Ferat Vampire
Sinopsis de la película
Un doctor (Marek) entra en shock cuando su amada novia (Mima) firma un contrato con un fabricante extranjero de coches, Ferat, con el objetivo de trabajar para él como piloto de rally. Aparentemente, el coche no utiliza carburante, pues se alimenta de la sangre de su conductor.
Detalles de la película
- Titulo Original: Upír z Feratu (Ferat Vampire)
- Año: 1982
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.9
61 valoraciones en total
El siempre atrevido Juraj Herz, que tenía una particular visión para el cine, es quien en una historia de terror puede mezclar vampirismo con autos y crisis energética, todavía le quedaba algún viejo remanente de la Nueva Ola Checoslovaca. Curiosa y original por donde se vea, con un planteamiento que visto con seriedad resulta ridículo quizá, pero aquí la imaginación es la que manda y hablando en ese sentido la película funciona como metáfora incluso en el contexto actual.
Viendo el terror contemporáneo, y su falta de ideas para estimular al espectador, esta película con todas las de la ley cinéfila debería ser mínimo un poco más conocida, tiene todas las reglas no escritas, aun más, que algunas consideradas de culto . Yo diría que es terror en forma y fondo, la propuesta extravagante o su procedencia pueden ser la razón de no ser apreciada por más público. Cualquier aficionado al vampirismo o al cine de terror desconocido sabrá apreciar esta auténtica rareza.
Terminado el período de la Nová Vina, directores como el emblemático Juraj Herz se dieron a otro tipo de cine que, aún no siguiendo estrictamente los patrones del cine comercial, sí que se aprecia una pérdida de personalidad y una intención incluso más propagandística como es el caso de Ferat Vampire, película que a la que dos años después sucedería Christine, una de las mejores obras de John Carpenter también basada en un coche asesino. Siendo un encargo, la publicidad constante de marcas relacionadas al mundo automovilístico (Marlboro, por ejemplo), así como de escuderías, va a ser casi constante. El Dr. Marek (Jiří Menzel) acude en ambulancia junto su amiga y compañera Mima (Dagmar Havlová) a, irónicamente, una llamada para una transfusión de sangre. Mima, amante de las carreras, se topa con el modelo Ferat Vampire, conducido por Luisa (Jana Břežková), instigando a Mima a una persecución. Tras encontrarse y conocerse en el lugar de la falsa llamada, cada uno sigue su camino hasta que Luisa resulta muerta de forma rocambolesca. Al lugar del siniestro acude la ambulancia del Dr. Marek, alegando que ha sido una muerte muy extraña, punto desde el cual comienza una investigación persuadido por el Dr. Kaplan (Jan Schmid), experto en biología, y que asegura que ese modelo de coche se abastece de la sangre de sus pilotos para funcionar y es el responsable de la muerte de Luisa, pero los responsables de la empresa no darán una vía libre para resolver el misterio.
Esta película supone un punto muerto en la filmografía del rostro de la Nová Vina, ya que, lejos de emplear sus propias técnicas cinematográficas, se deja llevar por unos recursos genéricos en el terror, creando un relato donde su marca reside exclusivamente en la sutilidad con la que conduce el miedo desde sus personajes hasta el espectador, valiéndose de secuencias oníricas muy delimitadas por un montaje común (que contraria el vanguardismo de sus otras cintas) que, en cierto modo, lleva el terror a un campo más explícito que no funciona bien. Ejemplo de ello son los sueños del Dr. Marek indagando en el Ferat y siendo consumido por él, o el arco surrealista de la hermana gemela de la difunta Luisa, Klára (Jana Břežková), tan anodino y obvio para el argumento que carece de valor alguno para el desarrollo de la película, entorpeciendo una narración que fluía rápida, y funcionaba bien. Tiene pequeños y muy contados gags cómicos, pertenecientes al slapstick, que funcionan bastante bien.
Curiosamente, mediante los antagonistas, Herz hace una disertación sobre la importancia del marketing para vender un producto, quizás poniendo en evidencia la nula distribución de sus obras, o parodiando su propio trabajo al vender publicidad relacionada con el sector de la automoción. Se hace especial hincapié en la abulia entre la publicidad positiva o negativa, alegando que es buena en ambos casos si el trabajo del publicista es bueno, y adaptado para cada región donde se desee expender con lucro el consumo del producto, ejemplificado con una escena donde Madame Ferat convierte las inconvenientes declaraciones del Dr. Marek en televisión en un reclamo para países como Alemania, España o Japón.
La factura, característica de la serie B americana, se desenvuelve en una Checoslovaquia contemporánea a la que Herz no acostumbra en su filmografía. Por ello, y ese distanciamiento con los cuentos góticos de hadas que solía tratar, el rango de acción técnica se delimita hasta el punto de rara vez vislumbrar su estilo a través de la cámara, aunque sí por el empleo de la música de Petr Hapka o por la oscuridad predominante en los planos. Olvidándose de sus míticos planos subjetivos o sus lentes angulares, las escenas más propias de él permanecen en el arco surrealista de Klára, su utilización del espacio a través de la figura de la abuela (Blanka Waleská) y la manufactura de una escenografía tétrica que se asemeja a los interiores de anteriores obras como La bella y la bestia (1978) o Morgiana (1973).
Las interpretaciones son mediocres por tónica general exceptuando a Jan Schmid que otorga cierto grado de extravagancia a través de su personaje, enriqueciendo la narración hasta el clímax que supone la carrera final.
Una producción entretenida, pero en la que no he visto a Herz desempolvando su retorcida mente para un guión que lo pedía a gritos, ahogándolos en un halo de ramplonería poco usual en él. Aún así, presenta una vuelta de tuerca en el subgénero de vampiros, donde la transfusión a un vehículo funciona y resulta seductora. Recomendada. (6.5).