, muy bien acompañada.